Pañuelos

En un golpe de aire los papeles
han salido volando, y esparcen por el suelo
su forma de blancura.
Campo seco, sembrado
de rectángulos tersos,
limpias lenguas de sombra.

-Mis pañuelos son otros. De batista y de lino,
descansan sobre el pasto -sus vainicas aladas-
y a mis manos reciben
su perfección de agua.

 » Leer Mas…

Penélope

Kabul

Pajarillo enjaulado, me han quitado los ojos
y tengo una cuadrícula
calcada sobre el mundo.
Ni mi propio sudor me pertenece.
Espera en la antesala, me dicen, y entrelazo
mis manos mientras cubro de envidia
las cabras que en el monte ramonean.

 » Leer Mas…

Profecía

Algún día vendrás, sabes que miento,
que no puedo ya más tender la seda
lunar de la esperanza. Algún día
vendrás como una horca, el fiero
corazón guardando la armadura
y los labios en flor como limones
sangrados para el beso.

 » Leer Mas…

Amor verdadero

Tu frialdad agiganta mi deseo
cierro los ojos para no mirarte
y cuando más procuro el esquivarte
más en mis ansias férvidas te veo.

Sobre la huella de tus pies rastreo
sin que logre ni lástima inspirarte
y en esta lucha de sufrir y amarte
alzaré tu desdén como un trofeo

Sé que jamás te arrullaré a mi lado,
pues un rival, cual rey afortunado,
tu juventud a conquistar se lanza

y acrece en tanto mi febril porfía
que es pequeño el amor si en algo fía:
sólo es grande el amor sin esperanza.

 » Leer Mas…

Camino de Paris

Del sol a los fulgores matutinos,
rumbo a París, atravesando a España,
paró el convoy en aldehuela extraña
que borda un río con sus chopos finos.

Llena el alba florida los caminos…
y yo le digo a aquel que me acompaña:
-«Allí, pastor o cortador de caña,
viviera mansos días cristalinos».

 » Leer Mas…

Crepúsculo

Primera voz

Oh peregrino que estás llorando,
di, ¿por qué lloras?
vente conmigo: reirán cantando
todas las horas.

¡Vente, no tardes! Soy el Amor,
¡quiero dar alas a tus deseos!
En lindas -tazas en flor-
beberás muchos besos hibleos.

 » Leer Mas…

El peregrino

En el poniente
el esplendor del sol se diluía.
Y un caballero, en un vetusto puente,
meditaba y decía:

-«Judith, Ana y Arminda,
y Lidia, de labios sensuales,
Inés, la rubia linda,
¡todas fueron iguales!»

¡Soñadas alegrías,
ya sois cual secas rosas!

 » Leer Mas…

Epitafio

En la tumba de una doncella

Muchas tardes, detrás de mi ventana,
vi anochecer, con ánimo rendido,
en espera del novio presentido
que vi en mi sueño azul de la mañana.

Con ternura solícita de hermana
tánto esperé que conocí el olvido,
pues si acaso pasó, fue confundido
con todos en la turbia caravana.

 » Leer Mas…

Lied

Bajo el milagro lírico de un cielo florecido
que rielaba en tus ojos su inefable fulgor,
una noche te dije, quedamente, al oído:
-¡Cuán pequeño es el mundo cerca de nuestro amor!

Juntos permanecimos escuchando el alado
coro de ruiseñores hasta el alba gentil.

 » Leer Mas…

Naranjas y violetas

LIDIA, la dulce novia de mi infancia,
por cuyo amor de mariposa aún gimo,
me envía de naranjas un racimo
con violetas de mística fragancia.

Unas y otras nacieron en la estancia
más íntima del huerto, a cuyo arrimo,
beso entre beso y rimo tras de mimo,
nos amamos con púdica ignorancia.

 » Leer Mas…

Nocturno

Je suis celui au coeur vestu de noir?
Ch. D’Orleans

En la viudez de la alameda
por el árido suelo
pasan hojas secas danzando.
Paisaje vago como el revés de una seda…
eriales que el crepúsculo mulle de terciopelo.

 » Leer Mas…

Ínsula

Como un nocturno vino tu mirada,
amotina mi sangre enardecida
y la noche en mis hombros detenida,
ignora su presencia desolada.

Ya no puede mi voz contra la espada
de silencio que tengo entre la herida,
de saber tu caricia estremecida
pero en oscura cárcel encerrada.

