Niña cortada de un árbol

Las aves nicaragüenses se forman de los árboles:
de frutas enternecidas por la lluvia
de hojas suavizadas por el viento
de susurros que la savia amansa y pule en trinos.
Mi patria es entendida en vegetales
que cantan; en primaveras
que he besado; en frutales
que tú eres cuando me dices
desde el árbol ??¡adiós!??

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Paco Monejí

AHORA, desde la selva oscura, mi infancia es alta
como la montaña donde los héroes indiferentes
–’vestidos de aire’–
apartan las nubes con desdeñosos gestos de la mano.
Asciendo a la cumbre casi fatigado y reconozco
que era mucho más alto el mundo.

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Riverside

Perros
olfatean nuestras huellas y ladran. Flota
lento el tiempo con su espalda mojada.
Miro nuestras estrellas también
desterradas.
La carreta que lleva a la madre de Darío
con dolores de parto hasta Metapa.
El camión que lleva a Sandino atado
desde el cuartel de la Guardia hasta el
lugar emboscado donde lo fusilan
La Patria que pensó la madre sintiendo
los dolores del amanecer
la Patria que pensó el guerrillero
sintiendo las angustias de la noche.

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El vacío en escena

El ruido de la heladera que cesa de pronto y se

puede escuchar el murmullo del televisor en el

cuarto. También me pareció escuchar la voz de mi

hijo. No hay nada más y todo parece estar en

orden, pero yo sé por dónde entra el vacío en

esta escena.

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Ciudadano ocasional

Admito hace tiempo
que una ausencia viene anunciándose a sí misma,
gestos de mínimo romanticismo
en la unanimidad de las pupilas.

Me abandono a la emoción de sentirme solo,
ávido de distancias y nuevas ciudades.

Si pudiera sorprenderme
con la mirada de otros ojos
declararme neutral o simplemente un ciudadano ocasional,
no indagaría su nombre en los libros de Joaquín De Montezuma
en las flores que no han perdido sus pétalos después del otoño.

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El hombre repetido

Hay una abeja extraña en este colmenar

Alguien ha denunciado su presencia.
Habrá que buscar en todos los panales,
en cada jardín de la ciudad.

Todo indica que se recompensará a quien la encuentre.

Ahora sólo falta que atrapen al hombre repetido,
al que llevo en cada uno de mis gestos.

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Envejezco irremediablemente

He creído demasiado en la existencia de Dios,
ensimismado en una tristeza que me habita,
agonizo a horas de su nombre.

Tengo pensamientos afines con la soledad,
nadie conoce mi nombre
vivo al otro lado de la parafernalia permanente
cerca del sereno movimiento que habita en el silencio.

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Existencia proletaria

A Fidel no le agrada la actual situación de Cuba,
ser el adalid de una masa proletaria.

Es decir, mirar el destino directamente a los ojos.
Él sabe que el tiempo juega en su contra
que la revolución lo estafó con sus ofertas demagógicas.

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La esperanza

¡Oh día grande de la luz eterna!
¡Día sin fin!, la noche en ti no alterna,
quizá va a despuntar tu primer rayo,
yo te espero sin ansia ni desmayo;
se acabarán mis males pasajeros,
y empezarán los bienes verdaderos.

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BALADA DE PABLO DE ROKHA

Yo canto, canto sin querer, necesariamente, irremediablemente, fatalmente, al azar de los sucesos, como quien come, bebe o anda y porque sí; moriría si NO cantase, moriría si NO cantase; el acontecimiento floreal del poema estimula mis nervios sonantes, no puedo hablar, entono, pienso en canciones, no puedo hablar, no puedo hablar; las ruidosas, trascendentales epopeyas me definen, e ignoro el sentido de mi flauta; aprendí a cantar siendo nebulosa, odio, odio las utilitarias, labores, zafias, cuotidianas, prosaicas, y amo la ociosidad ilustre de lo bello; cantar, cantar, cantar…—he ahí lo único que sabes, Pablo de Rokha!…

* * *

Los sofismas universales, las cosmicas, subterráneas leyes dinámicas, dinámicas me rigen, mi canción natural, polifónica se abre, se abre más allá del espíritu, la ancha belleza subconciente, trágica, matemática, fúnebre, guía mis pasos en la oscura claridad; cruzo las épocas cantando como un gran sueño deforme, mi verdad es la verdadera verdad, el corazón orquestal, musical, orquestal, dionysiaco, flota en la augusta perfecta, la eximia resonancia unánime, los fenómenos convergen a él, y agrandan su sonora sonoridad sonora, sonora; y estas fatales manos van, sonámbulas, apartando la vida externa, —conceptos, fórmulas, costumbres, apariencias,—mi intuición sigue los caminos de las cosas, vidente, iluminada y feliz; todo se hace canto en mis huesos, todo se hace canto en mis huesos.

