Viejo poeta

Quien extravió la vida al recrearla
con secreta pasión, al hilo de palabras
que forjaron, tal vez, su limpio emblema,
vuelve a mirarte desde su cansancio,
donde la luz evita esas pupilas
que un antiguo fulgor encaneció.

El premio es la ceguera, el abandono.

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La niña

La niña chupó la punta de su dedo meñique:
un brillo de diamante se produjo en la uña.

Se colocó de espaldas al gran sol del poniente.

Alzó su mano izquierda:
extendió el dedo humedecido.

Un rayo de aquel sol atravesó la uña:
el arco iris nació.

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Visita del grajo

El grajo que reposa en esta página
–el mismo que ha graznado en tantas otras,
profetizando noches, carencias, desengaños–
no tiene constancia de su rango:
el frío del norte enciende su instinto
al azar por los caminos del aire,
pendiente de los hitos del insecto y la semilla.

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Invocación

Lengua de mis abuelos habla por mí

No me dejes mentir

No me permitas nunca ofrecer gato por liebre
sobre los movimientos de mi sangre
sobre las variaciones de mi corazón

En ti confío
En tu sabiduría pulida por el tiempo
como el oro en pepita bajo el agua paciente del claro río

Permíteme dudar para creer:
permíteme encender unas palabras para caminar de noche

No me dejes hablar de lo que no he mirado
de lo que no he tocado con los ojos del alma
de lo que no he vivido
de lo que no he palpado
de lo que no he mordido

No permitas que salga por mi boca o mis dedos una música falsa
una música que no haya venido por el aire hasta tocar mi oreja
una música que antes no haya tañido
el arpa ciega de mi corazón

No me dejes zumbar en el vacío
como los abejorros ante el vidrio nocturno

No me dejes callar cuando sienta el peligro
o cuando encuentre oro

Nunca un verso permíteme insistir
que no haya despepitado
la almeja oscura de mi corazón

Habla por mí lengua de mis abuelos
Madre y mujer

No me dejes faltarte
No me dejes mentir
No me dejes caer
No me dejes
No.

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Vuelo antiguo

El vuelo de esta avispa
en el azul del aire, contra un fondo
de cipreses y falsas
columnas medievales, mientras Paula
desanuda con paso
azorado el jardín
y advierte fugazmente cada tronco,
la trama ensimismada
de setos y empedrados,
viene tal vez
de muy lejos, de un tiempo
anterior a los tiempos que recuerdo,
cuando el simple existir
de las cosas
se imprimía en los ojos
con limpieza, y el vuelo recto
y absorto de la avispa
era tan sólo acción y asombro,
humilde acontecer
como este fondo azul
que afirma a los cipreses
de repente crecidos,
igual que ahora Paula
con andar más tranquilo
se acerca hasta sus troncos
y levanta los brazos
(niña avispada)
respondiendo feliz a su saludo.

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Inundación

El río trajo troncos y lúbricos helechos:
la creciente mantuvo mi memoria anegada.
La inundación es gris.

La niebla húmeda nada
entre ruinas y patos y lúgubres desechos.

Mundos rotos, barcazas, heridas en el pecho
del río, y un olor como a selva concentrada;
un hedor incipiente y una aguda parvada
de gritos en la cumbre del paisaje maltrecho.

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Homenaje

Ella llamó para decir te quiero antes de ir y enclaustrarse
Eran las once a.m.

