No hubo solución, no hubo,
la ciudad se reveló tantas veces
y las sábanas no fueron refugio,
ni amor, ni palacio,
las camas repletas de odio
no fueron lugares seguros,
aun nunca fueron lugares,
ni suficiente ahogo ni extremaunción,
nada se hizo necesario,
la ciudad contempló todo
y a todo tuvo respuesta
como respuesta de ciudad iluminada,
a todo hubo respuesta en la voz de la ciudad,
tuvo peso la resonancia de las leyes
y las leyes de la ciudad
fueron objeto de culto
y objeto de refugio, amor y palacio,
y ante cada erupción o palabra
de los conocidos o ignorados,
hubo sangre,
y sangre fue la respuesta tres veces
a cada uno de sus costados,
y las heridas nunca fueron sanando,
sangre fue la respuesta,
y manejamos el ojo en la sangre,
el hilo en la sangre,
ocultos a la vista de todos,
bien digo, no hubo solución,
pero hubo ritos para celebrar
la caída y la perpendicularidad de las leyes,
directo a las cabezas,
directo a las cabezas,
.
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