NO MUERA DE TUS OJOS APARTADA
Al recordar, señor, que no he cantado
mis himnos a tu nombre todavía,
siento que de la débil arpa mía
las más sonoras cuerdas no han vibrado;
primero que mi espíritu arrojado
se levantará a ti con mi poesía
y a veces mil para afirmar mi acento
lo alcé en la tierra, lo ensayé en el viento.