Los dioses venden cuando dan.
Gloria se compra con desgracia.
¡Pobres felices, porque sólo
son lo que pasa!
¡Baste a quien baste lo que bástale,
lo que para bastarle basta!
La vida es breve, vasta el alma;
tener es tardar.
Los dioses venden cuando dan.
Gloria se compra con desgracia.
¡Pobres felices, porque sólo
son lo que pasa!
¡Baste a quien baste lo que bástale,
lo que para bastarle basta!
La vida es breve, vasta el alma;
tener es tardar.
Ojalá fuera mi vida un carro de bueyes
que mañanita temprano chirriando va por el camino
y que hacia de donde vino volverá después,
casi anochecido, por el mismo camino.
No tendría que tener esperanzas -sólo tendría que tener ruedas…
Mi vejez no tendría arrugas ni cabello blanco…
Cuando ya no sirviera me quitarían las ruedas
y quedaría volcado y roto en el fondo de un barranco.
Empiezo a conocerme. No existo.
Soy el intervalo entre lo que deseo ser y los demás me hicieron,
o la mitad de ese intervalo, porque además hay vida…
Soy esto, en fin…
Apaga la luz, cierra la puerta y deja de hacer ruido de
zapatillas en el pasillo.
Es tal vez el último día de mi vida.
He saludado al sol levantando la mano derecha,
mas no lo he saludado diciendo adiós.
Hice la seña de que me gustaba verlo antes: nada más.
Dicen que finjo o miento
todo lo que escribo. No.
Yo simplemente siento
con la imaginación.
No uso el corazón.
Todo lo que sueño o vivo,
lo que me falla o termina,
es como una terraza
sobre otra cosa aún.
Hablas de civilización, y de que no debe ser,
o de que no debe ser así.
Dices que todos sufren, o la mayoría de todos,
con las cosas humanas por estar tal como están.
Dices que si fueran diferente sufriríamos menos.
Hay dolencias peores que las dolencias,
hay dolores que no duelen, ni en el alma
pero que son dolorosos más que los otros.
Hay angustias soñadas más reales
que las que la vida nos trae, hay sensaciones
sentidas sólo con imaginarlas
que son más nuestras que la misma vida.
Tu silencio es una nave con todas las velas llenas…
Blandas, las brisas juegan en las flámulas, tu sonrisa…
Y tu sonrisa en tu silencio es la escalera y las andas
con que me finjo más alto y junto a cualquier paraíso…
Mi corazón es un ánfora que cae y que se quiebra…
Tu silencio lo recoge y quebrado lo arrincona…
Mi idea de ti es un cadáver que el mar trae a la playa…, y mientras tanto
tú eres la tela irreal en la que mi arte yerra el color…
Abre todas las puertas y que el viento barra la idea
que tenemos de que un humo perfuma de ocio los salones…
Mi alma es una caverna colmada por la marea alta,
y mi idea de soñarte una caravana de histriones…
Llueve oro mate, mas no en lo exterior… Es dentro de mí… Soy la Hora,
y la Hora es de asombros y toda ella escombros de ella misma…
En mi atención hay una viuda pobre que nunca llora…
En mi cielo interior nunca hubo una sola estrella..
Mar de antes de nosotros, tus temores
coral tenían, playas y arboledas.
Despejadas la noche y la neblina,
pasadas las tormentas y el misterio,
se abría lo Lejano en flor, y el Sur astral
sobre la naves de la iniciación resplandecía.
¿Qué voz viene sobre el sonido de las olas
que no es la voz del mar?
¿Será la voz de alguien que nos habla,
pero que, si escuchamos, calla,
precisamente por habernos puesto a escuchar?
Y sólo si, medio adormecidos,
oímos sin saber que oímos,
ella nos habla de la esperanza
hacia la que, como un niño
que duerme, durmiendo sonreímos.
Las pomas de jabón que este chiquillo
se entretiene en soltar por la pajita
son, traslúcidamente, toda una filosofía.
Claras, inútiles y pasajeras como la Naturaleza,
amigas de los ojos como las cosas,
son lo que son
con una precisión redondita y aérea,
y nadie, ni aun el niño que las suelta,
pretende que sean más que lo que parecen ser.
Nosotros no nos realizamos nunca.
Somos un abismo que va hacia otro abismo -un pozo que mira al Cielo.
Nada me ata a nada.
Quiero cincuenta cosas al tiempo.
Con angustia del que tiene hambre de carne anhelo
no sé bien qué:
definidamente lo indefinido…
Duermo inquieto, y vivo en el soñar inquieto
de quien duerme inquieto, a medias soñando.
Otros habrán de tener
lo que habremos de perder.
Otros podrán encontrar
lo que, en nuestro descubrir,
fue encontrado o no encontrado
según el destino dado.
Pero lo que tendrán
nunca es la Magia que evoca
lo Lejano y hace historia
con ello.
¿Cuándo pasará esta noche interior, el universo,
y yo, el alma mía, tendré mi día?
¿Cuándo despertaré de estar despierto?
No sé. El sol brilla alto,
imposible de mirar.
Frío pestañean las estrellas,
imposibles de cotnar.
Ajeno pulsa el corazón,
imposible de escuchar.
Me da lástima de las estrellas
luciendo hace tanto tiempo,
hace tanto tiempo…
Me da lástima de ellas.
¿No habrá un cansancio
de las cosas,
de todas las cosas,
como de las piernas o de un brazo?
No quiero rosas, con tal que haya rosas.
Las quiero sólo cuando no las pueda haber.
¿Qué voy a hacer con las cosas
que cualquier mano puede coger?
No quiero la noche sino cuando la aurora
la hizo diluirse en oro y azul.
Si todo es pura mentira,
Mentira todo será.
