Cuando la fiesta del señor se acaba
y empieza la del siervo…
-quizá tan solo un niño sueña con el mar-
cuando ya desoladas las botellas ofrecen lo que no pudo
entrar en las frágiles copas…
Ahora es cuando entro en la partida, ahora
es cuando juego mi baza
y abro mi camisa.