¡Hace ya tanto tiempo! Te creí tan distante,
tan perdida en el hondo sendero del olvido,
y ha bastado esta noche tranquila e inquietante,
y han bastado este aroma en el aire doemido,
y estas sombras profundas y este vago claror
de la luna en creciente, para que yo te tienda
mi alma a través de todo, como una buena senda
lunada de esperanza y olorosa de amor.
Poemas chilenos
Ya estoy solo, mi amor. Tras el penoso
ascender por atajos y quebradas
domino la extensión del mar ruidoso,
cuyas olas se rompen en cascadas
al pie del farellón en que reposo.
El mar, la soledad… Allá la ardiente
fulguración del sol que ya declina,
y abajo un remover de espuma hirviente
y un chorrear de agua cristalina
que está corriendo interminablemente.
Me detuve en la entreabierta
puerta de mi oscuro hogar
y besó mi boca yerta
aquella bendita puerta
que me convidaba a entrar.
Mi corazón fatigado
de luchar y de sufrir,
cuando escuchó el sosegado
rumor del hogar amado
de nuevo empezó a latir.
En un chispazo de orgullo,
o de dignidad (y creo
que quizás fué de amor propio)
la eché en cara mi desprecio.
Ella quiso disculparse,
quiso defenderse, pero
yo no la escuché y entonces
su boca guardó silencio.
En los frescos lagares duerme el zumo oloroso
de las uvas maduras. Turbador, amoroso,
es el vapor que sube de los frescos lagares.
¡Y tu aliento oloroso como los azahares!
Ayer, cuando en la viña cogías los maduros
racimos, yo observaba los finos, los seguros
perfiles de tus amplias caderas y los llenos
contornos de tus breves y poderosos senos.
ELLA:
Sus ojos suplicantes me pidieron
una tierna mirada, y por piedad
mis ojos se posaron en los suyos…
Pero él me dijo : ¡más!
Sus ojos suplicantes me pidieron
una dulce sonrisa, y por piedad
mis labios sonrieron a sus ojos…
Pero él me dijo : ¡más!
Ante nosotros las olas
corren, corren sin cesar,
como si algo persiguieran
sin alcanzarlo jamás.
Dice la esposa: ¿No es cierto
que nunca habrás de tornar
junto a esa mujer lejana?
Y yo contesto: ¡Jamás!
Ella pregunta: ¿No es cierto
que ya nunca volverás
a celebrar su hermosura?
Como el rayo de sol que envuelve al árbol
y que hace florecer todas sus ramas;
como la onda de agua cristalina
que da al rugoso tronco fresca savia,
así en redor de mí, como un divino
efluvio que hace florecer mi alma,
así como la onda cristalina,
dándome un vigor nuevo estás, mi amada.
A la caída del sol,
por la playa inmensa y sola,
de frente al viento marino
nuestros caballos galopan.
Es el horizonte de oro,
oro es la mar y oro arrojan
los cascos de los caballos
al chapotear en las olas.
¿Recuerdas? Una linda mañana de verano.
La playa sola. El vuelo de alas grandes y lerdas.
Sol y viento. Florida…el mar azul. ¿Recuerdas?
Mi mano suavemente oprimía tu mano.
Después, a un tiempo mismo, nuestras lentas miradas
posáronse en la sombra de un barco que surgía
sobre el cansado límite de la azul lejanía,
recortando en el cielo sus velas desplegadas.
La viejecita ríe como una muchachuela,
contándonos la historia de sus días más bellos.
Dice la viejecita: «¡Oh, qué tiempos aquellos
cuando yo enamoraba a ocultas de la abuela!»
La viejecita ríe como una picaruela
y en sus ojillos brincan maliciosos destellos
¡Qué bien luce la plata de sus blancos cabellos
sobre su tez rugosa de color de canela!
Alma que mueres de amor,
dime lo que es despertar
en la alborada de Dios,
cuando se muere de amor.
Yo sé lo que es enfermar
y agonizar de pasión,
pero no he sabido amar
para morirme de amor.
Hay caminitos tristes, retorcidos,
por donde vamos siempre
cabizbajos y solos…
donde hay recodos hondos como nidos,
donde hay nidos de sedas
y cabecitas de oro…
Caminitos tan nuestros, donde entramos
con devoción fanática y humilde…
caminitos divinos,
que nos llevan tan lejos
del ambiente grotesco en que vivimos!
Yo sé que hay signos que a mi vida marcan
un límite cercano…
¿La Muerte?
Pienso en ella como en la Primavera:
más ansias que cuidado…
(Pero pienso en la tumba
y siento frío, hermanos…)
…………………………………………….
…………………………………………….
I
Ayer te llamé
y mi propia sombra
respondió en el teléfono.
