Aire sólo, fervor que callo y digo,
palabra que te nombra y te delata,
que te eleva en su vuelo o te maniata:
en mi boca te encierro o te prodigo.
Te dejo a la intemperie o al abrigo,
te guardo en ventisquero o en fogata.
Aire sólo, fervor que callo y digo,
palabra que te nombra y te delata,
que te eleva en su vuelo o te maniata:
en mi boca te encierro o te prodigo.
Te dejo a la intemperie o al abrigo,
te guardo en ventisquero o en fogata.
Amor, eres lo único que tengo,
agua que entre mis dedos se diluye,
que cuanto más persigo, más me huye,
por más que mi penar sin fin prevengo.
Tenaz tormento que al latir sostengo,
casa en la arena que el azar destruye.
Brasa en la llaga, sal en cada herida,
sombra en el sol, carámbano en el fuego,
río de luz que fluye en ojo ciego,
brújula encandilada y confundida.
Vas en mis venas como va la vida
en el ardor oculto que trasiego
y afirmas en mi pecho lo que niego
con la voz traicionada y malherida.
«Morir no hiere tanto.
Nos hiere más vivir……Un triunfo puede ser de
diferentes clases.
Hay un triunfo en la estancia
en que esa vieja emperatriz, la Muerte,
por la fe es derrocada.Triunfa el entendimiento más fino cuando avanza,
con calma, la Verdad…»
EMILY DICKINSON
I
Para saberme
era preciso que supiera
las líneas de mi rostro contra el de otros,
que toda identidad me fuera conferida por contraste,
que supiera qué soy
sólo a cambio de ver y de aprender
todo lo que no soy,
lo que nunca seré,
las rutas y las caras del ser
que me son más ajenas,
la nulidad que otro existir me ha conferido.
Allá, donde los caminos se borran,
Donde acaba el silencio,
Invento…
La mente que me concibe,
La mano que me dibuja,
El ojo que me descubre.
Invento al amigo que me inventa,
Mi semejante…
Contra el silencio y el bullicio invento la Palabra,
Libertad que se inventa y me inventa cada día.
I
Amor que desazonas lo que tocas
y que al fuego le das color de olvido,
al gozo lo traduces en gemido
y la alegría en aflicción trastocas.
¿Por qué la reciedumbre de las rocas
no traduces en suave y tibio nido,
y del profundo mar enardecido
la furia entre tus brazos no sofocas?
Territorios de harina
levantados tan sólo en homenaje
al paladar del hambre,
no a la gula.
Casa donde jamás entró a medrar
molicie ni pereza.
Esfuerzo derramado inacabable
desde el primer hervor del alba
hasta el primer lucero de la tarde.
I
Un lento derramarse, un cielo en fuga,
un crepúsculo muerto sobre el agua.
Una raíz de sal que te sumerge
en la hondura más negra de su grito.
El agua viene y lame cada orilla
con su lengua de cántico y caricia
y amortigua la luz su llaga inmóvil
para no herir la entraña de la tarde.
La sierva.
Nunca amante, ni amada,
ni la amorosa compañera,
ni la amiga.
Nunca la igual,
sino la subalterna.
La mejilla ofendida.
La carne doblegada.
La humillación servil.
Las manos y la voz
encarceladas por el miedo.
Locuramor gritando su batalla,
desde un cielo sin luz, inexpresado.
Me creciste de pronto en el costado
como una inmensa flor que me avasalla.
Una roja tormenta me restalla
dentro de cada poro enamorado,
me recorre un incendio desatado
y un trueno en cada glóbulo me estalla.
Un beso del espacio huyendo herido,
un beso del relámpago sujeto,
un colibrí diluído, un cielo inquieto,
un incendio de mar estremecido.
Párpado del celaje detenido
en el margen del tiempo y del secreto,
ensueño de turquesa, humo concreto
en eterno momento desasido.
…y no halle cosa en que poner los ojos
que no fuera recuerdo de la muerte
Quevedo
I
Es la sombra que viene,
La garra preparada
Para el golpe certero,
La mirada en alerta
Que busca, sigue, acecha.