 » Leer Mas…

Angustia

Yo me lleno de angustia mirándote la frente
porque estás más lejana cuando estás más presente.

Para que yo no pueda llegar hasta tu alma
tú me miras a veces con esa misma calma

con que miran los lagos una noche estrellada:
la miran hasta el alba y no le dicen nada.

 » Leer Mas…

Duele menos estar solo

Creo
que duele menos
estar solo
con tu recuerdo,
bajo este cielo
duro,
bajo este viento
espeso,
bajo miradas
agudas
que preguntan:
«¿Por qué sufren
tus manos
en las tardes’?
«¿Por qué no vienes,
sin la hoguera
de su pecho
lejano,
y te diviertes
con nosotras?»

Poder
asirse el alma
sería eso.

 » Leer Mas…

Intención apagada

Llego y toco una mano
y la mano que toco
tiene dudas.
Vengo y veo unos ojos
y los ojos que veo
tienen llanto.
Pregunto por nadie
y me responde la ceniza
con su enlutado lenguaje.
Y cuando quiero volver
corriendo locamente
hacia los ojos azules
que me llaman,
el alma se me enreda
en las torres de la muerte,
donde sombras amigas
abren sus manos
hacia el tiempo.

 » Leer Mas…

Ofensiva del recuerdo

A Carmela

Amor, entonces el otoño
estaba en la punta de mis dedos.
Y fueron los climas de tu mano
recogiendo las hojas
hasta reconstruir el árbol
de mi vida.
Eras entonces un río azul, amor,
desembocando en mis semillas;
una mirada limpia
sobre la piel
que me contiene
y un puñado de besos
llevándome al calor
que aún necesitaba.

 » Leer Mas…

Estando conmigo a solas

Estando conmigo a solas,
Me viene un antojo loco
De burlar con causa un poco
De las trovas españolas
Al presente;
De aquellas principalmente
Muy altas, encarescidas,
Excellentes y polidas,
Que mucho estima la gente;
Y de aquellos estremados
Que por estilo perfeto
Sacan del pecho secreto
Hondos amores penados.

 » Leer Mas…

Musas italianas y latinas

Musas italianas y latinas,
gentes en estas partes tan extraña,
¿cómo habéis venido a nuestra España
tan nuevas y hermosas clavellinas?

O ¿quién os ha traído a ser vecinas
del Tajo, de sus montes y campaña?
O ¿quién es el que os guía y acompaña
de tierras tan ajenas peregrinas?-

-Don Diego de Mendoça y Garcilaso
nos truxeron, Boscán y Luis de Raro
por orden y favor del dios Apolo.

 » Leer Mas…

Soneto II

Garcilaso y Boscán siendo llegados
al lugar donde están los trovadores
que en esta nuestra lengua y sus primores
fueron en este siglo señalados,

los unos a los otros alterados
se miran, demudadas las colores,
temiéndose que fuesen corredores
o espías o enemigos desmandados;

y juzgando primero por el traje,
pareciéronles ser, como debía,
gentiles españoles caballeros;

y oyéndoles hablar nuevo lenguaje,
mezclado de extranjera poesía,
con ojos los miraban de extranjeros.

 » Leer Mas…

Soneto IV

Si las penas que dais son verdaderas,
como lo sabe bien el alma mía,
¿por qué no me acaban? y sería
sin ellas el morir muy más de veras;

y si por dicha son tan lisonjeras,
y quieren retoçar con mi alegría,
decid, ¿por qué me matan cada día
de muerte de dolor de mil maneras?

 » Leer Mas…

Villancico

No pueden dormir mis ojos,
no pueden dormir.

Pero, ¿cómo dormirán
cercados en derredor
de soldados de dolor,
que siempre en armas están?
Los combates que les dan,
no los pudieron sufrir,
no pueden dormir.

Alguna vez, de cansados
del angustia y del tormento,
se duermen que no lo siento,
que los hallo transportados;
pero los sueños pesados
no les quieren consentir
que puedan dormir.

 » Leer Mas…

Telenovela

El sitio que dejó vacante Homero,
el centro que ocupaba Scherezada
(o antes de la invención del lenguaje, el lugar
en que se congregaba la gente de la tribu
para escuchar al fuego)
ahora está ocupado por la Gran Caja Idiota.

 » Leer Mas…