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EPITAFIO EN LA TUMBA DE JUAN

Aquí Yace «Juan, el carpintero»; vivió setenta y tres años sobre la tierra, pobremente, vió grandes a sus nietos menores y amó, amó, amó su oficio con la honorabilidad del hombre decente, odió a la capitalista imbécil y al peón canalla, vil o utilitario; —juzgaba a los demás según el espíritu—.

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ESTILO DEL FANTASMA

Ya por añejos vinos,
corre sangre, corren caballos negros, corren sollozos, corre muerte,
y el sol relumbra en materias extrañas.
Sobre el fluir fluyente, abandonado, entre banderas fuertes,
sujeto tu ilusión, como un pájaro rojo,
a la orilla de los dramáticos océanos de números;
y, cuando las viejas águilas,
atardecen tus pupilas de otoño, llenas de pasado guerrero,
y el escorpión del suceder nos troncha la espada,
mi furiosa pasión,
mi soberbia,
mi quemada pasión,
contra «la muerte inmortal», levantándose, frente a frente,
enarbola sus ámbitos,
la marcha contra la nada, a la vanguardia de aquellos ejércitos tremendos,
en donde relucen las calaveras de los héroes.

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GENIO Y FIGURA

Yo soy como el fracaso total del mundo, ¡oh, Pueblos!
El canto frente a frente al mismo Satanás,
dialoga con la ciencia tremenda de los muertos,
y mi dolor chorrea de sangre la ciudad.
Aún mis días son restos de enormes muebles viejos,
anoche «Dios» llevaba entre mundos que van
así, mi niña, solos, y tú dices: «te quiero»
cuando hablas con «tu» Pablo, sin oírle jamás.

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GRAN MARCHA HERÓICA

Arriba, un atrevimiento de águilas, abajo, el pecho del pueblo y en la línea definitiva, entre los altos y anchos candelabros de la Humanidad, y las trompetas que braman como vacas, entre naranjos y duraznos y manzanos que, como caballos, relinchan, entre barcos y espadas, rifles y banderas en flor, al paso de parada negro y fundamental de los héroes, tú y tu ataúd de acero.

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GRANO DE PÓLVORA A UNA CIGARRA

Empuña el sol tocando y desparramando su cuerno de fuego, y en los surcos maduros el pan estalla entre gaviotas y vasijas…

Todo está hecho así, Luisita: vihuelas y cadenas, y somos materia que habla, materia que llora, materia que canta y enormes categorías de espanto; cae el hombre y se levanta la sociedad huracanada, rompiendo esclavitud adentro y congojas grandes como espigas o como estruendos de eternidades que batallan arrojándose montañas a la cara; amor, aquí estoy cuidando tu sueño como un tigre rojo o un soldado de basalto de centinela en las avanzadas del mundo.

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ORACIÓN A LA BELLEZA

El mundo está llorando RECIÉN nacido, oh! divinidad del sueño, y tú arrullas maternalmente, maternalmente al pequeño idiota RUBIO, con el problema azul de las últimas canciones…

* * *

A compas del minuto evolucionas, y eres eterna e INMUTABLE; tu actitud asciende al PULPITO ideal de las estrellas y SANTIFICA los excrementos del asno, nivela los fenómenos, el bien y el mal; y tus pies, llenos de claridad, caminan sobre el dolor mineral de los pueblos colmando de verdades la milenaria y vil, errante voz «del animal HUMANO»

* * *

Conmoción religiosa, trágica, dyonisiaca de la substancia INNUMERABLE, espíritu del universo y pan del TRISTE, pan del TRISTE, belleza, raíz de Dios, —el temblor de su dedo enorme, la nocturna luz MUERTA de sus pupilas inexistentes—, mujer que enloqueciste con tus caricias al mas GRANDE de los poetas: Satanás.

