Visiones

XVIII
Las madres allí están, desde allí miran
las polvorientas, las hundidas madres,
secas fuentes del hijo,
los vientres desfondados,
los arrugados muslos como perlas marchitas,
largos lirios quemados por las lágrimas
en un aire que gime como los moribundos,
aire que huele a la perdida sangre
en que los hijos nadan
antes de entrar en el combate de oro,
cuando estrenen su casa de temblores
vistiendo el tenebroso
ropaje del perfecto paraíso.

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Almería

Los vientos aquí no tienen insignias en movimiento, pero recorren
una vacía oscuridad, una destemplada luz;
ramas que no se doblan, nunca una flor torturada
se estremece, raíces agotadas, a punto de volar;
alado futuro, marchito pasado, ni semillas ni hojas
dan fe de esos veloces pies invisibles: corren
libres por una tierra desnuda, cuyo pecho recibe
todo el fiero ardor de un sol desnudo.

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Amor extraviado

El vino tinto que lentamente caía y rebosaba en la concha
de la perla, donde los labios se habían rozado, tan livianos y veloces
como los pétalos desnudos de la rosa a la deriva
sobre el lento estribillo de laúd
del canto estival de la abeja: riéndose mientras descendían,
memorias doradas: inciensos de sueño, regalos de infancia,
azules como el humo que transportan los lejanos horizontes,
frágiles como las alas de Ariel: –

en la pira estas cosas entrañables extendí;
y se prendió la llama, y fuerte la aticé,
y, cargado de esperanza, pude contemplar el pasado en ruinas.

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Carpe noctem

No hay futuro, no hay más pasado,
ni raíces ni frutos, flores pasajeras solo.
Túmbate tranquila, túmbate tranquila y la noche perdurará,
silenciosa y oscura, no por un espacio de horas,
sino eternamente. Déjame olvidar
todo menos tu perfume, todas las noches menos esta,
la pena, el infructuoso llanto, el pesar.

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El espejo

A cámara lenta, la luz de la luna una vez atravesó
el soñador espejo,
donde, hincados, inviolablemente hondos,
viejos secretos no olvidados albergan
inolvidables maravillas.
Pero ahora polvorientas telarañas se entrelazan
por el espejo, el que antaño
viera los dedos que retiraban el oro
de una despreocupada frente;
y las profundidades son cegadas a la luna,
y olvidados sus secretos, nunca dichos.

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La rueda ardiente

Exhausta de tantas vueltas,
mortificada por tan frenético desasosiego,
ansiando perfilar el dolor circunferente
-la vertiginosa llanta a toda velocidad-
hacia el centro inanimado, y allí reposar,
la rueda debe ir de agonía
en agonía contrayéndose, hasta volver
al núcleo de acero.

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Las puertas del templo

Numerosas son las puertas del espíritu que llevan
al más íntimo santuario:
y considero las puertas del templo divinas,
pues el dios del lugar es Dios mismo.
Y estas son las puertas que Dios dispuso
que a su casa llevaran: vino y besos,
fríos abismos del pensamiento, juventud sin tregua,
y tranquila senectud, plegaria y deseo,
el pecho del amante y de la madre,
el fuego del juicio y el fuego del poeta.

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Magnánimos romanos

Columnas y fuentes eternas,
chorros de escarcha y viva espuma,
desde las siete montañas dejémoslas saltar,
Las siete colinas de Roma.

Por resonantes arcos y bóvedas flanqueadas,
dejemos las calles marchar triunfales;
mandemos a los acueductos marchar
por la llanura de abajo infatigables.

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Tinieblas

Mi alma tapiada jamás ha conocido
oscuridad tan íntima, paisaje deslumbrante,
como el punto ciego, del que brotan las visiones
en el corazón de la mirada crisólita…
la oscuridad mística que acaricia el trono de Dios
en un esplendor más allá de lo imaginable,
tan rápido y brillante.

