Ya que la intimidad la noche la criatura
Sombreada contra el Sol aquella tarde
Y por una avenida de incorpórea
Luz los pasos que hoy resuenan
En un espacio donde todo calla
(Es más hondo el amor que nadie nombra
Más amarga la desdicha de un espejo
Cuando de pronto lo empaña el lento vaho
De una tristeza a lo lejos de alguien
Que ignorado cruza errante el vacío)
El arco de las cejas encendiéndose
La multitud del oro los hombros en reposo
Un río subterráneo entre su pecho
Los muslos firmemente dueños de la tierra
La mirada que en un duelo trémula estallaba
(Vencida por el tiempo la esperanza
Un caminar perpetuo entre la lluvia
Una ciudad de nubes y agonías
Contra todo y sin fin seguirte siempre
Oh roce frío de invisible llama)
El sol occidental ensangrentado
Más allá de los cielos el verano
El ondular delgado paraíso
La cabellera húmeda de selva
Muchacha por un patio de violetas
(¿Por qué retrocedías y callabas
Te pensabas temblando como un niño
Lamento entrecortado en tu garganta
Devorado en la red de una tiniebla
Entristecido por tu propio sueño?)
Luego por yertas calles la alborada
Trajo al azar indescifrable un rostro
Rubio fulgor entre azulosa niebla
Furia de soledad y la nostalgia
De en otra desnudez hallarse vivo.
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