LOS ANIMALES CON PESTE

En los montes, los valles y collados,
de animales poblados,
se introdujo la peste de tal modo,
que en un momento lo inficiona todo.
Allí donde su corte el león tenía,
mirando cada día
las cacerías, luchas y carreras
de mansos brutos y de bestias fieras,
se veían los campos ya cubiertos
de enfermos miserables y de muertos.

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A la poesía

Al soñar tu imagen,
bajo la luna sombría, el adolescente
de entonces hallaba
el desierto y la sed de su pecho.
Remoto fuego de resplandor helado,
llama donde palidece la agonía,
entre glaciales nubes enemigas
te imaginaba y era
como se sueña a la muerte mientras se vive.

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Ciudad

Por el aire se escucha el alarido, el eco, la distancia.

Alguien con el viento cruza por las esquinas y es un
[instante
su mirada como puñal que arañara la sombra.
Desde el desvelo se oyen sus pisadas alejarse en secreto
por la calle desierta tras un grito.

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Como la ola

Con llegada de espuma hasta la playa triste,
oscura ola de esplendor lunar extendido,
tú cruzas, tú cruzas
con remoto ardor despertando mi beso
en el mar delirante de la noche.

En fuga siempre, llena de reflejos,
reconstruyendo a solas lo amargo y lo distante,
o recostada un poco a la luz de los crepúsculos,
así mejor dibujo la melancolía de su retrato:
junto al piano, a la ventana
de irrespirables sueños, a la música de súbito callada,
esperando una voz que llega como el eco a las zonas
desiertas.

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Fantasma

Esbelta sombra dulce, sombra con ademán de entrega,
cuerpo en forma de cielo y sueño, reposas en el aire,
rompes el silencio con el corazón a borbotones,
pero me dejas en suspenso, extraña.
sólo palpitación, sólo deseo,
hallazgo imprevisto de mi destino ignorado.

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Pensamientos del amante

Ya que la intimidad la noche la criatura
Sombreada contra el Sol aquella tarde
Y por una avenida de incorpórea
Luz los pasos que hoy resuenan
En un espacio donde todo calla

(Es más hondo el amor que nadie nombra
Más amarga la desdicha de un espejo
Cuando de pronto lo empaña el lento vaho
De una tristeza a lo lejos de alguien
Que ignorado cruza errante el vacío)

El arco de las cejas encendiéndose
La multitud del oro los hombros en reposo
Un río subterráneo entre su pecho
Los muslos firmemente dueños de la tierra
La mirada que en un duelo trémula estallaba

(Vencida por el tiempo la esperanza
Un caminar perpetuo entre la lluvia
Una ciudad de nubes y agonías
Contra todo y sin fin seguirte siempre
Oh roce frío de invisible llama)

El sol occidental ensangrentado
Más allá de los cielos el verano
El ondular delgado paraíso
La cabellera húmeda de selva
Muchacha por un patio de violetas

(¿Por qué retrocedías y callabas
Te pensabas temblando como un niño
Lamento entrecortado en tu garganta
Devorado en la red de una tiniebla
Entristecido por tu propio sueño?)

Luego por yertas calles la alborada
Trajo al azar indescifrable un rostro
Rubio fulgor entre azulosa niebla
Furia de soledad y la nostalgia
De en otra desnudez hallarse vivo.

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Como en la cumbre ecelsa de Mimante

Como en la cumbre ecelsa de Mimante,
do en eterna prisión arde y procura
alzar la frente airada y guerra oscura
mover de nuevo al cielo el gran gigante,

se nota de las nubes, que delante
vuelan y encima en hórrida figura,
la calidad de tempestad futura,
que amenaza con áspero semblante,

así de mis suspiros y tristeza,
del grave llanto y grande sentimiento
se muestra el mal, que encierra el duro pecho.

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Esta desnuda playa

Esta desnuda playa, esta llanura
de astas y rotas armas mal sembrada,
do el vencedor cayó con muerte airada,
es de España sangrienta sepultura.

