Presencia numerosa

Flor
Número del día
Anillo del cielo
Vivo espejo presente

Tus ojos
Espuma de luz
Sueño de estrella
Tus cabellos
Ala infinita
Agua disuelta

Brilla en tu llanura interior
Claridad
Cierta palpitación pasea por tu nombre
Una llama azul
Sostiene tu dulce rumbo
Alrededor de tus sienes
Se precisan los viajes del viento
Lámpara tenue
Ah la lejanía
Cada flor
Cada beso tuyo
En actitud de fin
De tu paso
Va desprendiéndose la noche
Como una gran edad

 » Leer Mas…

Qué es lo cierto

¿Qué es lo cierto?

¿Qué es lo cierto?
La voz es un temor que devora.
La voz existe sin signos, sin fuego, como un desfiladero
natural en el seno del abismo.
En los días y en las noches, las horas nos engranan
como un mecanismo enigmático, como si lo inefable
resplandeciese y un escudo cubriera de estupor nuestro viaje.

 » Leer Mas…

Asalto al sol 29

He visto
en mi salto
a un hombre
que caía
sube Altazor
los paracaídas
son muletas
de la muerte
en los tobillos
atesoramos
enormes reservas
de energía
gatíllalas en seguida
y sígueme
no hemos de tener
frío
en el origen
de los cielos
y las palabras no demandan
más combustión
que la ventana abierta
a las ráfagas
del miedo

 » Leer Mas…

Asalto al sol 30

Sea dijo la voz
sea dijeron a coro las sombras
y nadie vio sus ojos
no dijo el amo
arderán infiernos
sea dijeron las sombras
y mostraron sus bocas abiertas
no dijo el hombre
pero ellas tan negras dijeron
otra vez sea
espantado el cielo
encendió sus luces
miró a la tierra
dijo ella
estoy sin sombras
estoy seca
no temas
apaga la luz
abriré las piernas.

 » Leer Mas…

Ofrenda

Nunca dejé una flor blanca en el altar del sol
de Macchu- Picchu
jamás lancé el aroma de sus pétalos al pozo
Sagrado
de Chichén-Itzá
Tampoco escalé el rehue para ofrendar copihues
blancos
A Ngenechen
No me cogió un mozo gallardo por esposa
no desfloró mi piel su tacya
para que floreciera mi maíz
Más bien
sólo llevaron mis manos
papas entierradas
maquis oscuros como el silencio
Más bien
sólo lancé polluelos y huevos azules
como la gallina
que corretea asustada
detrás de la del hombre

 » Leer Mas…

A una morena

Tienes ojos de abismo, cabellera
llena de luz y sombra, como el río
que deslizando su caudal bravío,
al beso de la luna reverbera.

Nada más cimbrador que tu cadera,
rebelde a la presión del atavío…
Hay en tu sangre perdurable estío
y en tus labios eterna primavera.

 » Leer Mas…

Cuerdas heridas

A una rubia

Semejante al fulgor de la mañana,
en las cimas nevadas del oriente,
sobre el pálido tinte de tu frente
destácase tu crencha soberana.

Al verte sonreír en la ventana
póstrase de rodillas el creyente
porque cree mirar la faz sonriente
de alguna blanca aparición cristiana.

 » Leer Mas…

El perro vagabundo

Flaco, lanudo y sucio. Con febriles
ansias roe y escarba la basura;
a pesar de sus años juveniles,
despide cierto olor a sepultura.

Cruza siguiendo interminables viajes
los paseos, las plazas y las ferias;
cruza como una sombra los parajes,
recitando un poema de miserias.

 » Leer Mas…

Entierro de campo

Con un cadáver a cuestas,
camino del cementerio,
meditabundos avanzan
los pobres angarilleros.

Cuatro faroles descienden
por Marga-Marga hacia el pueblo,
cuatro luces melancólicas
que hace llorar sus reflejos;
cuatro maderos de encina,
cuatro acompañantes viejos…

Una voz cansada implora
por la eterna paz del muerto;
ruidos errantes, siluetas
de árboles foscos, siniestros.

 » Leer Mas…

Fecundidad

A Guillermo Labarca Hubertson

El porte grave, el porte de esta robusta vaca
de cuernos recortados, el aire distinguido
de ésta que es corniabierta y ésta que es tan retaca,
manchan el pasto alegre donde rumia el marido.

 » Leer Mas…