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SOY EL HOMBRE CASADO

Soy el hombre casado, soy el hombre casado que inventó el matrimonio;
varón antiguo y egregio, ceñido de catástrofes, lúgubre;
hace mil, mil años hace que no duermo cuidando los chiquillos y las estrellas desveladas;
por eso arrastro mis carnes peludas de sueño
encima del país gutural de las chimeneas de ópalo.

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POESÍA FUNERARIA

Indiscutiblemente, en casas de arriendo,
a la ribera del pan y su situación aldeana de sombrero de sol,
contra empleados grandes o desesperados
y viudas terribles, que desprenden cabellos de estructura amarilla,
así moriremos, tal vez, al bramar contra la montaña.

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Amantes

El que todo lo ama con las manos
despierta la caricia de las cítaras,
siente el silencio y su pesada carne
fluyendo como ungüento entre los dedos,
lame la lenta lengua de sus manos
el hueso de la tarde y sus sortijas
se enredan en el ave adormecida
del viento.

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Al alimón

Pedro Salinas – Pablo Mora

Mientras haya
en el mundo alguna puerta,
una gota en el alambre
o una lágrima en la estrella.

Mientras haya
alguna ventana abierta,
ojos que vuelven del sueño,
otra mañana que empieza.

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Ars Poética

limpiar el poder cuando corrompa

vigilar mientras todos duermen

unir lo posible con lo imposible

mantener abierta la palabra

sacar la flor de las cenizas

llevar el infinito a cuestas

salirle al paso a la mirada

alentar todas las formas

alumbrar la maravilla

encender relámpagos

asombrar al tiempo

descubrir el secreto

sentir las sombras

fundar los sueños

salvar al hombre

amar al viento

decir verdad

seguir puntualmente al sol

sentarse en el lugar del hambre

acordarse del viaje hacia la sombra

dar tiempo al camino a que regrese

despertar a latigazos el silencio

mantenerse como un latido

llevar a peso las palabras

reinar sobre la muerte

revivir cada día

salvarse juntos

festejar la vida

cambiar la vida

transformar la vida

asolear la eternidad

hacer más vivo el vivir

llegar vivos a la muerte

hacer buena la palabra

hacerla arado paz combate

furente empuñada inextinguible

dar con la antigua huella de la paz

con los nuevos caminos de la aurora

salvaguardar al hombre que florece

la trocha que nos lleve al alumbraje

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Asombro al descubierto

Je est un autre.

Rimbaud

Je suis l´autre.

