Lírica

Lo no previsto,
lo que con nombre de sarcasmo:
novísima luna de miel,
arrastras por dentro,
y que afuera, juzgado y aislado
desde ciencias del comportamiento,
merecería rótulo más cierto,
el de novísima
erotización del vínculo,
transparente caso, muy sabido
de acuerdo con estadísticas,
noticias sueltas, cuadros personales,
y que tan por sorpresa
como se instaló se revertirá,
una tardía
exaltación que en la casi penumbra,
receptáculo de los desposados,
toca a pagar, te toca
corresponder con el recelo de que acaso
no transcurriera sino en ti,
y ella intacta, lo femenino
examinándote, sobrepasándote
a fuerza de no conocer altibajos,
la femenina complacencia
de resistirse a transformaciones
de alta tensión y débil intensidad
en baja tensión y gran intensidad.

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Oír uno su propia sombra

Repeticiones inútiles, verbosidad
en pleonasmos, redundancias,
tautologías,

garrulerías en las casas
amadas amando hasta el mirlo
que sobre ellas habla,

ruidos continuados
aislándote, los arrullos
por sentimientos melancólicos
del tiempo otoñal,

cantinelas ensalzando
imposibles concordias:
que al agua del pozo
le sea dado invadir la del río,
que la cosecha pasada
y la nueva se unan.

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Paráfrasis

Mejor vecino cerca
que hermano lejos,
para cuando, de improviso,
en tardías horas pedirle el pan
de agasajar a tus amigos,
y te responda
como quien se libra de un importuno
y no cae en descortesía, desvergüenza,
y aunque tuvieras
que golpearle con tesón, no dejarte
despedir, asustar desde palabras duras,
hasta que por tus manos abiertas,
rejas alzadas ante los ojos,
se filtre esa luz de la dádiva,
tus pasos atravesando cerrojos,
reverberación de tus voces
haciendo que tiemblen los cuartos.

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Pascal

Casi ninguna verdad,
el vacío
para sentirte seguro
contra la historia,
apóstata
por aconsejar la inconstancia,
la fatiga extrema,
la tempestad,
aunque los hombres no las amen,
por juzgarnos míseros
y tener tan alta idea de ti
que no quieres
compartir nuestras debilidades,
por ser tú mismo endeble
y admirar las moscas,
extrañas potencias
que ganan todas las batallas,
perturban el alma,
y devoran el resto,
por sustraerte al destino común
asomándote al abismo,
tu abismo, a tu izquierda,
y orar con un largo grito de terror,
por cerrarte a la caridad
mientras velas, implacable,
y exiges
que en esa Agonía
que durará hasta el fin del mundo
nadie se duerma,
por haberte ofrecido a Dios
tras anunciar que en todas partes
la naturaleza señala a un Dios perdido.

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Pero sólo son pensamientos

Sólo los pensamientos
de quien por haber cedido a la fascinación
de idiotas de las familias, retratarlos
sin la caridad que provoca amistades,
se lo recrimina visualizándose
como algún Tolstoi chino, maestro de almas,
lo cuestionaría y reflejaría,
contrahecho, lisiado,
hombros que se levantan
por encima de su cabeza, mentón
en descenso hacia su ombligo,
dedos de más y de menos,
esforzados inclinarse de adelante atrás
remedando una actitud que propicia
la cavilación:
«Estoy en dificultades
porque tengo un cuerpo
y es mísero.

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Poema con un poema

Del emperador
que desvalido se adormece
en su jardín,
tiene algo este
anciano a quien súbitamente
el deseo,
huésped no invitado,
vuelve, persiste en sacudirlo.

También se amodorra,
y los dos son como gatos,
no les importa
sino sobrevivir;

pero en su precario retiro
el viejo no enhebra canciones,
y en lugar de ir entreviendo
ejércitos que incendian y destruyen
concita sobre él un retorno
en procesión de bellezas
ahora agrias,
cada cual mostrándole
la forma de un triángulo
allí donde hubo un sexo,
todas
semejantes
a las tardías flores
que en el imperial jardín
aguardan el invierno.

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Primavera de sufies

El océano hablando,
en espumas, gotas,
disímiles instante a instante,
pero una sola agua,
y las lenguas
de pájaros, flores,
el halcón
al relatar sus paseos acompañado
de los cuervos,
el ruiseñor, alabanza
infinita de la rosa,
la paloma que pregunta
por el camino hacia el amado,
y la cigüeña, su piadosa
disposición: «Tuyo es el reino,
tuyas las loas a Dios»,
y el vocear
de hojas, pétalos,
la violeta
en hondos azules, el narciso
de ojos lánguidos, tulipanes,
el enrulado jacinto.

