I
Un azul de cobalto transmuta la distancia
en santuario nocturno de cuyo laberinto
salva el hilo de luz del laúd de un arcángel.
Lírica línea, tu alma, miniada de lejanos
y misteriosos soles, cielos, lunas, avernos,
invoca en la pintura un jardín sideral
donde los dedos gustan arquitecturas frías
y deshojan los blancos jazmines de la carne.