II
Adiós te dije dulcemente
y la calle creció creció
como la noche.
III
Tu cuerpo lucha en la pared.
La llaga de tu memoria, amor, escurre en mi boca el texto
cómo no ha de sangrar entero este rasgado
El prado te lloró el huerto te ha negado
mi sombra te borró
tu anhelo de morir me traspasa los dedos
Nostalgia tu pasión
heredero tu beso
curva dura la espina de tus velos
como un hacha la grieta que te espera
el primer corte es sueño; el segundo aún me transpira
la fatigada mano
Inhóspita la tierra que heredaras.
Como una fotografía de los años mozos
que inventara el presente de este ya
pasado
haciéndonos dudar dónde y cuándo
y en qué sitio
se manifiesta la realidad,
las habitaciones reposan repletas de palabras
suplantadoras fieles de los cuerpos,
del perfume, del tacto,
los amores, los cantos.
Bajo los verdes árboles planté mi cabellera
Y los hice girar
Cada una de sus hojas eran mis pelos
Y mis brazos ya no subían al cielo
se quedaban quietos.
Sólo otros brazos hacían brillar sus hojas.
Como la luz del día
me fui llenando de grietas
mis piernas conocieron infinitas historias
también fui cortada
Y así, cortada,
desmesuradamente abierta,
el agua me penetró y
me penetró la luz
de las escuálidas ranuras
de esas fatigadas ranuras
perseguidas
de los muertos que buscándose
me buscaban.
I
Te dieron Judas como nombre.
Fuiste tan desechado
como amado.
Te regalaron la corona de espinas
el manto
Porque la historia se hizo por y para ti
la humanidad lloró con tu desdicha.
Los árboles son desde entonces el cetro del suicida
boca abajo del cielo.
I
Solitaria
de tanto hablarme a mí misma me hice muro
muro de murmullos ininteligibles
me hice guarida me volví eco
terminé medio persona medio arista.
II
En mi cuarto
las paredes quieren ajusticiarme
pues soy su fragmento desprendido.
Abandonada de ti
te llevo en mí
como la antigua Venus
su belleza en los brazos rotos
sabiendo que al final de mí
me esperas tú
para cortármelos.
I
Caer en la locura como la blanca virgen
cegada en los altares.
Tocar la realidad:
los pies heridos grieta por grieta.
Ser desollada
en el límite exacto de la piel para evitar el desvarío
que su perfil obstinadamente diseña.
Duerme. Tus juguetes se durmieron ya.
Si la niña duerme, dormirá mamá.
Y, ¡pobre mamá! bien lo necesita!.
¡Se doblan los brazos de la mamaíta!
y aunque eres en mi alma un montón de luna,
te mezo, te mezo tierna y fatigada …
¡Duerme ,mientras llenas de luna mi almohada
y vuelves contigo de plata la cuna !.
Me estoy durmiendo poco a poco,
me estoy durmiendo sobre el mar.
Un hierro sólo me separa
de su viscosa inmensidad
y yo me duermo poco a poco
con blando y dulce cabecear.
¿vendrá el naufragio si me duermo?.
¿Dónde se fué mi vida?
¿Dónde se fué mi vida
cuando se fué mi estrella?
¿Si huyó de mí, quién sabe,
o es que no puedo verla?
¿Es que me cogió el alma
una brutal ceguera?
En el frío de tu sonrisa
no quedaba ya resplandor …
pero aun la carne se me eriza
cuando pienso en aquel amor !.
Veinte años apenas los míos.
¡Pudiste haberme dado el ser!
Tú eras crepúsculo sombrío
y yo era un claro amanecer!.
Es que yo era la luna
y es que tú eras el sol.
Cuando resplandecías
blanca brillaba yo.
Me miraban diciendo:
‘¡qué dulce resplandor!’
y bajo mis destellos
de clara respiración
se amaban los amantes
con más ardiente amor.
¡Ah! ¡Mi vida! Te amo, te amo ¿has entendido?.
Estoy loco por ti, loco de mil locuras,
y aun digo palabras que son siempre las mismas,
te amo, como se ama sólo una vez, sólo una …
¡Te amo ! ¿ Me comprendes?
¡Muerta!, dicen los suyos, muerta dice la gente,
y muerta digo yo cuando la siento helada.
Y el sol alumbra como no pasara nada
y sigue el corazón marchitando indiferente.
No sé por qué no muero cuando beso su frente,
junto al mutismo trágico de su boca cerrada.
Juega como los pájaros y el viento
y yo, como los pájaros y el viento
le traje a mí, cuando me di al amor.
Juega como los pájaros y el viento
porque toda la tierra es su elemento
aunque le cerquen ya muerte y dolor.