Con hilos de atarraya

Entre la fina red
que siempre estoy tejiendo
con todos los sentidos
prisionera me encuentro.
En la urdimbre sutil
de verdad y misterio,
de amor, olvido, pena,
ansiedad y recuerdo,
yo misma como un pez
me confundo y me enredo;
yo misma día a día
los hilos voy tejiendo;
cuando sé lo que amo
ya no sé si lo quiero.

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Deslumbramiento

Era lirio en el aire y fragancia en el viento;
ondas sobre las aguas y temblor en el río;
cuando vi su hermosura, con todo el pensamiento,
grabé su amado nombre para llamarlo mío.

Nunca supe la hora ni el exacto momento
en que amé su mirada.

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El mejor día

Alma mía que trémula y ansiosa
te asombras ante tanta maravilla:
el sol en la luciérnaga que brilla,
todo el bosque fragante en una rosa.

Un día el agua eterna y silenciosa
has de surcar en vacilante quilla;
el fuego que encendió tu lamparilla
apagará la noche misteriosa.

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Elegía del amor gozoso

Amor, gozo por ti, por ti padezco;
por ti la sombra que ilumina el mundo
y esta sed de fulgor en que anochezco;

por ti mis bellas horas tenebrosas
en que deshoja sin pudor el alma
su túnica de espinas y de rosas;

tus manos con el tacto de la vida,
mi espíritu cubierto de zozobras,
tu cuerpo con la veste desceñida;

mi panal de amarguras y de mieles,
el campo de la frente coronado
con una rama negra de laureles.

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Eterna huella

Quedarás como huella sobre mi brazo,
como marca sobre mi corazón.
Cantar de los cantares

No pasarás en vano por mi vida,
ni encontrarnos fue obra del acaso;
que por tu abrazo quedará en mi brazo
la fuerte huella que el amor no olvida.

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La roca viva

Gracias, Amor, por esta dulce herida
y la blandura de mi sufrimiento.
Por la risa y el gozo y el lamento,
en tanta plenitud desconocida.

Bendito siempre, Amor, porque te siento
crecer en la ternura compartida
y por las aguas de tu mar sediento
que arrasa las orillas de mi vida.

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Náufrago

Náufrago va sobre el ardiente río
el corazón de todos los amantes;
cautivo entre sus aguas fulgurantes
pasa tu corazón; no pasa el mío.

Pródigo entre mis brazos el estío
acendró miel de pomas delirantes.
Oigo vago rumor de aguas distantes;
lejano de mis brazos pasa el río.

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Linaje puro

Te amo cuando acaricio la madera:
la caoba que sangra, el roble duro.
Tu perteneces el linaje puro
que fragua anillos cada primavera.

Y floreces también como si fuera
tu cuerpo un árbol de nogal maduro;
palisandro de aromas, cedro oscuro,
estoy en ti como una enredadera.

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Nefertiti

¿De qué terrena claridad dorada,
de qué barros del cielo, de qué arcillas
surgió la morbidez de tus mejillas,
la ciega plenitud de tu mirada?

¿De cuál sarcófago, de cuál morada,
de qué profundidades amarillas,
de qué lejano mundo sin orillas,
la luz de tu cabeza coronada?

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Siempre amor

A Inés y Adel López Gómez

No sólo por gozarte te he buscado:
también te quiero para padecerte,
porque el solo placer de poseerte
no da la plenitud de haber amado.

El vivo resplandor de lo gozado
menos amor es siempre que aquel fuerte
dolor de corazón que nos advierte
la dicha cruel de estar enamorado.

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Sin nadie la mirada

Lo que cambia es el rostro,
la hondura de unos ojos,
la luz de una mirada;
la penumbra indiscreta
de confidencias íntimas,
la ternura, los besos,
los cuerpos y las almas.

El amor es el mismo;
busca formas distintas:
a veces una frente
de curvas sosegadas,
otras la boca roja,
quizá una boca pálida;
unos brazos ardientes
de tibias manos largas;
el instante amoroso,
la amorosa distancia.

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Todavía

Sobre las ruinas de tu amor caído
levantaré de nuevo mis quimeras,
y serás en mi vida un destruido
monumento, donde un ídolo eras.

Donde tirano fuiste, las primeras
yerbas silvestres gritarán olvido,
y, recordando nuestras primaveras,
gemirás como un dios arrepentido.

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Todo es diáfano y bello

Mecen los blandos sauces la verde cabellera;
todo es diáfano y bello cuando estoy a tu lado;
una sutil fragancia de nardo macerado
difunde sus efluvios sobre la tierra entera.

¡Amado! El tiempo es claro, llega la primavera;
regresa en los capullos del jardín olvidado;
y humildes, tiernas, blancas, en el verdor del prado
abren las margaritas su múltiple gorguera.

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Verdad del alma

Asciende a ti la luz del pensamiento.
Brota por ti la flor de mi alegría
y por tu amor enciende cada día
mi corazón su lámpara en el viento.

Que si pierdo tu imagen, al momento
la recobra en tu alma el alma mía
y tu rostro se vuelve melodía
de claridad en el entendimiento.

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Qué pensarán

Qué pensarán.
Yo toda grácil entre las garras de una negra criatura.
Litros de barbaridades con purpurina,
y mi tiempo se acomoda a tu mandíbula cómplice.

Yo canto para ti todas las posturas escotofílicas
y las vamos reproduciendo con la feroz inocencia del debutante,
frecuentamos los vulcanos y yo te hago de todo;
yo vestal con uve y tú bestal con be.

