Muerte habitada

Tan raro este derecho
a habitar en la muerte del amigo,
si lo definitivo de la muerte
es lo que queda cuando ya se ha ido.

Un orden superior es la alegría.
Cómo desplaza el llanto al pensamiento
y qué secreto nos confía la lágrima:
con sólo verla estás en el secreto.

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Palabras

Yo sigo el rastro de la tinta oscura
para encontrar palabras que sean lo que son y al mismo tiempo
lo que no pueden ser, lo que transita.

Las horas que gastamos en pensar;
la exactitud de lo que no es exacto;
el margen de equilibrio que evita que los dedos del presente nos mancillen.

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Regreso

Tocar un cuarzo ahumado, vítreo y negro,
como quien busca en su naturaleza indiferente
la reconciliación entre hombre y mundo.
Aprendemos a ser lo que ya somos,
y este trozo de piedra es un regreso.

La piedra, en su secreto, es armonía,
memoria silenciosa del planeta,
regalo de una luz que se ha hecho sólida.

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Vamos

Bueno, en el fondo sí
me gusta la poesía:
están las horas llenas de sí mismas
y son para los dos
y llorar de alegría es no llorar
y está todo el camino.

Ebrios de luz
se apoyan en el otro
porque no saben que tampoco puede,
sólo que sí que pueden porque van,
ya ves cómo sí vamos y nunca vi tan dentro
lo que se llama amor
que tengas buenos días a mi lado

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Tus quince años

Sólo tú, sólo tú puedes salvarme
y darme libertad si me encadenas.
Dame la sangre virgen de tus venas,
acude con tu vida a libertarme.

A encadenarme, a desencadenarme,
así mis horas fluirán serenas
por el caudal feliz en que e ordenas.

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Tú eres tú

No te merezco, no. Yo canto, canto,
y te quiero, te quiero, sí, te quiero,
y sólo por ti vivo y por ti muero,
y sé que hasta tu cima me levanto.

Pero no es en tu cima en donde canto,
sino en el valle en que me desespero
de no poder vivir siempre señero,
y callar, callar sólo, amarte tanto.

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Sólo tú

Tú, mi razón de vida, mi razón
de amor; mi razón, mi pensamiento,
mi desencadenado sentimiento,
la luz y el fuego de mi corazón.

Vivir en ti es vivir, viva pasión,
y la vida sin ti no es mi tormento,
sino injustificable y vano intento,
imposible, imposible abdicación.

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Sin palabras

Un mundo de armonías me rodea.
Fuera palabras, no turbéis mi paz.
Una vida hecha toda de sonidos,
un pensamiento universal que puede
prescindir de cualquier significado.

EL universo no habla, nada dice,
el viento mueve diáfano la hoja.

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Sensación de otoño

Amo el otoño y amo su tristeza,
su cielo gris, sus árboles borrosos
entre la niebla, vagamente hermosos…
¿No amáis también vosotros la belleza

desnuda del otoño? El alma empieza
a hacerse buena y honda. ¡Y qué piadosos
se hacen los viejos sueños ardorosos!

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Ojos verdes

Ojos verdes de Marta de Nevares.
Ojos, ¿negros tal vez? de Dorotea.
Ojos azules, clara luz febea
de Camila Lucinda. ¡Qué avatares

de amor sin contención! Gozos, pesares,
gozos… Esto es amor. Quien no lo crea,
mírese en unos ojos, que se vea
en unos ojos de mujer.

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Noche del amor

Ay, qué podré decirte, dulce amada,
joven virgen feliz que no conoces
en un cielo cerrado, suaves roces,
el peso del amor, noche entregada.

Desde este corazón, isla olvidada,
-oye del mar sus clamorosas voces-,
me elevaré hasta ti que desconoces
la flecha que en lo oscuro está clavada.

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A la cintura de una muchacha

Oh, delgado contorno de la vida.
El fluir de la sangre en él acaba.
Oh, columna de luz y ansia de lava.
Volcán para mi mano estremecida.

Límite de la tarde preferida,
bajo un torso de niebla enajenada.
No hay tránsito a la noche enamorada,
pájaro sometido y sin salida.

