La vida paga sus cuentas con tu sangre
y tú sigues creyendo que eres un ruiseñor.
Cógele el cuello de una vez, desnúdala,
túmbala y haz en ella tu pelea de fuego,
rellénale la tripa majestuosa, préñala,
ponla a parir cien años por el corazón.
La vida paga sus cuentas con tu sangre
y tú sigues creyendo que eres un ruiseñor.
Cógele el cuello de una vez, desnúdala,
túmbala y haz en ella tu pelea de fuego,
rellénale la tripa majestuosa, préñala,
ponla a parir cien años por el corazón.
La luna se me murió
aunque no creo en los ángeles.
La copa final transcurre
antes de la sed que sufro.
La grama azul se ha perdido
huyendo tras tu velamen.
La mariposa incendiando
su color, fue de ceniza.
Pedimos que nos amen, que nos dejen amar,
pedimos que nos hagan quedarnos solos atados a los ángeles,
que no dejen testigos desde ahora
esperando la imagen
honda de nuestras lágrimas;
pedimos que no insistan en herirnos el lugar de la ira,
pedimos que las esposas doren el blanco pan
y nos conviden a la mesa del júbilo,
que los muchachos y las muchachas
recuesten su frescura de musicales líquenes
sobre la llamarada que nos nació en las voces,
pedimos la sonrisa
desde nuestra lastimadura más presente
y el escudo fraterno desde el opaco miedo
que nos podría suceder;
pedimos el abrazo,
el ambulante nido para la desangrada palabra
que un día descubrimos y que venimos ahora a repartir
Nunca entendí lo que es un laberinto
hasta que cara a cara con mi mismo
perfil hurgara en el espejo matutino
con que me lavo el polvo y me preciso.
Porque así somos más de lo que fuimos
a la orilla del sol alado y fino:
de sangre reja y muro bien vestidos
de moho y vaho y rata amados hijos.
??Se me murió el ayer de parto
y lo velo cantando??
Como a una guitarra sola
a quien se le quebrara la sonrisa circular y la música,
solo,
sin desbocados animales interiores,
hueso en actividad,
reciente hueso,
hacía como que caminaba entre los hombres casado con mi madre,
pueblerino feliz, poblado de olas.
Dolor el de la serpiente que no posee párpados.
Cómo no tener el veneno de saludo
ignorando la fácil solución de incluirnos en la sombra?
En el pasillo el anciano se prepara para la pelea
teme particularmente los jabs al hígado
y no va dar razón a la colmena ávida
Es un hombre completamente de este siglo
al albañil algebraico aguardentoso
acostumbrado a saltar con ayuda del báculo
por sobre las parejas que hacen como pichones caídos
el amor
El pasillo le queda un tanto corto
porque al fin y al cabo el campeón es el campeón
pero no todos pueden tocar el arcoiris
La peor es la colmena que ahora mismo en las calles
recoge como colillas de cigarro el rencor
Es lo más que se me ocurre decir al respecto
Insoslayable para la vida,
la nueva vida me amanece: es un pequeño
sol con raíces que habré de regar mucho
e impulsar a que juegue
su propio ataque contra la cizaña.
Pequeño y pobre pan de la solidaridad,
bandera contra el frío, agua fresca para la sangre:
elementos maternos que no deben alejarse
del corazón.
Y sin embargo, amor, a través de las lágrimas,
yo sabía que al fin iba a quedarme
desnudo en la ribera de la risa.
Aquí,
hoy,
digo:
siempre recordaré tu desnudez en mis manos,
tu olor a disfrutada madera de sándalo
clavada junto al sol de la mañana;
tu risa de muchacha,
o de arroyo,
o de pájaro;
tus manos largas y amantes
como un lirio traidor a sus antiguos colores;
tu voz,
tus ojos,
lo de abarcable en ti que entre mis pasos
pensaba sostener con las palabras.