De nada nada se saca,
A nada nada se da.
Si tanto da que suponga
Una cosa o no con fe,
Si es risueña la supongo,
Si no lo es, supongo que es.
Me miro frente a frente
Y conozco quién soy.
Estoy loco: evidente,
¿Pero qué loco estoy?
¿Porque soy más poeta
Que persona estoy loco?
¿O por tener completa
La noción de ser poco?
No sé, mas siento muerto
Mi ser vivo de ahora.
Rabia en la tiniebla el viento
Con un gran son de alejar.
Y no hay en mi pensamiento
Sino no poder parar.
Parece que el alma tiene
Tiniebla en la que crecer
Una locura que viene
De desear comprender.
Pasó la diligencia por el camino y fuése;
y el camino no se volvió más bello, ni siquiera más feo.
Así por esos mundos es la acción humana.
Nada quitamos y nada ponemos; pasamos y olvidamos;
y el sol siempre es puntual, todos los días.
Pues queréis que tenga un misticismo, bien: lo tengo.
Soy místico, pero sólo con el cuerpo.
Mi alma es sencilla y no piensa.
Mi misticismo es no querer saber.
Es vivir y no pensar que vivo.
No sé lo que la Naturaleza es: la canto.
Serena voz imperfecta, elegida
para hablar a los dioses muertos
la ventana que falta a tu palacio da
para el Puerto todos los puertos.
Chispa de la idea de una voz sonando
lirios en las manos de las princesas soñadas,
yo soy la marea de pensarte, orlando
la Ensenada todas las ensenadas.
Súbita mano de algún fantasma oculto
entre los pliegues de la noche y de mi sueño
me sacude y yo despierto, y en el abandono
de la noche no diviso gesto ni bulto.
Pero un terror antiguo, que insepulto
traigo en el corazón, como de un trono
baja y se afirma mi señor y dueño
sin orden, sin meneo y sin insulto.
Todos los días me despierto ahora con alegría y pena.
En otros tiempos me despertaba sin ninguna sensación:
despertaba.
Tengo alegría y pena por perder lo que sueño
y porque en la realidad puedo estar donde está lo que
sueño.
Tu voz habla amorosa…
Tan tierna habla que me olvido
de que es falsa su blanda prosa.
Mi corazón desentristece.
Sí, así como la música sugiere
lo que en la música no está,
mi corazón nada más quiere
que la melodía que en ti hay…
¿Amarme?
Viven en nosotros innúmeros;
Si pienso o siento, ignoro
Quien es que piensa o siente.
Soy tan sólo el lugar
Donde se siente o piensa.
Tengo más almas que una.
Hay más yos que yo mismo.
No obstante, existo.
¿Cuál es la niña
que coge las flores
si no tiene amores?
Cogía la niña
la rosa florida.
El hortelanico
prendas le pedía,
si no tiene amores.
Del rosal vengo, mi madre,
vengo del rosale.
A riberas de aquel vado
viera estar rosal granado:
vengo del rosale.
A riberas de aquel río
viera estar rosal florido:
vengo del rosale.
Viera estar rosal florido.
Dicen que me case yo:
no quiero marido, no.
Más quiero vivir segura
n’esta sierra a mi soltura,
que no estar en ventura
si casaré bien o no.
Dicen que me case yo:
no quiero marido, no.
Halcón que se atreve
con garza guerrera,
peligros espera.
Halcón que se vuela
con garza a porfía
cazarla quería
y no la recela.
Mas quien no se vela
de garza guerrera,
peligros espera.
La caza de amor
es de altanería:
trabajos de día,
de noche dolor.
Muy graciosa es la doncella,
¡cómo es bella y hermosa!
Digas tú, el marinero
que en las naves vivías,
si la nave o la vela o la estrella
es tan bella.
Digas tú, el caballero
que las armas vestías,
si el caballo o las armas o la guerra
es tan bella.
Cuando la virgen bendita
lo parió,
todo el mundo lo sintió.
Los coros angelicales
todos cantan nueva gloria;
los tres reyes, la vitoria
de las almas humanales.
En las tierras principales
se sonó
cuando nuestro Dios nasció.
VILLANCICO AJENO
Véante mis ojos,
y muérame yo luego,
dulce amor mío
y lo que yo más quiero.
GLOSA DE MONTEMAYOR
A trueque de verte
la muerte me es vida;
si fueres servida,
mejora mi suerte,
que no será muerte
si en viéndote muero,
dulce amor mío
y lo que yo más quiero.
¿Qué puede ser, señora, antes que os viese,
pues viéndoos cobré el ser que no tenía?
¿Qué pudo ver sin vos el alma mía,
o que sería de mí si así no fuese?
Según ahora me siento, aunque viviese,
no era el alma, no, por quien vivía,
que un natural instinto me regía,
hasta que vuestro rostro ver puediese.
Alma mia gentil, que partiste
tan pronto de esta vida descontenta,
reposa allá en el Cielo eternamente,
y viva yo aquí en la tierra siempre triste.
Si allá en el asiento etéreo, en donde subiste,
memoria de esta vida se consiente,
no te olvides de aquel amor ardiente
que ya en los ojos míos tan puro viste.
Mote
Irme quiero, madre,
a aquella galera,
con el marinero
a ser marinera.
Voltas
Madre, si me fuere,
do quiera yo,
no lo quiero yo,
que el Amor lo quiere.
Aquel niño fiero
hace que me muera
por un marinero
a ser marninera.
Mote
Ojos, herido me habéis,
acabad ya de matarme;
mas, muerto, volvé a mirarme,
porque me resuscitéis.
Voltas
Pues me disteis tal herida
con gana de darme muerte,
el morir me es dulce suerte,
pues con morir me dais vida.