Mostró el valor su esfuerzo, mas ventura
negó el suceso y dio a la muerte entrada,
que rehuyó dudosa, y admirada
del temido furor, la suerte dura.

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Osé y temí

tanto que desprecié el temor cobarde;
subí a do el fuego más me enciende y arde
cuanto más la esperanza se desvía.

Gasté en error la edad florida mía,
ahora veo el daño, pero tarde,
que ya mal puede ser que el seso guarde
a quien se entrega ciego a su porfía.

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Rojo sol

Rojo sol, que con hacha luminosa
cobras el purpúreo y alto cielo,
¿hallaste tal belleza en todo el suelo,
que iguale a mi serena Luz dichosa?

Aura süave, blanda y amorosa,
que nos halagas con tu fresco vuelo,
¿cuando se cubre del dorado velo
mi Luz, tocaste trenza más hermosa?

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Luna lunera

Viudita habías de ser,
viudita cascabelera,
y yo casarme contigo.
Luna lunera…

¡Quiquiriquí! Canta el gallo;
yo partía a mi tarea
dejándote arropadita,
Luna lunera…

Tan. Tan. Tan. Ya son las doce.
Yo me sentaría a tu mesa
y en tu boca comería,
Luna lunera…

Plon.

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Canción de unas perdices que le enviaron vivas (Cancionero de Hernando del Castillo-1511)

Destas aves su nación
Es cantar con alegría,
Y de vellas en prisión
Siento yo grave pasion,
Sin sentir nadie la mía.

Ellas lloran que se vieron
Sin temor de ser cativas,
Y a quien eran más esquivas
Esos mismos las prendieron:
Sus nombres mi vida son
Que va perdiendo alegría,
Y de vellas en prision
Siento yo grave pasion,
Sin sentir nadie la mía.

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Desde fuera

¿Quién sería el extraño que quisiera
conocer un paisaje como éste?
Desde fuera, la isla es infinita:
una vida resultaría escasa
para cubrir su territorio.

Desde fuera.

Pero Ítaca está dentro, o no se alcanza.
¿Y quién querría descender al fondo
de un silencio más vasto que el océano?

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Desmesura

A Javier Statié

Dijo que no. Y el Tiempo se quedó sin tiempo.
Luego, la vida hizo una pausa
y todo pareció recomponerse
como esos acertijos infantiles
en los que sólo falta una palabra,
una palabra necesaria y rara.

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El préstamo

A Esperanza y Manuel Rico

Apenas si veía pájaros.

Se oían voces y ruidos de vasos,
y una música triste, derrumbada,
una canción distinta, pero intensa.
Todo se hallaba absurdamente detenido
dentro de una burbuja de desdicha,
de distancia sin aire, de muralla de hielo.

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Hace tiempo

A Nati y Jorge Riechmann

Recuerdo que una vez, cuando era niña,
me pareció que el mundo era un desierto.
Los pájaros nos habían abandonado para siempre:
las estrellas no tenían sentido,
y el mar no estaba ya en su sitio,
como si todo hubiera sido un sueño equivocado.

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Ultima nieve

A Pedro García Domínguez

Una hermosa mentira te acompaña,
pero no llega a acariciarte.
Sólo sabes de ella lo que dicen,
lo que te explican libros enigmáticos
que narran una historia fabulosa
con las palabras llenas de significación,
llenas de claridad y peso exactos,
y que tú no comprendes sin embargo.

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ABRAZOS

«Tenme junto a ti de mil maneras»

I
Hambrientos y desnudos,
van mis brazos en busca de un abrazo,
arrastrando abandono,
y abiertos en silencio en doble arco.
En las mieses maduras del gentío,
separan las espigas cuando avanzo.

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AMOR AUSENTE

Fue un amor a distancia, absorbente y profundo,
que vertió luz intensa sobre mi estéril mundo.

Fue el clamor estentóreo de vibrante campana,
resucitando el eco de una pasión temprana.

