De tu rostro purísimo y resplandeciente
surge una luz silenciosa
que todo lo desnuda, descubre
paraísos y mares de ceniza,
oculta sombras con su bella campana
y vuela como un pájaro.
Olvidar tu rostro es ahogar el corazón,
tratar de ignorarlo es vivir
a ciegas, dando tumbos;
no es necesario volver a decir
que tu rostro nos promete un reino
en un universo inmóvil y destruido.
Poemas cortos
Si tus miradas
salen a vagar por las noches
las mariposas negras huyen despavoridas
tales son los terrores
que tu belleza disemina en sus alas.
Amonestan al hombre
que en harapos
busca a Dios en un bote de basura
¿Qué si en ningún corazón tuvo tal suerte?
¿Qué
si a los niños vio muertos en la calle?
¿Acaso usted, lector, puede ayudarle?
La consigna es: fusilar
palabras, en detrimento
-o quizá provecho
de nuestro ‘rico lenguaje’,
romperle el sexo al verbo,
descodificar el caos,
asestarle en suma
un golpe
en el trasero
a lo sublime.
De veras, nunca estoy solo.
Tan solo estoy triste
cuando tus ojos
huyen
del sitio
en que debimos
encontrarnos
por la tarde.
Ahora
se pudre la espera
debajo del tiempo,
del tiempo que se ríe
de mí, gran amador,
desprovisto de amada
en búsqueda siempre
Al vapor de la mañana
hundí mis ojos,
toqué árboles, arcilla,
toqué elcolor con ellos,
toqué las pieles de las frutas,
las lenguas ásperas toqué
de los ganados
usando de dulce la verdura
en la humedad mis ojos se perdieron
con la dicha.
Amplio,
como el más amplio amor
es el espacio
donde las montañas
dan de sí su cuerpo elaborado;
sobre uno de estos senos de la tierra
pone su mano el sol
y se levanta.
Detén tu espesa y húmeda maraña,
viento;
párala un poco
mientras pasan mis ojos
a peinar la cabellera tenue de la luz.
El mal,
una naranja oscura;
el bien,
una clara naranja.
amor mío,
libérame
En la inmensa forma
de la noche
aparece la luna
para hacer constar
que el universo
es harto palpable,
como el cuerpo.
La palabra
es lo menos,
es el cuchillo con que se corta
la sandía.
Mis ojos
como burbujas
se me deshacen
en las manos
Tengo en la garganta
un nudo ciego.
Voy a echarme
a volar
dentro de poco tiempo.
No hay nada más definitivo
aquí estoy puesto nomás
como una verruga
en la espesa nariz del mundo
y no hablo
sino para hacer que el tiempo
se detenga
y no llegue nunca
a la catástrofe final.
Petrus Aura,
el más remoto de mis antepasados
de que tengo noticia,
fue quemado al pie del castillo de Montsegur,
por hereje,
en el lugar que desde entonces se llama
Val de Chemé.
Con ello perdió la tierra,
los frutales,
el solar,
la mujer (también quemada),
y seguramente libros, manuscritos, actas,
y el cuerpo provenzal, la vida entera.
Ponme una mano
en los ojos
para
ya no estarme viendo,
porque si sigo
me voy a estrangular
de rabia
que me tengo.
Por supuesto, que no creo
en la reencarnación.
Pero me gustaría saber
si naceré de nuevo.
Sólo por decidir qué cosas
puedo dejar para después.
No describo la cosa cuando nombro
y en rombos de sonido en espirales en volutas digo
pues la cosa es pastel
muchacha
zanahoria
y así la cosa dicha me provoca en la boca
una humedad un charco un chorro
y tal viene a quedar la cosa ya descrita
con la sola apetitosa forma de la cosa verbal que palabreo
En el espejo retrovisor
se proyecta su boca
besucona
no veo sus ojos
yo
a solas desde acá
soy alma de los dos y
ambos
allá
somos la boca.
correr no sé donde
aquí o allá
singulares recodos desnudos
basta correr!
trenzas sujetan mi anochecer
de caspa y agua colonia
rosa quemada fósforo de cera
creación sincera en surco capilar
la noche desanuda su bagaje
de blancos y negros
tirar detener su devenir
Desnudo soñando una noche solar.
He yacido días animales.
El viento y la lluvia me borraron
como a un fuego, como a un poema
escrito en un muro.
Si te atreves a sorprender
la verdad de esta vieja pared;
y sus fisuras, desgarraduras,
formando rostros, esfinges,
manos, clepsidras,
seguramente vendrá
una presencia para tu sed,
probablemente partirá
esta ausencia que te bebe.
a Ivonne A. Bordelois
Mañana
me vestirán con cenizas al alba,
me llenarán la boca de flores,
Aprenderé a dormir
en la memoria de un muro,
en la respiració
de un animal que sueña.
En el eco de mis muertes
aún hay miedo.
¿Sabes tu del miedo?
Sé del miedo cuando digo mi nombre.
Es el miedo,
el miedo con sombrero negro
escondiendo ratas en mi sangre,
o el miedo con labios muertos
bebiendo mis deseos.
Yo no sé de pájaros,
no conozco la historia del fuego.
Pero creo que mi soledad debería tener alas.
para reconocer en la sed mi emblema
para significar el único sueño
para no sustentarme nunca de nuevo en el amor
he sido toda ofrenda
un puro errar
de loba en el bosque
en la noche de los cuerpos
para decir la palabra inocente
Este temporal a destiempo, estas rejas en las niñas de mis
ojos, esta pequeña historia de amor que se cierra como un
abanico que abierto mostraba a la bella alucinada: la más
desnuda del bosque en el silencio musical de los abrazos.
ya comprendo la verdad
estalla en mis deseos
y en mis desdichas
en mis desencuentros
en mis desequilibrios
en mis delirios
ya comprendo la verdad
ahora
a buscar la vida
Emboscado en mi escritura
cantas en mi poema.
Rehén de tu dulce voz
petrificada en mi memoria.
Pájaro asido a su fuga.
Aire tatuado por un ausente.
Reloj que late conmigo
para que nunca despierte.
Tal vez, amor, bajo el sagrado velo
de la amistad encubres tu furor;
el corazón se entrega sin recelo,
y en él clavas la flecha a tu sabor.
Tirano dios, cuya perfidia lloro,
el infortunio me enseñó a temer,
más ¡ay de mí!, si mi peligro adoro,
¿qué vale, tu astucia conocer?
De la intimidad que ahora nos asusta
Sale el pasado,
Sale la espléndida nostalgia,
Ejercicio callado del ocaso;
De la valuación de Dios en la plegaria,
Para que no estemos uno fuera del otro,
Saldrá la amenaza,
Celosa corrosión de los gestos
Interrumpiendo nuestro abrazo.