Sarmiento

Una luz familiar; una sencilla
bondadosa verdad en el sendero;
un estoico fervor de misionero
que traía por biblia una cartilla.

Cuando en la hora aciaga, en el oscuro
ámbito de la sangre, su mirada
de inefable visión fue vislumbrada
y levantó su voz, a su conjuro,

en medio de las trágicas derrotas
y entre un sordo rumor de lanzas rotas,
sobre las pampas, sobre el suelo herido,

se hizo cada vez menos profundo
el salvaje ulular, el alarido
de las épicas hordas de Facundo.

 » Leer Mas…

En silencio

Que este verso, que has pedido,
vaya hacia ti, como enviado
de algún recuerdo volcado
en una tierra de olvido…
para insinuarte al oído
su agonía más secreta,
cuando en tus noches, inquieta
por las memorias, tal vez,
leas, siquiera una vez,
las estrofas del poeta.

 » Leer Mas…

Has vuelto

Has vuelto, organillo. En la acera
hay risas. Has vuelto llorón y cansado
como antes.
El ciego te espera
las más de las noches sentado
a la puerta. Calla y escucha. Borrosas
memorias de cosas lejanas
evoca en silencio, de cosas
de cuando sus ojos tenían mañanas,
de cuando era joven… la novia… ¡quién sabe
Alegrías, penas,
vividas en horas distantes.

 » Leer Mas…

Invitación

Amada, estoy alegre: ya no siento
la angustiosa opresión de la tristeza:
el pájaro fatal del desaliento
graznando se alejó de mi cabeza.

Amada, amada: ya, de nuevo, el canto
vuelve a vibrar en mí, como otras veces;
¡y el canto es hombre, porque puede tanto,
que hasta sabe domar las altiveces!

 » Leer Mas…

La muerte del cisne

En un largo alarido de tristeza
los heraldos, sombríos, la anunciaron,
y las faunas errantes se aprontaron
a dejar el amor de la aspereza.

Con el Genio del bosque a la cabeza,
una noche y un día galoparon,
y cual corceles épicos llegaron
en un tropel de bárbara grandeza.

 » Leer Mas…

La música lejana que nos llega

Accede, te lo ruego así… Dejemos
-mientras se enfría el té que has preparado-
de leer el capítulo empezado:
amada, cierra el libro y escuchemos…

Y calla, por favor…Guarda tus finas
burlas: ten la vergüenza, no imposible,
de que tu dulce voz halle insensible,
rebelde corazón que aún dominas.

 » Leer Mas…

La vuelta de «Caperucita»

Entra sin miedo, hermana: no te diremos nada.
¡Qué cambiado está todo, qué cambiado! ¿No es cierto?
¡Si supieras la vida que llevamos pasada!
Mamá ha caído enferma y el pobre viejo ha muerto…

Los menores te extrañan todavía, y los otros
verán en ti a la hermana perdida que regresa:
puedes quedarte, siempre tendrás entre nosotros,
con el cariño de antes, un lugar en la mesa.

 » Leer Mas…

Las manos

A todas las evoco. Pensativas,
cual si tuvieran alma, yo las veo
pasar, como teorías que viniesen
en las estancias líricas de un verso.

Las buenas, las cordiales, generosas
madrecitas de olvidos en los duelos,
las buenas, las cordiales, que ya nunca
las volvimos a ver, ni en el recuerdo.

 » Leer Mas…

¿No te veremos más?

…¿Conque estás decidida? ¿No te detiene nada?
¿Ni siquiera el anuncio de este presentimiento?
¡No puedes negar que eres una desamorada:
te vas así, tranquila, sin un remordimiento!

¡Has sido tanto tiempo nuestra hermanita! Mira
si no te desearemos buen viaje y mejor suerte,
…tu decisión de anoche la creíamos mentira:
¡que tan acostumbrados estábamos a verte!

 » Leer Mas…

Palmera brasileña

Palmera brasileña, que al caminante herido
ofrendaras tus dátiles de pasión y de olvido,
en el desierto único: tu eres la apoteosis
que, nimbando de incendios sus fecundas neurosis,

cruzas por los vaivenes de su hondos desvelos
como si fueras luna de sus noches de duelos.

 » Leer Mas…

Ratos buenos

Está lloviendo paz. ¡Qué temas viejos
reviven en las noches de verano!…
Se queja una guitarra allá a lo lejos
y mi vecina hace reír al piano.

Escucho, fumo y bebo en tanto el fino
teclado da otra vez su sinfonía:
el cigarro, la música y el vino
familiar, generosa trilogía…

…¡Tengo unas ganas de vivir la riente
vida de placidez que me rodea!

 » Leer Mas…

Si de estas cuerdas mías, de tonos más que rudos

A Doña Sylla da Silva

Si de estas cuerdas mías, de tonos más que rudos,
te resultan en ásperos sus rendidos saludos,
y quieres blandos ritmos de credos idealistas,
aguarda delicados poetas modernistas

que alabarán en oro tus posibles desdenes,
coronando de antorchas tus olímpicas sienes,
devotos de la blanca lis de tu aristocracia,
con que ilustro los rojos claveles de mi audacia,

o espera, seductora, decadentes orfebres
que graben tus blasones en sus creadoras fiebres:
trabajo el acero de temples soberanos:
los sonantes cristales se rompen en mis manos.

 » Leer Mas…

Te vas

Ya lo sabemos. No nos digas nada.
Lo sabemos: ahórrate la pena
de contarnos sonriendo lo que sufres
desde que estás enferma.
¡Ah!, te vas sin remedio,
te vas, y, sin embargo, no te quejas:
jamás te hemos oído una palabra
que no fuera serena,
serena como tú, como el cariño
de hermanita mayor que por nosotros
Se olvidó de ser novia…
No te quejas,
no quieres afligirnos, pero lloras
cuando nadie te mira, y tu tristeza
silenciosa no tiene una amargura…
¿Por qué serás tan buena?

 » Leer Mas…

Tus manos

Me obsedan tus manos exangües y finas,
¡tus manos! puñales de heridas ajenas,
cuando en el teclado predicen, en notas,
las inapelables deseadas condenas…

Tus manos, amores de nardos y rosas,
cuya histeria tiene sangre de pasiones,
como aquellas suaves que guardan ocultas
en venas azules sombrías traiciones.

 » Leer Mas…

Y pasas, y no sola, presintiendo dorados

Y pasas, y no sola, presintiendo dorados
orientes, los propicios a los enamorados,
como una novia enferma que evoca espirituales
promesas en las largas noches sentimentales;

o esperas al amado, sonriente, como algunas
heroínas que aguardan al amor de las lunas
hojeando florilegios alegres de la Galia,
con manos de Giocondas poéticas de Italia.

 » Leer Mas…

Cuaderno del paracaidista

Sólo encontré dos pájaros y el viento,
las nubes con sus mapas enrollados
y unas flores de humo que se abrían buscándome
durante el vertical viaje celeste.

Porque vengo del cielo
como en las profecías y en los himnos,
emisario de lo alto, con mi uniforme de hojas,
mi provisión de vidas y de muertes.

 » Leer Mas…

Edición de la tarde

La tarde lanza su primera edición de golondrinas
anunciando la nueva política del tiempo,
la escasez de las espigas de la luz,
los navíos que salen a flote en el astillero del cielo,
el almacén de sombras del poniente,
los motines y desórdenes del viento,
el cambio de domicilio de los pájaros,
la hora de apertura de los luceros.

 » Leer Mas…