Nerval

FUEGO QUE PASAS Fuego amigo Fuego

En el bosque que sólo tú conoces

llama que corre salta y se desliza

Testigo de la noche primigenia

sé vuelo de latidos y esperanzas

el encaje del mar juvenecido

la lujuria del alba descubierta

la pena capital de la belleza

La centuria crispada de milagros

el puma americano a la intemperie

el grito salpicando en la garganta

nunca jamás la lumbre acuartelada

Oh Padre Padre Nuestro Sideral

A los pies de la muerte y la derrota

funda la sinrazón mientras fulgures

mantén en alto la locura en cierne

desnudo solitario insomne en vela

velando a pensamientos desatados

TAYTALLAY TAYTA ríe a carcajadas

Gran Almirante Padre Cenital

Échate bien al hombro tu carcaj

Oh Padre Padre Nuestro Sé puntual

Pide tu asombro en busca de un instante

Pide tu voz en alta llamarada

Pide tus sienes en pasión de espera

Pide tu aliento en tempestad de gloria

Pide a los hombres su inmortal batalla

el milagro que falta para el rayo

en guerra de la muerte Pide todo

el corazón del mar para la paz

Pide tu luz en aras de la tarde

para implorar la vocación al viento

para entonarle el aldabón al sueño

Pide en verdad las manos de la aurora

para anunciar la paz a los humanos

más airados que nunca por la guerra

SAL LUCERO DEL ALBA sal y mira

Fulge tranquilo en cada bosque en celo

Fabrícale sonrisas a la lágrima

Al azul una escuela vespertina

Lanza al viento un tropel de papagayos

Alza en tus manos la fugaz dulzura

Enciende tú la paz sobre la celda

La gota roja en la espesura apaga

En luceros transforma la centella

Escucha de cuclillas a la rosa

Sacúdele la pena a la atarraya

Confiésale a la piedra tus secretos

Celebra el cumpleaños a los árboles

Alarga el día al callejón sombrío

Enarbola tu canto en cada aldea

Al herbaje desteje sus clinejas

Al agua los rastrojos y botellas

no te olvides de darles de beber

LA SEMILLA DEL HOMBRE germinando

La oscuridad del hambre en emboscada

Los suspiros indígenas gargantas

pececillos aullando en la creciente

crujientes vendavales milenarios

los pliegues de los siglos cabizbajos

Por obra y gracia del insomnio el hombre

el hombre rayo que arde en la tormenta

alarido crispado en huracán

por fin él ocupándose del hombre

el hombre simplemente el hombre a solas

en paz consigo con su pena al hombro

Al descubierto hermano universal

guarango chontaduro cañahuate

chaguaramo apamate guayacán

samán araguaney o flamboyán

universal ceniza en singladura

en pulpa en hueso en lluvia en soledad

Los pájaros los árboles el hombre

el hombre a punta de hombre y tempestad

semilla germinal a la intemperie

andando andando andando andando andando

SER TRIGO pan espiga sueño niño

Hundirse hurgarse ser sentirse serse

Asombrarse del silencio de la rama

y más del silencio de la hoja

que apenas si nos oye

Creernos indispensables todavía

para el terrazgo que nos queda

Maravillarnos del discurso del agua

Acabar con la guerra que nos cruza

la noche que nos cruza
el hambre que nos cruza

Asomarnos al canto de los árboles

Escuchar el aplauso de los pájaros

cuando revienta en diapasón el día

a pesar del estruendo de las hambres

o al fondo más lejano de los vasos

Cósmico Movimiento Imagen Móvil

Orden de Sucesiones Devenir

Trashumancia Invención Solemnidad

Cuerpo de luz asombro al descubierto

Dinos del viento y su camino largo

Dinos del Sol y su trajín sagrado

Dinos del hombre y su tristumbre amarga

Dinos del niño y su cocuyo insomne

De la noche gastada diluvial

De la antigua memoria de las aguas

Dinos del mar y de las islas claras

Claridad hechizada sorprendida

Fuego que pasas soledad en fuego

El Lucero del Alba nos alumbra

A los pies del asombro y la derrota

Desnudo solitario insomne en vela

Velando a pensamientos desatados

Un cielo abierto un solitario insomne

Una raza que canta en la tormenta

Hay peces que navegan en el aire

En las extrañas islas de la noche

A la orilla más pura de la calma

FUEGO QUE PASAS Fuego amigo Fuego

En el bosque que sólo tú conoces

llama que corre salta y se desliza

Testigo de la noche primigenia

sé vuelo de latidos y esperanzas

el encaje del mar juvenecido

la lujuria del alba descubierta

la pena capital de la belleza

La centuria crispada de milagros

el puma americano a la intemperie

el grito salpicando en la garganta

nunca jamás la lumbre acuartelada

Oh Padre Padre Nuestro Sideral

A los pies de la muerte y la derrota

funda la sinrazón mientras fulgures

mantén en alto la locura en cierne

desnudo solitario insomne en vela

velando a pensamientos desatados

TAYTALLAY TAYTA ríe a carcajadas

Gran Almirante Padre Cenital

Échate bien al hombro tu carcaj

Oh Padre Padre Nuestro Sé puntual

Pide tu asombro en busca de un instante

Pide tu voz en alta llamarada

Pide tus sienes en pasión de espera

Pide tu aliento en tempestad de gloria

Pide a los hombres su inmortal batalla