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Topiario

No siendo posible a veces comprender
por qué hay gente cuya carne ha de parecer
cual carroña tumefacta en fétida vaharada,
henchida de larvas ante el ojo que la mira,
henchida de larvas para el tacto de una mano;
por qué hay hombres sin piernas,
como balas en carritos chirriando
cual monos de interminables brazos:
no pudiendo ver por qué Dios el Topiario
ha de formar, esculpir y retorcer
los cuerpos humanos en tan fantasmagóricas figuras:
sí, ignorando la finalidad de todo esto, a veces deseo
ser algo fabuloso en la mente de un tonto,
o, en el fondo del océano, en un mundo sordo y ciego,
feliz y remoto, un gigantesco pez de desorbitados ojos.

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Adiós

Paris
Una estrella desnuda
Se alumbra sobre el llano

Esa estrella la llevara en mi mano

En Notre Dame
los ángeles se quejan
Al batir las alas nacen albas
Mas mis ojos se alejan

Todas las mañanas
Baja el sol a tu hostia que se eleva
Y en Montmartre los molinos
la atmósfera renuevan

París
En medio de las albas que se quiebran
Yo he florecido tu Obelisco
Y allí canté sobre una estrella nueva

ADIÓS

Llevo sobre el pecho
Un collar de tus calles luminosas
Todas tu calles
me llamaban al irme

Y en todas las banderas
Palpitaban adioses

Tus banderas de los nobles ardores

Al pasar
arrojo al Sena
un ramo de flores

Y entre los balandros que se alejan
Tus balandros que pacen en las tardes
Dejar quisiera el más bello poema

El Sena
bajo sus puentes se desliza
Y en mi garganta un pájaro agoniza

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Alerta

Media noche
En el jardín
Cada sombra es un arroyo

Aquel ruido que se acerca no es un coche

Sobre el cielo de París
Otto Von Zeppelín

Las sirenas cantan
Entre las olas negras
Y este clarín que llama ahora
No es un clarín de la Victoria

Cien aeroplanos
Vuelan en torno de la luna

APAGA TU PIPA

Los obuses estallan como rosas maduras
Y las bombas agujerean los días

Canciones cortadas

tiemblan entre las ramas
El viento contorsiona las calles

CÓMO APAGAR LA ESTRELLA DEL ESTANQUE

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Altazor

Prefacio

Nací a los treinta y tres años, el día de la muerte de Cristo; nací en el Equinoccio, bajo las
hortensias y los aeroplanos del calor.
Tenía yo un profundo mirar de pichón, de túnel y de automóvil
sentimental.

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Aquí estamos

Nada está sujeto a los ojos para siempre
Nada tiene lazos de leyenda a través del murmullo
Sólo tu sombra da el destino y despierta la caverna
Tu lumbre que suspira a modo de subir
Entregándose entera en su esperanza
Como chispa confiada y como signo de su hondura

Volvamos al principio sin conclusión alguna
En virginal salida de la piel vidente
Sin suceso del día ni del año sino largo memorial
De la raíz a la más alta punta
Con los dedos crecidos por el viento
Y el terror de los anuncios obscuros regalados
Humildemente regalados como semillas a la madre
Así el barco buscado por sus aguas
Ha de reconocer los fluidos de su acento
Y será reconocido por las puertas hermanas

La idea es nacimiento y sepulcro de grandes alas
Es vuelo general es huñida de células y huesos
En árbol repentino sin recuerdo aparente
Es un río asomado a su balcón
En el ir y venir de rincones incógnitos
Entre cabezas y corazones asustados por su modo de ser
Infinito alarido por el tiempo enseñado
Con tanta muerte adentro que es cúspide de vida
Interminable océano sacrificado a la noche
Y noche sacrificada al sol que no la espera

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Astro

El libro
Y la puerta
Que el viento cierra

Mi cabeza inclinada
sobre la sombra del humo
Y esta página blanca que se aleja.

Escucha el ruido de las tardes vivas

Reloj del horizonte.

Bajo la niebla envejecida
Se diría un astro de resorte.

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Balada de lo que no vuelve

Venía hacia mí por la sonrisa
Por el camino de su gracia
Y cambiaba las horas del día
El cielo de la noche se convertía en el cielo del amanecer
El mar era un árbol frondoso lleno de pájaros
Las flores daban campanadas de alegría
Y mi corazón se ponía a perfumar enloquecido

Van andando los días a lo largo del año
¿En dónde estás?