Vino como una musa, recitando cantares,
filtrándose en mi arena, subiendo a mis altares.

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ANTE EL ESPEJO

Me ha engañado el espejo, dulce engaño,
devolviendo una imagen que no es mía;
mi desnudez le ofrezco cada día
envuelta sólo en el vapor del baño.

Nunca me devolvió un reflejo extraño,
sólo a mí, en mi tristeza o mi alegría,
pero hoy vi que tu rostro aparecía
bajo mi pelo de color castaño.

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BESOS DORMIDOS

Vendrán los besos, y traerán silencio,
y nos preguntaremos quiénes somos,
dónde nos conocimos, qué buscamos,
y tal vez nos respondan nuestros ojos,
ignorantes del miedo a la palabra,
pues la verdad les grita desde el fondo.
Y al mirarnos, habrá una luz recóndita
de tibio colorido melancólico,
que abrirá perspectivas imprevistas,
y que será en sí misma testimonio
de algo que fue, que ya es insostenible,
tan quimérico como el unicornio.

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CUANDO DE TI ME VAYA

Al llegar el momento,
ha de llorar la luna con lágrimas de estrellas
haciendo más oscuro en la noche el firmamento,
pero serán las tuyas más tristes y más bellas.

Cuando llegue el momento se aferrará tu mano
a la mía, intentando retenerme a tu vera,
y maldiciendo al tiempo, inflexible tirano,
que no detuvo el paso en su carrera.

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DEJA

Si los mínimos dedos de la lluvia
tiemblan sobre tu rostro y se deslizan;
si te envuelve el embozo
de la ligera capa de la brisa;
si el espejo sonríe
cada vez que le miras;
y se elevan del mar múltiples senos
hacia la clara luz de manos tibias;
deja a mis dedos dibujar tu imagen
en prolongada, trémula caricia;
deja a mis brazos circundar los hombros
en actitud tajante, posesiva;
a mi rostro flotar en los radiantes,
oscuros círculos de tus pupilas;
y entera libertad en estas manos,
que anhelantes están de hacerte mía.

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DESNUDO

Desnuda al pie de la vetusta encina
alza los brazos en ofrecimiento,
y el arroyo se acerca, claro y lento,
roba sus formas y se arremolina.

Desierto está el paisaje. En la colina
rompe el amanecer, y en un momento
invisibles tentáculos de viento
la envuelven en espira clandestina.

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DULCE Y TRISTE

¡Qué dulce es querer mucho, pero también qué triste!
¿Por qué esperamos tanto y obtenemos tan poco?
¿Por qué si uno se entrega el otro se resiste?
¿Por qué el amor es ciego, y sordo, y mudo, y loco?

Llevamos en el alma la divina tendencia
de ofrecer sin reservas nuestros cálidos brazos,
y nos quedamos solos, con nuestra propia ausencia,
y el corazón sangrante partido en mil pedazos.

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EL VIENTO

Vino primero tenue y acarició su pelo,
nube de mariposas rozando sus mejillas;
era el beso de un ángel flotando en las orillas
de sus ojos azules con reflejos de cielo.

Y se agitó en ligeros y suaves remolinos
trepando dulce y ágil en torno a su figura,
cubriendo en un abrazo la flor de su cintura,
llevando su perfume por todos los caminos.

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ELLA

Desnúdenme tus manos lentamente
sobrenadando senos y caderas,
y desliza tus dedos diligente
entre botones, lazos, cremalleras.

Mira mis ojos y ábreme la blusa,
y descuelga los pechos prisioneros,
que mi deseo nada te rehusa,
y ellos son del deseo mensajeros.

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EN MIS RODILLAS

Sentada en mis rodillas y a mi cuello abrazada,
se ha detenido el tiempo, la palabra dormita,
el pensamiento inmóvil no se ocupa de nada,
e ignoran los oídos a quien murmura o grita.