Era la época en que yo juraba
que la Coca Cola uruguaya era mejor que la Coca Cola chilena
y que la nacionalidad era una cólera llameante
como cuando una tipa de la calle Bandera
no me quiso vender otra cerveza
porque dijo que estaba demasiado borracho
y que la prueba era que yo hablaba harto raro
haciéndome el extranjero
cuando evidentemente era más chileno que los porotos.
Vengo por vos
a decirte que Madrid es pequeño
porque es grande tu amor.
Me gustó Sintra en Portugal
pero no me robó los ojos.
Aquí estoy, Cantarely,
con mi boleto del metro sin caducar,
con un boleto de avión adelantado
y los deseos de abrazarte las esperas diarias.
La palabra beso besa,
besuquea, muerde, acaricia,
acosa, aceza, aproxima…
La palabra beso viene,
persuade, seduce, enloquece,
silencia, mueve, imagina…
Tiembla, murmura,
se acerca, llega, explota…
Obsesiona, susurra.
La palabra beso atrapa,
desnuda, acusa, decanta,
despierta, retiene y besa.
Tengo una contorsión inverosímil
de un verso irreverente que me duele?
Tengo un impulso atorado
a medias de la palabra razón cuando razono?
Tengo una canción de protesta
que no logro escuchar cuando la canto?
Tengo un poema entre ceja y ceja
agrietando la impasividad de mi hora cotidiana?
Caminando por atardeceres grises, lluviosos,
sobre las calles de un Madrid desconocido
pienso en mi tercer mundo tan lejano;
luego regreso a llorar mis versos gaudianos
con maestrías de la Real Academia Española
para esperar desesperada en un pueblecillo
a que mi tercer mundo crezca?
Tiras de mí, suave, certero;
vienes del sorbo a borde del labio sediento,
vienes del eco óntico divino,
de la cabal idea, de la espera metafísica
y me enjambras de emociones.
A pique en frenético entregarse
le ofrendo la entraña del volcán,
la tierra fértil, la mirada abierta.
La pasión habita en las aceras;
el brazo del mañana me detiene con su luz,
y enclítica en la mirada del destino
me desnudo en la orilla de los horarios.
Hoy no huyo, restablezco el valor,
y Dios celoso me mira idolatrar mi diosecilloВ…
muere el entorno poco a poco
mientras resucitamos completos,
y crecemos y crecemos gigantes,
titanes del amor que detienen el número siete
de las arenas que nos cuentan la vida.
Horas declinantes que se deshacen en el polvo,
árbol podado soy que está sufriendo,
quiero romper esta corteza que me ahoga
y desplegarme por un aire nuevo.
siglos… la vida me lleva.
Boga en mí el tallo que asciende
en doloroso existir a inventar un roce nuevo al aire
y a la luz; pero…
árbol podado soy que está sufriendo
árbol podado soy que está sufriendo
El dolor es angustia, congoja, tormento.
Mi Sonajero?
Cuanto te quiero!
Mi son son-ido?
Mi son son-oro?
Mi son son-risa?
Mi son son-rojo?
Cuarenta fones?cuarenta fones?
Son. Son. Son. late?
Que yo te ate
A mil cocoteros
Para besarte
Amor entero?
Es el río corriendo,
vena de la tierra. Vida.
Aire, soplo vital,
hálito divino,
una fuerza gigante
en la que me abismo.
Un dolor ancestral
que se agrieta en el pensamiento.
Una fácil palabra
que se crece adentro.
Por el camino polvoso,
al mediodía,
al medio del camino,
con la cola escondida
y la oreja tímida.
Por el camino desolado,
enclenque, descolorido,
con dos ojos pintados sobre los ojos…
Atemorizado,
enjiotado,
ahuesado de hambre, pasa…
No lo llames;
huirá despavorido.
Hay un solar,
una galera de teja.
Es casa sin paredes.
Los muebles: varas de tarro
atadas de pilar a pilar.
Las cortinas, de carne olisca,
las alfombras de cuero estacado.
