preso

preso en una bomba de nylon
el olor de ciertos callejones húmedos
despierta en mi memoria viejas plegarias
sitios perforados por el tiempo y su lógica
la guerra y mi madre
la televisión respirando en la sala
y todos bebiendo café
como si nada ocurriera

 » Leer Mas…

somos el cuchillo sangriento

somos el cuchillo sangriento
bajo la pelota radiante
unos charlatanes condecorados
unos condones rotos
unos zapatos sucios
la eme amarilla
la danza del venado y el whisky
menos que un morfema
fonema punto
una araña
un minuto
la españa equivocada
el dolor en la cancha
el toillet del mundo
la uretra de américa
somos los escombros
somos la herencia
somos la posguerra

 » Leer Mas…

un héroe

un héroe son diez mil
soldados muertos
y una ballena hundida
tenemos derecho al pasado
(la traición es una opción innegable)
pero tener la cara cruzada
por la verdad
cubre de vergüenza los parques

el monumento es
simplemente
endurecer la muerte
frente a una carretera silenciosa

 » Leer Mas…

zeñor poeta

zeñor poeta
soy un alma débil
con un arma en los dedos
tengo libros
revistas
primos / hermanos / amigos
y de vez en cuando
leo el diario
sí sí entiendo
pero acaso no es normal
aferrarse a un mal trabajo
herirse de vez en cuando
decir una grocería
agarrar a patadas el televizzzor
señor phoeta
sé que renegará de mí
lo sé
cuando viole a su esposa
le pida para un trago
me vea comprando drogas
o me mate un autobús
esas cosas tan lejanas
a los conversatorios posvanguardistas
y contraculturales
lo siento
no tengo televisión ni radio
ni vehículo ni dinero
no tengo ni mierda
sólo algún material en limpio
que puedo enviarle
eso si no se ofende
por supuesto

 » Leer Mas…

Bajo las aguas

He aquí, bajo las aguas, el beso prometido
en las arenas del bosque;
en aquel oleaje del bosque
que no era tuyo ni mío sino del cielo,
solamente del cielo.
He aquí mis dos manos acariciando las luces
que caían sedientas
desde cien mil estalactitas verdes.

 » Leer Mas…

Ultimos días de invierno

Son los últimos días del invierno,
desapacibles.
La luz ilumina dolorosamente,
sin fuerza
las ventanas, el corazón,
las alfombras.
Y apenas ha caído lluvia en tus ojos
y en tu pelo
durante las últimas noches.
Y con tan poca cantidad de agua
recogida en el último otoño
y con tanta ausencia de luna
en los labios
quizás no sea fácil –¿Tú que crees?–
que lleguen a tiempo las próximas caricias.

 » Leer Mas…

Dédalo dormido

Most musical of mourners, weep anew!
Not all to taht bright station dared to climb.
Shelley

Tejido con las llamas de un desastre irresistible,
atrozmente vuelto hacia la destrucción y la música,
gritando bajo el límite de los golpes oceánicos,
el hueco veloz de los cielos llenándose de sombra.

 » Leer Mas…

La visita del mar

Soy un cuerpo que huye, sombra que madura
con un murmullo de hojas en tu mirada
igual al mediodía cruel y esplendoroso:
mar, ala perdida, párpados de nieve,
casto sonámbulo entre materias corrompidas,
ola sedosa en que tristemente espejeo.

Toda palabra es mía cuando estoy a la orilla
de tus ojos, mar, todo silencio es mío.

 » Leer Mas…

Fruto somos

Van los hombres y las cosas
hacia la estancia primera.
La travesía es la voz.
Del monzón de arenas
emerge lo olvidado,
el polvo se levanta
en pequeños círculos.
Van a la entrada
del silencio.
A lo largo
la quietud,
la sagrada quietud
del sueño que los sueña.

 » Leer Mas…

Marzo 10, NY

I

Silencio blanco, sin pájaros,
y los árboles al soplo (nubes)
del ritmo del paisaje.
Entre lo que surge y lo que se va,
nieve deslíe la roca. Y el sonido del viento:
voces inciertas que lejanas
hielan
nuestras dubitativas acciones.

 » Leer Mas…

Mina 1004

Arder, yo vi a mi abuela arder.
Agosto. Chihuahua, 1956. Ella ardió,
su fuera y su dentro, ardió en la calle Mina 1004.
Vi a mi padre envolverla en una sábana, el colchón ardía;
las cortinas, la alfombra, su vestido
ennegrecieron.

 » Leer Mas…

Raíz

El viento
desmoronaba el barro,
vértigo, dolor era ese viento
en su descenso:
el encuentro
con la primera voz:
la muerte.

El muro de raíz sedienta
rasga cielos
de aquella hora.

De nuevo brotarán
salmos
palabras destejiendo
sobre el espejo.

 » Leer Mas…

Rota espuma

Una tierra devota, madre,
un vientre para la miel de lo perdido,
tierra de todos
en el insbrik, cobre esbelto donde la espuma
multiplicaba tu rostro.
Busco la duración y no aparece.
Veo desplegarse la oscuridad
labrada
desde un brillo solitario.

