Altivo

Entonces llegó el alado
y era su esplendor un despilfarro
los motores del Saturno
el destello del sol en un espejo
el vivo carmín de un lapiz labial
el deseo andante los celos vivaces
todo a la vez

Y las fieras se tendían en el suelo
como húsares heridos

Sólo Daniel podía verlo
Su mundo entero eso sí
se conmovía

Miró los Papas del pasado y el futuro
en sus coches contra balas

y las jugosas conchas de las muchachas
envueltas en jerseys

y hombres ranas
aferrados a sus snorkers

Parecía todo ensayado
uno de esos saltos
sin red

El ángel se levantó
en vertical ascenso
en un suave camisón de abuela
volando como goleta
hacia la nada
el lugar de donde vino

Vivirás entre las fieras
Daniel
es todo lo que dijo
Flamearon sus cabellos
y luego una sonrisa de consuelo
el gorro de una nube
el dulce gesto compasivo
como el nixtamalero al alba
borrado entre celajes el azul Caribe

Tal es en fin la indiferencia

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Clientes

Qué hay debajo de una ciudad
sino cloacas
Qué hay sobre una ciudad
sino basura
Qué hay por encima de las cloacas
la ciudad y la basura;
Nada en absoluto.
Total se desvanece,
la vida es corta, la muerte ingrata
un ojo opaco la existencia
el universo un plato
y tras el camino de encima la enorme fatiga.

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El hilo de Ariadna

La historia ha sido mal contada
No soy Teseo
el héroe
mi nombre es otro

Después de la guerra de los centauros
bajé a los infiernos
pero conseguí huir a los turbiones salobres
ultramarinos

Yo traía un casco reluciente
como el de un motociclista
Sin medallas ni condecoraciones
Sólo una madeja de hilo
Y mi espada rota

Como mi suerte

La dilatada sombra azul que crece

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La Edad del Hielo

El poder
de la palabra nunca
lo aspiro
en el olor que sube
del arroz que se prepara

La zanahoria amistada al grano
arrojada de manera arroz sobre el aceite
en carne viva
Escucho el retintín de los vasos en jabón
y el hielo
que cruje aplastado en la bandeja de mi aurícula derecha
entre el duro cristal que lagrimea
sobre la servilleta

Tiene un ojo suplicante la cuchara
y el otro se refleja plano v largo en el cuchillo

Esta rosa desvaída
es la esperanza en su lejano campamento

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La partida

Nuestro sol declina formando una cúpula
en el espacio
¿Por qué las sombras son grises apariciones convocadas al alba
fardo de ceniza arrojado contra el agua?

Sombras
Así recuerdo bajo las velas bogando la rebosada panza de agua
la quilla enredada con los reflejos salados
batidos por los aletazos de los peces

Podría ser Odiseo de vuelta con Medusa
tras la pesca
la noche de un día difícil
la red sin una sola altizeja

Soy nada más el hombre a solas
que contempla este pequeño barco
RECUERDO DEL PUERTO DE VERACRUZ
antiguo mensaje en una botella
llegado intacto hasta mis islas

¿Por qué mi choza tiene máscaras
que cuelgan del techo y pronuncian sus voces remotas
cual si invitaran a la memoria a lanzar sus guijarros contra el oleaje?

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Lanzar un zapato

El poema de esta tarde es un sordo rumor que trepa
en las esquinas de esta mujer alerta
bajo el árbol frondoso de los cables
las lámparas de mercurio
las sirenas de los fuegos

¿De dónde vendría
el ánimo como un potro
a echarse a mis pies
vuelto un perro de mirada seria?

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Lebreles

Nunca hubo una idílica estación
cuando los hombres tomaban del mundo nada más
lo necesario
La fruta
El paseo del ojo entre la hierba
La paz nunca rompió las ásperas ligas del mundo

Siempre un gesto de violencia
al desprender el tallo
y pronunciar la O rotunda, del hambre sobre la pulpa
El cazador apostado
el ojo móvil
perfumando la flor de sangre de la presa
No tuvimos que esperar el mundo dividido
para escuchar puñales trizando el alba

Ahora mismo
Dios tiene necesidad de un ángel

¿No escuchas
el corno de caza
el tropel de la caballada y los ladridos?

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Si la muerte

Si la muerte viene y pregunta por mí
haga el favor
de decirle que vuelva mañana
que todavía no he cancelado mis deudas
ni he terminado un poema
ni me he despedido de nadie
ni he ordenado mi ropa para el viaje
ni he llevado a su destino el encargo ajeno
ni he echado llave en mis gavetas
ni he dicho lo que debia decir a los amigos
ni he sentido el olor de la rosa que no ha nacido
ni he desenterrado mis raices
ni he escrito una carta pendiente
que si siquiera me he lavado las manos
ni he conocido un hijo
ni he empredido caminatas en países desconocidos
ni conozco los siete velos del mar
ni la canción del marino
Si la muerte viniera
diga por favor que estoy entendido
y que me haga una espera
que no he dado a mi novia ni un beso de despedida
que no he repartido mi mano con las de mi familia
ni he desempolvado los libros
ni he silbado la canción preferida
ni me he reconciliado con los enemigos
dígale que no he probado el suicidio
ni he visto libre a mi gente
dígale si viene que vuelva mañana
que no es que la tema pero si siquiera
he empezado a andar el camino

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Tregua

Para volver a ser los que éramos
dos máscaras dos monos
los bordes de una espada la cabeza del alfiler
Te mudé la piel
por unos siglos
te cambié la lengua
Después de la cacofonía
un día por fin te oí hablar de amor
y toser a mi lado como una perra
y hasta llegaste a pensar que yo era un buen tipo

Tardó el final
Pensé
dos semanas, seis meses, un año
ya se cansará
ya nos aburriremos
ya me pescará en la movida
la pescaré con otro
sentiré en su nariz el olor de sus axilas y será el final
O se enamorará de una mujer
irá con ella a la cama
intentará otorgarme un papel
me humillará en la ducha
Pero nada
Nada consiguió separarnos
sólo el albur
El resto tuvimos que fingirlo

El escenario una cama
donde actuabas
vaciabas el bolso atiborrado de tonteras
cosas de putas
Y nos hacíamos llorar de la risa que nos daba
el otro mundo
el que estaba afuera del desorden colosal sobre las sábanas

Te cambié por unas horas
unos días
Te besé el divino gancho
Trituré la punta de tus senos
Dejaste acariciar tus pies
tan feos
(y corté tu cuerpo en tres pedazos
y tiré tu cabeza como la de un hombrecito)

La verdad es que al final
deseaba que te largaras
‘Vuelve a ese inmundo país de caudillos y malhechores
velve a tu remota casa’, vociferaba ante tu puerta
Te arranqué de tus amantes
Te pedí fidelidad explicaciones como un cualquiera
y frente a todos te senté a mi lado con una corona de ortigas
Tantas veces te mentí
y tú
caíste
una y otra vez

Fue en invierno
el musgo pintaba el patio
un mapa en relieve desolado por un tornado
Las flores blancas se deshacían bajo los
chaparrones
tu habitación criaba hongos
No me esperes

Hay algo indecente que nos sobrevive

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