La tristeza es roja
El invierno verde
Blanco de luto
Noches amarillas
Negro de la alegría
Tierra rosada
El amor es café
Colores…
algún día
descubriré sus secretos.
Poemas cortos
Inhala, exhala
Inhala, exhala
Inhala, exhala
… hasta secar
en el fondo,
la pega.
Niños en la plaza.
Lejos viajó mi sueño
sobre espaldas de mariposa
atravesó la casa
saltó al jardín
besó las flores
para dejar su amor
libre, ya de su peso
veloz, buscó el horizonte
cabalgó sobre la brisa
con el sol de la mañana
sus irisados reflejos
se perdieron en la bruma.
Sol de medianoche
Crisol de corazones
Sonriente cuarto menguante
Creciente de pasiones
Llena de placeres
Nueva de fuego
Vocera del amor
Espero con ansias que regreses…
Como ala plegada de mariposa
tu falda ondea
llevándote en leve vuelo
presurosa,
por el camino silencioso.
En cada esquina
esperaré la casualidad
de verte entre la gente
y extenderé la urgida mano
para mendigarte
centavos de tu recuerdo
o lo que alcance
la generosidad de tu memoria…
Rompe el cristal del silencio
cantar de grillos y ranas,
la luna y su séquito de estrellas
emergen del horizonte
la noche tiende su alfombra,
luz fantasmal
se posa sobre la tierra,
danzan las sombras
al compás de la algarabía
pasa la luna y su séquito de estrellas
La sombra de la nube
Nos cubrió
Delicada, suave, tibia,
Se pegó a nuestros pasos
Se entretuvo con nuestras sombras
Oyó nuestros susurros
Oyó nuestros secretos
Juguetona,
Se alejaba y regresaba
La sombra de la nube…
Retozas sobre las hojas
estremeces las ramas
te deslizas por el árbol
juguetón, veloz, inquieto,
de arriba hacia abajo
de abajo hacia arriba
viento del Norte
saltas de árbol en árbol
envuelves al bosque
te escabulles presuroso
tras de ti, estela de hojas,
brazos agitados,
te despiden
hasta el próximo verano..
Quiero mutilar las yemas de mis dedos
las que tienen grabado tus nombres
para no escribirlos más
para no pronunciarlos más
para no leerlos más
para no escribirte más
Aves que expanden sus alas
Revolotean sobre mi cabeza
Vuelan sobre mi rostro
Se posan sobre mis hombros
recorren mis brazos y piernas
Juegan sobre mi espalda
Anidan en mi pecho…
Vuelan, tímidas, presurosas,
Alzándome,
Tus manos.
Ya se oye el fuerte aleteo
de las palomas blancas
sobre las calles y avenidas
en los parques y plazas…
Esta noche
Buscaré los detonantes
De tus explosiones interiores
Sobre tu piel minada
De atentados sorpresivos
Uno a uno los buscaré
Uno a uno los estallaré
Hasta llegar al éxtasis
De la destrucción total…
Gritos y lamentos llegan al cielo
ya no hay dioses
ni palabras sagradas
cuyo conjuro detenga la pestilencia.
Vientos feroces azotan la desvalida Tierra
huracanes furiosos ahora arrasan el suelo fértil
lluvias pertinaces limpian la superficie de la Tierra
ríos desbocados inundan las aldeas
terribles sacudidas estremecen ciudades
fríos y calores extraños estremecen a los humanos.
Hoy
el silencio se posó sobre mis libros
llegó a mi casa
selló mis labios
calló mi boca
ató mis dedos
El silencio
acecha mis palabras
cuando quieren escapar
de la atadura obligada,
de la censura previa,
de los testigos ocultos
El silencio
se lanza sobre mis palabras
las devora feroz
las infecta de terror
las asesina sin piedad.
Tira el viento de tu falda,
cabalga sobre las ondulaciones de tu cabello,
recorre presuroso las partes de tu piel desnudas,
travieso, veloz, inquieto,
una y otra vez regresa para jugar contigo,
una y otra vez tira el viento de tu falda…
Con flores escribes, Dador de la Vida,
con cantos das color,
con cantos sombreas
a los que han de vivir en la tierra.
