Muerdes la última fruta de mi espalda
su jugo me recorre como piel de transparencia.
Floto entonces por tus paraísos y enredaderas
entre el musgo y los eclipses.
Muerdes los agujeros de mi locura hasta el éxtasis de su cansancio.
Pueblo de carreteras y algodones cada paso de tu vuelo
cada aletear de tu camino.
Poemas nicaraguenses
Persistente
continua tu cuerpo
su gotear sobre el mío.
Prepara los puñales
y alfileres:
voy a quitarle vigilancia al corazón.
Seremos mutuo acuerdo
después del viento
y los jocotes
después del pan y la ceniza.
Seremos piel
después de las arañas
y los lagartos
después de las preguntas necesarias
y los eclipses indescifrables.
Seremos minuto sostenido
después de la poesía
y sus fantasmas
después de las almendras
y las hormigas.
Un leve mordisco se transformó en agua
y lamió tu cuerpo.
Yo amaestré a las criaturas
que
desde el suelo
se levantaban hasta tus ojos
y permití que inventaras
nuevas formas de usar mi cuerpo.
Yo puse sobre tu frente
al padre
al hijo
y al espíritu santo
pero
aun así
necesitaba este poema.
Vuelvo a la punta
de una palabra tuya
cualquiera que rescate
lo que olvidé
de una copa derramada
en la piel de la esperanza
del humo de un cigarro
dibujando figuras suculentas
entre dos bocas
de todo aquello
que se va
que sube y baja
en lo íntimo del forcejeo
y el abracadabra
que abre sus puertas
al todo contra todo.
Quiero que estrenes esta noche
la risa te regale en tu cumpleaños
-vamos-
suelta el lazo rojo
abre la caja de cristal
con fieltro al fondo
toma la risa y úntala en tu boca
yo sonaré
el manojo de llaves
agitaré el vaso
con monedas
de a centavo
vestiré las líneas de tu mano
enroscaré en mi cuello
tus huellas digitales
será una noche larga
y ancha como el río San Juan
al final como sorpresa
me abriré el corazón
para ahogar
en sangre
tu tristeza.
He salido de la cárcel
pocas veces
no tengo mucho que ofrecer
para cubrir la fianza
sin embargo he visitado otros
espacios que conservo aquí en mi celda
un disco de Gardel
un recipiente para el mate
con pajilla de plata
las obras completas Borges
de Girondo y de Cortazar
son velas encendidas en
mi altar a Buenos Aires
un Alebrije
y un traje completo de Tehuana
es el trozo de Oaxaca
aquí en mi encierro
un sombrero de mariachi
semillas de chile jalapeño
y un frasco de mole
sin usar es el México
que renace en mi jardín
Huidobro
Neruda
Zurita la Mistral y un litro de pisco
conservado en un Moais es Santiago
mi Chile sudando
en esta hoguera
Nueva Orleáns
Washinton y la Florida
colorean el mismo álbum
donde encienden sus luces
Boston y Nueva York
de Colombia guardo cumbia y ballenato
ondeo una bufanda terracota
que un joven en pleno festival de Medellín
intercambio por un poema que escribí
Centroamérica entera con su voz y su color
decora los barrotes que frecuentes ceden paso
a la palabra, al vuelo y a la libertad del canto.
Esto que me crepita en el vientre
se llama amor?
te pregunte porque lo sabias todo
vos contéstate:
– no, eso es la llama
la llama
de lo que llamamos
duda.
Caminé con las sandalias que te gustaban
por el puente roto que señalaste
la blusa de lino y botones forrados
dejo entrever a través de su ralo tejido
que yo te amaba en los días nublados
había nubes con la marca de tus dientes en el borde
hasta ahí todo me pareció normal
luego vino el funeral
de este absurdo cuerpo mío
y ya sabes como es la muerte
dueña y señora del espacio en blanco
usurpadora de la palabra
recibe pues esta muerte reciente
y corresponde.