y el sol prendió su corazón rabioso y lo untó en las paredes
Le das un beso dijo en la despedida
Yo se lo di
En la boca en los dientes en la lengua en la saliva y en el alma
Y nos pusimos a recordar la noche en que bailaba
desnuda
bendiciendo la casa con la piel
untando su deseo en el aire nocturno
electrizada el alma
lamido el albo cuerpo por una vela roja
cerrando un solo nudo ciego
chupando espíritu médula tuétano de Dios
en cada húmeda oquedad
en cada prominencia donde brillaba la Delicia hasta engendrar temblor y herida
caídos en el río del Amor
amándonos con uñas y con dientes
con locos labios
con el hongo encendido de las lenguas
hozando nuestro más luminoso lodo terrenal
nuestra carne encendida y floreciendo
y el polvo que seremos algún día
Hace ocho días nos herimos el alma de rojo amor
Hace ocho noches dimos cuenta del cielo
y nos quedó pequeño
Hace ocho tardes que engendramos dioses
bajo la mirada del gran Pan
y la amorosa envidia de los mejores hombres
que nos miraban desde los libreros
Le das un beso dijo antes de enclaustrarse
Y la Memoria se encendió:
cuatro dulces pezones se rozaron
y cuatro pechos se chafaron
y mis dedos volaron sobre los talles ágiles
y los ombligos se buscaron
los muslos se enlazaron
los brazos se abrasaron
en un estrecho círculo hermoso y desordenado
Los ojos destellaron fulgor y miel celeste
Y la golosa gula de mis manos
mil
acariciando la blanquísima grupa
y otras mil
el peso dulce de los pechos morenos
Y las dos cabelleras flotaron y volaron
y bajaron hasta tocar mi rostro agradecido
Y la blancura fue más blanca
y el negror más intenso
Y vi los dos perfiles frente a frente:
los cuatro labios en flor:
la húmeda corola ante su espejo mágico
Y las tres lenguas lúbricas
anudamos con lentitud pasmosa el Homenaje
Y la Diosa sonrió
mientras caíamos hasta lo hondo del Sueño.

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Fulgor de mediodía

En el día más limpio la muchacha me llama
Estoy desnuda frente a la ventana
dice su tenue voz
(La miro recostada ante el brillo de la luz:
ante los trinos de los pájaros que visitan el pequeño jardín
y que no puede oír detrás del vidrio donde estallan destellos.)
Tengo mi mano izquierda sobre el pecho: lo acaricio.

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Fin de fiesta

Esto empezó con besos
Ahora es un rosario infinito de dolores
y sordos y llagados lamentos

Alacranes en doble dirección
fluyen
cuando los labios quieren acercarse
de nuevo.

*

Miro a la bestia sonreír
resbalosamente

De su hocico fluyen palabras negras:
se transforman al contacto del aire
en gotas de una rarísima baba purulenta
que caen
y corroen la madera del piso.

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Elegía frente al río

.el triste corazón de los humanos.
Percy B.

Shelley

Las once de la noche
y el trópico descansa de un combate feroz contra sí mismo

Vuelan nocturnas mariposas torpes
Hiende la luz el agua
Canta un sapo en la sombra que parte en dos la noche:
denso muro de grillos

Y estoy aquí
sin tus libros a mano
Oigo pasar el río
que un kilómetro abajo se junta con el mar

Fluye despacio la memoria:
te conocí bajo el árbol de imágenes
con el que reconstruiste el universo

Pardeaban los sesenta
Se hacía más confusa la confusión de los dieciséis años

Adivino la palabra por tu voz
de algún modo
Pero sucede que no será posible decírtelo
ni oírte
ni mostrarte jamás mi primer libro

A veces
la vida muestra todo su obsceno resplandor
Entonces
el tiempo es una gota congelada
un golpe suave que nos calla un segundo
y fija con extraño poder la circunstancia

Sucedió hace dos noches
Iba a leer en público
y alguien dijo tu muerte de repente

Ahí empezó todo esto

Sembrada está en el fondo del oído esa semilla amarga

A orillas de mi voz pienso en Manrique:
oigo el río de Tuxpam que un kilómetro abajo se junta con el mar

El trópico descansa

Entra Raúl Garduño al pensamiento

Adviene la palabra
Muerde el tiempo:
las once de la noche
para siempre.

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Arder

Cuando nos besamos trituramos un ángel.

Su última voluntad será nuestro deseo.

Tiempo habrá para escupir sus vidrios de colores,

su sombrero de plumas,

barajas manoseadas por tahures y ahora

hay que hacerlo entrar,

ofrecerle licor (que él lee en la oscuridad).

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El regreso

Las tres de la mañana

El invierno planea
entre girones densos de la noche
y los pies trashumantes de la niebla

Las ráfagas que vienen de sus alas
zumban entre las ramas:
congelan el rocío en las ventanas

Afuera todo es frío

Pero yo vengo de tu cuerpo
Y estoy alegre
reposado
tibio.

