Poemas (I)

Mi ventana se asoma a Regent′s Park.
Soy esa piedra que nace junto al hombre,
un ojo tras otro por el camino
de luciérnagas estériles. Gotea su llanto
sobre el césped oscuro de mi piel,
y muere en la curva del día
a las puertas del infierno.

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Poemas (II)

Y ahora, abundante de ensueños y de grises,
con esa eterna impotencia que no limpia el lenguaje,
el miedo que se hace palabra para no ser miedo,
todo lo que enciende luces y no se nombra por si muere,
el resquicio de libertad que terco asoma;
brazo roto, abril marchito, luna falsa,
también falso el dolor que se vuelve costumbre;
los labios en dudosas fuentes,
los ojos todavía sedientos de estrellas, calandrias, mitos
y otras delgadas inutilidades que los dioses derraman,
la sonrisa en ayuno para que no traicione
y una mentirosa amnesia de rechazos y deseos;
con ruiseñores y congojas,
o sea con nada, sólo con uno mismo dentro y fuera,
dispuesto a que cada cosa recupere su alcurnia,
su medida y su precio,
se emprende la huida adonde aún no ha llegado el futuro.

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Baladas del dulce Jim

(Fragmentos)

Lo descubrí con la frente apoyada en el escaparate de la pastelería y en los ojos blancos, increíbles, le reconocí: era Dios y estuve a punto de decírselo: Te ves más viejo desde la última vez. Pero me pareció tan triste que hice como si no lo conociera.

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El asesinato se produjo a mediodía

El asesinato se produjo a mediodía, en plena calle y bajo el sol. De la otra acera empezaron a disparar y caí en redondo, tratando de imaginar que clase de pájaro saldría de mi pecho cuando se acercara un compañero para recibir mi último mensaje: que el muchacho que vendía periódicos en la esquina llegaría a ser rey en Nueva York.

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Adicto

Cada día se abre de par en par
igual que una puerta.
Aquel que ya la ha cruzado
clava sus ojos en otros y vuelve
a sentir el milagro y tomar
parte en la vida.
¿Quién diría, al verlo, que ese hombre
duerme mal en la noche y quisiera dormirse
como la tierra reseca tras jornadas de lluvia?

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Algo

Algo de ti, aun cambiado, queda conmigo.
Viene con el mar, en el idioma extraño
de personas que desconozco
y sin embargo cada día me rodean,
tras el repetido batir de lo vivo
y el deseo de vivirlo.

Tal vez también algo de mí quede contigo.

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Amanecer

Levantarse y oír
correr el agua en la ducha,
el hervor del café.
Subir la persiana
y ver huir dos pájaros.
Salir a la calle
y notar el viento en el rostro.

No es diferente lo que hallas
afuera: un vallado, rosales
que rebrotan, una fila
de moreras en la acera contraria.

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Analogías

Escribo este poema un domingo de abril.
La tarde nublada, voces
de niños en la calle, al otro lado de la verja.
Un árbol se agita con el viento.
Ayer, a estas horas, estaba de viaje.
Aún ahora sigo viajando, yendo
desde estas palabras a otro lugar.

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Atardecer

Atardece de nuevo y un día más ciudades diferentes
nos enseñan sucesivos ocasos. Mañana
volveremos a encontrarnos, pero hoy, ¿cómo hablarte
de las horas que vendrán y otra vez no serán nuestras?

Está tendido el horizonte y la penumbra se despliega.

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Canción de año nuevo

Puedes entrar. He dejado la puerta
abierta, la luz, la calefacción
encendidas. Hay un poco de vino
en la alacena, el café está reciente
por si me demoro y te vence el sueño.

Acaso estés aquí cuando regrese,
arropada en el sofá con mi manta
de viaje, reconfortada, quizá
complacida del mundo en su belleza,
sabiendo que hay una técnica pura
en esta maravilla de estar vivo.

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Carpe noctem

Deja en paz el día, no, no lo cojas.
Reniega de la luz que nos falsea,
del tiempo que se desprende la piel
reptando como sierpe contra el tiempo.

Sea la claridad de esta mañana
la irradiación oscura de la noche,
que descienda con la llovizna el recuerdo
como el polvo dorado de una sombra.

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Cirugía

Recuerdos: la mano que rasuraba su vientre,
la que oponía el éter a su boca,
un rápido sopor, las voces,
los contornos borrándose
Nada después.
Nada. Tres horas que un bisturí
amputó a su vida.
Nada hasta despertar tiritando de frío,
la vía conectada a la vena, alguien
que decía «ya está».

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Conjuro

Que este poema te proteja de la soledad
y te sirva de refugio, incluso contra mí mismo.
Es mi conjuro, aunque la poesía no valga
para alterar las leyes del sentimiento o la materia.

Pero, si durante un solo minuto,
poco más se tarda en leerlo, velase por ti
como una lámpara encendida en la alcoba,
si te diera el calor con que tras un cristal
se mira la nieve en la calle,

entonces por fin la poesía tendrá un sentido,
aunque ya sé que a tu edad
no se cree en los fantasmas,
o se cree demasiado.

