Juega como los pájaros y el viento
y yo, como los pájaros y el viento
le traje a mí, cuando me di al amor.
Juega como los pájaros y el viento
porque toda la tierra es su elemento
aunque le cerquen ya muerte y dolor.
Poemas cortos
Desmedida en tu huella,
eres hija inocente
del desierto y las olas.
Azul incandescencia.
Remota en tus senderos,
en la cumbre perfecta
del racimo y los labios,
cíngulo de tu aliento,
dormido en las adelfas.
¿Eres diosa o camino?
Duro es sentirse humana a cada instante,
cuando se cruzan límites amargos
y hay que volver al punto de partida,
verso tras verso, con las alas rotas.
Y al ir hacia un paréntesis, te acuerdas
de que tienes un cáliz esperándote,
porque vivir es cosa de unos pocos
y tú sólo conoces lo imposible.
Cada día renace tu esperanza,
tras unos golpes secos contra toda
su inútil e invisible consistencia.
Cada noche lo ves más elevado,
desafiando tu vida, y te maldices
porque eres incapaz de destruirlo.
Mientras el tiempo pasa, van cayendo
las hojas y la nieve, no sus piedras.
En la morada de la luz escribo,
con una transparencia contenida
que me hace hueco, que me desenvuelve
de tanta noche cruel y su amenaza.
Voy de camino, siempre voy, a solas
por las estancias donde iba antes
de saber que ya no tengo regreso.
«… Si no hubiera más luz interior, no
entendiera tan grandes misterios.»
Teresa de Jesús
Donde hayan apagado las estrellas
su sed de iluminar la faz del tiempo,
habitará el secreto de sentirse
mujer por un designio de lo alto.
Al llegar a Florencia, se entrelazan
luminosos recuerdos con vivencias
de cercana ebriedad. Transcurre el día
plasmado en asimétricos espejos
que un remanso del Arno desdibuja.
Al llegar o al partir, qué importa entonces
si atraviesan el tiempo las palomas
del alma… Quiero aquí bajar mis ojos
al húmedo cristal donde se funden
un escorzo, una cúpula, un ducado.
Denso es el aire aquí. Y tibio. Lo respiro
entre casas que quiebran su fachada en el agua.
Un gato mansamente se me enreda en las piernas
y me retiene inmóvil delante de Yahveh.
En el hayedo, sobre la cruz de un árbol
salta una ardilla y me parecen propias
y conforme a la naturaleza sus movilidades
y afán frente a un otoño ocre y ya inminente,
su alternativa de árbol, su afán recaudatorio.
Su memoria será quien me soporte.
En el joyero Tiffany′s se marchita una joven
rosa de Jericó.
Sólo al costado mismo de la muerte comienzan
su plenitud las rosas
tras la ruptura última del quicio de la sed.
No fue la embriaguez del tinto
o la de las semillas de agua
la que ardió en nosotros
fue esa inutilidad
de no poder romper los trazos
que ataban tu cuerpo a una mesa
y el mío a la danza.
Al caos me asomo…
El caos y yo
por no ser uno
no somos dos.
Vida de nadie,
de nada… No:
entre dos vidas
viviendo en dos,
víspera única
de doble hoy.
Muere en la máscara
quien la miró,
yo por dos vidas
me muero en dos…
Hombre de mar
como una ola
Viene y se va…
Así llegó la madre de mi abuela
a la Habana,
altiva hija de un continente antiguo
y ni el sol de las Antillas pudo arrancar una destello caribe
a sus mejillas
Así llegó la bisabuela a la isla
asombrillada.
Ya lleva el viento su canción por el valle
y en la rama estalla una flor de plumas con su canto
batir de alas en el silencio de la campana
Son casi las seis y en el árbol
los pájaros tienen una fiesta.
Vengo del futuro
a vivir la vida de mi sombra
He venido a buscarla
para llevarla conmigo
a ese lugar sin tiempo.
Quiero vivir
arrancando palabras al silencio
y que el amor crezca como una enredadera sin amo
quiero escuchar la música hasta encontrar mi nombre
quiero vivir con un rayo de luz en el corazón
en fin, saberme despierta y ardiendo…
Duérmete mi niño,
duérmete mi luna,
que arde la estrella:
esa estrella tuya.
Parece que dice:
«Sin duda, sin duda,
yo soy de ese niño;
él viene en mi busca».
Duérmete mi niño,
duérmete mi luna,
duérmete mi estrella
que todo lo alumbras.
Para evitar que el hombre en el mundo se hastíe,
cada día el Señor, atento, lo celebra,
y a fin de que el paisaje se embellezca y varíe,
desparrama colores y arcos iris enhebra.
Que son de Dios pinturas en las que Dios sonríe:
las manchas del leopardo, las rayas de la cebra,
en el tigre bordados, por que en rey se atavíe,
y escamas de esmeralda dedica a la culebra.
Me gustas cuando gritas porque trastornas el presente.
Más viva, oscura,
de alas en contrasentido.
Desde la cabalgadura mi sed te toca,
de tierra es el beso que acalla el trueno de los días.
¿Quién teme a la rabia del desvelo?
Esta mañana el riñón tendió la red esperada.
No fui capaz de levantar el rostro para contestar.
¡Ah, viejo y roto riñón!
¡Cuánta porquería he tragado sin resultar santo!
¡Cuánta paz alborotada para morir fumando auroras!
Solidario en la nieve olfatea
Perseguidor de huellas y tufos
La víctima comparece
Salto
Dentellada
Sangre sobre la nieve
Breve pasión que otro verdugo
Desde lejos
Abolirá de un balazo
El reino de la necesidad no conoce moral.
El balcón de la avenue Gambetta
donde las estaciones se marcan en los árboles
en la vegetación inmensa de Père Lachaise
Desde este sexto piso
París no es más que un cementerio
el musgo crece sobre él
apariencia de viejo
viejo mundo
confiture y baguette
Desde el 74
autobús parisino
quiero
no quiero
dirigirme a nadie
a ningún sitio
a menos que se trate
de un cementerio
donde todos estén muertos
menos yo.
Ante el asombro
que provoca mi rostro moreno,
símbolo de barbarie,
no me queda más que sonreír
ante el punk con cadenas,
las plumas de los sombreros bávaros
las botas americanas de los alemanes,.
la cara congelada del guardia real sueco,
las limpias calles suizas
donde el subsuelo aguarda
la penúltima guerra..
Ya no podemos poetas
fingir demencia
inventar frases célebres,
tratar de ser auténticos,
taladrar las palabras
cada vez más vacías,
sin la fuerza que tiene
la palabra palabra.
Palabra que es inútil
terror, araña, bomba,
siglo veinte..
París
vuelta de hoja impredecible
anillo al dedo
hoja en el Sena
cuya corriente
no deja de mover
¿Hasta dónde la tinta
escribe un verso?
Letras de tinta borro
Vino tinto en la piel
Piel de no verte
Piel a piel la distancia
Tinta el papel de rojo ocre
Y cobre ausente
Está tinto el amor
Voy a beberte.
Así como me veo
vestida y maquillada,
me reconozco
como aquel animal
que arrastraba.
el cavernícola.
Hay un motivo,
unas gotas de lluvia
un cigarro y un jazz
para olvidar las nubes
de un cielo que no es mío.
El saxofón que trae recuerdos
de comidas cubanas
con palmeras y brisa,
las plantas y las yerbas del trópico
las risas de los niños
que juegan con granizos
que aquí no existen.