el milagro que falta para el rayo

en guerra de la muerte Pide todo

el corazón del mar para la paz

Pide tu luz en aras de la tarde

para implorar la vocación al viento

para entonarle el aldabón al sueño

Pide en verdad las manos de la aurora

para anunciar la paz a los humanos

más airados que nunca por la guerra

SAL LUCERO DEL ALBA sal y mira

Fulge tranquilo en cada bosque en celo

Fabrícale sonrisas a la lágrima

Al azul una escuela vespertina

Lanza al viento un tropel de papagayos

Alza en tus manos la fugaz dulzura

Enciende tú la paz sobre la celda

La gota roja en la espesura apaga

En luceros transforma la centella

Escucha de cuclillas a la rosa

Sacúdele la pena a la atarraya

Confiésale a la piedra tus secretos

Celebra el cumpleaños a los árboles

Alarga el día al callejón sombrío

Enarbola tu canto en cada aldea

Al herbaje desteje sus clinejas

Al agua los rastrojos y botellas

no te olvides de darles de beber

LA SEMILLA DEL HOMBRE germinando

La oscuridad del hambre en emboscada

Los suspiros indígenas gargantas

pececillos aullando en la creciente

crujientes vendavales milenarios

los pliegues de los siglos cabizbajos

Por obra y gracia del insomnio el hombre

el hombre rayo que arde en la tormenta

alarido crispado en huracán

por fin él ocupándose del hombre

el hombre simplemente el hombre a solas

en paz consigo con su pena al hombro

Al descubierto hermano universal

guarango chontaduro cañahuate

chaguaramo apamate guayacán

samán araguaney o flamboyán

universal ceniza en singladura

en pulpa en hueso en lluvia en soledad

Los pájaros los árboles el hombre

el hombre a punta de hombre y tempestad

semilla germinal a la intemperie

andando andando andando andando andando

SER TRIGO pan espiga sueño niño

Hundirse hurgarse ser sentirse serse

Asombrarse del silencio de la rama

y más del silencio de la hoja

que apenas si nos oye

Creernos indispensables todavía

para el terrazgo que nos queda

Maravillarnos del discurso del agua

Acabar con la guerra que nos cruza

la noche que nos cruza
el hambre que nos cruza

Asomarnos al canto de los árboles

Escuchar el aplauso de los pájaros

cuando revienta en diapasón el día

a pesar del estruendo de las hambres

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El luto

El luto humano anuncia grandes cementerios bajo la Luna. O bajo los soles de arena y viento, donde los seres de este mundo asistimos a un nuevo Apocalipsis.

Sombrío señorío sobre la vida y la ilusoria paz, el exterminio de todo lo que suspira y palpita, en soledad, en multitud, por mar, aire y polvo, en cita atroz.

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Empezamos

Empezamos midiendo con la mano
el patio, el cielo de la antigua escuela;
ahora solamente sopesamos
el llanto de la muerte en pie de guerra.

Cuando niños jugamos al castillo,
los sueños se mecían en las sienes,
diciembre —lumbre en colosal niñura—,
algo mejor para el mañana ignoto.

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Errabundos

Errabundos, soñamos con la Paz. Mientras la creación entera gime y siente dolores de parto. Mientras el Espíritu aboga por nosotros con gemidos inefables. Confiamos en la esperanza desconocida. A pesar del invasor, de la destrucción, del fuego, del asolamiento; del desarraigo, del exilio, de la cárcel, de las cadenas y los azotes; surgidos del filo de la aflicción, desbarataremos los campamentos del enemigo, libraremos nuestra vieja casa, dejando a la ‘ramera’ desolada, desnuda, devorada por el fuego.

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Hicimos la mochila

y nos volvimos vagabundos
Apoyamos las palabras sobre la sangre
Cargamos los dados en la apuesta
Arrestamos al viento al sol las mariposas

Supimos del alma del silencio
de la piedra que alguna vez fue estrella
del sagrado terror de la locura

Fuimos un retrato del alma de la tierra
Dejamos pasar la noche por encima de nosotros
mientras las islas no se cansaban de bañarse

Nos hicimos a la lluvia
Matamos la tristumbre
Rompimos alfileres paraguas y repisas
Inventamos ratos penas alegrías y tardanzas
Echamos un vistazo al mundo

Nos provocó quedarnos solos en la tierra
Faltó ponerle trampas a la muerte

De Asombro al descubierto (1996)

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Iban y venían

Se levantaban juntos

Pasaban el día juntos

Leían juntos

Uno acero y plata

El otro tez olivácea

barba negra nazarena

ojos oscuros y hundidos

árabe ancestro de andaluza estirpe

Hasta que un mediodía uno de ellos estuvo muerto

y por la cuadra en silencio revoloteó

una bella mariposa de tres colores

Dicen que ahora se les ve

muy de tarde en tarde y de noche en noche

en una isla espiritual caída del cielo

protegiendo el corazón de sus auroras

templándole la cuerda a la esperanza

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Insomne lumbre

Que cada palabra lleve lo que dice.

