Cuando voy por las calles
de los EE.UU.
y veo a los niños,
les extiendo mis manos,
los abrazo, si puedo,
y luego,
triste me voy.
Algún día,
cuando estén más grandes
los enviarán a mi país
y allí,
a mis hijos
dejarán muertos.
Cuando voy por las calles
de los EE.UU.
y veo a los niños,
les extiendo mis manos,
los abrazo, si puedo,
y luego,
triste me voy.
Algún día,
cuando estén más grandes
los enviarán a mi país
y allí,
a mis hijos
dejarán muertos.
A Cristina y Angélica
Ahora que quizás, en un año de calma,
piense: la poesía me sirvió para esto:
no pude ser feliz, ello me fue negado,
pero escribí.
Escribí: fui la víctima
de la mendicidad y el orgullo mezclados
y ajusticié también a unos pocos lectores;
tendí la mano en puertas que nunca, nunca he visto;
una muchacha cayó, en otro mundo, a mis pies.
El día se levanta
Las cortinas se abren
Se despiertan los objetos
Mi vecina cuelga sus prendas
en el patio trasero de su casa
La ciudad se estira y reaparece.
El tiempo se despierta
La claridad busca su hueco.
Vamos andando realidad
Te arresto por cruel y miserable
Por dejarte caer como una piedra
y ensuciarlo todo con tu sombra
Por matar a sueños inocentes.
Curioso asunto
esto de aquí
que no es nada ni viene de nadie
que se desarrolla ante mis ojos
como un espejismo
que no tiene corazón pero puede escucharse
su latido
y que ha insistido en acostarse sobre el tiempo
con sus huesos mentirosos
Curioso asunto
sin manos
sin frentes
sin tobillos
Yo lo llamo poesía
Vamos a dividirnos
nos repartiremos como hojas de cuadernos
y nos reproduciremos como vegetales.
Nos miraremos desde afuera
desprendiendo un fuerte olor
a nosotros mismos.
Y hasta que cumplamos nuestro tiempo
estaremos merodeando frente a frente
si dirección ni protocolo.
Aquí hay nada
Una calle muda
medio alumbrada por la luna
Ni fantasmas, ni ruidos, ni futuro.
La noche es un viejo barco a la deriva
por donde sólo el vacío se pasea.
Tiembla el silencio y las sombras se retuercen
en este pozo en que he caído
Y mi acongojado corazón no se acostumbra
sino que siente el rasguño de lo ausente
y de lo ido.
Jamás son cinco letras imposibles (y un acento)
un vestido indecente para cualquier hora del día
un sonido para siempre inacabado.
Jamás verá jamás cumplir su sueño
(de durar eternamente)
Porque todo, absolutamente todo, tiene freno.
Nada existe sin su término.
Se abren y cierran las puertas sin fatiga
De madera o de fierro
Pequeñas y alargadas
Hacia dentro o hacia afuera
Mecánicas y automáticas
Sin nada que decir, pero tan prácticas
Con sus cerraduras y clavijas
Adosadas a un marco
Verticales casi siempre
Separando el afuera del adentro
Las puertas del cielo o del infierno
Por donde cruzan igual
Santos y blasfemos
Señores y sirvientes
Puertas.
Qué daría yo
por bajarme de este tren
olvidar lo que es posible y olvidable
la buena ventura persiguiéndome.
Qué daría yo
por haberme saltado este capítulo
dejar atrás la pegajosa mierda
y despertar una mañana: diferente.
1
Daré muerte
a todas mis estatuas
para construir
de sus tetas muertas
un esqueleto
que devore
ATÓMICO,
cada
peldaño
de
la
escalera
que
no
subiré.
…La escalera que no subiré…
2
De noche.
Y cuando la hora repentina
de la costumbre
y la desdicha
rompe como ola o muerto
la paz de la tarde,
y separa la vida
en antes y después de esta hora,
como sepulcro o testigo,
como arañando la espalda
o la tierra,
quisiera diluirme
en el suelo,
en la sombra,
en el río de las latitudes
plenas y apartadas
de esta hora que rompe;
y cuando sucede lo súbito;
y las vidas recuerdan
el peso de la hora
como invisible mundo
en el hombro,
en la interminable columna
o vértebra,
de los días postreros y anteriores,
algo se duerme
y algo se tumba,
y las vidas recuerdan
el peso de esta hora
como si hablaran,
como el graznido
o la muerte
de un condenado,
como sentencia.
