Himno a la juventud

Heu! quantum per se candida forma valet!
Propercio, II, 29, 30

A qué vienes ahora,
juventud,
encanto descarado de la vida?
Qué te trae a la playa?
Estábamos tranquilos los mayores
y tú vienes a herirnos, reviviendo
los más temibles sueños imposibles,
tú vienes para hurgarnos las imaginaciones.

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Lágrima

No veían la lágrima.

Inmóvil
en el centro de la visión, brillando,
demasiado pesada para rodar por mejilla de hombre,
inmensa,
decían que una nube, pretendían, querían
no verla
sobre la tierra oscurecida,
brillar sobre la tierra oscurecida.

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Las afueras (II)

Quién? Quién es el dormido?
Si me callo, respira?
Alguien está presente
que duerme en las afueras.

Las afueras son grandes,
abrigadas, profundas.
Lo sé pero, no hay quién
me sepa decir más?

Están casi a la mano
y anochece el camino
sin decirnos en dónde
querríamos dormir.

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Las afueras (III)

¡Ciudad
ya tan lejana!

Lejana junto al mar: tardes de puerto
y desamparo errante de los muelles.
Se obstinarán crecientes las mareas
por las horas de allá.

Y serán un rumor,
un pálpito que puja adormeciéndose,
cuando asoman las luces de la noche
sobre el mar.

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Las afueras (IV)

Os acordáis. Los años aurorales
como el tiempo tranquilos, pura infancia
vagamente asistida por el mundo.

La noche aún materna protegía.
Veníamos del sueño, y un calor,
un sabor como a noche originaria
se demoraba sobre nuestros labios,
humedeciendo, suavizando el día.

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Las afueras (VI)

Como la noche no
quiero que tú desciendas,
no quiero cumplimiento
sino revelación.
Desciende hasta mis ojos
veloz, como la lluvia.
Como el furioso rayo,
irrumpe restallando
mientras quedan las cosas
bajo la luz inmóviles.
Que no quiero la dulce
caricia dilatada,
sino ese poderoso
abrazo en que romperme.

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Las afueras (VII)

Mirad la noche del adolescente.
Atrás quedaron las solicitudes
del día, su familia de temores,

y la distancia pasa en avenida
de memorias o tumbas sin ciudad,
arrabales confusos lentamente

apagados. La noche se afianza
-hasta los cielos cada vez, contigua
la sien late en el centro.

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Loca

La noche, que es siempre ambigua,
te enfurece-color
de ginebra mala, son
tus ojos unas bichas.

Yo sé que va a romper
en insultos y en lágrimas
histéricas. En la cama,
luego, te calmaré

con besos que me da pena
dártelos.

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Peeping Tom

Ojos de solitario, muchachito atónito
que sorprendí mirándonos
en aquel pinarcillo, junto a la Facultad de Letras,
hace más de once años,

al ir a separarme,
todavía atontado de saliva y arena,
después de revolcarnos los dos medio vestidos,
felices como bestias.

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Un cuerpo es el mejor amigo del hombre

Las horas no han pasado, todavía,
y esta mañana lejos igual a un arrecife
que apenas yo distingo.

Tú no sientes
cómo el tiempo se adensa en esta habitación
con la luz encendida, como está fuera el frío
lamiendo los cristales… Qué deprisa,
en mi cama esta noche, animalito,
con la simple nobleza de la necesidad,
mientras que te miraba, te quedaste dormido.

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Si un afecto, Señor, puedo ofrecerte

Si un afecto, Señor, puedo ofrecerte
al culto de tus ídolos atento,
con lágrimas de amor te lo presento;
tú en víctima perfecta lo convierte;

que en este sueño tan intenso y fuerte,
de tus misericordias instrumento,
no imagen imitada es lo que siento,
sino un breve misterio de la muerte,

en quien con ojos superiores miro
mi fábrica interior oscurecida;
báñela aquella luz, Señor, aquella

que inspira perfecciones a la vida,
pues permites que goce sin perdella,
experiencias del último suspiro.

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Pródiga de nariz, de ojos avara

Pródiga de nariz, de ojos avara,
espaciosa de boca, angosta en frente,
mejillas de cuaresma penitente,
y barba que en pirámide repara;

bosque do el tiempo con los años ara,
encubierto a la luz del rojo oriente;
fértil mina de pez que eternamente
destila en cada poro un alquitara;

vientre de odre, pecho de amazona,
cuello de tina, brazos de cordeles,
y en piernas de raíces pies de pato;

es dibujada al vivo en líneas fieles,
monseñor, la magnífica persona
di quella che vi piace in bel ritrato.

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LO QUE MERECE NOMBRE DE ESPERANZA

Lo que merece nombre de esperanza
nace de causa de esperar dudosa,
si se espera sin ella, y fe animosa,
si con seguridad es confianza.

Si a complacer en lo imposible alcanza,
puede llamarse adulación forzosa,
y casi posesión toda otra cosa
que quita el miedo a la desconfianza;

declina Amor en quien esperar puede,
que la enajenación y encogimiento
aun discurrir al esperar prohíbe,

Y en el gozoso asombro que pretende,
contemplando posee el pensamiento
todo el bien de que nace y de que vive.

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CORNEJA QUE VESTISTE AJENAS PLUMAS

Corneja que vestiste ajenas plumas,
ganso que le usurpaste al cisne el canto,
cuervo cuyo graznar anuncia llanto,
voz que siendo de Arcadia suena en Cumas;

como hendrija de pipa te rezumas,
el rebozo destapa, quita el manto,
ingenio de almofrex de cal y canto,
ligero como plomo en las espumas;

que dejes de enredar más el urdimbre
de parte de las Musas te conjuro,
antes que el bello Apolo te confunda.

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