La clase media
se para en la esquina
con sus pancartas
fetiches
y pudores.
Propongo que le subamos el voltaje
a los ojos de los cuervos
-cada uno queme su efigie
en el altar familiar
del día lunes-.
La clase media
se para en la esquina
con sus pancartas
fetiches
y pudores.
Propongo que le subamos el voltaje
a los ojos de los cuervos
-cada uno queme su efigie
en el altar familiar
del día lunes-.
En los ojos
llevas un pez muerto
-un pez nocturno-
y un pájaro disecado.
Ha de ser por miedo
-el miedo a la libertad de expresión
que padecen los analfabetos.
Pero ayer te exorcisaron
y te dieron permiso
para otros menesteres
-gracias señores
buhoneros de la verdad-
así que ahora llevas
con entera libertad tu pez
y tu pájaro entre los ojos
-ya eres salvo.
Ayer pasó Dios
por mi puerta
-y me miró a los ojos
(nunca lo había visto
de aquel modo
inquisitivo)
Hizo que repitiera
el nombre
que llevo entre los labios
-Era tu nombre
amor
-Vida
-y se puso alegre
-y me tocó la frente
con sus dedos nudosos
Volveré a mi tierra.
Volveré. Pondré mi frente entre sus manos.
El calor del surco
entrará en mis ojos hasta el alma.
No rehusaré su calle ni su puerta.
No rogaré que me ame,
porque su corazón me ha esperado
por años y nieblas.
Cuando en las enredaderas
la voz tiembla de miedo
y se pierden los ojos
en busca de una flecha de diamante
obscuro.
O sea una niña
a la orilla del agua
esperando
tener otra vez las manos
(-La voz ligeramente azul)
los pechos sin herida,
limpios de incertidumbre
y prematuros.
Escribe sin descanso, con fe, cólera, envidia,
amor, ilusionadamente, sin esperanza.
Escribe como quien cierra ua puerta
de una a otra nada.
Estás vivo: te hiere el engaño de palabras técnicamente
reunidas, lloras por el pequeño hilo del manantial que pasa
olidándote.
Todo lo di al sol.
Todo menos mi sombra
Apollinaire
El día de hoy
te sumas a los muertos de la tierra.
Ahora nos separan
esculturas piadosas,
obra de manos oscuras y mortales
también ellas.
De gris cristalería, plumas
sobre los puentes ferroviarios.
De veloces astillas. Gacela maniatada.
De compromisos frutales y margaritas.
En hélices que narran la fórmula de las estaciones.
Y silencios de ardida superficie.
En terrenos baldíos donde los niños lanzan
increíbles estrellas al corazón de las hojas futuras,
mi propio corazón guardado por infieles llaves,
mi mano derecha consagrada al olvido,
al fuego de este día que pasa sin detenerse
en acuerdos de índole amorosa
ni en las cartas que se escriben esperanzadamente
ni en el rumor de la sangre en un vaso de rosas fugitivo,
y tiñe de vejez el vuelo de tu falda,
cuando en arcos sonoros, tú, la sonriente,
provocas su ademán adusto,
distraes su intención fluvial.
tú vives en mi mente…
Antes de las estrellas inminentes
Antes del fuego diseminado
Antes de la luz reconstruida
Antes de las voces calladas
Antes de la rosa en la lluvia
Antes de su mano olvidada
Antes de los corazones en la carta de amor
Antes de la tarde inmóvil bajo el árbol
Antes de las cosas que siguen su camino
Antes de la media luna en los fríos corredores
Antes de su pelo ya tiniebla y pasado
Antes de las arenas sumergidas
Antes de los jazmines en el cine rural
Antes de mi voz todavía futuro
Antes de las estatuas de paso vacilante
Antes del jardín donde te escribo
Antes del humo que habitas desolada
Antes de la piedra movida casualmente
Antes de la primavera en el Jardín Botánico
y los aviones densamente lejanos
tú conmigo en la luz de azul enredadera
en el golpe de sangre de mi frente
donde aprendida fábula de viento y encinares
te quedas lentamente
apenas tiernamente arrulladora de ojos brillantes Te deseo
…aunque tal vez el rostro indiferente
No es la flor abierta.
No son los pasos en las escaleras.
No son los ofrecimientos
ni la tristeza, a ratos, de la tarde.
No son los frutos: provincia de delicia.
Ni las estaciones agrupadas.
No son las calles bajo la lluvia
ni los sueños realizados.
El perro en las gradas del umbral.
La luz solicitándonos veredictos imparciales.
Todavía para recordar el río de un puente a otro.
El cielo recobrándose a sí mismo llave perpetua.