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el altillo

casi a nueva peldaños de la muerte

bajo una luz difusa

te desvestís

esta no es la cubierta del Kabanos

esto no se parece al paraíso

es tan solo un altillo.

aquí tus pechos vuelan

tu cintura golpea entre mis brazos

y la humedad es una amiga

mirando con ojos agrietados

un desorden de piernas

esto no es

la suitte especial del plaza hotel

ni hay una alfombra roja donde rodar a gusto

es tan solo un altillo

aquí tu pelo emerge de la noche

y es bandera de mimbre

aquí una vieja cama pide a gritos

¡socorro!

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Canto en voz baja

Triunfará del olvido tu hermosura
Francisco de Quevedo

Éste es un canto para ti
Entero como el aire que pasa y acaricia las flores del durazno
Feliz como una noche total
Dulce como los niños que se enamoran de su maestra
y no saben decir dónde les duele y lloran

Éste es el canto de tu cabello largo como la tarde
Arroyo donde el sol se sumerge
Agua donde mis dedos arden como peces
Red que sale del mar cargada de colores
Arena fina entre mis manos

Éste es el canto de tu mirada que hace danzar los árboles
Que hace hermosos a los perros y al aire triste de la ciudad
y a la ciudad y sus muertes innumerables

Canto a tu mirada Refugio de la luz
casa del día como quien canta las pozas bajo la espesura
de los bosques
Canto la frescura y el brillo
la calma y la tentación del hundimiento

Este es un río que de golpe avanza
y se transforma en viento sobre los pastizales
y se hace luz sobre el espacio azul.

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Exilio

Expulsados de la selva del sur de Sumatra
por los hombres que vienen a poblarla, 130
elefantes emprendieron hoy una larga marcha
de 35 días hacia la nueva ciudad que les fue
asignada.
(AFP. 18/11/82

No hay sitio para los elefantes.

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Lugar

Lugar, es el nombre del animal más grande de la tierra.
Hay quienes aprovechan su sombra y no saben que existe.
O beben su saliva y lo confunden con un río.
O duermen en los huecos que dejan sus pezuñas en la tierra
y piensan que la tierra es así.

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Baudelaire

(Transparencia en rojo)
Un espíritu, una sombra pasó frente a mi rostro
y el vello de mi carne se me puso de puntas.

Elifaz de Teman (Job 4:15)
Baudelaire: cerebro crudo.

Alma llena de sangre:
alma que es un rubí como un puño cortado.

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noticias de una mujer cualquiera

entramos a la pieza casi sin conocernos

sus ojos eran pactos de ternura y violencia

yo la miraba todo el tiempo

habrá pensado en mi cansancio

habrá pensado -está borracho-

habrá pensado en irse pronto

habrá pensado tantas cosas

me acerqué a sus dos manos

sin dejar de mirarla

desde mi soledad hasta su boca

habrá pensado en enojarse

habrá pensado -no es un hombre-

habrá pensado ¿en qué quedamos?

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Oración para un extranjero (IV)

Lluvia, somos dos extranjeros,
mi nombre como el tuyo
es una travesía,
un deambular por puertas
cerradas para siempre.

La gente entra en mi sueño
como por otra casa
y tus breves colores se
deshacen contra el olvido,
pero ya lo sabemos,
no hay nada que tratar con su
navaja,
nada que preguntar en sus
regiones.

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Las cartas

Las cartas del buen tiempo de coral
ya no son las mismas cartas de los torbellinos
En la frente de los lagos en la garganta de los deltas
Pájaros repetidos mil veces en la prisma
Plumaje sin fin sonrisa necesaria
En la nostalgia del gran día diluvial
Que se mece en el cielo de hierba fresca
Cuando los asaltantes de nidos caen en las redes de la colina.

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Adviento

Amaneció
: la Luna ocupa el lugar del sol
¡Florecieron los cuernos del venado!

Las mujeres embellecieron a tal grado
que su dulce mirada paraliza y asombra
He visto a muchas en la calle
: caminan sin tocar el suelo
Las estatuas se inclinan a su paso
mas las dulces muchachas no lo notan
: van como mirando lejos
Pasan
Queda en el aire un toque de almizcle delicado
Dejan en la garganta una opresión deleitosa parecida a la muerte
: en el pecho nocturno de los hombres brotan ramos de llanto
Anochece
Cierro los ojos
: en cada piedra negra hay una flor azul
Otra vez arde
el sol.