 » Leer Mas…

Signos

De las piedras profundas
un agua cristalina
refleja el oro y el bronce,
la cara del buey,
las puertas y los nardos
que tu partida
deshacía.

*

Quiero acariciar tus cabellos cansados,
agitar el légamo,
adentrarme en el germen
intocado de tu nostalgia
y ser casi muerta
en la agonía
desde siempre,
a la orilla del miedo,
de ti faltando
amor.

 » Leer Mas…

Ahora que estás iluminado

Ahora que estás iluminado
hueles tanto, que nunca las más perfectas rosas
supieron hasta dónde llega tu buen olor;
como la Magdalena, tus manos olorosas
ya tocan los fragantes pies de Nuestro Señor,
ahora que que estás iluminado.

Ahora que estás iluminado
es de cielo tu boca, son de gloria tus labios,
pues gustan en la mesa del reino.

 » Leer Mas…

Los caminos después de la lluvia

Desde que era muy niño, saltaba de alegría
cuando la fresca lluvia de los cielos caía.

Chorros de los tejados, vuestro rumor tenía
el divino silencio de la melancolía.

Los niños con las manos tapaban sus oídos,
y oyendo con asombro los profundos sonidos

del corazón, que suena como si fuera el mar,
sentían un deseo supremo de llorar.

 » Leer Mas…

Alguien tal vez allá, montaña arriba

Qué extraño ese viajero.
Atraviesa los prados bajo su vellón
con el hatillo al hombro. Se detiene
junto a las matas, con mirada triste,
o tal vez la tristeza
no es otra cosa que el reflejo
de este sol invernal
tropezando en los picos
yendo a morir sobre su rostro,
gota a gota, tal vez,
una mirada frágil,
sin expresión.

 » Leer Mas…

Epilogue & after

Cuánta ceniza ardiente llueve el cielo,
ecos antiguos de una voz que pasa,
ese enemigo que inventó el espejo
y me instaló sin verme en su mirada.
Dando bandazos, el invierno cae;
no me permite desdecirme. Calla
para obligarme a oír desde el silencio
el rumor con que anula las palabras
y hace hablar a los árboles, a las
piedras desnudas, a los puentes, con
el lenguaje del agua.

 » Leer Mas…

Epitafio

Fui un viejo juglar, y conté historias.
Mi nombre os es indiferente.
Sólo dejo constancia de mi oficio
porque fue oficio quien dictó mis versos
no la pequeña vida que viví
ni su dolor ni su insignificancia:
ella murió conmigo y aquí yace,
desnuda como yo, bajo esta piedra.

 » Leer Mas…

Flashes en el brick oven

Qué me ofrece el silencio de esta noche,
este amor sin excusa, vuelto aprendizaje?
Paseo por las calles
de esta ciudad extraña
donde incluso las flores tienen dueño.
Miro las nubes grises,
el aire iluminado por una luna artificial,
y escucho el parpadeo de los claxons en la carretera.

 » Leer Mas…

A veces hago un viaje

Ciego pie de tiniebla, vacilante,
avanza en el desierto de mi pecho.
Seguramente es el infierno.

Aquí dentro, convulso,
desbordando metales por mis ojos abiertos,
levantando mareas de veneno,
girando mariposas de cal y de ceniza;
frías caricias lentas estrellando mis huesos.

 » Leer Mas…

La parada de los monstruos

He hecho los mayores esvuerzos por salir de la
multitud y hacerme notar por alguna cualidad:
¿qué he hecho sino ofrecerme como un blanco y
mostrar a la malevolencia dónde podía morderme?
Lucio Anneo Séneca

Cuánto rumor innecesario para una vida tan pequeña, dicen
como quien deja demasiados rastros tras de sí.

 » Leer Mas…

Códice del olvido

Penumbra de órbitas azules
trajo mirada de barro, de madera, de humo.
Acá, desde la tierra –piel amada–
descubrí los espejos de opuestas diagonales
en la geometría dualidad del principio.

Verte fue comprenderlo todo;
los iniciales reinos del asombro,
la noche giratoria
danzar medusa y liquen
y caracol y grito,
el áspero latido de la roca
y el vértigo, el polvo… y el olvido.

 » Leer Mas…

Estancias en el desierto

A mi primera patria de infinito,
en el Norte de México.
Desiertos de Chihuahua.

I

ESTANCIA EN EL PRIMER INFINITO

Ardiente, nueva luz abre mis ojos.
Renace adulta la infantil mirada.
Crecen los ecos de tu poblada ausencia,
presente y encendida en la distancia.

 » Leer Mas…

Territorios de un cuerpo (IV)

ESTOY tumbado al borde de tu claridad,
en la suntuosidad de una batalla
donde ninguno es vencedor,
y hasta el olor del cuarto,
donde rugen insomnes, tu apetito y mi sed,
florece sin saberlo, como un musgo surgido
de mi humedad tan tuya, de un sendero
que nos conduce hasta ese mar sin olas,
la tierra azul donde se desordena
el centro mismo del placer, la espuma
en que consiste toda esta explosión, y, al fondo,
la lluvia que golpea las ventanas,
la lluvia siempre otra, insobornable,
con sus lentas espinas.

 » Leer Mas…