Amor, amor, amor,
moja mis quemaduras
con una sola frase de esperanza sencilla,
una sola caricia
azul
de madrugada,
con una sola noche más.
Amor, amor, amor,
hazme vivir,
hazme resurrección callada,
amor, dame luz a beber, dame luz, dame luz,
dame coraje apasionado, háblame,
moja mis quemaduras
con una sola sílaba de esperanza,
una sola caricia
azul de madrugada.
Cuando te vas, todo es de viento,
sólo viento.
Las rosas no son rosas,
no hay sonidos de luna,
ya no quedan milagros.
Cuando te vas,
quiero no perdonar,
quiero cerrar mi puerta de ternura,
quiero coger mi patria y marcharme
con ella,
quiero arrancarme el agua de la vida.
Quiero volver del viento,
escrutar las palabras
y hablarte,
hablarte con mis manos llenas de cicatrices y regueros.
Quiero morir con los olivos,
silbar dentro de un grillo,
quiero morir
con los olivos.
Con el otoño intenso
me marcharé también,
seguramente caminando
por la desolación de grandes avenidas llenas de hojas,
con manos de naranjos encogidos.
La noche
se hizo para mirarte
mientras duermes
y admirar tu quietud, con ternura,
decirte cosas al oído,
saber que estás en paz.
Saber que amarte
es saber todo.
Si últimamente he sido soñador
fue por sentirte,
por hablarte,
por despertar
junto
a tu boca.
Con eso me bastaba.
Por si cambio de nombre en esta noche,
créeme,
esto es todo
lo que puedo escribir
para ti.
Vino de la mañana, dile que la he querido,
que la he querido con corazón de niño, de fe, de vagabundo,
dile que la he querido y mándale mis labios.
Ábrete paso
por entre sus cabellos,
resbala por su espalda,
hazlo como un susurro, vino de la mañana.
Entrada ya la noche,
empapado el desmonte por la lluvia reciente,
trepábamos por él, y el mismo ramo
vencido de mimosas nos despeinaba. Luego,
siempre, en silencio, hacíamos
en el repecho un alto, y te miraba,
enamorada cómplice, mientras tomaba aliento
(¿necesitaba aliento entonces yo?) y fingía
actitudes seguras.
Se llamaba Graciela y era en el colegio el patio abierto y la mañana azul. Era su cuerpo un durazno en sazón y en las noches
una rama de estrellas. Yo tenía doce años, Graciela tal vez también. Volaban los pájaros desde el sur para visitarla en el patio
del colegio y sobrevolaban luego los parques y jardines de San Ángel para acompañarla a la hora de la salida.
Claro y caro era el mundo para él.
Claro e insólito el filme con la figura del héroe.
Combatiente o artesano, trapecista o estudiante,
da lo mismo, y no importa.
La primera película inicia
a las cuatro veintiocho de la tarde,
y los rasgos del niño se transfiguran en héroe,
y da lo mismo, y qué importa, bailar a lo
Astaire 0 lo Kelly, ser vaquero a lo Wayne,
el gran chulo a lo Gassman.
El ajedrez de la muerte
se quedó en una pieza
Arrojo los naipes, trémulo, incendiado
y no dicen mi suerte
Y tuve una bestia de orgullo
que arrastró mi bestia
Moribunda,
una mujer pasea triste, descalza en la calle
Y es tarde para ser otro hombre
Salgo de mi casa, pontífice, ajeno,
con el crucifijo -una mujer-
colgado en mi tristeza
Si regreso, Señor
quiero ser otro pero no Campos
¿Para qué vivir agarrado como loco al reloj?
1. Cuando niños somos todos los niños que fantasean y sueñan.
Cuando adultos somos un adulto pero con escasas fantasías y escasos sueños.
2. En la juventud se sueña que se puede soñar,
pero en la madurez sólo enfrentamos nuestra realidad marchita
repitiendo para engañarnos la palabra utopía.
…So sahst du sie im flohen Tanze walten
Die lieblichste del lieblichsten Gestalten.
Goethe, «Elegie von Marienbad»
Tendría mi edad si no fuera por el frío.
Era ligera y sus piernas tocaban los dedos
al solo tocarla.
