Rico el viejo de abriles y arrogancia,
conozco el mundo, —dice— porque olvida
que es la existencia una perpetua infancia,
la vejez una infancia encanecida,
y la ciencia del hombre la ignorancia.
El anciano, ese niño que chochea,
pretende el velo desgarrar, impío,
de la verdad, que conocer desea…
¡pobre Ixion abrazado del vacío!