Después de tantos años
en feliz unión conyugal
con el mismo corazón
ayer y por primera vez
me escribió una larga carta
de amor en un papel angosto
parecido al registro de la compra
del mes en el supermercado
agradeciame en su particular
idioma de líneas ondulantes
la vida plena que había disfrutado
muy adentro de mi diseño interior
afirmaba sostenidamente su fortaleza
y que las emociones intensas que yo
le había procurado a través del tiempo
compartido le habían inyectado
sangre de optima calidad
no tuvo una sola queja de mi
si no de todos los pellizcos
recibidos de aquellos que sin decir
adiós se fueron de este mundo
de los que le dieron la espalda
a nuestra época gris
de la pobreza del mundo dijo tener
honda y supurante cicatriz
se despidió con una suplica: sigue amando
y exígele a aquel que tu conoces
que no me deje morir asfixiado
en el humo de su indolente Habano.
Sentirse bajo la lupa escrutadora
de una sombra indefinida
no mover la pluma ni los labios
que suenan como hielo
al contacto del cristal
andar de puntillas en la casa
para no despertar sospechas
para no engordar la duda
que flota en el ambiente
la duda en cuanto al oficio
parasitario y nada noble
de escribir
y volar
y suspirar
y decir
y decir
que en un brote
de tinta
se erige
la esperanza
contorno
certero
y verde
inalterable
de la razón
y el corazón
que a paso lento
camina hacia la cima
iluminada
con el foco
del idioma
Kafu se parece tanto a mí que
cuando muera tendré que disecarlo
para que lo entierren a mi lado
si es que muere antes que yo
tiene mas o menos mi edad
pisa la zona fronteriza que
separa la adultez de la vejez
como poeta que se cree
es un glotón de la belleza
eso lo distingue del resto
de los animales con cola
y hay que ver como la mueve
-en eso si me gana-
cuando regreso de algún viaje
hace gala de su ritmo
y a pesar de ser inglés se contonea
como el mejor costeño
es tan goloso que no queda satisfecho
con el orden de las estaciones
si llueve llora
si hace calor tiembla de rabia
las puestas de sol y
las auroras boreales
solo consiguen aumentar
su adicción a la hermosura
así es mi amigo siempre
tomando por asalto
el lugar que supone merecer:
la silla frente al escritorio donde escribo.
Que hermoso abandonarse
a los besos que la tierra
con sus labios hinchados
le regala a los pies
antes de escupir y hacernos
temblar con sus reclamos
yo aprovecho esos días
para acariciarla descalza
le froto
el vientre
el ocre
la grama
el fruto
abro ventanas
y le grito
-¡ te quiero!-
a veces se queda callada
como cuando estas ausente
a veces me contesta
con florecillas blancas
o algún durazno
y otras veces se humedece
de puro cariño que me tiene.
Llegó la noche de rostros acabados
la flora muerta, la fauna extinta
¡Lecturas erradas desde milenios!escribía ella
mientras el agua dejaba como grieta seca
el alma.
Algún día regresará
el canto verde
de las cosas dijo.
Es hora de prolongar el ritmo donde reposa el silencio
crear vértigos
tal vez el horror
afilar la ironía
morirme de risa de mí misma
acariciar los bordes del mutismo a pura palabra.
Al sol oculta su luz cada amanecer
En el tiempo mi espacio se agranda o disminuye
Y mi amor enloquece
Las palmeras se agitan altas tras su fondo verde
las hormigas en fila disponen bajitas
faenas largas en corta vida
mas ni alta ni larga es mi espera.
Ahora que estás iluminado
hueles tanto, que nunca las más perfectas rosas
supieron hasta dónde llega tu buen olor;
como la Magdalena, tus manos olorosas
ya tocan los fragantes pies de Nuestro Señor,
ahora que que estás iluminado.
Ahora que estás iluminado
es de cielo tu boca, son de gloria tus labios,
pues gustan en la mesa del reino.
Entierro de pobre, ya sabes, amigo.
No quiero que vengan los otros conmigo.
Los otros, aquellos del otro camino,
los que me dijeron: es agua tu vino.
