La sospecha (era lo último
que podíamos generar)
nos empujaba a bautizar cada cosa
con dos nombres
Pierdo el tiempo, lo sé, pierdo los años
y no avanzo, es verdad, más que dormida
durmiente, demorada, hallo salida
en soledad, en sueños, sin extraños.
Me ayudan a escapar los desengaños,
los versos y la música escondida
olvido que allí fuera está la vida
con su triste horizonte de peldaños.
Creímos,
Antes de ser torturadas
Que toda
La sensibilidad del mundo
La cargábamos
En la llanura adulta
De nuestra piel.
Y ahora
Comprendemos
Compañeros,
Que las convicciones y la fe
No pueden llevarse en la piel,
Pues sino,
Hace mucho tiempo
Se nos hubieran muerto.
Estoy desenterrando
El hueso de mis emociones,
Se me están cayendo
Los versos de leche
Y mi poema anda descalzo
Untándose de verde.
Tengo las raíces
A flor de piel,
Porque es tiempo de palabras
Gracias al buen invierno.
A mis dos hijos
El pez terrícola
Traza el rumbo con su cola de risas
Y es la espuma su tren de fiesta
En la marea de castillos y murallas
Conque insemina las pupilas del mundo
El Quijote de mar
Enciende plétoras olas
Y son los remolinos de su angustia
La batalla salada que tensa contra Neptuno
Quien pensativo se marcha
Sentada en la arena
La Mona Lisa los observa
Mientras el viento suelta almohadas
En donde descansan los sueños rotos
De estos tres argonautas
Sube al atlas del reloj
Y date cuenta de su paso
Mira bien las apariencias
Son los miedos exaltados
Te tocará convivir con ellos
Todo lo que dure el viaje
Extiende rotundos los brazos
Recibe una a una las direcciones del dolor
Únete a la tormenta,
Inequívocos en ti
Van los rumbos de los peces
Y el aleteo de la red
Coloca espejos en tus hombros
Así sabrás de tus rivales
Recuéstate en la hierba
Y escucha el leve paso de los suspiros
Como en la guerra
Los detalles te mantendrán vivo
Siéntete pequeño
Muy pequeño
Solo así sabrás
La dimensión exacta
En la que el amor
Te ha colocado
Dicen que Nora Méndez
Es una buena poeta,
Vaya original,
Casi refrescante
Como una bebida de soda
Nora se da cuenta y sonríe
Su rutina tiene alas de repente
Entonces llega a su oficina
Y nada
Y pasa por el supermercado
Y tampoco
Y lee el Tresmil
Y mucho menos
Entonces
Abre los sobres de las cuentas
Los archivos del trabajo
Y se da cuenta que es sólo una ciudadana
Endeudada y con hartas tareas
Y dice
Eso es lo que soy
Una ciudadana
Resignada
se corta minuciosamente las alas
Y llorando hace colas
En los bancos
Y asiste a reuniones
En donde se le exige
Que el margen de contribución
De su departamento
Se incremente en un 17%
Mientras se muerde las uñas
Las mangas
El corazón
Y las palabras
Te coloco humano
Ante mi amor
Y te concedo un último deseo
Caracoles transitando
En imprudentes caravanas
Una pose de amor
No inventariada
Pero insisto en repasar
Tus corbatas
Ese miedo estrafalario
Y como por descuido
Dejo caer junto al látex
La más hermosa de mis críticas
Lo sé,
Hay una desviación en este poema
MUJERES TRABAJANDO
Dice el rótulo
La obrera naranja
Escarba de esta historia
La ternura
Se construye una hamaca
De recuerdos
Para mientras te pasa
Te olvida
Y te sepulta…
Se ha decretado un estado de alerta
En mis emociones,
Cada vez que pasas, cada vez que te veo
En mis pupilas arden
Tactos que se organizan
En la clande-intimidad
Donde tan bien
Conspiran mis hormonas.
Cargo un mitin de caricias
En mi pecho
Y un pubis insurrecto
Esperando que realices
Una volanteada de sueños
En mi vientre.
Este es el tiempo de nombrar nuevamente las cosas
De producir el sonido que las engendre
Son los magos del corazón interno
Que profieren amenazas
Contra el mundo y sus ilusiones gastadas
Alquimistas poderosos
En el viaje del adentro
Donde nacerán nuevamente las bancas
Las luces y las alcobas
Por donde irán los pasos del hombre
Y sus amapolas
Soplan las sílabas del hemisferio nuevo
Arriban en aeropuertos del misterio
Nazcan pues los hijos de mí adentro
Pueblen al mundo
Y su locura
Traigan paz para la que pare y espera
Que el universo entero erosione su historia
Y la brisa que irrumpe
Dobla como una espera
La dulce espada que revienta en palmos de sombra
Afuera gotea el amor de la noche
Blandiendo la mecánica celeste
De una constelación silenciada.
Cruzan la calle
Nadie les alquila una casa
El sol siempre los delata
Deambulan informales
Desatando la ficción
En la miope discusión del tacto
Y su territorio
En el centro de la mancha
Indeleble o pasajera
Está el cuerpo
Templo de todos los tiempos
Cuerpo
Amado y exhibido
Odiado y lapidado
Callado en la tortura
Cuerpo aborrecido
Al punto de la liposucción
Y la cirugía
Cuerpo combatiente
incinerado al final de la guerra
Cuerpo de mujer decapitado bajo puentes
En predios baldíos y cauces de aguas negras
Cuerpo de criatura
En el basurero de los
No deseados
Hoy por hoy
Los tatuajes preguntan
Por sus desaparecidos cuerpos
A la policía
Tatuaje holocausto
Numero de la muerte
Pero también
tatuaje bandera
Graffiti íntimo
Esta es la historia revertida
Qué diría Tommy Hilfigger
Al pasar por las calles de América Latina
En donde miles con sus tatuajes gritan:
??Cuerpo mío
Marginal y mal vestido
Nadie podrá verte pasar
Inadvertido??