No hubo solución, no hubo,
la ciudad se reveló tantas veces
y las sábanas no fueron refugio,
ni amor, ni palacio,
las camas repletas de odio
no fueron lugares seguros,
aun nunca fueron lugares,
ni suficiente ahogo ni extremaunción,
nada se hizo necesario,
la ciudad contempló todo
y a todo tuvo respuesta
como respuesta de ciudad iluminada,
a todo hubo respuesta en la voz de la ciudad,
tuvo peso la resonancia de las leyes
y las leyes de la ciudad
fueron objeto de culto
y objeto de refugio, amor y palacio,
y ante cada erupción o palabra
de los conocidos o ignorados,
hubo sangre,
y sangre fue la respuesta tres veces
a cada uno de sus costados,
y las heridas nunca fueron sanando,
sangre fue la respuesta,
y manejamos el ojo en la sangre,
el hilo en la sangre,
ocultos a la vista de todos,
bien digo, no hubo solución,
pero hubo ritos para celebrar
la caída y la perpendicularidad de las leyes,
directo a las cabezas,
directo a las cabezas,
.
1
La casa en cierta medida como un sepulcro,
y todos los muertos sentados a la mesa,
las cucharas lentas por el peso del mundo,
la comida antes de alimentar a la tierra.
Pronto vendrá la noche sin dejar que llegue la tarde,
y la violencia del viento me hará pensar
en canciones podridas que hablaban de Cristo.
Las personas que me visitan
no imaginan
lo que desencadenan en mí.
C. no sabe que sueño
con acariciarla
sin que me vea
mientras le echa dulce de camote
al pan parece que juega
con cálices y piedras sagradas,
el modo como levanta la mano
para llenar el cuchillo
de mantequilla
es un gesto
donde los mares hacen equilibrio
donde las mujeres que tienen frío
se solazan.
Desde hace cincuenta años
se ha estado eligiendo en Inglaterra
La Mujer Ideal.
Cada año incontables jovencitas
concursan en los siguientes rubros:
Elegancia
Rapidez de Arreglo
Belleza
Arte de Cocinar
Arte de Planchar.
La más bella y diligente
obtiene el título.
Empeci / Nada sima (: hoyo profundo, abismo) infancia hasta
los huesos.
Residuos mondos, Ultimo amor o adveni / Miento. Pulidos ros-
tros, inexactos o exactos equivalentes de la
memoria.
Superficie de enquistada taracea. Quienes los robados can-
tos, los ajenos frutos entre los que no soy
Dios,
sino abismado espectro / límite extremo / salvada o insal-
vable distancia: semejanzas, coincidencias.
A ras de la vigilia el sueño que se anega;
desbordado canjilón
/ vasija de la noria,
vaso grande /
moribundo clima recobrado, desvelados brocales;
anónimos rastros, cerradas cuencas traicionando
la oscuridad o ese su más enfebrecido ramaje que
es la muerte.
Revelada convergencia, soledad el horizonte o su más
extendido cielo abejado de cegados
nom
bres: Presencia asombro, saldo germinal los ros-
tros sublimados luengo inverso recorrido hasta su
cumbre.
Prójima de tan andina lejanía, creciendo bosque en
tu neblina; hilado viento, silencio ardiente idio-
ma del recuerdo.
Vulnerado cerco los olvidados diálogos; corteza
en sentenciadas voces. Acerbo eco; último sueño
regresando a su orilla más confín.
Rotundo gesto
cruzando el luengo litoral, andino, el rojo curso:
ríos descendiendo de la nieve a su tragedia.
Innominada riada (rostros) adiosando la corriente.