Como rama al romperse en el invierno blanco,
corazón lloró a la estrella; triste era el olmo,
y hace muchos años; cuánta fuerza y fiereza
en la adolescencia sin dirección, quién se atrevería
a decir: «Por aquí pasó el vendaval»; Dios creció
las ramas y cortó las hojas para que supiéramos
de la felicidad, si la luz pasa.
Las vi a diario, en los meses en flor,
en prados del jardín de aquella iglesia
que atenuaba las calles de Mixcoac,
ventana y pájaro del mundo leve,
nube y árbol para la nube sola,
mientras yo, picoteado fresno,
hacía versos de viajes y de libros,
de jóvenes amores infelices,
y creía que revolución y ética
podían darse la mano y ser bandera.
a Michael Rossner
Se escribe contra toda inocencia
del clavel o el lirio, contra el aire
inane del jardín, contra palabras
que hacen juegos vacíos, contra una estética
de vals vienés o parnasianas nubes.
Se escribe abriéndose las venas
hasta que el grito calla, con llanto ácido
que nace de pronto pues imposible
nos era contenerlo, con luz dura
como rabia azul, quemado el rostro,
destrozada el alma, desde una rama
frágil al borde del precipicio,
Se escribe.
Haz de muchachas y onduladas sombras
se inclinan leves hacia las tumbas.
Es el delgado cementerio en rombo
de San Pedro y una vieja sonríe
porque yo escribo sobre la lápida
una historia y la mía. Mas la muerte
es del mar, y si llega, y si llego,
que me naufrague siempre el Pacífico,
mi ceniza conduzca a puerto naves.
En la iglesia, tras la rubia muchacha
y el Cristo en la penumbra, la locura
a la muerte mordía ciega. ¡El derrumbe!
¡Relinchos de caballos en la plaza!
¡Y el carillón, allá! Sobre la iglesia,
el pequeño cementerio de San Pedro
ensombrecía de pájaros; el ciego,
cubierto de pájaros, saludaba
al monte en su oscuridad verde.
Busco precisar a esta hora de la noche
ese instante del invierno azul, cuando al salir
de clases de la universidad nos vimos casualmente
frente a la biblioteca porque desde hacía años
en el fondo anhelábamos vernos.
Inclinaste un poco la cabeza
y el aire leve de las hojas mínimas
de las jacarandas murmuró verde la lengua
de los pájaros que venían del ártico.
Contudo, esto é urna carta.
Carlos Drummond de Andrade
Carta
No sé en verdad si esto sea una carta.
No sé si disculparme por el retraso
de la explicación, ni si te importan
disculpa o explicación ¿Para qué
hacerlo después de veintisiete años
cuando ya una vida se hizo o se deshizo
y nosotros sólo soñábamos hacerla?
Qué patas, qué escamas, qué desastre.
Rubén Bonifaz Nuño «Albur de amor»
Delgada y tenue como hierba y ola
sus ojos de noche guardaban el misterio,
ya la verdad creía que todos, por su linda cara,
debían aguantarle todo por su linda cara.
Éramos como estrellas iracundas
Efraín Huerta
«Borrador para un testamento»
Hay fechas que vuelven
como iluminación o niebla repentina.
Tú no sabías entonces que esa fecha
sería como cuña de plata en pleno oro.
Millones de estrellas en el cielo,
Millones de pájaros en los árboles,
Millones de flores en el jardín,
Miles de abejas en las flores,
Millones de granos de arena en la playa,
Millones de peces en el mar,
Y sólo, sólo una mamá.
Hoy he recogido flores del campo,
Pero la más bonita, la que quiero más
La más bonita, esa es mi mamá.
Hoy he encontrado tres piedras blancas,
Pero la más bonita, la que quiero más
La más bonita, esa es mi mamá.
Jaimito el conejito
de casa se escapó.
Y corre que te corre
desapareció.
De pronto se encuentra
un gran cazador
que con su escopeta
un tiro lanzó.
Corre el conejito,
Le sigue el cazador,
entra en su casita,
y la puerta cerró.
Mamá, este año te quiero regalar
una cosa que te va a encantar.
Evidentemente no serán tesoros,
aunque todo mi esfuerzo es más valioso que el oro.
Este año te regalaré
que todo lo que aquí te escriba, cumpliré.
