Puntapié

Todos los indicios advierten
que la que se nos echa encima será
una tormenta terrible, resplandeciente;
una vedija de frío sin carmenar,
una cicatriz de gozo,
una red para las redes.
Sólo cuando no es posible acogerse
al sentido práctico de las flores, el aroma
declara su estirpe, y la metáfora
rellena el vacío que la lluvia ha dejado
entre las hojas.

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Redención de la lengua

La rosa es real;
la rosa es el mismo ser de la sombra,
pues lo duradero es fondo,
y ese fondo que recogen los labios
es la memoria,
la figura,
las cicatrices de la rosa.
Ella
no se agota en la calidad de los vientos
que destrozan coronas: se alimenta,
insaciable, de la fragilidad que anida
en la hora augural de la nueva noche.

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Confidencia

Una carta en el mes de enero —
gritan desnudas sus letras
en contralto
frecuencia: el pasado.
Semilla lenta, aleteo mecánico
de la difícil sombra que cerceno.
¡Quién adivinara
sus ardientes augurios
al centro de su secrecía!

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Cuánto te amara

La mujer, la viuda, la que no tenía marido,
vive con su hija cerca del panteón.

Levemente almidonadas, suaves rosas
de rizos retintos saturados de nogal.
Modosas, algo infantiles soportan
la luz cenital
al centro de su casa,
luego salen por el difuso zagüán.

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Historia Sagrada

Madre
estás tan pálida
en campos envanecidos
por brillo de argento.

Se aviva la muselina en tu vientre
y sonríes lejana
frente al horno en que dorabas el pan.
Me pregunto
cómo Daniel quedó impoluto y gentil
y por qué para él los ángeles
sí batieron sus alas.

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Retorno

I

Patria mía —
en tus muros
vive la sombra
de aluviones antiguos.
Morada
bajo el golpe discreto
de la brisa.

A orillas del Pacífico
las neblinas debilitan.
Mohos grises, el salitre
socavando tus ciudades
en la corriente
leve de la sangre.

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Símbolos del Corazón: 9

¡Ah, cómo declinan las mareas
igualando la arena
sobre las costas doradas!

Levanta su cuerpo el ave
entre dos espejos profundos
allí se encierran las edades
que nos hicieron jóvenes.

Lanza su recorrido el pez
y el mar permanece
rodeado del eco
de primitivas borrascas
en el mar sin fondo de su historia.

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Son en el aire

En las alturas andinas
el aire es un cuchillo
que nos empezó a templar.
Altivamente
soy de la puna
como ese huayno que rueda
entre las cabuyas,
sobre los cactus florecientes,
sobre la laguna deslumbrante
y llega donde nace el río
en un momento de amor.

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Prólogo mientras de acaba de entrar el público

Como un alto vuelo blanco de garzas temprano se convierte
en inferior cometa a ras de lomo
sin grabar las vísceras que aflige la balanza,
así los pensamientos de un día con su noche
(a qué hora comenzará la carne a oír),
flores de dos esmaltes, son religiones hondas donde
dormita el riesgo
al murmurar: amoneda tu rostro y has de amanecer tirano.

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Tolerancia

Que ocupes una mesa frente a sillones obesos,
escribiendo con diez dedos más despacio que yo con cinco,
no es cosa que te perjudique, a decir verdad; tan
estragados estamos
Simplemente, consuma la transustaniación en los ene
pisos del ascensor
para que al llegar a la calle
hayas dilapidado ese tufo penetrante a eufíteusis,
fideicomisos, derechohabientes, cónyuges supérstites
y el número de hoy del Diario Oficial-
-vamos pues; no era para tanto.

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Vísperas de San Juan

La noche blanca
era el mundo un pozo de vidrio
en su luna
trepaba la tierra las ramas
la noche dura y blanca de San Juan.

Monedas amarillas
adivinación del alhelí
adormidera metal de buena ley
berilo amuleto piedra del verano
mundos ligeros y térreos
de nombre dulce y uniforme
en los jardines
como una sola aleta
en el lomo de la noche.

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Vehículo

Polvo. Detrás de la cortina, entre los equipajes,
tosió un Niño de diez años:
-Qué tos más desgarradora e incoercible- comentó acto
seguido con voz argentina.

Remontos aún los pinchos ya candentes de la ciudad
Declaró el maestro:
-No dudo de que este Niño, elapsando el tiempo preciso
para su formación,
alcance la soñada eminencia.

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Mes de junio

El sol persiste
haciendo primaveras.
Horas largas
atraviesan los trópicos,
sus mañanas prontamente
abren el párpado del cielo.
En los espacios
la pupila del sol.