Cuando los ojos son
un rumor de palabras, un árbol caído,
y el día distribuye verdes cantidades,
yo recuerdo el calor de su pie desnudo,
secretamente en medio de compañías insólitas.
Paso la mano sobre todos
estos años transcurridos.
Una mano que no me reconozco,
ociosa casi siempre,
tejedora de telarañas
en sórdidos tugurios,
pulsadora de instrumentos
desechados.
La mano que, hoy domingo
paso sobre el tiempo ido
se mueve por su cuenta
en la luz fría,
margarita estallada.
y no encuentro la palabra justa.
Soy el mal poeta,
con la luna, el amor y la muerte
rodeándome de constelaciones.
Enfrente
pasa sojuzgado mi pueblo
-un grito en brazos.
Pasan clínicas de infertilidad
y condecoraciones internacionales,
y llegó a esta hora de mala poesía
de par en par cerrada,
el tiempo justo para mezclarme
a vírgenes titulares, arcángeles
campesinos, máscaras ceremoniales.
Esta tarde Marta Rosa
cierra las puertas a la poesía.
Se tiñe el pelo
y sale en busca de su amor perdido.
Hace mucho tiempo
quiso entrar al cine: vio
que la película era mala
y se fue -indecisa y llorosa-
por la 9a.
Cuando era de cera
no sentía nostalgias
ni temblores en los dedos
quién era yo
sino un feto
fácil de mascar
no me urgía ser feliz
pasaba la una
y bajo ella las nubes
una y otra vez
la jaula era un nirvana intrauterino
no existía el sol
además no pensaba en ti
más hoy que la vida me empuja
y soy el empujado
me urge vivir.
Debí ser nazi
en mi vida precedente
un traidor o algo así
porque ahora todo me va mal
desde la poesía
hasta el pantalón
me quedan cortos
pero debí ser simple intermediario
ni siquiera el que dictaba las órdenes
sino el que ejecutaba y huía
puesto que mi sufrimiento es duro
tiene tristeza
su dosis de incertidumbre
ambigüedades
ni siquiera para sufrir
estoy definido
Hay tardes más tristes
que las señoras que aman a Dios
tienen la intensidad
de la llovizna y su capa de agua en el patio
Son horas en las que se cabila
por pasillos sin pasos
y la tarde es una orquesta con sus instrumentos rotos
Yo no me sé reunir con sabios
Cambio de acera cuando los encuentro
Y no les devuelvo el saludo
He perdido mi carné
Para ingresar al reino de la poesía
Intento colarme por una ventana
Pues no quiero estar con la muchedumbre
Que hace fila con su boleto en mano
He decidido que un día
Pondré una bomba
Nada poética
Para que desalojen el paso
Mujeres poetas
Indios poetas
viejos farsantes
Y los editores
Así entraré sin dar tregua
Tímidamente
Con todas mis farsas y con mis fuerzas
Pues ando totalmente fuera de mis controles
desnudo
cruzada la pierna
contemplo cómo las tristes violetas
que brotan heladas del techo
son ese vivo reflejo
de lo que mañana
será mi cuerpo podrido
lila
uva seca
de donde mis gusanos
sacarán buen vino
el origen de este verso
que camina en cuatro patas
brinca como glúteo manoseado bajo el agua
intempestivamente
ha nacido
con el corazón bajo la espalda
boca de madera
y un extraño gusto por beber en charcos
me urge conocer la ruta de los que no llegaron
y se perdieron
debo asaltarlos
ellos tienen
la brújula
Tragué un rayo de mundo y la primera injuria
brotó del borde de mis labios
desde que salí del orificio para oler la luz
hoy sale de mi boca una mosca y silba
no soporto estos adornos cuando mis tobillos
están aprisionados por grilletes
y mis manos amarradas por el jade
por el oro
parezco el talismán de alguna loca
soy un álgebra confusa
un sabio tirado en la esquina
bebiendo su química de
quemadura
soy el espectro, alado
que hiere las hojas con una punta
(es
el AVISPÓN
AZUL
que ama las margaritas
como loco
y suspira en su triste embudo
invocando
a musas y duendes para el verano)
Lo cuerdo es montar en rabia
salir a la calle y gritar
a todo galillo
que es más indecente el mundo
y el más perverso de todos mis actos
Como el pirata que navega en tina
y tiene un pato de hule
como enemigo
mi vida es farsante
el más hiriente de mis fracasos
echa raíz
profunda raíz en mi autoestima
Voy a tirar lleno de furia bolas de chicle al mundo
como hasta hoy
beberé más café
y rojo de ira seguiré andando
No puedo
ser delicado
sutil y mentirme
no quiero.