Para Yadira Calvo
Porque el blanco odia al negro
Porque el amo teme al esclavo
Porque el ladino necesita al indio
Porque somos distintas
Porque no débiles
Porque lúcidas
Porque el deseo
Porque somos malas y bellas como Satán
Porque irracionales
Porque corruptoras
Porque objeto de deseo
Porque quebrantamos todas y cada una de las leyes humanas y divinas
Sólo con existir
Porque somos el otro, es decir, la otra
Porque el diablo nos tiene por aliadas
Porque Judith se atrevió a cortarles la cabeza
Y a castrarlos simbólica y físicamente
Porque Dalila ídem
Porque Pandora y Eva
Se les salieron del huacal
Porque la Medusa
Porque las Sirenas
Porque las Parcas
Porque las Furias
Porque Circe y su piara
Porque la Papisa Juana
Porque las brujas
Porque las putas
Porque somos las madres
Y tenemos el amenazante y terrible
poder de dar la vida entre las piernas
por todo eso
cuánto, en realidad,
nos odian y nos temen.
Tú miras. Desde lejos
ves el dulce universo que diriges.
Y mis labios perplejos
con tanta vida afliges,
y entre todo temblor, mi pecho eliges
Sara de Ibáñez
I
Este amor que construyo en tu alabanza
y que habita en tu casa de rumores
no nada en oropeles, ni esplendores,
mas resiste lo adverso y la mudanza.
La noche viene de la noche.
Todo lo ciega en sus pupilas…
José Roberto Cea
I
Oscuro como el fuego, oscuro, oscuro:
Derramada en la noche tu hermosura,
como una larga llamarada oscura,
como un vuelo de cuervo, hostil y duro.
I
Mi delicada flor se abre.
Tu luz penetra:
Gozo.
II
Soy la aguja,
Tú el hilo:
Borda.
III
Este es mi cuerpo.
Este
El río de mi sangre.
Rosario dixit
No es el reptil
que tienta con su boca ávida
desde el viejo manzano
del bien y el mal.
Ni Lilith,
ni una de tantas
nefandas encarnaciones del pecado.
Ni vedette proletaria,
ni siquiera
la devaluada y tropical
sacerdotisa de Venus
con que desean confundirla
sus dizque adoradores.
Tu cuerpo de sí mismo se desata
Y cae y se dispersa tu blancura
Y vuelves a ser agua y tierra oscura.
Octavio Paz
Wabinureba
Mi wo ukigusa no
Ne wo taete
Sasou mizu areba
Inamu to zo omou
(Estoy tan sola
Mi cuerpo es una hierba que flota
cortada de raíz.
I
Tallo fecundo, de botón florido
con cálida corola coronado,
clavel triunfante, fuiste levantado
por empuje de sangre, recio, erguido.
Buscas, ciego, región donde, en olvido,
se abandone tu mar aprisionado
por estrecho canal, y encabritado,
salte en espuma, libre, enardecido.
…Del girasol no importa la figura,
sino el amor inmenso que lo mueve…
Serafín Quiteño
1.
Viene como la noche
con su telón poblado de agujeros;
como la lluvia,
con su rumor de multitud;
como la palabra
que sube hasta la voz.
Lengua del mal, guijarro de la muerte…
Sara de Ibáñez
1. Brasa en la llaga, sal en cada herida,
sombra en el sol, carámbano en el fuego,
río de luz que fluye en ojo ciego,
brújula encandilada y confundida.
Tierra
…no se alcanza
a volver con los remos y la vela
al puerto en que dejamos la esperanza.
Miguel Ángel Asturias
1. Del rumor de tus manos me alimento
y mi hoguera renuevo en lluvia fría.
Cúbreme, amor, el cielo de la boca…
Rafael Alberti
1. Aire sólo, fervor que callo y digo,
palabra que te nombra y te delata,
que te eleva en su vuelo o te maniata:
en mi boca te encierro o te prodigo.
1. Amor, y tú lo sabes, es venero
de profundas y dulces quemaduras,
y también tiene espinas tan seguras
que matan con el roce más ligero.
Amor hace lo eterno pasajero
y nos convierte en lámparas oscuras.
Nos hace contemplar dichas futuras
y nos regresa al polvo volandero.