Casa acalambrada, hedionda…;
casa mala, de matar la res;
rastro, rastro de sangre…
Hay charcos rojos en el suelo.
Entre cañas,
entre yerbas,
abrazando furtivo la paloma del cielo…
Escondido,
tembloroso,
ambicioso,
lúbrico…
Agua pechuga;
agua pluma;
agua…
¡Ladrón de luz, niño malo,
devuelve al aire
la mensajera luminosa,
la mensajera de amor,
la cristófora-colomba
que escondes contra el pecho!
Sopla la caña de la brisa leve
y hay la melodía que se irisa;
se danza con la dicha de la brisa
y hay dicha en la hoja que se mueve.
Al soplo de esta música en crechendo
la espiga ensaya un ritmo trascendente
aprendido en la fuga de la fuente
y se sabe fugar, permaneciendo…
Sobre el juncal que cimbra con delicia,
ondulando la luz, en su caricia
despierta melodías olvidadas
y se mueven sus manos angelinas,
que interpretan llanuras y colinas,
con prisa de palomas desaladas.
Undilanilodano, el niño eterno
de la prístina mitología de la Bruma,
región enhiesta y aquilina del Continente Crisoprasio,
de que el pasado canta y cuenta,
sopla de su carrizo cristalino
(hecho del solicuerno
del unicornio marino)
las innumerables pompas de espuma
que el viento del Tiempo avienta
en el infinito Espacio:
los planetas,
los mundos,
las estrellas,
el Sol…
El Caracol,
si escuchas sus querellas
de motivos profundos,
como escuchamos los poetas,
te lo dirá con labios de marea,
con voz desvanecida
(rumor de lejanía tormentosa)
con silbo de serpiente caudalosa.
La palabra que viste es siempre muda,
La palabra que viste es siempre triste.
No une, no libera, no persiste…
¡La palabra que viste no te ayuda!
Si pretende asistirte, no te asiste.
Si brazo, si defensa, no te escuda.
He aquí la palabra que no viste
Y que no viste tú, por tan desnuda.
En claro anillo de silencio anuda
Lo que eres hoy y lo que antaño fuiste.
Si necesitas muda, ella te muda
Y de traje de sombra te desviste.
¡Oh, tú!, el abandonado entre puñales,
entre densos fantasmas, en perdidos
mares de sombra, selva de gemidos
y ausentes golondrinas y rosales.
¡Oh, tú!, el ciego, el confiado entre fanales
hoscos de noche y muertos sumergidos…
confiado entre lebreles contenidos
y solo ante los dioses inmortales.
Si hija,
quisiera ser
la madre más normal del mundo
para vos.
Aunque me veas siempre
pateándole la cola
a mis sueños
corriendo
ensimismada
agotada
loca y feliz
a pesar de tanta angustia.
Mi sueño más dulcito
sos vos
y
quisiera fugarme
en esta mañana de trabajo
a saltar caballito tun-tun
tomada de tus manos
a plancharte el uniforme
darte la comidita calientita
dejarte en la puerta del colegio
y que me des un beso
y me digás hasta la tarde mamá
como la mayoría de las niñas
y yo te diga hasta la tarde mi amor
con la cotidianidad
de una mamá normal
en un día común
sin sentir hecho nudo
el corazón.
Alguno que otro día
me amanece el deseo de invitarte un café,
de abrazarme a la certeza
con la que me nombraste para siempre.
Quiero escuchar como respira en vos el universo
y descubrirme en el milagro sin edad de tus pupilas.
Además de poeta,
media madre,
un rato por las noches
y los fines de semana
costurera diplomada
nutricionista empírica
médica autodidacta
artesana inspirada
un poco bibliotecaria
articulista inédita
algunos estudios
en letras y sociología,
habría que agregar :
hilvanadora de lunas
coleccionista de sueños
– con el respectivo costo
de lágrimas, risas
y desvelos –
es decir,
enamorada indómita
del milagro universo
del movimiento eterno
….