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Después

Será un día cualquiera, vacío
como la habitación que amanece
vacía, y las cortinas velarán el cielo
limpio del alba.

En las calles, otra vez, como hace tiempo,
seremos unos desconocidos.
Unos que la vida juntó en la vida
como a viajeros que comparten vino
y posada antes de proseguir su ruta.

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Diciembre

Este poema es la trágica historia del olvido de un poema.
Brotaron sus palabras como voz que brotaba del sueño.
Bellas estrofas perdidas, inquietantes imágenes
rezumando silencio, borradas como nombres
escritos una tarde de estío en la arena y que la pleamar se llevó.

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Escuchando la noche transfigurada de Schoenberg

Escasas fueron las noches que me gustaron.
Cada mañana el humo del café caliente
evocaba la bruma de la noche anterior,
restos de demasiadas imágenes,
lejanas como soles pasados,
luces venidas de cosmos extintos.

Heridos por el daño con que a solas
inquieta lo que no consumamos
o de ahogados fuegos se elevan fumarolas,
¿qué diremos de la noche si aún gotean
en el alba sus momentos,
y en el nuevo despertar
nos hablan en voz ronca,
con algo más vivo aún que las palabras,
de un rostro, una voz, una piel
y piden que palpiten
de nuevo por nosotros?

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Estornudos

Salir al sol, estornudar tres veces.
Que este acto sencillo, tan común,
tan nuestro, repita su mecánica
cada mediodía, casi a las tres,
de este verano que aún, como
nosotros o el verde de la hierba,
o el calor o las rosas,
no se ha cumplido del todo.

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Fugaz

Y no tendrá dominio la muerte
Dylan Thomas

No sé si este poema es el que tú necesitas,
si sus sonidos dicen más que sus silencios.

Tómalos como abrigo de lana, como plato caliente.
Si no en ti, en alguna parte de ti habrán de sonar,
aunque yo no sepa guiarlos.

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Invocación

Queden estas palabras que no sé
si resistirán íntegras al tiempo.
Y con ellas, una visión del mundo
donde el recuerdo, si quiere, descifre
los antiguos mensajes ofrecidos
día a día por la vida.

Palabras que hablan con voces diversas,
como si al vaivén de cada momento
personajes distintos concitaran
sueños tornados realidad concreta,
quedamente ofrecida por la vida.

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Nevada

Nieve. Toda la tarde ha nevado.

Empezó primero por manchar la verja,
la acera, las ventanas.
Ha cubierto después los rosales,
los peldaños, las macetas.
Una sucesión precisa, matemática casi,
como las migrañas en la tarde:
pulsos en las sienes, dolor, aplastamiento.

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No es lo mismo

Un sueño: cargas cajas en un coche.
Otro más: peldaños que nos alejan y aproximan.
Un tercero: en algún lugar me abrazas
mientras dices “tranquilo, tranquilo”.
¿Cuál de los tres inicia la secuencia?
Busco interpretarlos. Nada. Nada.
Tengo treinta y nueve años, muchas dudas
y no es lo mismo ir al adiós o al encuentro.

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Pequeños crímenes

Dos arañas en el lavabo:
Dudar un momento.
¿Salvarlas, llevarlas afuera?
El viento, la lluvia, la escarcha.
Las hormigas, los pájaros.
Demasiados peligros.
Una difícil supervivencia.
Pero entonces, ¿qué hacer entonces?
¿Aplastarlas entre los dedos,
abrir el grifo?

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Preguntas

Me pregunto cómo será mi vida junto a ti.
Cómo serán tus zapatillas
de noche o tu pijama,
cómo colocarás la ropa en el armario
o en qué lugar de la mesa preferirás sentarte,
cómo dirás mi nombre en los momentos
dulces o en los amargos,
si dormirás de costado o bocarriba,
cómo será el hueco en la cama al despertar
o tras habernos amado,
si seremos capaces de sumar
o dispondremos los números para la resta.

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Propósitos

Telefonear. Quería telefonear,
escuchar al otro lado su voz

quedamente desgranar las palabras,
un faro frente a un mar
inseguro, descubrir
en su tono una rada,
refugio contra la inquietud
o el abandono.

Mas, ¿cómo tomar el teléfono, blandirlo
ante sí mismo sin dejar
inerme en el aire
todo, definitivamente todo,
el oro vivo del día?

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Regalo

Un día para extirpar del almanaque. Uno de esos
en que ya levantarse se convierte en una carga
y después todo transcurre como un cólico.
Algo a tachar de la agenda, una cita inoportuna.
Sentado en la cocina, fumo y pienso:

¿Y si hubiera muerto años atrás?

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Retrato de Gustav Mahler

(en su último retorno a Europa, 1911)

Todo está en el mismo sitio,
similar, nuevo, atrapado
con deslumbre de albor, con claridad desconcertante,
un viajero solo en cubierta
frasea notas truncadas con motivos de espuma.
Un sanatorio en Viena, la voz alta de quien ya no oye nada,
a proa la extinción, la renuncia, el fingimiento.