Los minutos buscan su propia hora
Atan sus cabos y arman
A duras penas
Un día
Cada ladrillo es la estructura de un siglo
Y yo, todo huesos
No acabo de armar de una vez por todas
Mi gran escultura triste
Mis vecinos
Un italiano vulgar que golpea la puerta de otros
viejos italianos
Ayer se pasaron tres negros al cuarto vecino
y a qué negro no le gusta gritar
mientras baila cuando en la madrugada
yo intento dormir
Ahora viven frente a mi cuarto
dos novios
putean de noche
y este hotel de mierda se pone cada día peor
mientras en otros cuartos gimen
yo estoy chingándome los pulmones
este amanecer
haré solo mi propia fiesta y mañana
tendré un gran día
cualquier cosa me complacerá
no estaré en desacuerdo
ni me iré echando pestes de ninguna parte
seguramente
la felicidad que busco no está en este cuarto
en ninguna habitación del mundo
sino en la turbulencia que deja en mis labios
en todo mi cuerpo que tiembla hasta el amanecer
por la resaca de los amores perdidos.
Rondo a mi alrededor
La palpitación me sobra y me presiento
Reo de la habitación
Me quedo
Sobrevivo
En esta habitación
Con mis metros de tristeza
Enquistados en los huesos
Sé que llegan tiempos peores
Para un preso cuando queda libre
Una margarita de aquí para abajo
Señores, sean bienvenidos al ciclo de la nueva era
es hora de acostarse conq uien les plazca
y de irse a los golpes con una monja
Es hora de continuar con el conformismo
y de contar con las cacofonías
Es hora, señores, de cantar una balada cósmica
de escuchar a las estrellas
las ilusiones
en bolas naturalísticas
llegó la hora de que renazcan los primeros destructores
Es necesario redescubrir
el agua azucarada
a Jimmy Hendrix
a las moléculas
Me estoy desnudando, lo sé, en un mundo que ya está desnudo
llegué muy tarde
pero llegué subiendo en espiral
vine de punta, pero en espiral
para apoderarme de los espacios
porque yo, señores, trasformaré en tiempo todos los espacios
y me importa un bledo descubrir algo nuevo.
¡Oh cielo de mi Patria!
¡Oh caros horizontes!
¡Oh azules, altos montes;
oídme desde allí!
La alma mía os saluda,
cumbres de la alta Sierra,
murallas de esa tierra
donde la luz yo vi!
Del sol desfalleciente
a la última vislumbre,
vuestra elevada cumbre
postrer asilo da:
cual débil esperanza
allí se desvanece:
ya más y más fallece,
y ya por fin se va.
¡Oh tú de la onda inmaculado lirio,
melancólica reina del estanque,
tan silenciosa, tan inmoble, y límpida,
cual si te hubiesen cincelado en jaspe!
El destino a tus playas solitarias
condújome tal vez porque te cante,
y mustio como tú, cual tu infelice,
yo de cantarte he mísero vate:
Ora te mire en la serena orilla,
de mansedumbre y de dolor imagen
plegado al pecho el serpentino cuello
y el pico entre los límpidos cristales:
Ora remando en acompasado vuelo,
cual blanca navecilla de los aires,
al céfiro agitando con tus alas,
como a la onda los remos de la nave:
Ora en las ramas del ciprés oscuro,
a la Hada entre las sombras semejante,
vengas a oir en soledad sombría
los últimos murmullos de la tarde.
Subió a los infiernos y está sentada
a la diestra de sí misma
tiene en la mano empuñada
una pluma
y no sonríe ni espera la resurrección de un muerto.
Domingo 12 de septiembre, 1937
a las dos de la mañana: nací.
De ahí mis hábitos nocturnos
y el amor a los fines de semana.
Me clasificaron: nena? rosadito.
Boté el rosa hace mucho tiempo
y escogí el color que más me gusta,
que son todos.
Me habita un cementerio
me he ido haciendo vieja
aquí
al lado de mis muertos.
no necesito amigos
me da miedo querer porque he querido a muchos
y a todos los perdí en la guerra.
Me basta con mi pena.
Plateada solitaria tenaz
emerges por sorpresa
como estrella fugaz
en medio de la noche
intransigente y obcecada
remembrando las horas derramadas
Sedosa
hebra
invicta
primeriza
profética
De nada serviría revelarme
arrancarte con un tijeretazo
ocultarte dentro de mi pelambre
Estás allí altiva amenazante
deslizándote por mis sienes
victoriosa
Te observo
no tengo más alternativa
que peinarte.