Días y noches triunfales
del verano.
Nunca como hoy
el día es largo,
la noche nunca
tan corta como hoy.

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Altas Hojas: VIII

En el fondo de todas las cosas,
intermitente y sin descanso, está el corazón.
Aquí habitaron los hombres de todos los tiempos
Y su polvo ennnoblece los embriones de las plantas.
!Quién pudiera escuchar su palabra de fuego
en la noche oscura,
y cogerla ardiente y elevarla
sin que nos hiciera daño!

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Altas Hojas: XXI

Soy el cadáver del pájaro que arrastra el agua
y la luz que aclara el revés de las altas hojas,
las huellas pasajeras en la tierra fina del camino
y el ruido constante del viento en el mundo.
Este arbol transido de días y los frutos de sus ramas,
aquel nido y las silvestres mariposas.

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A C. A. DEBUSSY

Sonidos y perfumes, Claudio Aquiles,
giran al aire de la noche hermosa.
Tú sabes dónde yerra un son de rosa,
una fragancia rara de añafiles

con sordina, de crótalos sutiles
y luna de guitarras. Perezosa
tu orquesta, mariposa a mariposa,
hasta noventa te abren sus atriles.

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AMOR

Góngora 1927

Era el mes que aplicaba sus teorías
cada vez que un amor nacía en torno
cediendo dócil peso y calorías
cuando por caridad ya para adorno
en beneficio de esos amadores
que hurtan siempre relámpagos y flores

Ella llevaba por vestido combo
un proyecto de arcángel en relieve
Del hombro al pie su línea exacta un rombo
que a armonizar con el clavel se atreve
A su paso en dos lunas o en dos frutos
se abrían los espacios absolutos

Amor amor obesidad hermana
soplo de fuelle hasta abombar las horas
y encontrarse al salir una mañana
que Dios es Dios sin colaboradoras
y que es azul la mano del grumete
—amor amor amor— de seis a siete

Así con la mirada en lo improviso
barajando en la mano alas remotas
iba el galán lacrándole el aviso
de plumas blancas casi gaviotas
por las calles que huelen a pintura
siempre buscando a ella en cuadratura

Y vedla aquí equipando en jabón tierno
globos que nunca han visto las espumas
vedla extrayendo de su propio invierno
la nieve en tiras la pasión en sumas
y en margaritas que pacerá el chivo
su porvenir listado en subjuntivo

Desde el plano sincero del diedro
que se queja al girar su arista viva
contempla el amador nivel de cedro
la amada que en su hipótesis estriba
y acariciando el lomo del instante
disuelve sus dos manos en menguante

«A ti la bella entre las iniciales
la más genuina en tinta verde impresa
a ti imposible y lenta cuando sales
tangente cuando el céfiro regresa
a ti envío mi amada caravana
larga como el amor por la mañana

Si tus piernas que vencen los compases
silencioso el resorte de sus grados
si más dificil que los cuatro ases
telegrama en tu estela de venados
mis geometrías y mi sed desdeñas
no olvides canjear mis contraseñas

Luna en el horno tibio de aburridas
bien inflada de un gas que silba apenas
contempla mis rodillas doloridas
así no estallen tus mejillas llenas
contempla y dime si hay otro infortunio
comparable al desdén y al plenilunio

Y tú inicial del más esbelto cuello
que a tu tacto haces sólida la espera
no me abandones no Yo haré un camello
del viento que en tus pechos desaltera
Y para perseguir tu fuga en chasis
yo te daré un desierto y un oasis

Yo extraeré para ti la presuntuosa
raíz de la columna vespertina
Yo en fiel teorema de volumen rosa
te expondré el caso de la mandolina
Yo peces te traeré (entre crisantemos)
tan diminutos que los dos lloremos

Para ti el fruto de dos suaves nalgas
que al abrirse dan paso a una moneda
Para ti el arrebato de las algas
y el alhelí de sálvese el que pueda
y los gusanos de pasar el rato
príncipes del azar en campeonato

Príncipes del azar Así el tecleo
en ritmo y luz de mecanografía
hace olvidar tu nombre y mi deseo
tu nombre que una estrella ama y enfría
Príncipes del azar gusanos leves
para pasar el rato entre las nieves

Pero tú voladora no te obstines
Para cantar de ti dame tu huella
La cruzaré de cuerdas de violines
y he de esperar que el sol se ponga en ella
Yo inscribiré en tu rombo mi programa
conocido del mar desde que ama»

Y resumiendo el amador su dicho
recogió los suspiros redondeles
y abandonado al humo del capricho
se dejó resbalar por dos rieles
Una sesión de circo se iniciaba
en la constelación decimoctava

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ÁNGELUS

A Antonio Machado

Sentado en el columpio
el ángelus dormita

Enmudecen los astros y los frutos

Y los hombres heridos
pasean sus surtidores
como delfines líricos

Otros más agobiados
con los ríos al hombro
peregrinan sin llamar en las posadas

La vida es un único verso interminable

Nadie llegó a su fin
Nadie sabe que el cielo es un jardín

Olvido.