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Sé perfectamente que todo está aquí

Sé perfectamente que todo está aquí. Como una suerte de pálpitos
que se le entrega a mi mano antes de las horas. Una condena que mece mis insomnios.
Nada ocurrió antes de las horas. Yo no llevaba barcos. Escribíamos hacia delante
cuando se nos cayeron las túnicas y permanecimos así, maquillados de rosa,
con la boca mojada y los pies abiertos, con el magnífico libro de las venturas agazapado
en la vulva.

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Anuncio por palabras

para mi madre
octubre de 1983

Necesito chica que sepa planchar
mis labios con los suyos y tende
r su ropa eternamente junto a la
mía y quitar las manchas de mi c
orazón con su mirada yo pondré
la mesa y la caricia en su ramo
de lunas y trataré de andar muy
despacio
cuando
ella
no
tenga
prisa

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Esta soledad

para Juan (regalo)
c. 1980

esta soledad es hija de una altura equivocada
yo tengo el vicio del cielo
soy el único propietario
del aire huesudo y de los pájaros fáciles

los huesos azules del cielo
forman un espacio largo y delgado
y se quiebran en tormenta
y bajan en agua
para acabar en lápida sin nombre

el rojo de mis manos es un misterio
porque brota de ríos blancos que se inclinan como lápidas

a través de la tela metálica
cabizbaja la mala hierba roba el principio del otoño

en otoño los ladrones de cielo
llevan silencio en el pico y tumba en las alas

me agarro a la tela metálica
y no tengo dinero

las mujeres redondas siempre tienen dinero
pero cuando miran hacia lo alto para celebrar una cama nueva
alguien impide el cielo con una navaja de aire

me agarro a la tela metálica
y no tengo mujer redonda

yo tengo el vicio del cielo porque tengo miedo
Porque soy cobarde

mujer entera no puedo darte nada plancha mi tormenta
LA CENA ES A LAS 6.

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Falsearé la leyenda

1976

Quiero pintar de blanco la hierba de la pradera
y el compacto césped que recubre los jardines;
todos pensarán que venció la fuerza del desierto
y yo seré durante años el Dueño de la vida,
dejando que me acaricie la tibieza del sueño alado
y tiñendo al atardecer lo que brotó del rocío;
mi pincel será la cascada cuyo estruendo nunca percibo
y mi pintura las aguas que en ella se enroscan furiosas,
y los que por los aires naveguen
verán surgir la nieve del pecho abierto del Verano,
variarán de canción los motores aceitosos
y enarcarán las cejas los pilotos sin mirada.

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Santa tierra desterrada

1980

Tú sigues siendo
el misterio de las apariciones que nunca aparecen
pero
dentro de mí
alguien
cambió
y no volverá a cambiar
jamás

ya no hay llanuras en mis montañas
ya no hay llanuras y yo
yo olvido un sótano de recuerdos dos sótanos llenos
y persigo sombreros alegres para dejar de olvidar
aunque ya se sabe
los sombreros huyen
y la alegría
y los gatos que no nos felicitan.

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Sastre si lo sois

1981

Sastres, si lo sois,
vestid de belleza mi rabia.

Aquí celda sonora guardada por el humo
un lugar más para hacer mis solitarios
aquí donde cien dientes se disputan cada beso

aquí me lo contaron

aquí donde nos venden
el amarillo de la bombilla que tiene vocación de tiniebla
la luz que todo lo anochece
una sola ceguera para tantos ojos
un solo fuego para tanta sed

ella

la que se abrió viendo pasear
mis pantalones azules
camino del bar y del ayuno
ella anda de la mano
ella anda de la mano y de la vena
de un heroinómano
herida de lavabo
campo de golf de 18 millones de agujeros
voz seca que no conoce
la bondad del silencio que sólo destruye a su dueño
él es el hogar de la avispa
y quiere compartir su hogar

¡que los hombres fuertes oigan lo que no dice!

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Te advierto que la luna

para Pablo con la única condición
de que no lo pierda sin querer
agosto de 1983

Te advierto que la luna…

Una manzana perdida
tan vieja como el egipcio
y sin pirámides…

Te advierto que la luna
te mira siempre…

Si la manzana
pudiera caminar como nosotros…

Te advierto que la luna
te mira siempre
con el hambre que da la distancia.

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Te resucito

c. 1979

Te resucito
qué imposible resucitarte
tan imposible como deshojar un invierno de árboles
dejémoslo en te resucito
entreabierta y temblorosa
lechuza neorromántica
marioneta viva
con tu boquita de fresas con nata
con tu boquita de seis tenedores
estrangulando verdades
armada de súplicas
te resucito cuajado de almohadas
diluviando pesadillas
sin un mal sueño que llevarme a los ojos
con una semana de noches.

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Torre Windsor

1980

rasca
cielos
y si los ciudadanos volaran
como vuelan vientos y vuelan soles
y si los ciudadanos volaran
me refiero
a los viajantes de comercio
y a los dedos de oficinista
y si los ciudadanos volaran
para reflejar en los rasca
cielos
su piel y sus anillos
la pobreza de su reír de una sola risa
sus esqueletos en venta
sus viajes en helicóptero
las piernas de Mellors
tú tensándote
porque la vida no
hace declaraciones
cuando está en el ascensor
del rasca
cielos
pero hoy
hoy
el
rasca
cielos
es
mil
sílabas
de luz
no
una
palabra

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Tu mezquita y tu río

para mi madre
escrito el día
30 de marzo de 1979

Una prostituta
ella es la única mujer por mí invadida
o
acaso
tampoco
ella
porque por más que me recuento
no hallo vestigio
de perfume o de célula o de compra o de club
o de aquel taxi
aunque allí estábamos todos,
madre,
los bienaventurados y los aventureros
allí estábamos todos
en la edad del vagabundeo y sin piernas
sin piernas como el pobre Mori Ahio
como él mordidos por un tren hambriento

pescadores de Galilea ha llegado la hora de la repesca.

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