«Venías de tan lejos…» 1935
Variación N° 5
Venías de tan lejos que ya olvidé tu nombre.
Venías de tan lejos… Mejor que no llegaras…
Sonatas de silencio y en claves inaudibles
contúrbanme el sentido con tácita latencia.
«Venías de tan lejos…» 1935
Variación N° 5
Venías de tan lejos que ya olvidé tu nombre.
Venías de tan lejos… Mejor que no llegaras…
Sonatas de silencio y en claves inaudibles
contúrbanme el sentido con tácita latencia.
Oh gracia de tu rítmico cuerpo gozado un día!
Oh misterio inasible de tus ojos sedeños!
(Me persiguió tu hechizo por ilusos y lueños
países encantados que holló mi fantasía…)
Oh gracia de tu cuerpo que ritmó la alegría
para danzar la Danza Única de mis Sueños!
Una tarde cualquiera
con la brisa
llegó para quedarse
Me tomó de la mano
Buscó abrigo
en mi sangre
se prendó de mi piel
perfumó mi tibieza
Con su soplo de hielo
me consume
¿Hasta cuándo la luz en la ventana
y el corazón ansioso
bebiéndosela a sorbos.
¿Hasta cuándo
la cacería de sueños
sin destino.
¡Mi corazón
amo de naufragios
no sabe cómo sobrevivir a la esperanza!
Tu paso
-de una sílaba-
por mi larga fila
de palabras vacías
estaba anunciado desde siempre
Tu paso de ecos
como la lluvia
de tu tierra amada
era realidad antes de verte
Tu paso
de cascabel y gaita
era lo que en mi alma acontecía
cuando la visitaban de niña los presagios
Las razones
que tuve para amarte
se borraron anoche
en la tormenta
Quedé limpia
Tu olor a huésped
voluptuoso en mis entrañas
se enredó con la lluvia
y se marchó
1
Me siento extraña
Percibo el ruido
del tiempo que camina
por mi piel.
2
Siento miedo
de acercarme al instante
en que la red se rompa
y el torrente impreciso
no fluya más en mí.
Hemos olvidado nuestros nombres
y nuestros pronombres se confunden
y se enlazan…»
Octavio Paz
Tu llovizna y mi niebla
Tu júbilo y mis ojos
Tus ojos y mi vientre
Mis manos y tu cuerpo
En esta estación de un sólo sueño
Mi entrega de agua transparente
Tu fuego
espiral en mis entrañas
Si la vida
nos regala otro encuentro
te dejaré ser tú
seré
sencillamente yo
Escucharé
la melodía
de tu música
y la mía
cuando se unan
Esta noche visitaré tu sueño
entraré silenciosa
disfrazada de ola o de tormenta
de lluvia o de gaviota
Caminaré tu adentro y arribaré a tu playa
Cuando despiertes
recordarás a aquella
que compartió contigo
tus «Saudades»
Esta mañana fue difícil
colocarme la máscara
No lograba encajarla conmigo
Tal vez llegó el momento
de cambiarla.
Tu olor a hombre
pasea por mi cuerpo
Tus manos ásperas
calientes
seguras
Mi abandono mi éxtasis
El tuyo
Por fin crucé la puerta
que confunde
recuerdos con cenizas
Tu silueta se yergue
ante mí
estática
vacía
Hoy
ya me fue imposible
recobrar tu sonrisa
Este manantial de caricias
no morirá jamás
Será -después de la partida-
paloma
viento
incienso
arena de desierto
Por si acaso llovizna por tu calle
y quieres secar tu cuerpo
entre mis brazos
Por si el silencio te acomete
y recuerdas el lenguaje extraño
que aprendiste a mi lado
Por si regresas
a humedecer de lunas los recuerdos
Por si el trópico te reclama impaciente
entre sus verdes
O por si acaso es de noche en tu morada
dejaré la puerta abierta
Ya no luches contigo
guerrero trashumante
Quédate en mí
Escucha la canción
que susurran mis manos y mis senos
Aprisiona la ternura
Apacigua mi arena
ansiosa de mar
Por hoy
dame la mano
para engañarme
Dame tu cuerpo
para saciar mi sed
Por hoy
sólo por hoy
enséñame a mentir
como te mientes
cuando repites
que únicamente el vuelo
de un ave migratoria
te une a mí
Tu guitarra y tu canto
aceptan su destino
Tu sangre
galopa por el tiempo
en busca de mi vientre
Tu palabra
se aleja
Borras cicatrices
y ese dolor antiguo
-casi tormenta-
se refugia azorado
en el olvido
Caigo de mí
hacia mí
¿Dolor? no
¿Angustia? no
¿Qué pues?
