Anoche, volvió, otra vez, La Sombra; aunque ya habían pasado

Anoche, volvió, otra vez, La Sombra; aunque ya habían pasado
cien años, bien la reconocimos. Pasó el jardín violetas,
el dormitorio, la cocina; rodeó las dulceras, los platos blancos
como huesos, las dulceras con olor a rosa.
Tomó al dormitorio, interrumpió el amor, los abrazos; los que
que estaban despiertos, quedaron con los ojos fijos; soñaban,
igual la vieron.

 » Leer Mas…

Árbol de magnolias

Árbol de magnolias,
te conocí el día primero de mi infancia,
a lo lejos te confundes con la abuela, de cerca, eres el aparador
de donde ella sacaba el almíbar y las tazas.
De ti bajaron los ladrones;
Melchor, Gaspar y Baltasar;
de ti bajaban los pastores y los gatos;
los pastores, enamorados como gatos,
los gatos, serios como hombres, con sus bigotes y sus ojos de enamorados
Esclava negra sosteniendo criaturitas, inmóviles, nacaradas.

 » Leer Mas…

De súbito, estalló la guerra. Se abrió como una bomba de azúcar

De súbito, estalló la guerra. Se abrió como una bomba de azúcar
arriba de las calas. Primero, creíamos que era juego;
después, vimos que la cosa era siniestra. El aire quedó
ligeramente envenenado. Se desprendían los murciélagos
desde sus escondites, sus cuevas ocultas caían a los platos,
como rosas, como ratones que volvieran del infinito,
todavía, con las alas.

 » Leer Mas…

Domingo a la tarde

Domingo a la tarde, y voy por el huerto sin recordar cómo salí y llegué hasta acá. El cielo es de oro, deslumbrador, y de los naranjos caen frutas y flores.
Trepo a uno, según mi costumbre antigua. Estoy un rato. Los pájaros saltan de rama en rama.

 » Leer Mas…

La naturaleza de los sueños

Al alba bebía la leche, minuciosamente, bajo la mirada vigilante de mi madre; pero, luego, ella apartaba un poco,
volvía a hilar la miel, a bordar a bordar, y yo huía hacia la inmensa pradera, verde y gris.
A lo lejos, pasaban las gacelas con sus caras de flor; parecían lirios con pies, algodoneros con alas.

 » Leer Mas…

Misa del árbol

Al despegarse del árbol tomó por la callejuela, que iba empinada y en tramos y hechas con baldosas rudas. Al rato, pasaban
las mujeres; jóvenes y viejas eran iguales bajo los negros hábitos y la trenza.
Al que las partía por la mitad desde la nuca al ano.

 » Leer Mas…

Misal de la virgen

-Usted nunca tuvo hijos.
-No. Aunque, un día, cuando era chica, surgieron de mí, de mi pelvis, tres
lagartos. En cartílago grueso y anillado. Tres.
-Eh.
-Sí. Iban por la hierba. Al parecer tenían ojos, pero no pude saberlo. Se
hundieron en el piso.

 » Leer Mas…

Poema X

Este melón es una rosa,
este perfuma como una rosa,
adentro debe tener un ángel
con el corazón y la cintura siempre en llamas.
Este es un santo,
vuelve de oro y de perfume
todo lo que toca;
posee todas las virtudes, ningún defecto,
Yo le rezo,
después lo voy a festejar en un poema.

 » Leer Mas…

A la hora en que los robles se cierran dulcemente

A la hora en que los robles se cierran dulcemente, y estoy en el hogar junto a las abuelas, las madres, las otras mujeres; y ellas hablan de años remotos, de cosas que ya parecen de polvo; y me da miedo, y me parece que esa noche sí va a venir el labriego maldito, el asesino, el ladrón que nos va a despojar de todo, y huyo hacia el jardín y ya están las animalejas de subtierra —yo digo—, ellas tan hermosas, con sus caras lisas, de alabrtro, sus manos agudas, finas, casi humanas, a veces, hasta con anillos.

 » Leer Mas…

Anoche realicé el retorno

Anoche realicé el retorno; todo sucedió como lo preví. El plantío de hortensias. La Virgen —paloma de la noche— vuela que vuela, vigila que vigila. Pero, los plantadores de hortensias, los recolectores, dormían lejos, en sus chozas solitarias. Y mi jardín está abandonado. Las papas han crecido tanto que ya asoman como cabezas desde abajo de la tierra, y los zapallos, de tan maduros, estiran unos cuernos largos, dulces, sin sentido; hay demasiada carga en los nidales, huevos grandes, huevos pequeñitos; la magnolia parece una esclava negra sosteniendo criaturas inmóviles, nacaradas.

 » Leer Mas…

Clavel y tenebrario (fragmentos)

A mi hermana Nidia

(‘…su nombre, Nidia, brilló en las
más altas torres por muchos años ‘.)

1

Cuando se dieron cuenta, la tragedia ya había empezado. Una nube vino, rápida, del sur, y se posó sobre la casa, negra, gris, de un blanco tenebroso, llena de granizos y silbidos, daba a ratos, su terrible uva.

 » Leer Mas…

Era la noche de mi casamiento

Era la noche de mi casamiento.
Aunque, asombrosamente, los preparativos hubieran empezado años antes; antes de que yo naciese, antes de las bodas de mis padres.
Pero, esa noche, bajo los dorados soles, y entre las berenjenas, que de tan azules, daban resplandores rojos, se atraparon criaturas inocentes y legítimas; se les sacaba el pelo y el sexo, y eran tendidas sobre las grandes asaderas.

 » Leer Mas…

Está en llamas el jardín natal (fragmentos)

1

Fui desde mi casa, a la casa de los abuelos, desde la chacra de mis padres a la chacra de los abuelos. Era una tarde gris, pero, suave, alegre. Como lo hacían las niñas de entonces, me disfracé para pasar desapercibida, me puse mi máscara de conejo, y así anduve entre los viejos peones y los nuevos peones, saltando crucé el prado y llegué a la antigua casa.

 » Leer Mas…

La hija del diablo se casa

La hija del diablo se casa. No sabíamos si ir o no ir. En casa resolvieron no ir. Ella paseaba con la trenza brillando como un vidrio al sol. Vestido celeste. Y las pezuñas delicadísimas, cinceladas y de platino. Con los ojos un poco redondos, insondables, se paraba frente a cada uno, como publicitando, invitando, o, consciente e inconscientemente, amenazando.

 » Leer Mas…