Toda tu presencia / insoslayables cielos vacíos / hondo vuelo
del grito alejándose de sus deslumbradas escamas / Tu cuerpo
se curva en-
Volviendo al cerrado diálogo entre dos sombras:
quemados filos lentamente nudo, insospechado ruido que pre-
Cede al derrumbe / Añorada víspera:
(‘una de las divisiones
que para el día establecieron los romanos, y que correspon-
día al crepúsculo de la tarde’)
sin frutos ni alejado dulce sitio,
zarpazo, último y sin vuelta de la tuerca que el llanto ahoga.
Renacidos posibles sidos: deslindes o mundo a tientas / oscuros
desvaríos (con decir que en sus fronteras fui el vagabundo ro-
Dando en el sueño, con el rostro en velas) Los dedos embriagando
el alba que hubo, y tan humana / paredes de apretado aliento /
Prolongado dolor es la alegría.
Oh larga y finita línea de mis dioses / memoriales rostros /
lapidados consejos: d e f i n i t i v a Mente / Silencios.
sume
duele
Un ámbito de greda / eterna noche / les con centra
y
forma
El misterio es vuestro término último / Suprema zona o ves-
tigio {: huella
reliquia)
Tampoco en el misterio
tocarán fondo.
Contextos habituales, anuncios por palabras, palabras
de toda especie / conjunto de caracteres y costumbres que
establecen la semejanza /
caso
suceso
asunto /
el fin del juicio o el juicio final. No el grito y su garganta
sino su esquina peligrosa:
la incandescencia, tránsito que nos abre cada signo.
Te levantas / eres aún ese niño idiota corriendo ciega-
Mente tras extendidas manos nunca ami-
gas / con el mismo amor o su esperanza caes en el sue-
ño / das la nota en los lugares / cerca o lejos irrum-
Pes en el inconformismo de las grandes ceremonias /
‘La poesía ha sido seguramente un
pilar del techo que cobija tu demencia’ /
Se te levantan los muertos de entre los vivos con ente-
ra parsimonia / y sueles danzar para matar agravios
nunca inferidos / se te negó la tierra la larga tierra
/ la orgía de tu mar y su obstinado rito y aún te la-
dran desde la otra orilla / Inmenso charco / los perros
del odio / pero retornas ciego cada día al inventario
de tus primeros pasos
‘En estos itinerarios que a menudo
he seguido, hasta la sorpresa se me ha hecho familiar;
ya no trepo los helechos y las rocas sino entre los
fantasmas de mis recuerdos.’
¡Oh prebendas las de la muerte sumergida en los actos!
Al ver pasar a la gente,
¿Nunca te has preguntado quiénes son?
¿Por qué luchan, qué sienten, qué hacen?
¿serán protagonistas de historias románticas,
serán esclavos de una rutina amarga,
serán juguetes del destino o marionetas de Dios?
Al ver pasar a la gente,
al caminar junto a ella, tú sientes, al igual que yo,
que no caminas entre ganadores y perdedores,
sino que sabes que caminas entre sobrevivientes.
Bastó tan sólo un sí
para vivir el ya y el después,
bastaron algunos suspiros
para crear un hoy.
Bastó tan sólo un sí en el momento justo
para que muriera el eres.
Bastó tan sólo un sí de tus labios
para que se olvidara el soy.
Me gustaría decirle al viento que no te quiero, que te he olvidado;
me gustaría pedirle al tiempo que me perdone, por mi pasado.
Me gustaría cantarle al cielo, abrir las alas y emprender el vuelo;
me gustaría escribirte un verso, para que olvides lo que has llorado.
¡Cuánto te odio distancia!
Vestida de puta disimulas tu ingenuidad,
con tu ligero de olvido alimentas el recuerdo
¡cuánto te odio distancia!
La rabia que llevo dentro te la debo a ti
¿contenta? ¡deberías!
porque no puedo matarte
Te escupo en la cara si miro una foto
y entrada la noche me revuelco solo,
sacudido por tu estúpida risa.
Las luces se apagan… Valparaíso está oscuro.
Los fusiles apuntan hacia la presa de turno, que soy yo,
que tuve alma, que amé sin calmas.
Las sirenas se encienden, silenciosa esperanza,
el domingo se acaba, otro lunes insomne
escribiéndole al alba.