Después destruirás a águilas y tigres,
sólo en tu libro de pinturas vivimos,
aquí sobre la tierra.
Por fin lo comprende mi corazón:
escucho un canto,
contemplo una flor:
¡Ojalá no se marchiten!
No acabarán mis flores,
no cesarán mis cantos.
Yo cantor los elevo,
se reparten, se esparcen.
Aún cuando las flores
se marchitan y amarillecen,
serán llevadas allá,
al interior de la casa
del ave de plumas de oro.
¿Es que en verdad se vive aquí en la tierra?
¡No para siempre aquí!
Un momento en la tierra,
si es de jade se hace astillas,
si es de oro se destruye,
si es plumaje de ketzalli se rasga,
¡No para siempre aquí!
Soy rico,
yo, el señor Nezahualcóyotl.
Reúno el collar,
los anchos plumajes de quetzal,
por experiencia conozco los jades,
¡son los príncipes amigos!
Me fijo en sus rostros,
por todas partes águilas y tigres,
por experiencia conozco los jades,
las ajorcas preciosas…
¿Con qué he de irme?
¿Nada dejaré en pos de mi sobre la tierra?
¿Cómo ha de actuar mi corazón?
¿Acaso en vano venimos a vivir,
a brotar sobre la tierra?
Dejemos al menos flores
Dejemos al menos cantos
El tiempo es hambre y el espacio es frío
orad, orad, que sólo la plegaria
puede saciar las ansias del vacío.
El sueño es una roca solitaria
en donde el águila del alma anida:
soñad, soñad, entre la vida diaria.
CREO EN UN + ALLÁ
DONDE SE CUMPLEN TODOS LOS IDEALES
AMISTAD
IGUALDAD
FRATERNIDAD
EXCEPCIÓN HECHA DE LA LIBERTAD
ÉSA NO SE CONSIGUE EN NINGUNA PARTE
SOMOS ESCLAVOS X NATURALEZA
LA
POESÍA
MORIRÁ
SI NO
SE LA
OFENDE
hay
que poseerla
y humillarla en público
después se verá
lo que se hace
no creo en la vía violenta
me gustaría creer
en algo pero no creo
creer es creer en Dios
lo único que yo hago
es encogerme de hombros
perdónenme la franqueza
no creo ni en la Vía Láctea.
Me vio como se mira al través de un cristal
o del aire
o de nada.
Y entonces supe: yo no estaba allí
ni en ninguna otra parte
ni había estado nunca ni estaría.
Y fui como el que muere en la epidemia,
sin identificar, y es arrojado
a la fosa común.
Admiróse un portugués
de ver que en su tierna infancia
todos los niños en Francia
supiesen hablar francés.
«Arte diabólica es»,
dijo, torciendo el mostacho,
«que para hablar en gabacho
un fidalgo en Portugal
llega a viejo, y lo habla mal;
y aquí lo parla un muchacho».
No escribo sin vivir,
por eso cuando escribo
—si es que se forma en verso lo vivido—
verso de vida es
que no lo escribo.
Mas en la esencia fina
que mana de la flor
sobre la espiga
ya no está la raíz
que le dio vida.
Cae del aire la flor
Tan leve amada
de ese trémulo espacio
donde viaja su huella
deslizando
aroma de su imagen
al amor…
Un pedazo de cielo
y una rama…
Nada más
cayó al aire la flor.
Es
como un siempre estar contigo
cuando la brisa me toca.
Es
como el imposible olvido
de la espiga a la rosa.
Es
como vivir de nuevo
en la caricia…
…la brisa
…la espiga mecida en la alborada.
A veces tengo ganas de ser un cursi
para decir: La amo a usted con locura.
A veces tengo ganas de ser tonto
para gritar: ¡La quiero tanto!
A veces tengo ganas de ser un niño
para llorar acurrucado en su seno.