Mi gato es hermoso,
De un color maravilloso.
De él yo estoy muy orgulloso,
porque es bueno y cariñoso.
Y además es muy gracioso,
Este gato tan curioso.
Gato guapo y muy armonioso,
¡Te quiero mucho, precioso!
Cuando me cortan el pelo
las tijeras de mamá
van diciendo en su aleteo:
¡Chiqui-chiqui, chiqui-chá!
Vuelan ellas, vienen, van
Pero siempre cuchichean
¡Chiqui-chiqui, chiqui-chá!
Cuando me cortan el pelo
las tijeras de mamá
Hablan más de lo que cortan
¡Chiqui-chiqui, chiqui-chá!
Así un esposo le escribió a su esposa:
«O vienes o me voy. ¡Te amo de modo
que es imposible que yo viva, hermosa,
un mes lejos de ti!
¡Mi amor es tan profundo, tan profundo,
que te prefiero a todo, a todo!…»
Y ella exclamó: «¡No hay nada en este mundo
que él quiera como a mí!»
Mas pasan unos meses, y la escribe:
«¡Qué hermoso debe estar nuestro hijo amado!
A la gloriosa memoria de las víctimas
del Dos de Mayo de 1808.
El sol sus alas replegó luciente,
y la noche callada el manto oscuro
en luengo cerco derramó sombría.
Vierten los astros su fulgor doliente,
y entre las sombras se destaca puro,
remedo incierto de la luz del día.
Se halla con su amante Rosa
a solas en un jardín,
y ya a su empresa amorosa
iba tocando a su fin,
cuando ella entre la arboleda
trasluce el grupo encantado
en que, en cisne transformado,
ama Júpiter a Leda;
y encendida de rubor,
viendo el grupo repugnante,
se alza, rechaza al amante,
y exclama huyendo: ¡Qué horror!
Amor y gloria
¡Sobre arena y sobre viento
lo ha fundado el cielo todo!
Lo mismo el mundo de el lodo
que el mundo del sentimiento.
De amor y gloria el cimiento
sólo aire y arena son.
A la infiel más infiel de las hermosas
un hombre la quería y yo la amaba;
y ella a un tiempo a los dos nos encantaba
con la miel de sus frases engañosas.
Mientras él, con sus flores venenosas,
queriéndola, su aliento empozoñaba,
yo de ella ante los pies, que idolatraba,
acabadas de abrir echaba rosas.
No te ocupes de cosas ajenas ni
te entremetas en las cosas de los
mayores
Kempis, lib. XI.I
I. A los quince años
Dos hablan dentro muy quedo;
Rosa, que a espiar comienza,
oye lo que le da miedo,
ve lo que le da vergüenza.
Al ingeniero de caminos el célebre escritor
don José de Echegaray, su admirador y amigo.
Canto primero: la noche
I
Habiéndome robado el albedrío
un amor tan infausto como mío,
ya recobrados la quietud y el seso,
volvía de Paris en tren expreso;
y cuando estaba ajeno de cuidado,
como un pobre viajero fatigado,
para pasar bien cómodo la noche
muellemente acostado,
al arrancar el tren subió a mi coche,
seguida de una anciana,
una joven hermosa,
alta, rubia, delgada y muy graciosa,
digna de ser morena y sevillana.
Háblame más… y más…, que tus acentos
me saquen de este abismo;
el día en que no salga de mí mismo,
se me van a comer los pensamientos.
Por el éter resbala melancólica
la luna, y en mi frente se refleja;
a su brillo argentado se asemeja
el color de mi faz.
De la brisa nocturna el ala rápida
sutil bate mi rubia cabellera,
como las hojas de gentil palmera,
balancea fugaz.
Si anoche no estuve, Flora,
a adorar tu talle hermoso,
es porque soy virtuoso
y me da sueño a deshora.
¡Pecadora!
Ya le contaré a tu madre
que, porque amo mi quietud
y salud,
dijiste hoy a mi compadre:
«¡Qué egoísta es la virtud!»
¿Cómo he de ir con fe no escasa
a ver tus ojos serenos,
si hay cien pasos por lo menos
desde mi casa a tu casa?
I
Al comenzar la noche de aquel día,
ella, lejos de mí,
«¿Por qué te acercas tanto? – me decía -,
¡Tengo miedo de ti!»