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Puertas adentro

Como Blake con el tigre,
en tu gato no atiendes
a uñas, lengua áspera,
poblados pelos largos,
estrías blancas,
c lo que provocas desde confusa
f hermandad, la pretensión
de que en su vigor está el tuyo,
y de acercarle
elusivos discursos, soliloquios
para un no favorable
ni adverso ánimo,
sin cooperar, sin airadamente
estirarse indicando que apenas
cerraste postigos, cortinas,
él ya captó,
tu agitar antipatías, infatuaciones,
prontuarios de la menuda hojarasca
que en la sagacidad animal
pudiera disolverse,
apremio
por alguien que se mantiene
atado a su especie,
alcanzar
el par donde apoyarte, tu correspondiente;
como Blake y el tigre,
Poe y el cuervo,
Basho y la rana,
recluyéndote a pedir
el benjgno, consolador ajuste
de tu aliento, fatigoso golpe, desazón,
y la prescindencia del libre, que no juzga.

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Que tu mirada vaya

Que tu mirada vaya
dejando de separar
impresiones sensibles, afectivas,
de las meras formas,
y resbale, no coherente,
a despojar de relieve lo que encuentre,

indicaría cómo pierdes
el dominio sobre ella,
paralizado también
tu cuerpo en lo que hasta ahora fue:
manifestación y participación,
y en suspenso
la rutina del hablar y el pensar,
la exigencia de que hablar
y no pensar no se puede,
ni pensar callando.

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Safo

Ese hombre es igual a los dioses
frente a frente sentado escuchando
tu dulce voz y tu encantadora risa.

Eso es lo que provoca un tumulto
en mi pecho. De sólo mirarte
mi voz tiembla, mi lengua desfallece.

De inmediato, un ligero fuego corre
por mis miembros; mis ojos
enceguecen y mis oídos retumban.

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El vacío en escena

El ruido de la heladera que cesa de pronto y se

puede escuchar el murmullo del televisor en el

cuarto. También me pareció escuchar la voz de mi

hijo. No hay nada más y todo parece estar en

orden, pero yo sé por dónde entra el vacío en

esta escena.

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Cruces

De golpe es muy extraño sobrevivir,
recordar a la mujer hechizada
y no el momento en que se fue:
más errante que nunca pero muy poco sabia,
torpe en el bullicio del verano,
torpe en la espera.

Hubo un hombre sin sueños
para siempre detenido en la estación del calor.

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El canje

En algunos poemas el arte es la acuarela,
el arte de la dilución, escribo,
y los cisnes de Natales se esfuman ante la palabra cisne.
La vida se esconde detrás del color
para engañarme,
la vida corre el riesgo de convertirse en una carta infinita.

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El mundo en jaque

Su gata murió de vieja este verano
y el gomero se dejó secar, poco después, obstinado
en el balcón.
¿A quién contar esta historia de locos,
esta encomienda que llega en un caballo con
arneses de plata -cierto rencor en las comisuras-
con quién contar?

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Este verano

Este verano se parece a un pueblo todavía humeante
después de un bombardeo.
Del otro lado del río, en la bruma, un bote
está listo para llevarme a la frontera.
Si la metáfora suena dramática, es para proteger
esta ausencia sin brillo, el riesgo de una soledad en sordina
y a repetición.

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La cita

a la memoria de Ana Calabrese

Íbamos a tomar el vino del atardecer
sentadas en el piso,
a desplegar el dolor y los amores literarios
como un mantel: algunos agujeros y colores seguros.
Dos mujeres expulsadas del idioma, de la fiesta,
de una terca latitud.

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ELEGÍA DE LA COSTA

Dos veces al año
florecen tus rosas,
y dos veces
la ceniza en el cacto,
las fases de la lluvia.
¿Te importará
que deseche tal imagen,
modelo, verso heredado,
para que nuestros ojos bendigan
el equilibrio,
y urda en cambio, al tocarte,
un desafío a lo perdido, el fantasma
de tu opulencia, la sombra
helénica que viene del mar, trae el fuego,
la profecía, el templo, la sórdida apoteosis
del comercio y del arte?

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GATO GRIS MUERTO

Brujos enseñaron que los gatos
pueden alojar almas humanas.

Figura empapada del asfalto o vuelto hacia las nubes,
eres el muerto más perfecto que yo he visto.
Pero cómo descubrir que la vigilia que te llega,
ya indiferente a cualquier invocación,
tu realidad verdadera de hijo del demonio,
de locatario esbelto de almas,
que estableció para tu antepasado africano
la voluntad miedosa de los clanes familiares
y confirmó la impar justicia de la magia.

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EL POEMA COMO IDEA DE LA POESÍA

Que la finalidad
sea provocar el sentimiento
de las palabras,
y alcanzar
el desafío de la expresión,
perseguir objetos
que se ajustan al sentimiento,
hundirse en objetos
hasta la emoción adecuada,
está probado,
y tanto, probado y probado,
como no lo está
el que en esos tránsitos
la tendencia madre sea
por dónde va la inspiración,
«si en frío o en caliente»,
y no lo está
que haya que seguir a Homero
entre las Musas, su rogar que lo asistan,
y a Platón
saludando hermosos versos
más en mediocres pero iluminados
que en sagaces y hábiles exclusivamente
al amparo de sus propias fuerzas,
y a Dante, el reclamar
la intervención de dioses
acaso sin creer en ellos:
O buono Apollo, all’ultimo lavoro
fammi del tuo valor…
Pero tampoco ninguna
terminante prueba hacia lo opuesto,
que el poema
se conduzca en la mente como un
experimento en una ciencia natural,
y que la aptitud
combinatoria de la mente sea
la solo inspiración reconocible.