Me gusta verte desde lejos
acecharte discretamente
provocarte
Reinventar cada encuentro
adivinarte
Sigilosa encenderte
disfrutar el placer
de enamorarte
y como leona
echada
verte llegar
a mí
muy lentamente
Dormida está tu bestia
aburrida tu vida
amodorrado tu ángel
Apagada tu risa
tu deseo atontado
indiferente
Escaso de pulsiones
se te pasa la vida
A ratos te preguntas con dejo de nostalgia
dónde se fue tu juventud
y una vocecita chillona
en tu interior responde:
«ascendiendo»
«ascendiendo»
No hay duda eres insensible
está hueco
vacío
me das hueva
Se alimentan las víboras
con lengua puntiaguda.
Deshaciendo,
rumiando odios estériles
que engendran nuevos odios.
Envenenando la penumbra de los días;
retrasando aún más, nuestra miseria.
Esculpiendo un futuro retorcido,
condenando, acechando,
haciendo del descrédito y la envidia,
su profesión y su filosofía.
Hay días
que no soporto el mundo.
Y me dan ganas
de bajarme
de una vez por todas
del columpio.
Que el cansancio
me come
y la gente
me pudre el horizonte.
Hay días
en que pienso
si no sería bueno
estallar
reventar
de una maldita vez
eternamente.
Ostentosa bella glacial te exhiben
en los aparadores de las tiendas
tu mirada perdida en el vacío
tu cuerpo escultural
Tus tejidos firmes
la ropa muy cuidada
la sonrisa cuajada
siempre vas a la moda
Permaneces anclada
desvalida
te untan color en las mejillas
en los labios un poco de carmín
Cuando los especialistas
dictaminan
y desgarran tus vestiduras
los ves
indiferente
Ves pasar
los últimos días
de tu vida
en un triste rincón
de la basura.
A la ligera
aunque te diera
mi cuerpo de inmediato
Tampoco en las mañanas
(soy noctámbula)
Te amo
impregnada
total
de cigarrillos
Cicatrizada
en este duelo íntimo
Con rabia
por ocupar
un diminuto espacio
dentro
de ese miserable corazón
que posees.
Tan sólo somos las mujeres;
Santas madres vírgenes
dulces comprensivas,
viscerales emocionales
brujas neuróticas histéricas
sensibileras ingenuas liberales
o putas.
Según el diccionario
de la Real Academia
de los Machos.
Pero, de humanidad
¿Qué saben los castrados?
Anoche hablé con Homero y le dije
Mire Don
¿ya se fijó qué tragedia?
No hay Ulises que valga porque
no sabemos griego,
no podemos deleitarnos
traduciendo sus hexámetros.
Pero eso no es nada:
¡Ni siquiera podemos entender
al Rey Pascual de Olintepeque!
Conocí pueblos que cabían
en el vidrio de una ventana
Aldeas que copiaban los colores de las horas
-colores de frutero,
de jaula con pericos,
de aguacero pintado en las paredes.
¡La hoja de milpa custodiaba siempre los caminos!
El tiempo
es la espera
de una mañana improbable
o de fecha segura
que no llega
y pasa
y engendra
otra espera.
Llegué siempre tarde
y me sigo nutriendo
de urgente futuro
de tiempo inexplorado
de riesgos y esperas
como si fuera cierto
que renacieran los días.
Ahora tenés tiempo y tenés tiempo y recordame.
No me perdás en tu cabeza.
Tantas veces que juntaste fuego para mí,
para mis huesos.
Pero yo era leña verde.
Me quemaba con aquella comezón, con aquel chisperío.
Sólo para eso serví.
Guatemala tiene un río Pensativo
y otro que se tiñó de sangre…
Tiene un Volcán de Agua,
otro de Fuego
y una montaña
de huesos y cadáveres.
En Bonampak la tierra tiene ingravidez de plumas
dibujadas por el sol;
la tarde pinta murales de cadmio anaranjado;
cenizas de volcanes extinguidos se levantan
y en el aire inventan dioses y batallas.
Porque después de todo el sueño es nuestra única heredad,
en Uaxactún me quedo a descifrar la piedra donde duermen
-más que números y fechas- estas huellas de gente que murió,
que amaba, que también cortaba flores y aleteaba
tras el anca del jaguar y las sonoras pisadas de la lluvia.
¡Ay de quien pudiendo hablar no emprende vuelo!
No tengo barco ni avión, no tengo nada más que mi palabra.
En vez de Victoria Alada llevo un ángel de Chinautla.
Navego-o sueño que navego-entre archipiélagos
y el mar es un pasaje estrecho entre las islas de palabras.
Las desearon.
Se les irguió lo caballo.
Después de tanto navegar,
después de tanto andar
luchando,
batallando,
poniendo nombres,
decapitando ciudades,
templos, guerreros.
Al entrar en sus reinos,
al desflorar universos,
cómputos,
edades para siempre,
¡las desearon!