Los neones de su imperio
Lucen colosales
Sobre las oscuras premoniciones del hombre
No es casualidad
Que nunca pueda girar a la izquierda
Que señale
Que apunte y fuego
Que repique
Que nos mida
Que corra contra nosotros
Seria tan fácil ponerlo a dormir
Con los canarios
Pero se corre el riesgo de olvidar despertarse…
a esta hora en que todo es distancia
a esta hora en que no te toco
en que nos tocan otros
y somos aún así
felices
reconozco la textura del amor
ese laberinto y limbo
donde todo lo que entra
es absorbido y colocado como ofrenda
se extravía
se confunde
escasea
los amantes deambulamos perdidos
en la capital del gesto
el roce el tacto
han extraviado su significado
a esta hora en que todo es distancia
a esta hora en que no te toco
en que nos tocan otros
y somos aún así felices
yo soñaré contigo
tu soñarás conmigo
serán los sueños
nuestro único encuentro
I
Cuelgas de tus vértices
cual ángel delicado
Que con volar se espanta
Se te olvida que volar
No es ascender
Es derramarse
dejarse caer
sujetándose a la nada.
II
Tengo un manuscrito
De tu pelo
Monosílabos enhebrados
De tu garganta
Un cancel del tamaño
de tu sombra
Y una lista de nombres
Que probarme,
Nunca
me cortaste una rosa…
III
Posaré desnuda
Sobre tu pentagrama
Me soltaré el pelo
Desordenado entre tus papeles.
Esta noche es imposible el frío
Duermo sobre plátanos naranjas
Mandarinas sonrientes
Y paternas amables,
El gallo confiesa y no traiciona
Los limones tocan sinfonías en las afueras de los árboles
Mientras él,
Minotauro hiperactivo,
Descansa
Recitando sueños
Que yo convierto en alabanzas
Te molesta
el retoñar de mis ramas
las flores que me brotan
lo verde de mis hojas
Estás con miedo
porque va desapareciendo
esa triste palidez
que te gustó al conocerme
Me ves como sombra
que opaca tus deseos
esos…
los que de niño aprendiste
y ahora
no te permiten ver
que aquí
en la cuesta
una mujer
camina.
Afuera la noche
sacudiendo angustias.
Adentro, el corazón
fresco de amor
¡Como una hoja nueva!
En el corazón de cada árbol
se ha estremecido la medianoche.
La noche se desmenuza
en lenta procesión de niebla.
Todas las tardes terminan su cansancio.
Los letreros luminosos duermen
el asombro de sus colores
y anticipan la contemplación de cada pobre.
He vuelto a la calle ahondada de esperas
rezando ausencias que ya no serán más.
Calle poblada de voces humildes,
¡cuán cerca la hora en que él me querrá!
Sobre la tierra sumisa de ocasos,
pasaste a mi lado como un madrigal.
El sol se había caído
con las alas rotas
sobre un Poniente.
Tus ojos se llenaron de crepúsculos pálidos.
Vino el vacío eterno de tu presencia
y todas mis horas se llenaron
de distancias.
Tus lágrimas se deslizan
por la pendiente de un recuerdo.
En el camino hay un silencio de palabra imposible
La tarde reza en ermita de fuego
Sobre el despoblado
hacen penitencia las sombras
Las estrellas columpian la escalera
por donde bajarán los ángeles a la tierra
Mi vida se desangra gota a gota.
En nuestros labios quisieron enarbolarse
como ponientes los gritos.
Luego, los horizontes se romperán como
cuerdas y mi corazón vendrá a mí de nuevo.
Mi corazón ¡tantas veces ido!
La emoción tira de nuestras almas.
El corazón se nos abre
para amar mejor.
Sentimos todo el cielo
latiendo en nuestras manos.
Una llovizna de recuerdo
humedece mi alma.
¡Es tan dulce
sentirse morir por dentro
poco a poco!
La noche entró por la ventana.
Mi alcoba está suave de luna.
Los rincones se nutren de sueño
y la bujía cuelga en la penumbra
como un sol insensible.
La tarde se va
de la mano del sol.
La noche es un largo silencio negro.
La luna es el alma de la noche.
¡Si yo fuese tan sólo tu corazón por dentro!
La tardecita mansa
pisoteada por tinieblas.
Las hojas son corazones sobre el lago
y los arbolitos
de la mano
como un cortejo de niños.
Por aquel brazo
por el cual desciendes
llegarás a la mano.
¡La mano abierta
enseñándote a amar!
Todo el dolor derramado
sobre el paisaje.
La tarde transparente
como un agua
se ha mirado en tus ojos.
Lejos
la noche arrodillada
trenza tinieblas
ante su espejo.
Mi corazón es un plenilunio de tristeza.
Tus labios han deletreado
una sonrisa.
Las palabras declinan
como ocasos
sobre los pétalos de los caminos.
Un pajarito
se ha dormido
con un poco de luz
sobre la piedad de tus manos
y se oye palpitar un beso
sobre el cansancio
de tus ojos.
Ventana abierta sobre la tarde
con generosidad de mano
que no sabe su limosna.
Ventana, que has ocultado en vano
tanto pudor de niña.
Ventana que se da como un cariño
a las veredas desnudas de niños.