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Con esta mano

Con esta mano, hecha de piel, de huesos, de repetidos naufragios,
de sospechas,
acaricié a un niño, corté unas flores, saludé, dije “adiós”.
Levanté ciudades de hierro, de cal, de pétalos, de humo,
y habité en ellas como se habita la sombra de una estrella:
con hierro, con cal, con pétalos, con humo.

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Rara materia

Rara materia que no cedes razones.
Si tocas el labio del amor es para herirlo,
si llamas al pensamiento es para dejarlo secar.
Cede alguna vez: regresa a tu reino oscuro.

No es justo tu veneno restregando sed
a los sueños, incertidumbre al corazón,
crecimiento a las secretas mutilaciones.

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De pronto entró la Libertad

De pronto entró la Libertad.
Estábamos todos dormidos,
algunos bajo los árboles,
otros sobre los ríos,
algunos más entre el cemento,
otros más bajo la tierra.
De pronto entró la Libertad
con una antorcha en la mano.
Estábamos todos despiertos,
algunos con picos y palas,
otros con una pantalla verde,
algunos más entre libros,
otros más arrastrándose, solos.

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El poeta murió al amanecer

Sin un céntimo, solo, tal como vino al mundo,
murió al fin en la plaza frente a la inquieta feria.
Velaron el cadáver del dulce vagabundo
dos musas: la esperanza y la miseria.
Fue un poeta completo de su vida y su obra,
escribió versos casi celestes, casi mágicos,
de invención verdadera
y como hombre de su tiempo que era
también ardientes cantos y poemas civiles
de esquinas y banderas.

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Alguna memoria (I)

Bella que me anuncias una extraordinaria complicación. Tantos
crímenes olvidados reaparecen por ti.

Llega el tiempo de la proeza infatigable frente a tus ojos sin sueño
que ningún diamante puede cerrar.

Ella se expone a las angustias del siglo, usinas de la realidad.

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Strip tease

Ella es toda alegría.
Danza
su canción
desnuda
para ella.

Los demás ven un cuerpo
se balancean en la magia
conocen una rara
libertad.

Aúllan porque temen
temen esa alegría
de pronto
tan pura entre los muertos
tan parecida a dios
o a un poema.

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Paseo

De Río a Copacabana.
Se dispara sobre impecable asfalto,
se agujerea una montaña y se redispara,
en herradura, costeando océano
y venteándose de marisco.
El mar alinea paralelas blancas con calmos siseos.
El cielo está siempre clavado al techo,
por sus estrellas;
los morros fabrican horizontes de montaña rusa…
Y la luna calavereando.

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Proa

Hace mar fuerte…fuerte…
Los egocultores decimos así a lo
que nos vence y no es el caso.
El mar arrea cordilleras renovadas,
que columpian al vapor
en cuya proa frenetizo de borrasca.
Busco una metáfora pluriforme
e inmensa; algo como fijar el alma
caótica,que se empenacha de pedrería.

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Verano

Buenos Aires. Calle Santa Fe en el 900. Diciembre.
La casa abierta, respirando de noche,
todo apagado dentro.
Cielo, implacablemente estrellado, cuyo azul
de zafiro australiano se aleja,
por obra del aturdimiento luminoso que mandan
a los ojos los focos eléctricos.

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Viajar

Asimilar horizontes. ¿Qué importa si el mundo
es plano o redondo?
Imaginarse como disgregado en la atmósfera,
que lo abraza todo.
Crear visiones de lugares venideros y saber
que siempre serán lejanos,
inalcanzables como todo ideal.
Huir lo viejo.

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Casida de la bailarina

Si baylas, no miro miembros tan sueltos
en tus ninfas… ribera Gaditana,
ni passos hazia Venus tan resueltos

Bocángel

I

Quiero acordarme de una ciudad deshecha junto a sus dos ríos sedientos;
quiero acordarme de la muerte de los jardines, del agua verde que beben las palomas,
ahora que tú cantas y bailas con una voz áspera de campamento;
quiero acordarme de la nieve que vuelve con la lluvia
para humedecer su boca de viento dormido, su luna abierta entre la yedra.

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Panegírico

Cantar. Cante al dichoso día el viento
y a la mañana, el sol llene de luces;
la pintada ala cante acompañando.
La flor repose sobre la hoja. Atento
quedará el jardín. Solo. —Tú conduces,
hermoso viento, un crespo mar, cantando.—
A la luz clara empiece el hilo sordo
a tejer su ordenado mundo.

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