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ANTE LAS TORRES DE COMPOSTELA

También la piedra, si hay estrellas, vuela.
Sobre la noche biselada y fría
creced, mellizos lirios de osadía;
creced, pujad, torres de Compostela.

Campo de estrellas vuestra frente anhela,
silenciosas maestras de porfía.
En mi pecho —ay, amor— mi fantasía
torres más altas labra.

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AZUCENAS EN CAMISA

A Fernando Villalón

Venid a oír de rosas y azucenas
la alborotada esbelta risa
Venid a ver las rosas sin cadenas
las azucenas en camisa

Venid las amazonas del instinto
los caballeros sin espuelas
aquí al jardín injerto en laberinto
de girasoles y de bielas

Una música en níquel sustentada
cabellos curvos peina urgente
y hay sólo una mejilla acelerada
y una oropéndola que miente

Agria sazón la del febril minuto
todo picado de favores
cuando al jazmín le recomienda el luto
un ruiseñor de ruiseñores

Cuando el que vuelve de silbar a solas
el vals de «Ya no más Me muero»
comienza a perseguir por las corolas
la certidumbre del sombrero

No amigos míos Vuelva la armonía
y el bienestar de los claveles
Mi corazón amigos fue algún día
tierno galope de corceles

Quiero vivir La vida es nuevo estilo
grifo de amor grifo de llanto
Girafa del vivir Tu cuello en vilo
yo te estimulo y te levanto

Pasad jinetes leves de la aurora
hacia un oeste de violetas
Lejos de mí la trompa engañadora
y al ralantí vuestras corvetas

Toman las nubes a extremar sus bordes
más cada día decisivos
Y a su contacto puéblense de acordes
los dulces nervios electivos

Rozan mis manos dádivas agudas
lunas calientes y dichosas
Sabed que desde hoy andan desnudas
las azucenas y las rosas

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BRINDIS

A mis amigos de Santander que festejaron
mi nombramiento profesional.

Debiera hora deciros: —«Amigos,
muchas gracias», y sentarme, pero sin ripios.
Permitidme que os lo diga en tono lírico,
en verso, sí, pero libre y de capricho.
Amigos:
dentro de unos días me veré rodeado de chicos,
de chicos torpes y listos,
y dóciles y ariscos,
a muchas leguas de este Santander mío,
en un pueblo antiguo,
tranquilo
y frío,
y les hablaré de versos y de hemistiquios,
y del Dante, y de Shakespeare, y de Moratín (hijo),
y de pluscuamperfectos y de participios,
y el uno bostezará y el otro me hará un guiño.

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COLUMPIO

A caballo en el quicio del mundo
un soñador jugaba al sí y al no

Las lluvias de colores
emigraban al país de los amores

Bandadas de flores

Flores de sí

Flores de no

Cuchillos en el aire
que le rasgan las carnes
forman un puente

No

Cabalgaba el soñador
Pájaros arlequines

cantan el sí

cantan el no

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CONTINUIDAD

Las campanas en flor no se han hecho para los senos de oficina
ni el tallo esbelto de los lápices remata en cáliz de condescendencia
La presencia de la muerte
se hace cristal de roca discreta
para no estorbar el intenso olor a envidia joven
que exhalan los impermeables

Y yo quiero romper a hablar a hablar
en palabras de nobles agujeros dominó del destino
Yo quiero hacer del eterno futuro
un limpio solo de clarinete con opción al aplauso
que salga y entre libremente por mis intersticios de amor y de odio
que se prolongue en el aire y más allá del aire
con intenso reflejo en jaspe de conciencias

Ahora que van a caer oblicuamente
las últimas escamas de los llantos errantes
ahora que puedo descorrer la lluvia
y sorprender el beso tiernísimo de las hojas y el buen tiempo
ahora que las miradas de hembra y macho
chocan sonoramente y se hacen trizas
mientras aguzan los árboles sus orejas de lobo
dejadme salir en busca de mis guantes
perdidos en un desmayo de cielo acostumbrado a mudar de pechera