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Sabores

Un helado en el banco de un parque,
un café cada recreo,
un cigarro a todas horas,
la sopa, el filete, la ensalada,
el agrio del ayer,
el ron porque sí,
la soledad porque no.
Sabores amargos,
fríos sabores,
sabores que no saben
a vida.

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Stardust

In sé crede e nel vero chi dispera?
Giuseppe Ungaretti

Esta es la hora más difícil. La hora en que el celaje
está incubando tu presencia sin que pueda tocarla.

A veces, ahora lo sabes, imploro en la distancia
con el título de una balada de Brel.

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Ventana

Ha sido hermoso verte en la ventana,
pegada al cristal como quien contempla
un amanecer y recibe el sol
clemente del invierno.

He movido los ojos hacia ti
como ahora mismo muevo mis palabras.
Es extraño: tu imagen sale de un lienzo
pintado por tu ausencia..

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Ventanas

Carnales tras las últimas casas, ebrias
a las tres en un bar, errantes
en la marcha de un tren.
Quizá alguien busque un petirrojo
en la enramada, huellas en el barro,
lugares más allá de la distancia.
Alguien con otra forma de mirar,
otro fondo de escena y la misma sospecha
de estar equivocado mientras la noche
cae y se enciende una luz
dejándonos indeciblemente solos.

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Vértigo

Él dijo: sé práctica, nivela la euforia
y la flaqueza, mesura el vértigo
de las cumbres y las simas.
Él, que nunca entendió por qué Sísifo
no se zafó de la piedra.
Que gustaba de largos horizontes
y del clima calmo del invierno.

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Agonía

La noche del olvido
me está esperando, abierta,
quiere acoger mi sombra
como una inmensa tumba.
Su aliento me aproxima
no sé qué enervadora
fragancia y siento el roce
de su aterida forma
cual si el borde de un ala
monstruosa, invisible
pasara desgarrando
la piel de mis sentidos.

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Compensación

Niebla fija, arboleda
de fundidos ramajes,
vegetal nebulosa
que en su vientre guardara
la jubilada imagen
de todo el universo.
Así tu forma vana,
tu firme incertidumbre,
medusa de mil sierpes
flotando en las orillas
donde la nada empieza.

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CANTICA DE SSERRANA

Cerca de Tablada,
la sierra passada,
falléme con Alda,
a la madrugada.

Ençima del puerto
cuydéme ser muerto
de nieue e de frío
e dese rruçío
e de grand’ elada.

Ya a la decida
dy una corrida:
fallé una sserrana
fermosa, loçana
e byen colorada

dixel’ yo a ella:
«Omíllome, bella.»,
Diz’: «Tú, que bien corres,
aquí non t’ engorres,
anda tu jornada.»

Yo l’ dix: «Frío tengo,
e por eso vengo
a vos, fermosura:
quered por mesura
oy darme posada.»

Díxome la moça:
«Pariente, mi choça
el qu’ en ella posa
conmigo desposa
e dame soldada,»

Yo l’ dixe: «De grado;
mas yo so cassado
aquí en Ferreros;
mas de mis dineros
darvos he, amada»,

Diz: «Vente comigo»;
Levóme consigo,
diome buena lunbre,
com’ era costunbre
de sierra nevada.

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DE LAS PROPIEDADES QUE LAS DUEÑAS CHICAS HAN

Quiero abreviarvos, señores, la mi predicación,
ca siempre me pagé de pequeño sermón
e de dueña pequeña e de breve rrasón:
ca lo poco e bien dicho finca en el coraçón.

Del que mucho fabla rríen, quien mucho rríe es loco,
tyene la dueña chica amor grand e non de poco:
dueñas dy grandes por chicas, por grandes chicas non troco;
mas las chicas por las grandes non se rrepiente del troco.

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ENXIENPLO DE LA PROPIEDAT QUE’L DINERO HA

Mucho faz’ el dinero, mucho es de amar:
al torpe faze bueno e ome de prestar,
faze correr al coxo e al mudo fablar,
el que non tiene manos, dyneros quier’ tomar.

Sea un ome nesçio e rudo labrador,
los dyneros le fazen fidalgo e sabydor,
quanto más algo tiene, tanto es de más valor;
el que non ha dineros, non es de sy señor.

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Villancico

Soy garridica
y vivo penada
por ser mal casada

Yo soy, no repuno,
hermosa sin cuento,
amada de uno,
querida de ciento.
No tengo contento
si valgo ya nada
por ser mal casada

Con estos cabellos
de bel parecer
haría con ellos
los hombres perder.

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Aquaria

Llovía largamente por todos los rincones.
Gotas dulces llovían por su espalda,
miel de venas azules el cabello,
arco ciego del mar.
Nalga rosa perdida,
húmeda luz, la clara
porosidad de nieve de sus pómulos.
Arroyos, mar, cascadas inundando
los brazos y las cuevas,
golondrina en el borde su mirada.

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Cáliz

Y ahora soy
tan igual a ti, madre,
que no me reconozco en el cristal
de este retrato tuyo tan presente.
Sí supieras que todo
lo que de ti he odiado y maldecía
ahora en mí lo descubro
tan exacto y reciente como el cerco
de una piedra en el agua, repetida.

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