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Balandro

Los recuerdos
se han fatigado de seguirme

LA SENDA ERA TAN LARGA

Este viento venía de unas alas
Y los días pasan aullando al horizonte

Como un balandro joven
Crucé muchas tormentas
Entre canciones marineras

Todas las gaviotas
dejaron plumas en mis manos

Tras la última montaña
los meses descendían

Un póstumo cantar nos cerró la salida

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Bay Rum

En tus cabellos se ha dormido
Aquella alondra que voló cantando

CUÁL ERA MI CAMINO

Nunca podré encontrarlo

La cascadas
Pequeñas cabelleras en la orilla
Sus estrellas resbalan y no brillan

En el cielo despoblado
Tan sólo tu cabellera sideral
Suelta sobre la tarde

Aquellas llamas que arden
Oración o cantar

Dame tu mano
Vamos Vamos

Hay un poco de música en el musgo

Huir
hacia el último bosque

Y en la noche
Vaciar tu cabellera sobre el mundo

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Campanario

A cada son de la campana
un pájaro volaba
Pájaros de ala inversa
que mueren entre las tejas

Donde ha caído la primera canción.

Al fondo de la tarde
las llamas vegetales
En cada hoja tiembla el corazón

Y una estrella se enciende a cada paso.

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Camino

Un cigarro vacío

A lo largo del camino
He deshojado mis dedos

Y jamás mirar atrás

Mi cabellera
Y el humo de esta pipa

Aquella luz me conducía
Todos los pájaros sin alas
En mis hombros cantaron

Pero mi corazón fatigado
Murió en el último nido

Llueve sobre el camino
Y voy buscando el sitio
donde mis lágrimas han caído

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Casa

Sobre la mesa
el abanico tierno
Un pájaro muerto en pleno vuelo

La casa de enfrente
blanca de yeso y de nieve

En el jardín ignorado
alguien pasea

Y un ángel equivocado
Se ha dormido sobre el humo de la chimenea

Para seguir el camino
Hay que recomenzar

QUIÉN ESCONDIÓ LAS LLAVES

Había tantas cosas que no pude encontrar

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Cruz

Algo se ha quedado
Sobre las más tibias lejanías

En todas las rutas
había sangre de mis plumas

Al querer recogerlas
he visto que eran muchas

No es el Cristo que ha pasado
Lento como las horas del Oriente

Mi cruz no cargó mis espaldas
Ni vuela sobre los techos

EN LA CAMPIÑA HABÍA PUNTOS ROJOS

Mi cruz sin alas iba en mi pecho
Y no ha querido nunca cerrar los ojos

Un pájaro se quema en el ocaso
Cuántas cosas hemos olvidado

Mirando hacia la vida
He visto mi cigarro
Que humea en las más tibias lejanías

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Días y noches te he buscado

(De poemas póstumos #3)

Días y noches te he buscado
Sin encontrar el sitio en donde cantas
Te he buscado por el tiempo arriba y por el río abajo
Te has perdido entre las lágrimas

Noches y noches te he buscado
Sin encontrar el sitio en donde lloras
Porque yo sé que estás llorando
Me basta con mirarme en un espejo
Para saber que estás llorando y me has llorado

Sólo tú salvas el llanto
Y de mendigo oscuro
Lo haces rey coronado por tu mano

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Égloga

Sol muriente

Hay una panne en el motor

Y un olor primaveral
Deja en el aire al pasar

En algún sitio
una canción

EN DÓNDE ESTÁS

Una tarde como ésta
te busqué en vano
Sobre la niebla de todos los caminos
Me encontraba a mí mismo
Y en le humo de mi cigarro
Había un pájaro perdido