La vida es favorable al viento
y el viento propicio al claro ascendiente de los frascos de esencia
y a la iluminación transversal de mis dedos
Un álbum de palomas rumoroso a efemérides
me persuade al empleo selecto de las uñas bruñidas
Transparencia o reflejo
el amor diafaniza y viaja sin billete
de alma a alma o de cuerpo a cuerpo
según todas las reglas que la mecánica canta

Ciertamente las campanas maduras no saben que se cierran como los senos de oficina
cuando cae el relente
ni el tallo erguido de los lápices comprende que ha llegado el momento de coronarse de gloria
Pero yo sí lo sé y porque lo sé lo canto ardientemente
Los dioses los dioses miradlos han vuelto sin una sola cicatriz en la frente

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CUADRO

A Maurice Raynal

El mantel jirón del cielo
es mi estandarte
y el licor del poniente
da su reflejo al arte

Yo prefiero el mar cerrado
y al sol le pongo sordina
Mi poesía y las manzanas
hacen la atmósfera más fina

Enmedio la guitarra
Amémosla

Ella recoge el aire circundante
Es el desnudo nuevo
venus del siglo o madona sin infante

Bajo sus cuerdas los ríos pasan
y los pájaros beben el agua sin mancharla

Después de ver el cuadro
la luna es más precisa
y la vida más bella

El espejo doméstico ensaya una sonrisa
y en un transporte de pasión
canta el agua enjaulada en la botella.

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EL CIPRÉS DE SILOS

A Ángel del Río

Enhiesto surtidor de sombra y sueño
que acongojas el cielo con tu lanza.
Chorro que a las estrellas casi alcanza
devanado a sí mismo en loco empeño.

Mástil de soledad, prodigio isleño,
flecha de fe, saeta de esperanza.

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ESPERANZA

¿Quién dijo que se agotan la curva el oro el deseo
el legítimo sonido de la luna sobre el mármol
y el perfecto plisado de los élitros
del cine cuando ejerce su tierno protectorado?

Registrad mi bolsillo
Encontraréis en él plumas en virtud de pájaro
migas en busca de pan dioses apolillados
palabras de amor eterno sin
carta de aterrizaje
y la escondida senda de las olas.

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GIRALDA

Giralda en prisma puro de Sevilla,
nivelada del plomo y de la estrella,
molde en engaste azul, torre sin mella,
palma de arquitectura sin semilla.

Si su espejo la brisa enfrente brilla,
no te contemples —ay, Narcisa—, en ella,
que no se mude esa tu piel doncella,
toda naranja al sol que se te humilla.

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INSOMNIO

Tú y tu desnudo sueño. No lo sabes.
Duermes. No. No lo sabes. Yo en desvelo,
y tú, inocente, duermes bajo el cielo.
Tú por tu sueño, y por el mar las naves.

En cárceles de espacio, aéreas llaves
te me encierran, recluyen, roban.

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LA SOMBRA DEL NOGAL

Homenaje a Vicente Aleixandre.

La sombra del nogal es peligrosa
Tupido en el octubre como bóveda
como cúpula inmóvil
nos cobija e invita
a su caricia fresca
y van cayendo frutos uno a uno
torturados cerebros nueces nueces

Por las noches
sombra de luna muerta de el nogal
y van sucidándose una a una
sus hojas quejumbrosas
y pies desconocidos invisibles
las huellan las quebrantan las sepultan
librándolas así
del torbellino eólico
que azota a lo mortal abandonado
sobre la haz funesta de la tierra
impenetrable

Pero ¿quién pasa quién posa?

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LAS TRES HERMANAS

Estabais las tres hermanas,
las tres de todos los cuentos,
las tres en el mirador
tejiendo encajes y sueños.

Y yo pasé por la calle
y miré… Mis pasos secos
resonaron olvidados
en el vesperal silencio.

La mayor miró curiosa,
y la mediana riendo
me miró y te dijo algo…
Tú bordabas en silencio,

como si no te importase,
como si te diese miedo.

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MADRIGAL

A Juan Ramón Jiménez

Estabas en el agua
Estabas que yo te vi

Todas las ciudades
lloraban por ti

Las ciudades desnudas
balando como bestias en manada

A tu paso
las palabras eran gestos
como estos que ahora te ofrezco

Creían poseerte
porque sabían teclear en tu abanico

Pero

No


no estabas allí

Estabas en el agua
que yo te vi

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NO VERTE

Un día y otro día y otro día.
No verte.

Poderte ver, saber que andas tan cerca,
que es probable el milagro de la suerte.
No verte.

Y el corazón y el cálculo y la brújula,
fracasando los tres.

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NOCTURNO

A Manuel Machado.

