Confusión

Ahora empezarás, mi vida,
a no dejarme vivir.
A que los días y sus noches sólo sean
el ahogo feroz de tu encuentro.
De tu incorporación a mí,
de tu revestimiento de mí.
A que mi sangre no sepa detenerse sola,
y se arroje a la tuya, a ti,
con la furiosa alegría de amarte,
del éxtasis de saberse tuya;
y de la angustia,
del tremendo milagro oscuro
¡que es pertenecerte!

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Dominio

Necesito tener el alma mansa
como una triste fiera dominada,
complacerle con púas la tersura
de su piel deslumbrada en mansedumbre.

Es preciso domarla, que su fiebre
no me tiemble en la sangre ni un minuto.
Que la aneguen los fuegos del aceite
más espeso de horror, y que resista.

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El universo tiene ojos

Nos miran;
nos ven, nos están viendo, nos miran
múltiples ojos invisibles que conocemos de antiguo,
desde todos los rincones del mundo. Los sentimos
fijos, movedizos, esclavos y esclavizantes.
Y, a veces, nos asfixian.

Querríamos gritar, gritamos cuando los clavos
de las interminables vigías acosan y extenúan.

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Entrega

Guardaré mi voz en un pozo de lumbre
y será crepúsculo toda la vida.

Ya girarán más leves los cuchillos
porque no encontrarán dónde herirme.
Erguida de rocíos negros,
para ti cantaré.

¡Que no me busquen los sin vista,
que no me llamen los ahogados,
que no me sientan los que huyo!

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Hallazgo

Desnuda y adherida a tu desnudez.
Mis pechos como hielos recién cortados,
en el agua plana de tu pecho.
Mis hombros abiertos bajo tus hombros.
Y tú, flotante en mi desnudez.

Alzaré los brazos y sostendré tu aire.
Podrás desceñir mi sueño
porque el cielo descansará en mi frente.

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Indescriptible

Esperar es peor que nacer,
porque solamente espera el que se muere
de esperar sin hacerse con la vida
otra cosa que esperar. El esperarte.

Y atada a esa tu espera que me gasta
y que gasta tu vida sin traerte,
aquí me estoy muriendo de ansiedades
porque cabe, tremenda, esta esperanza.

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Límite

Esfera ceñida de esferas que no pueden
escaparse de la esfera única.
Manos esféricas ciñéndose a unas piernas
que se abrazan redondas, perfectísimas.
Si esta esfera que soy ya, que fui yo siempre,
desgajara de sí un anillo y lo arrojara,
se caería
cogido por su extremo, prolongándose
hasta pisar el polvo.

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Madre

1. Recuperada

Sí. Eres el hueso de mi madre,
pero tu voz ya no es su voz tampoco.
La memoria de ella te rodea…
¡Su joven estatura, su alegría,
aquel ímpetu que me dio la vida!
su palabra fue marcando mi camino.

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Nostalgia de mujer

Mil años ante Ti son como sueño.
Como de aguas el grosor de una avenida.
Hierba que en la mañana crece,
florece y crece en la mañana
aunque a la tarde es cortada y se seca.

¿Qué es el tiempo ante Ti, qué son los truenos
que blandes contra mí cuando me nombras?

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Suma transida

Encerrarte en palabras…
¡Que tú, tú, quepas en verbos, nombres,
y adjetivos intactos!
Que yo lo pueda decir todo:
lo nuestro, esto que hacemos
y estaremos haciendo siempre,
eternísimamente:
hablar, callar, ser tú y yo
siéndonos nuestros.

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Amante fiel

Si fueras el pecado y su tragedia,
quien aplica tortura
o simplemente firma los papeles,
si te fueras con otro
o compartieras cama
conmigo y otros hombres,
si fueras de una secta,
monjita de clausura o esclava del Diablo,
si huyeras de mis ojos
y arropases los tuyos
con una causa injusta,
si asesinases a tus padres
o incluso a nuestros hijos,
si mintieses en todo
o fueses tan sincera
que tu palabra hiriese
como daga o venablo.

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La sonde t’entre par le nez – Que la sonda te entre por la nariz

Ahora que ya no sientes
la furia del ridículo encendiéndote
y me miras llorando,
suplicando mi mano para salir
de donde yo jamás podré sacarte…

Ahora que la certeza del final
se te ha clavado justo en las pupilas
y la vida penetra regalada
por esta sonda fría,
umbilical…

Ahora entiendes mi prisa,
mis ganas de tenerte
antes del dormitorio,
mi insaciable ansiedad
encarnada de piel y de saliva…

Ahora que te penetra el plástico
y no quieres mirarte en el espejo…

Ahora me pides, leve,
sin palabras,
que recupere el tiempo con mis manos.

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Canción de cuna

Ahora que la noche funde
todas las cosas corpóreas,
y que la sangre se aquieta
con el reclamo nocturno,
lánzate al río del sueño.
Amor, criatura, duerme.

En el firmamento piel
se pone el sol de tus ojos,
la madeja de tus miembros
indolente se deshace.

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Caracteres

Volver a verte.
Ve, corazón, no pienses.
Que pasen horas.

El amor, tigre
entre bambús, espera
para devorarme.

¿Por qué rendija
te escaparás, belleza,
del cuerpo ágil?

¡Si yo fuese garra,
cuánta sangre no haría
en la piel joven!

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Canto X

Mientras Virgilio muere en Bríndisi no sabe
que en el norte de Hispania alguien manda grabar
en piedra un verso suyo esperando la muerte.
Este es un legionario que, en un alba nevada,
ve alzarse un sol de hierro entre los encinares.

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Canto XXXV

Me he sentado en el centro del bosque a respirar.
He respirado al lado del mar fuego de luz.
Lento respira el mundo en mi respiración.
En la noche respiro la noche de la noche.
Respira el labio en labio el aire enamorado.

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