Rafael Cadenas

Expresar asombros y nochuras. Enterrar la muerte. Inventar la vida. Abrirle los postigos a la noche. Cerrar los ojos a la luna. Dar con el árbol del primer camino. Con la vereda que nos vio salir.

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La mano

Salve, mano, alfarera de mis versos,
por quien recobran mis sonetos vida
en el cuarto anular de la partida
y en el sexto pulgar de sus reversos.

Salve, meñique, y sus acentos tersos
y tú esdrújulo índice en salida,
donde cabalga siempre en embestida
la furia de mis ritmos circunversos.

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Larguísima

la noche que nos cruza

Acaso brille un lucero a la intemperie

Acaso algún horizonte vista claridades

Tal vez afuera lejos de la tierra

Somos otros en despiadada espera sostenidos

El canto está apagado su ojo insomne

inmenso insomne párpado nocturno

Defendamos con urgencia los fueros de la vida

amenazada

Se necesitan palabras que golpeen

fuego que haga visible el ramo del primer sol

esa mujer desconocida que es la nochepoesía

la más larga y gozosa de las noches

Como un árbol al pie de la tormenta

en vela con la lira de su insomnio

ven a sentarte en el lugar del grito

ven a mirar el tiempo que comienza

ven conmigo a esperar la clarinada

la memoria y certeza de estar vivos

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Librémonos

Del poeta que escriba en menguante. Del sol que caliente la
miseria. De la antigua procesión de hojas marchitas. Del virginal
destierro sin regreso. Del zorro tiempo que cosió el silencio. De las
vergüenzas, los odios, los bisiestos años. De los millones, billones o
trillones de justos.

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Nada te detenga

ermitaño augusto

vigoroso camarada

esquiva naufragios y centellas

vuele libre tu alma centinela

Armémonos de nuevo contra la injusticia

Demos por sagrado el desorden de nuestro espíritu

por ineludible el insomnio y la noche que nos cruzan

Indispensable llegar a lo desconocido

Porque en el tiempo no fuiste un pájaro

sino un rayo en la noche de la especie

una persecución sin tregua de la vida

una raza que canta en la tormenta

relumbra vela brilla resplandece

para que el canto siempre permanezca

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Nunca más huérfana

la vigilia que cuando un alma que en soledad vivía

quedó también en soledad herida

Nunca la soledad sonora fue más noche sosegada

que cuando aquella Esposa sintió que todos

mil gracias le fueron refiriendo de su Amado

Nunca el amor jugó mejor al escondido que cuando

aquéllos entre montes y riberas entre prados y verduras

anduvieron

Pastores huertos rosas flores prados

¿Acaso por vosotros ha pasado aquél que os decía

Decidle que adolezco peno y muero aquél

que andando enamorado se hizo perdidizo y fue ganado?

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Palermo

De regreso del campo, del Amparo
—fresco follaje que tocaba el cielo—
antes, mucho antes de llegar a casa,
pasábamos, silentes, por Palermo.

Para mí, Palermo era pura luna
—mansa finca dormida en la floresta—.
Desde Los Alpes nunca fui a Palermo
mientras Palermo me llevó a la luna.

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Regreso

Hoy entreabrí la puerta de la infancia
con la nostalgia vuelta hacia la cuna
y no encontré ni un rastro de la luna
que ayer nomás iluminó mi estancia.

Hoy me inundó la mar de la distancia
al evocar mi vegetal laguna
y en la vieja resaca una por una
fue anclando sus pisadas mi inconstancia.

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Samain diría

el aire es quieto y de una contenida tristeza

Vallejo dice hoy la Muerte está soldando cada lindero

a cada hebra de cabello perdido desde la cubeta de un frontal

donde hay algas toronjiles que cantan divinos almácigos

en guardia

Nunca sino ahora supe que existía una puerta

otra puerta y el canto cordial de las distancias

¿ Hasta dónde me alcanzará esta lluvia?

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Olivo

Mansedumbre crecida
que su fruto confiere
al impulso
fugaz que se acerca
y demanda, insaciable añoranza
de paciencia
y esfuerzo, vano intento de ser
que insistente reclama
del vano oficio
su mesura alada
y ofreciendo
cruel
ensalmo en su luz vencida
hiere del tiempo
su esbeltez negada, quimera altiva
que afligido acata.

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