Ahora es el momento

en aquellos inicios de la vida discente
el amor: serpentinas
próceres de latón en las altas columnas
por cierto trasnochábamos tila a veces
para el borracho de la tuna rondábamos
amores poco claros
de putas
sí de putas buena idea patios
mojados por el rocío palmeras
azuladas del alba bandurrias o laúdes?

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Derecho de conquista

Con qué empeño la luz
quiere arropar, velada, la paz de la mañana
de manso mar y silenciosas calles
y de ese modo levantar el solio
que te encierra y engasta cual zafiro
cuando, al fin, sonriente y despeinada,
pasas revista a la enemiga tropa
y la encuentras conforme a tus designios
en batallones de plumón tan tibio,
en falanges de aljaba tan vacía
que proclamas, sin lucha, la victoria
y el raigón derrotado de mi ejército
cargados de grilletes tras tu carro se arrastra
traidor a su bandera, a su patria, a su dios.

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Deriva

Paraísos que nunca se perdieron,
se hallaban emboscados simplemente
en las encrucijadas del futuro
adoptando las formas más disímiles:
azulados caballos que dibujan
los escapes del gas, arborescencias
en bucle del asfalto derretido, palomas
que vuelven al sombrero del prestímano
abatidas por la cohetería
que clausura entre palmas un siglo tan feliz.

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El cine de los sábados

maravillas del cine galerías
de luz parpadeante entre silbidos
niños con sus mamás que iban abajo
entre panteras un indio se esfuerza
por alcanzar los frutos más dorados
ivonne de carlo baila en scherezade
no sé si danza musulmana o tango
amor de mis quince años marilyn
ríos de memoria tan amargos
luego la cena desabrida y fría
y los ojos ardiendo como faros

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La chica que conocí en una boda

fue la prima que entonces se casó
luego hubo baile
piano y batería mucho vino
yo diría que gentes más bien pobres
con los trajes de muerto de las fiestas
nevaba muchos viejos
que echaban la colilla en un barreño
y sacudían la mota
mucha música
la pizpireta que se está
bajando las bragas
se pone de puntillas
mira a la galería
con aquellos ojazos virgen santa
y aquel reír el vino
estuvo luego haciendo lo restante
hasta que ya no pude contenerme y se lo dije
no a ella
a mis amigos
y estuve enamorado como un mes

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Now′s the time

nada
más
nada
más que las sienes ardiendo
balcón hacia la noche navegantes
sin aguja imantada
rojas constelaciones con nombres de guerreros
la insufrible presión de Max Roach
conciso duro enérgico porque sí
porque hay niebla porque riegan y el dueño
ha de cerrar el club y todos muertos

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Quesia

Era mansa, algo necia y se aovillaba
casi reciennacida en la caja de dulces
con un retal de fieltro a guisa de colchón.
Luego exploró la casa miedo a miedo
hasta imponer su ley a las butacas.
Acabó en trapecista y más de dos estores
hubo que desechar.

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A Cristo Crucificado

Tú me ofreces la vida con tu muerte
y esa vida sin Ti yo no la quiero;
porque lo que yo espero, y desespero,
es otra vida en la que pueda verte.

Tú crees en mí. Yo a Ti, para creerte,
tendría que morirme lo primero;
morir en Ti, porque si en Ti no muero
no podría encontrarme sin perderte.

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La noche y el día (I)

A Delia, bailarina oscura

La música traiciona el sentimiento,
Delia, en tus ojos, tan divinamente
que hacen su noche oscura transparente
de sobrenatural entendimiento.

Los astros, que armonioso movimiento
rige, mintiendo amor, calladamente,
buscan en tu mirada el aparente
reflejo a su encendido pensamiento.

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La noche y el día (II)

A Carmela, bailarina clara

Carmela, más que nubes, más que nieves,
más que plumas, que espumas, más que albores,
tejen dorados hilos zurcidores
la aurora de tu frente en copos leves.

No separes tus ojos, no te lleves,
gacela huida a tantos resplandores,
sus dardos encendidos, heridores,
hebras de sol en cárceles tan breves.