II
Y, después que la noche hubo pasado,
dijo, cerca de mí:
«¿Por qué te alejas tanto de mi lado?
Para formar tan hermosa
esa boca angelical,
hubo competencia igual
entre el clavel y la rosa,
la púrpura y el coral.
Mintiendo sombras del bien,
en ella el mal se divisa,
por lo que juntos se ven
ya la apacible sonrisa,
ya el enojoso desdén.
Para A. R., en la muerte de su hija
Si de vuestra hija fue estrella
dar tan niña el alma a Dios,
¡ay, feliz mil veces vos!
¡dichosa mil veces ella!
Pues ya huella
las celestiales alturas,
no halle en vos nunca lugar
el pesar,
porque para almas tan puras
«morir es resucitar».
«Escribidme una carta, señor cura.»
-Ya sé para quien es.
«¿Sabéis quién es, porque una noche oscura
nos visteis juntos?»
-Pues…
Perdonad; mas… . No extraño ese tropiezo.
La noche… la ocasión…
Dadme pluma y papel. Gracias. Empiezo:
Mi querido Ramón :
«¿Querido…?
De amor tentado un penitente un día
con nieve un busto de mujer formaba,
y el cuerpo al busto con furor juntaba,
templando el fuego que en su pecho ardía.
Cuanto más con el busto el cuerpo unía,
más la nieve con fuego se mezclaba,
y de aquel santo el corazón se helaba,
y el busto de mujer se deshacía.
Mote
Ojos heridos me habéis,
acabad ya de matarme;
mas, muerto, volvé a mirarme,
porque me resucitéis.
Voltas
Pues me distes tal herida
con gana de darme muerte,
el morir me es dulce suerte,
pues con morir me dais vida.
Mote
Irme quiero, madre,
a aquella galera,
con el marinero
a ser marinera
Voltas
Madre, si me fuere,
do quiera que yo,
no lo quiero yo,
que el Amor lo quiere.
Aquel niño fiero
hace que me muera
por un marinero
a ser marinera.
Fragmento
Canto Primero.
Argumento del Canto Primero.
Navegación de los Portugueses por los mares Orientales: celebran los dioses un consejo:
se opone Baco á la navegacion: Vénus y Marte favorecen á los navegantes: llegan á Mozambique,
cuyo gobernador intenta destruirlos: encuentro y primera función de guerra de los Portugueses
contra los gentiles: levan anclas, y pasando por Quiloa, surgen en Mombaza.
Desque una vez yo miré,
señora, vuestra beldad,
jamás por mi voluntad
los ojos de vos quité.
Pues sin vos placer no siente
mi vida, ni lo desea,
si no queréis que yo os vea,
¿Qué veré que me contente?
Vos tenés mi corazón.
Glosa
Mi corazón me han robado,
y Amor, viendo mis enojos,
me dijo: -Fuete llevado
por los más hermosos ojos
que desque vivo he mirado.
Gracias sobrenaturales
te lo tienen en prisión.
Mi corazón me han robado;
y Amor viendo mis enojos,
me dijo: «Fuete llevado
por los más hermosos ojos
que desque vivo he mirado.
Gracias sobrenaturales
te lo tienen en prisión».
Y si Amor tiene razón,
señora, por las señales,
vos tenéis mi corazón.
Al ver vuestra belleza, oh amor mío,
de mis ojos dulcísimo sustento,
tan elevado está mi pensamiento
que conozco ya el cielo en vuestro brío.
Y tanto de la tierra me desvío
que nada estimo en vuestro acatamiento,
y absorto al contemplar vuestro portento
enmudezco, mi bien, y desvarío.
«Enquanto quis Fortuna…»
Cuanto quiso Fortuna que tuviera
la esperanza de algún contentamiento
el regusto de un suave pensamiento
hízome que sus frutos describiera.
Mas, recelando amor que descubriera
secretos que causaran detrimento,
la mente oscureciome con tormento
para que sus engaños no dijera,
Vosotros los que Amor mantiene afectos
a su voltario giro, cuando en breve
libro viéredeis cosas tan extremas,
sabed que son verdades, no defectos;
y que tan solo si el Amor os mueve
habreis la comprensión de mis poemas.