Qué lejanas las sombras que las nubes proyectan,
y las dudas qué absurdas y qué insignificantes,
que aún estando en el fondo del alma, no la infectan,
y aún hiriendo sus teclas no suenan discordantes.

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EN TI

Quisiera ser tu propio pensamiento,
la inseparable sombra que te siga
si no ya como amante, como amiga,
en sol, en luna, en luz de apartamento.

Quisiera ser el vaho de tu aliento,
la inquietud afectiva que te intriga,
de tu edificio columnata y viga,
de tus heridas oloroso ungüento.

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HUELLAS DEL BESO

No sé por qué tus labios me despiertan
besos lejanos que jamás me diste;
no saben desterrarlos, o no aciertan
a dejarlos dormir. Cuando viniste,
rozándome la carne, de puntillas,
nadie te vio, nadie escuchó tu paso,
sino un temblor ligero en mis rodillas,
trémulo de enfrentarme a otro fracaso.

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JUNTO AL FUEGO

Ven hacia mí en silencio, con la sonrisa abierta,
absorbiendo en los ojos la noche iluminada;
deslízame en la mano la imperceptible oferta
del rayo que la luna depositó en tu almohada.

Reclínate en la alfombra y oye el rumor del fuego
cuyas lenguas nerviosas erotizan el leño;
que su calor tu cuerpo revitalice, y luego
encienda tu mirada y acaricie mi sueño.

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JUNTOS

Por cauce horizontal y paralelo,
mi mano, cabalgando en tu figura,
baja de la cadera a la cintura,
ronda los senos y ensortija el pelo.

Tu intimidad sensual levanta el vuelo
descubriendo vibrante una estructura
con ansiedad de entrega y de aventura
y la agresión de una leona en celo.

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LLÉVAME CONTIGO

¿No me ves sumergida en el silencio,
y amordazada en soledad y olvido?
Al pasar por la sombra de mi vida,
dame la mano y llévame contigo.

Te esperé tantos años sin saberlo,
perdida dentro de mi laberinto…
ahora que me has abierto la salida,
dame la mano y llévame contigo.

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LOS CUATRO ELEMENTOS

Si tú fueras agua, yo quisiera ser
la copa de plata que te abrazaría;
o en tus humedades me sumergiría,
íntima, adaptable, profunda mujer.

Si tú fueras tierra, yo sería el pie
descalzo y ligero que no te oprimiera;
y en tu surco haría ardiente sementera
que me diera un día lo que en ti sembré.

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QUIETUD

Sentada a media luz en mi rodilla,
y una sonrisa tenue y luminosa
como las alas de una mariposa,
me reclinó en el hombro la mejilla
y abandonóse inmóvil, silenciosa.

Se me quedó dormida entre los brazos,
niña interior, aunque mujer externa,
un tiempo apasionada, luego tierna,
frágil hoy con el alma hecha pedazos,
mañana con impulsos de galerna.

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QUIZÁ

Percibo tu presencia sin estar a mi lado,
y oigo tu breve paso hallándote tan lejos;
siento tu escalofrío sin haberte tocado,
y aún cerrando los ojos me ciegan tus reflejos.

Veo pasar las sombras y en ellas te adivino;
cuando me roza el aire sé que son tus cabellos;
si me azota la lluvia, tus besos imagino,
y por ti son mis sueños inmensamente bellos.

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REGENERACIÓN

Déjame penetrar en tu memoria
para arrancar de cuajo con mis manos
los recuerdos crueles, inhumanos,
que oscurecen el cielo de tu historia.

He de restablecer toda la gloria
de los tiempos felices, tan lejanos;
y en tus jardines crecerán lozanos
árboles de pasión, gozo y euforia.

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SEX(T)O SENTIDO

En mi letargo estoy, adormecido,
flotando en sueños lánguidos y oscuros,
confinado a la sombra de dos muros,
y relegado a transitorio olvido…

Tu perfume me indica que has venido,
la mano percibió tus senos duros,
y al roce de tus dedos inseguros
se irguió mi cuerpo firme y decidido.

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