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La sombra y la muerte (I)

Ya con la sombra me asombra
Lope de Vega

Pienso que sigue al eco prolongado
del mar, en su sonora voz oscura,
«aquella voluntad honesta y pura»,
lumbre que enciende mi ámbito callado.

De luz y no de sombra estoy cercado,
como la noche; mi pasión apura
la tiniebla sutil que me procura
vivir de claridades rodeado.

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La sombra y la muerte (II)

En todo hay cierta, inevitable muerte
Cervantes

Siento que paso a paso se adelanta
al doloroso paso de mi vida
el ansia de morir que siento asida
como un nudo de llanto a la garganta.

Fue soledad, fue daño y pena, tanta
pasión que en sangre, en sombra detenida,
me hizo sentir la muerte como herida
por el vivo dolor que la quebranta.

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A LA PRIMAVERA

No basta que en su cueva se encadene
el uno y otro proceloso viento,
ni que Neptuno mande a su elemento
con el tridente azul que se serene;

ni que Amaltea el fértil campo llene
de fruta y flor, ni que con nuevo aliento
al eco den las aves dulce acento,
ni que el arroyo desatado suene.

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AL PINTOR QUE ME HA DE RETRATAR

Discípulo de Apeles,
si tu pincel hermoso
empleas por capricho
en este feo rostro,
no me pongas ceñudo,
con iracundos ojos,
en la diestra el estoque
de Toledo famoso,
y en la siniestra el freno
de algún bélico monstruo,
ardiente como el rayo,
ligero como el soplo;
ni en el pecho la insignia
que en los siglos gloriosos
alentaba a los nuestros,
aterraba a los moros;
ni cubras este cuerpo
con militar adorno,
metal de nuestras Indias,
color azul y rojo;
ni tampoco me pongas,
con vanidad de docto,
entre libros y planos,
entre mapas y globos.

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LETRILLAS SATÍRICAS

Que un sabio de mal humor
llame locura al amor,
ya lo veo;
pero que no se enloquezca
cuando otro humor prevalezca,
no lo creo.

Que una doncella guardada
esté del mundo apartada,
ya lo veo;
pero que no muera ella
por salir de ser doncella,
no lo creo.

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SOBRE EL PODER DEL TIEMPO

Todo lo muda el tiempo, Filis mía,
todo cede al rigor de sus guadañas:
ya transforma los valles en montañas,
ya pone un campo donde un mar había.

El muda en noche opaca el claro día,
en fábulas pueriles las hazañas,
alcázares soberbios en cabañas,
y el juvenil ardor en vejez fría.

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ESCRIBIR ES VOLVER

ESCRIBIR es volver, volver
A la escritura donde
Quien vuelve muere
Y pasa inadvertido
Al mirar de alguien
Que no mira, escribir
Es una espera que dibuja
Y borra por la noche la labor,
Deshaciendo la noche la labor
De bordar con letras pintadas
La noche, la escritura
Enhebra estrellas en el paño
Oscuro de un vestido que pasea
Encima de un puente o en la mirada
Que sigue la ida y vuelta de una cara
Indiferente,
Así somos el que regresa
Y el que aguarda el retorno,
El ser saqueado que a la orilla vuelve
Y la orilla ignota y saqueante,
Lo uno y lo otro,
Separados por el clavo de la conjunción,
Esto y aquello, el rostro que se apaga
Y lo que al fin nos dice y nos desliza
En el olvido,
Quebrando las costillas de la barca,
Las costillas del cielo y de la mente,
Definitivamente la ilusión
En el estallido final de la claridad.

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AMORES ILUSTRES

YO también podría decir algo acerca de eso. Guardaos vuestras estrellas polares, vuestras interminables noches de amor, vuestras damas exquisitas, vuestras hembras calientes como una mañana por Nyangabulé. Tanto me da.

Acaso el amor sea el instante en que tiemblan dos cuerpos demorando derramarse el uno en el otro, los ojos en los ojos, la lengua en el secreto previo al desfallecimiento.

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A LA PATRIA

ELEGÍA

¡Cuán solitaria la nación que un día
poblara inmensa gente!
¡La nación cuyo imperio se extendía
del Ocaso al Oriente!
Lágrimas viertes, infeliz ahora,
soberana del mundo,
¡y nadie de tu faz encantadora
borra el dolor profundo!

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