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Los besos

Los besos entre las hojas
En recuerdo
De los pájaros que encantaban las estrellas en el filo
de sus alas
Por cada grito picoteaban los guijarros del sol
Los muros que les dan formas familiares
Y gestos que reflejan el clima de los labios
Sobre el camino de los últimos besos
O en el eco de las risas del mar.

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Paolo Ucello

Paolo Ucello saliendo del pozo de mercurio
Regateando en tu corazón de gaseosa el fragor de la tormenta
Pero unos ojos perdidos vagan en la superficie negra de
un vaso de vitriolo
Tirando de la noche el hilo a plomo que se enreda en tu frente
Llamando a la puerta del corazón del pájaro por su nombre
Aunque yo te he visto dar vueltas alrededor del mundo tres veces
Aclimatando la cantera al influjo de la turquesa
O tus labios de ópalo silvestre a la noche ultramarina
Ucello el diván ondulado acaba de evaporarse
Y aún sus pestañas me recuerdan tu amor por los pájaros
O tu pie sangrando sobre un bouquet de violetas
Sobre mi corazón pulverizado sobre el espacio en blanco que dejó
el campo al desaparecer
Sobre un seno en el agua mineral
Sobre todo un seno
Levantándose de su cojín como una lágrima
Aún deslizándose a través de una mirada inocente
Una única mirada Ucello
De un seno violeta
Contra la noche violeta.

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Paul Klee

Para ser cómplice del paisaje que bate a todo vuelo
Como un fuego bien alimentado arriba las manos!
Los niños son culpables de sus ojos verdes sin fin
Ellos han disipado el cielo en pleno día
Con sonrisas encantadoras
Con juegos que no son más inocentes
Las nubes dentro de la bañera el respeto a los mayores
Y las grandes trampas de los cálculos precisos.

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In memoriam

Madre del alma, madre: Es la hora en que pienso
las cosas más amargas.

De par en par abierto
está el ensobrecido palacio del recuerdo.

Por las desiertas salas, bajo los sacros techos,
la vieja pompa es humo; toda la casa, un hueco;
y en el hogar, tú sabes, que es ya ceniza el fuego.

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Sobre las ruinas

Ayer pasó la muerte por mi casa.
Se hizo una noche solitaria en torno,
y en medio de las sombras de la noche,
se hacinaron escombros sobre escombros.

El isócromo golpe de las picas
desmoronó el hogar.

Así fue cómo
se desplomaron los antiguos muros,
y hoy ya no son más que ceniza y polvo.

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Biografía para uso de los pájaros

Nací en el siglo de la defunción de la rosa
cuando el motor ya había ahuyentado a los ángeles.
Quito veía andar la última diligencia
y a su paso corrían en buen orden los árboles,
las cercas y las casas de las nuevas parroquias,
en el umbral del campo
donde las lentas vacas rumiaban el silencio
y el viento espoleaba sus ligeros caballos.

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Magia negra

¡Atadla!

¡Desnudadla!

¡Sujetadle
los brazos con la propia cabellera!
¡Sujetadle los puños por la espalda!
¡Cerradle el nudo con sus mismas trenzas!

Machacad entretanto en el mortero
hasta que polvo imperceptible sea,
la antigua pasta.

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Vendrá un día más puro que los otros

Vendrá un día más puro que los otros:
estallará la paz sobre la tierra
como un sol de cristal. Un fulgor nuevo
envolverá las cosas.
Los hombres cantarán en los caminos,
libres ya de la muerte solapada.
El trigo crecerá sobre los restos
de las armas destruidas
y nadie verterá
la sangre de su hermano,
El mundo será entonces de las fuentes
y las espigas, que impondrán su imperio
de abundancia y frescura sin fronteras.

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Cómo desapareces

Cómo desapareces, cómo no estás: te busco.
Mis manos desoladas te buscan, aire o fuego.
Mi corazón te busca debajo de las piedras
donde hay pájaros muertos, caracoles.
Tú sueñas, ay, tú duermes, tú conoces el día:
tú me dices adiós y adiós es -nunca-.

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Críticas a la vida sexual

Ciudades complicadas y secretas
y los terceros pisos en penumbra!
Libros de estampas japonesas,
Grabados en los muros, y abanicos,
Borlas de terciopelo y correas de seda,
Espejo grande oblicuo.
Amarrada a los pulsos, de los pies amarrada.
Sonrisa dolorosa con rouge color violeta.

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