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Adriano y Antinoo

Comunión

La noche en tu desnudo derrama sus estrellas.
Enajenadas luces pulsan sonoras dichas.
Fieras de hielo y fuego el tálamo devoran.

Oh demonio bitinio en quien comprendo el mundo:
si la belleza es muerte, destrúyame tu carne;
tus besos me extasíen con su insaciable daga.

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Ascensión a los abismos

Como alada columna de templo ungido a Príapo,
La irisada serpiente, en sonido de liras
Y de flautas, se eleva hasta alcanzar la luna
Y penetra con furia su lúbrico cadáver.

Tensado por el fuego sepulcral, en el ápice
Del más perverso orgasmo, aboca sobre su útero
Una candente esperma de agresivos fulgores
Que ciegan la razón y hechizan los sentidos.

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Aureus puer

No es distinta su luz de la de un dios,
mas le es adverso el curso de la historia
y no será inmortal.
Aunque Virgilio
regresara a cantarlo, ya no hay Cumes
que engalanen con versos sus murallas.
Ni el futuro sabrá leer la dulce
y esbelta desnudez de su dibujo
danzando fugitivo en kylix ática.

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Batalla última

Abrumador ejército de lanceros embiste
satánica belleza en ajustado cuero.

Los potros se encabritan por su cintura ígnea,
por sus ojos de turbios y anhelantes rubíes,
por sus labios –venero de besos criminales–.

El gímnico celeste afila sus estrellas.

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Hechizo

desleal a los dioses de todos tus poemas
por estos bellos ídolos con temporizador

sus cuerpos se suceden
como olas en la arena
y como olas se rompen
contra tu corazón

no te forjes ensueños en mundos desvelados
retírate y acepta el juego de no ser

si ayer lo que escribías
querrías revivirlo
hoy no querrías saber
escribir lo que vives

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Insistencia de la ilusión

Su ser es ya memoria sin progresión posible.
Un espacio vacío de estado silencioso
que retrae todo signo e idea que lo exprese.
Y todo es divergencia al intentar nombrarlo.

Si dura reducido a línea de ceniza
escrita o reflejada en un espejo roto,
un viento se levanta que niega su sentido.

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Nilo abajo

El río es el reflejo
del sueño de la vida.

Silenciosas falucas
cortan de blanco el aire.
Chicos nubios, papiros
florecen las riberas.

El reflejo es el sueño
del río de la vida.

Entre las cañas, túnicas
como garzas de luz.

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Pájaro lejano

Recuerdo aquel cristal de tiempo plano y frío.
Aquel amor primero.
Recuerdo su mullida voz blanquísima,
y aquellas dos columnas esbeltas de sus piernas.
Recuerdo su mirar de flores de azabache
y aquellas mariposas que, en su pecho colérico
de arena, se estrellaban.

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Patientia

…y sabes que en cualquier
momento de esta noche
cerrar pueden tus manos
el libro de la vida
aunque te quede tanto
por leer. Vida y muerte
son la misma confusa,
fugitiva sustancia.

La risa de Epicuro
resuena en el vacío.

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Poema de la mañana que raya

el palafrén del astro
sobre
un blanco / caballo
revestido de gualdrapas /
deshoja por la niebla –arco suave / de agua alada–
murmullos
risas
rosas /
empuña
esgrime el rayo de la luz / primera
ya gardenia
dalia
ya /
santuario de las llamas
descendiendo / la estrella
strelitzia
crisantemo /
en la bruma del véspero
tocando / el horizonte que
confunde flores / de mirto
lunas con
narcisos negros /
o los pies del heraldo de la muerte

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Poeta tebano hacia el 422 a.c.

He sido báculo de las musas, dulce
recipiente sonoro de himnos a los hombres
que, al son de flautas lidias, devenían
estatuas de dioses por mis versos.
Ahora, aquí, en Argos,
en el año noventa y seis de mi existencia,
solo abro ya la boca para cantar a Zeus
que, magnánimo, aún regala a mis ojos
la frescura y la gracia
de las brillantes formas adolescentes.

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