Los que sacudieron mi rama florida.
Para tejer burlas, en charlas subida.
Desde que era muy niño, saltaba de alegría
cuando la fresca lluvia de los cielos caía.
Chorros de los tejados, vuestro rumor tenía
el divino silencio de la melancolía.
Los niños con las manos tapaban sus oídos,
y oyendo con asombro los profundos sonidos
del corazón, que suena como si fuera el mar,
sentían un deseo supremo de llorar.
Noticias buenas y malas.
Siempre la tragi-comedia.
Libres. Esclavos. Paz. Balas.
Modernismo y edad media.
Y bárbaros, sobre todo.
La barbarie nunca falta.
El hombre, fiera, sin modo
sobre sus víctimas, salta.
Sus víctimas!, si pudieras
contarlas!
Fratres: Existimo enim quod non sunt
condignae passiones hujus temporis ad
furturam gloriam, quae revelabitur in
nobis. Nam exspectatio creaturae reve-
lationem filorum Dei exspectat. Vani-
tati enim creatura subjecta est non vo-
lens, sed propter eum, qui subjecit eam,
in spe quia et ipsa creatura liberabitur a
servitute corruptionis in libertatem glo-
riae filiorum Dei.
Como la Virgen del Carmen
vas a parir,
en una cama de nardos.
En medio de la montaña
vas a parir
mañana por la mañana.
Cuando el sol está naciendo
el cielo está carmesí,
estás teñida de sangre,
vas a parir.
Las nubes pasan y vendrán a reemplazarlas otras. Escucho el trinar de los pájaros pintando los árboles con su aérea presencia. Por mi memoria pasan recuerdos de infancia, quizás rumores de pasos entrelazados taconeando sobre estas mismas piedras. El viento sopla, arrastrando un eco lejano de guitarra tocada al desgarre….la tarde cae lentamente, pronto los muelles del crepúsculo la ahogarán mientras tú, adorada niña apareces en medio de la calle con un manojo de trenzas echado a la espalda de tu uniforme de colegiala, engrandeciendo el paisaje.
El presagio de la ternura viene con este poema,
a través de sus versos se escurren gotas de armonía
y en sus letras medulares sonríen los símbolos
matinales de tu nombre.
En este poema también viene impresa tu silueta.
El contorno de tu mirada,
se resbala por la mejilla de una metáfora.
A Pablo Antonio Cuadra
Vi
a mis hermanos nicaragüenses,
a hombres de rompientes horizontes
en busca de esperanzas que gravitan en sus pechos,
a mujeres dulces con mares y enigmas esparcidos en sus días,
a mujeres dulces con mares y enigmas esparcidos en sus rostros,
contrabandear con sus propias desgracias;
con lo prohibido,
con falsos documentos,
hospedados en hoteles de mala muerte
y bajo la tutela de los coyotes
en tránsito a los Estados Unidos.
El Pez
muere
por su boca;
el poeta,
por su lengua.
A la cantante Betty Klein
A la orilla de este puerto hijo del diluvio y de las
manos de Jafet,
donde marineros egipcios se detuvieron para lanzar
sus redes,
frente a las rocas de la costa
donde la bella Andrómeda
continúa encadenada a los pies de la leyenda,
transcurre la noche desde el restaurante Suka Levara.
La carta que te escribo merece la palidez de tu rubor.
Entre líneas
hallarás la piel de mi voz.
Al borde de tus párpados encendidos
residirán por un momento
mis proposiciones.
Tus ojos,
gratos gatos roedores de mi mensaje,
encontrarán
en la multitud de letras
fallas geológicas amatorias
por donde se puedan filtrar
terrenales congojas,
a las que no deberás temer.
Sobre tu rostro caen cerúleas transparencias
agobiadas por un firmamento que te pertenece,
luciérnagas puras
clausuradas únicamente por tus párpados.
Sobre la superficie de tus senos
(girasoles atrapados por mi mano)
se desmembran todas las herejías posibles
ante la pontificia dignidad
del insolente roce de mi lengua.