Vacío que me espera
Anuncios de la muerte
Dama del alba
Con tu niñez de golondrina haciendo el verano
inauguraste en mí el sendero del corazón
Espeso amor
Como la embriaguez del Stropharia
Reminiscente Moral Con ventana al futuro
Como la lenta tarde de sequía
que es para mí la tarde de la vida
Como el río de barro de mi valle
que en invierno arrastraba animales muertos
Como la dicha pérfida de mi abuela
que se regocijaba en ser un monstruo
Furor de los años en tropel Pasos de la muerte
Ella camina indemne Solitaria en mi camino
Carne que te reemplazas
Si quisieras oír lo que me digo en la almohada
el rubor de tu rostro sería la recompensa
Son palabras tan íntimas como mi propia carne
que padece el dolor de tu implacable recuerdo
Te cuento ¿Sí? ¿No te vengarás un día?
Instantáneo relámpago
tu aparición
Te asomas súbitamente
en un vértigo de fuego y música
por donde desapareces
Deslumbras mis ojos
y quedas en el aire
Me envenenó la vida
Me sustrajo de mi movimiento natural
y me entregó a las sombras
de los amores no correspondidos
Me trastocó los sueños
metiéndose como un conspirador entre sus grietas
Desempolvó recuerdos
que hablaban de partidas y de adioses
Mientras tanto mi alma
acostumbrada a la desgracia
lo veía hacer
como un condenado que presencia
el levantamiento del patíbulo
He robado parte de tu cuerpo y de tu alma
Le he tendido una celada a los recuerdos
que aquí te recuerdo ¿Recuerdas amor?
El cielo de la noche casi azul se asoma
entre tus pestañas Noche vibrátil
Una vez me fui hasta tu región de monte
enfermo de hongos y tristezas muy tristes
Y aluciné con tu imagen alta y flexible
galopando un caballo de nube Luego
venías por la tarde desde el Retiro de los Indios
en tu carruaje blanco y yo iba a pie
por la carretera Como un sonámbulo
Sonríes desde lejos como si masticaras
mi corazón entre tus colmillos
Mis palabras le quitan a tu vida muerte
Vives en este libro aunque te tengo miedo
Aunque apenas si hemos hablado Pero te amo
tanto como siempre Tanto como puedas imaginar
Y estamos lejos Como el sol del mar.
Llegó Abril
con sus aguas escasas
colocando diamantes en cada hoja
El mes de los árboles aún sedientos
El mes de la enredadera que trepa el muro
Joven Abril como una adolescente casi virgen
te deseé en las tardes de verano
y ahora llegas primoroso
a encantarme con el batir de tu llovizna
Amado Abril beso tu piel de esmeralda
me entristezco bajo tus cielos grisáceos
Con las voces de tus pájaros
me hago un nido del tamaño de mi deseo
En ti estremecido de ternura
derramo la leche agria del amor que ha esperado
Como en un cuadro de De Chirico El Tiempo
se queda detenido entre los objetos y
los hombres sueñan la eternidad
Las chimeneas son falos humeantes
que penetran el cielo de Lo Absoluto
Como en un color de Borges El Tiempo se
queda entre las palabras del Ciego
Los hombres han conocido a través de
lo insólito la eternidad El sexo
de Borges es infinito y estoico
En las lágrimas tuyas está todo
el terror a la noche de la soledad
y la muerte En tus palabras está
contenido el Más Allá del Amor y su sueño
A vuestras espaldas Vino fuerte
Amores desdichados de mi vida Los más
Me construí poderoso y soñador
y ustedes se quedaron
con las hilachas inasibles de mi poesía
Seres queridos
De cuerpos intocados
De pieles adoradas
Seres que me preservaron del destierro de la carne
al ejercitar en mí la sexualidad enamorada
Seres inhospitalarios Así me gustaban
Ellos me enseñaron que cuando se aman así
se pierde
y que cuanto se pierde en el amar
se gana en alma
Está quieto el jardín soportando la tarde
de un marzo que se anunciara ventoso
Tan fugaz que parece un enero
Penetrado de noche en limoneros y acacias
Opalino a lo lejos en la frente del cielo
El jardín se estremece por dentro
Entre ramas secas y hojas podridas
dormitan escarabajos Libélulas Lagartos
Un gato de ocio y maldad acecha una mariposa
De repente una casi invisible neblina desciende
y posa su penumbra en la fronda
acariciando el nudo de nuestros cuerpos
con la misma dulzura lentísima
con que yo mitad fuerza mitad miedo
beso tu cuello y tu barba de negro cristal
Está el jardín oloroso a sudor masculino
a saliva de besos profundos que anhelan
desatar el torrente del deseo en su cima
y que fluyan las savias y descansen los cuerpos