Están todas

También las que se encienden en las noches de moda

Nace del cielo tanto humo
que ha oxidado mis ojos

Son sensibles al tacto las estrellas
No sé escribir a máquina sin ellas

Ellas lo saben todo
Graduar el mar febril
y refrescar mi sangre con su nieve infantil

La noche ha abierto el piano
y yo las digo adiós con la mano

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NUBES

A Melchor Fernández Almagro.

Yo pastor de bulevares
desataba los bancos
y sentado en la orilla corriente del paseo
dejaba divagar mis corderos escolares

Todo había cesado
Mi cuademo
única fronda del invierno
y el quiosco bien anclado entre la espuma

Yo pensaba en los lechos sin rumbo siempre frescos
para fumar mis versos y contar las estrellas

Yo pensaba en mis nubes
olas tibias del cielo
que buscan domicilio sin abatir el vuelo

Yo pensaba en los pliegues de las mañanas bellas
planchadas al revés que mi pañuelo

Pero para volar
es menester que el sol pendule
y que gire en la mano nuestra esfera armilar

Todo es distinto ya

Mi corazón bailando equivoca a la estrella
y es tal la fiebre y la electricidad
que alumbra incandescente la botella

Ni la torre silvestre
distribuye los vientos girando lentamente
ni mis manos ordeñan las horas recipientes

Hay que esperar el desfile
de las borrascas y las profecías
Hay que esperar que nazca de la luna
el pájaro mesías

Todo tiene que llegar

El oleaje del cine es igual que el del mar
Los días lejanos cruzan por la pantalla
Banderas nunca vistas perfuman el espacio
y el teléfono trae ecos de batalla

Las olas dan la vuelta al mundo
Ya no hay exploradores del polo y del estrecho
y de una enfermedad desconocida
se mueren los turistas
la guía sobre el pecho

Las olas dan la vuelta al mundo

Yo me iría con ellas

Ellas todo lo han visto
No retornan jamás ni vuelven la cabeza
almohadas desahuciadas y sandalias de Cristo

Dejadme recostado eternamente

Yo fumaré mis versos y llevaré mis nubes
por todos los caminos de la tierra y del cielo
Y cuando vuelva el sol en su caballo blanco
mi lecho equilibrado alzaré al cielo.

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PALABRAS PROFÉTICAS

Homenaje a San Juan de la Cruz

Arrastrar largamente la cola del desmayo
sin miedo a una posible rebelión de fragancia
Dejarse florecer durante el mes de mayo
de alelíes las manos los ojos de distancia

Perdonar a la lluvia su vocación profunda
su amor de las estatuas su modelado egregio
perdonarla aunque luego sepamos que se inunda
de torsos mutilados el jardín del colegio

Olvidar los perfumes que lloran los colores
merecer los escorzos que renuevan el aire
Dimitir abdicar coronas y esplendores
corbatas fabulosas perdidas al desgaire

Porque querido amigo ya todo se compensa
mis deudas tus jazmines trastornos siderales
el muerto que se estira el caracol que piensa
y el ala de la tórtola prolongando hospitales.

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PENÚLTIMA ESTACIÓN

He aquí helados, cristalinos,
sobre el virginal regazo,
muertos ya para el abrazo,
aquellos miembros divinos.
Huyeron los asesinos.
Qué soledad sin colores.
Oh, Madre mía, no llores.
Cómo lloraba María.
La llaman desde aquel día
la Virgen de los Dolores.

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PRIMAVERA

A Melchor Fernández Almagro.

Los días niños cantan en mi ventana

Las casas son todas de papel
y van y viven las golondrinas
doblando y desdoblando esquinas

Violadores de rosas
Gozadores perpetuos del marfil de las cosas
Ya tenéis aquí el nido
que en la más ardua grúa se os ha construido

Y desde él cantaréis todos
en las manos del viento

Mi vida es un limón
pero no es amarilla mi canción

Limones y planetas
en las ramas del sol
cuántas veces cobijasteis
la sombra verde de mi amor
la sombra verde de mi amor

La primavera nace
y en su cuerpo de luz la lluvia pace

El arco iris brota de la cárcel

Y sobre los tejados
mi mano blanca es un hotel
para palomas de mi cielo infiel

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REFLEJOS

A Pedro Garfias

En este río lácteo
los navíos no sueñan sobre el álveo

Como un guante famélico
el día se me escapa de los dedos

Me voy quedando exhausto
pero en mi torso canta el mármol

Una rueda lejana
me esconde y me suaviza
las antiguas palabras

Cae el líquido fértil de mi estatua
y los navíos cabecean

amarrados al alba

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