El negro
junto al cañaveral.
El yanqui
sobre el cañaveral.
La tierra
bajo el cañaveral.
¡Sangre
que se nos va!
El árbol que verdece
a cada primavera,
no es más feliz que yo,
de nuevo verdiflor.
Las amarillas hojas
cayeron, y en mi tronco
vuelven los novios trémulos
a entrelazar sus cifras,
y hay corazones fijos
por flechas traspasados,
vivos en esa muerte.
Si es que me quieres matar,
no esperes a que me duerma,
pues no podré despertar.
Muerto,
ay, muerto y también dormido,
no es ni morir ni soñar,
no es ni recuerdo no olvido.
Muerto,
ay, muerto y también dormido.
Soldado, aprende a tirar:
Tú no me vayas a herir,
que hay mucho que caminar.
¡Desde abajo has de tirar,
si no me quieres herir!
Abajo estoy yo contigo,
soldado amigo.
Abajo, codo con codo,
sobre el lodo.
Quizas un dia,
hacia el fin de lo tangible,
hablemos con nuestras bocas
soldadas en las semillas
de una fuente de sol.
Y nos irimos disecando
hasta ser solo semillas,
esperando bajo tierra
el nuevo fulgor del verde
en nuestro centro.
En el tiempo del sentido común
veo estallar un torito* en círculos de fuego
anhelo ese incendio que lucen los flamboyanes
me acerco al sótano de las golondrinas
para contemplar el terror del abismo
es cierto
estoy convencida
la soledad es mi perseguidora más tenaz
su dorado penacho de hierro
corona las noches
En el tiempo de las aves en vuelo
me ahogo en mi olor
y el deseo se amar se niega a mori
Si volviera sería sólo fantasma
aunque hojas de palmera abaniquen mi rostro
tu no me veras como en aquellas noches de vigilia
en mi rebelión te perdí
ahora sólo soy mascaron de proa
de un barco que no llegará
La sospecha (era lo último
que podíamos generar)
nos empujaba a bautizar cada cosa
con dos nombres
Afuera la noche
sacudiendo angustias.
Adentro, el corazón
fresco de amor
¡Como una hoja nueva!
El sol se había caído
con las alas rotas
sobre un Poniente.
Tus ojos se llenaron de crepúsculos pálidos.
Vino el vacío eterno de tu presencia
y todas mis horas se llenaron
de distancias.
Tus lágrimas se deslizan
por la pendiente de un recuerdo.
En nuestros labios quisieron enarbolarse
como ponientes los gritos.
Luego, los horizontes se romperán como
cuerdas y mi corazón vendrá a mí de nuevo.
Mi corazón ¡tantas veces ido!
La emoción tira de nuestras almas.
El corazón se nos abre
para amar mejor.
Sentimos todo el cielo
latiendo en nuestras manos.
Una llovizna de recuerdo
humedece mi alma.
¡Es tan dulce
sentirse morir por dentro
poco a poco!
La noche entró por la ventana.
Mi alcoba está suave de luna.
Los rincones se nutren de sueño
y la bujía cuelga en la penumbra
como un sol insensible.
La tarde se va
de la mano del sol.
La noche es un largo silencio negro.
La luna es el alma de la noche.
¡Si yo fuese tan sólo tu corazón por dentro!
Por aquel brazo
por el cual desciendes
llegarás a la mano.
¡La mano abierta
enseñándote a amar!
Tus labios han deletreado
una sonrisa.
Las palabras declinan
como ocasos
sobre los pétalos de los caminos.
Un pajarito
se ha dormido
con un poco de luz
sobre la piedad de tus manos
y se oye palpitar un beso
sobre el cansancio
de tus ojos.
Libre de ataduras
Eros invadió la tierra,
húmedas cuevas desafiantes
cuerpos erectos, crepitantes
Eros desatado, libre
y ubérrimo
pueblas el mundo de deseo consumado.
España que alborea
con un hacha en la mano vengadora…
Antonio Machado