Nadie respondía

Los últimos pastores se ahogaron

Y los corderos equivocados
Comían flores y no daban miel

El viento que pasaba
Amontona sus lanas

Entre las nubes
Mojadas de mis lágrimas

A qué otra vez llorar
lo ya llorado

Y pues que las ovejas comen flores
Señal que ya has pasado

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El célebre océano

El mar decía a sus olas
Hijas mías volved pronto
Yo veo desde aquí las esfinges en equilibrio sobre el alambre
Veo una calle perdida en el ojo del muerto
Hijas mías llevad vuestras cartas y no tardéis
Cada vez más rápidos los árboles crecen
Cada vez más rápidas las olas mueren
Los récord de la cabeza son batidos por los brazos
Los ojos son batidos por las orejas
Sólo las voces luchan todavía contra el día

Creéis que oye nuestras voces
El día tan maltratado por el océano
Creéis que comprende la plegaria inmensa de esta agua que cruje
Sobre sus huesos

Mirad el cielo muriente y las virutas del mar
Mirad la luz vacía como aquel que abandonó su casa
El océano se fatiga de cepillar las playas
De mirar con un ojo los bajos relieves del cielo
Con un ojo tan casto como la muerte que lo aduerme
Y se aduerme en su vientre

El océano ha crecido de algunas olas
El seca su barba
Estruja su casaca confortable
Saluda al sol en el mismo idioma
Ha crecido de cien olas

Esto se debe a su inclinación natural
Tan natural como su verde
Más verde que los ojos que miran la hierba
La hierba de conducta ejemplar

El mar ríe y bate la cola
Ha crecido de mil olas

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El paso del retorno

A Raquel que me dijo un día:
«Cuando tú te alejas un sólo instante,
el tiempo y yo lloramos…»

Yo soy ese que salió hace un año de su tierra
Buscando lejanías de vida y muerte
Su propio corazón y el corazón del mundo
Cuando el viento silbaba entrañas
En un crepúsculo gigante y sin recuerdos

Guiado por mi estrella
Con el pecho vacío
Y los ojos clavados en la altura
Salí hacia mi destino

Oh mis buenos amigos
¿Me habéis reconocido?

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Ella

Ella daba dos pasos hacia adelante
Daba dos pasos hacia atrás
El primer paso decía buenos días señor
El segundo paso decía buenos días señora
Y los otros decían cómo está la familia
Hoy es un día hermoso como una paloma en el cielo

Ella llevaba una camisa ardiente
Ella tenía ojos de adormecedora de mares
Ella había escondido un sueño en un armario oscuro
Ella había encontrado un muerto en medio de su cabeza

Cuando ella llegaba dejaba una parte más hermosa muy lejos
Cuando ella se iba algo se formaba en el horizonte para esperarla

Sus miradas estaban heridas y sangraban sobre la colina
Tenía los senos abiertos y cantaba las tinieblas de su edad
Era hermosa como un cielo bajo una paloma

Tenía una boca de acero
Y una bandera mortal dibujada entre los labios
Reía como el mar que siente carbones en su vientre
Como el mar cuando la luna se mira ahogarse
Como el mar que ha mordido todas las playas
El mar que desborda y cae en el vacío en los tiempos de abundancia
Cuando las estrellas arrullan sobre nuestras cabezas
Antes que el viento norte abra sus ojos
Era hermosa en sus horizontes de huesos
Con su camisa ardiente y sus miradas de árbol fatigado
Como el cielo a caballo sobre las palomas.

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Emigrante a América

Estrellas eléctricas
Se encienden en el viento

Y algunos signos astrológicos
han caído al mar

Ese emigrante que canta
Partirá mañana

Vivir

Buscar

Atado al barco
como a un horóscopo
Veinte días sobre el mar

Bajo las aguas
Nadan los pulpos vegetales

Detrás del horizonte abierto
El otro puerto

Entre el boscaje
Las rosas deshojadas
iluminan las calles

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Estrella hija de estrella

Había signos en el aire
Había presagios en el cielo
Tenía que brotar la gracia de repente
Con sus pasos de gloria
Con todos sus gérmenes sagrados
Con su aliento de vida o muerte

Venía la belleza de quién sabe donde
Venía hacía mis ojos
Con su andar de planeta seguro de su tiempo…
Es la ley misteriosa que de pronto se encarna
Y se hace realidad en un instante.

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