Pánico y balas

En este día tan de madriguera
la ciudad descansa de una mala noticia.
Ahora cerrarán las puertas con varias llaves.
Perros negros vigilarán las casas.
Los insomnes no dejarán de escuchar disparos.
Un ebrio tambaleante
irrumpirá
en la noche.

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Stefania, 1943

Y en el Líbano era encierro
hasta las cinco de la tarde:
no podía salir a la calle
sin que el sol la abrasara

llegaban los extraños vientos
y el vendaval de polvo levantando murallas

en los ojos
y en la comida y en la garganta

el polvo
del color de esa gente morena
lastimaba su palidez

imposible escapar
de la respiración implacable del desierto

mejor cerrar los ojos
y los labios,
dejar pasar los vientos ardientes
como antes la nieve
barrida por el temporal de la estepa

pensó que era pecado
en el calor enloquecido
recordar el paisaje del hielo

y lloraba
porque toda la tierra
le era inhóspita.

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Stefanía, 1999

Hablaba varios idiomas
polaco, español, lituano,
alemán, latín, inglés,
apenas pudimos decirnos algo
en todos estos años

hay un mesa entre nosotras
aquí sentamos todo lo que de ambas no sabemos

tengo un diccionario
hiszpansko-polski
una guía turística
de lugares que no sé pronunciar el nombre
ella está sentada
al borde de sus últimos silencios
y pienso en algo que pueda unirnos:
lo lejano que se siente
lo que no puede decirse, tal vez
o que a ninguna
nos hayan servido de nada las palabras

pero no encuentro nada para decirle
y ella guardó para sí lo impronunciable.

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Una Varsovia de la mente (I)

Como en Coney Island
nunca estuve y nunca estaré

la lejanía

Cuando imagino su nombre sólo veo el pavimento
la dureza del gris donde arrastraron sus pisadas mis abuelos
No sé una palabra del idioma
de zetas y eses

El lenguaje que la lengua no pronuncia
que pronuncia la lejanía
dice : Warszawa

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Soneto de la muerte

Oh, no, espera un poco, hermosa muerte,
quiero vivir, tu cabellera oscura
roza mi piel intacta con dulzura
mi cuerpo casi tuyo, siempre inerte.

Cruel ansia de vivir, sostenme fuerte,
me llama quedamente la espesura
de un follaje sin luz.

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Altri tempi

Las salas enfundadas como inmensas corolas. Y un secreto soleado:
el país de los patios. (Se decía glicina, heliotropo, diamela,
como hoy se dice ADN, sidaico). Aquel cielo privado,
con chicos y canarios y huertos y murales de macetas pintadas,
era de veras cielo.

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Exorcismos

(«La realidad, sí, la realidad
ese relámpago de lo imposible
que revela en nosotros la soledad de Dios.»
Olga Orozco)

Cerebro
el exorcismo
del regreso a casa.

Pero ¿quién vuelve en mí?

¿Aceptarán los muros
la soledad
baldada?

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Huida

(a Elizabeth Azcona Cranwell)

(«la verdad que se busca se pierde, se hace libre» Edgar Bayley)

Con la mitad de mi cerebro
hice un ala de sol para la noche.

Guardo la otra mitad
celosamente: así podré creer
que ya no existo.

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La inadvertencia

(a María Rosa Lojo)

Hemos hablado de los hombres y de cuanto les ocurre a los hombres,
como si la humanidad fuese un planeta inmerso en nuestra sombra.

Hemos creído despoblar el silencio
nombrando cada cosa, encadenándola y encadenándonos
a su significado.

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La jaula

Quién soy,
sola de mí, para violarme
con verdades ajenas
si aún las propias no han sido
deslindadas.

Quién se interna en la palma de mis
manos
luego de cercenarlas.

Quién me vacía, huye y no regresa
sin despojarme de la amarra.

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La niña extraña

Tenía un grillo entre las sienes
y sabía decir mariposa.
Lo demás lo ignoraba.
Un día descubrió que Dios no era una alondra.
Otro día
les dijo a las simientes
que sería más lindo brotar alas.
Al fin
se convenció de que en el mundo
hay demasiadas cosas sabias.

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Señales

Aquellos
padres hondos
de que habla Valery
siguen interrogándonos.

Nuestra orfandad
responde desde su alta mudez.

Eterno diálogo.

Quizá el más cercano
de nuestros habitantes sin rostro
el más cauto
sabe que traficamos con la idoneidad
de un Judas
que sonríe a la hora de los pactos.

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After such pleasures

Esta noche, buscando tu boca
en otra boca
casi creyéndolo, porque así de
ciego es este río
que me tira en mujer y me
sumerge entre sus párpados,
qué tristeza es nadar al fin hacia la
orilla del sopor
sabiendo que el sopor es ese
esclavo innoble
que acepta las monedas falsas,
las circula sonriendo.

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Aftermath

Dime por qué todavía te deseo, por qué tu nombre vuelve
como el hacha a la herida en una amarga visitación de la
medianoche,
a la vera de un campo funerario donde larvas se multiplican
húmedas babas, recuento interminable de torpezas,
dime desde esa nada donde ahora te atrincheras, dime
por qué me basta componer un mecanismo elemental de
sílabas,
discar en el cogollo de la niebla las cifras de tu nombre
para que solitariamente
me agobie la espranza de una menuda migración de dedos
por mi pelo,
de una fragancia donde habita el musgo.

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Canada Dry

Sé que me acordaré de un cielo raso
donde las manchas de humedad eran un gato, un número, una mano cortada.

Sé que me acordaré del ruido
de un water en alguna habitación lejana del hotel,
su triste catarata de bolsillo, su inevitable recurrencia.

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Ceremonia recurrente

El animal totémico con sus uñas de luz,
los ojos que junta la oscuridd debajo de la cama,
el ritmo misterioso de tu respiración, la sombra
que tu sudor dibuja en el olfato, el día ya inminente.
Entonces me enderezo, todavía batido por las aguas del sueño,
vuelvo de un continente a medias ciego
donde también estabas tú pero eras otra,
y cuando te consulto con la boca y los dedos, recorro el
horizonte de tus flancos
(dulcemente te enojas, quieres seguir durmiendo, me dices
bruto y tonto,
te debates riendo, no te dejas tomar pero ya es tarde,
un fuego
de piel y de azabache, las figuras del sueño)
el animal totémico a los pies de la hoguera
con sus uñas de luz y sus alas de almizcle.

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El futuro

Y sé muy bien que no estarás.
No estarás en la calle,
en el murmullo que brota de noche
de los postes de alumbrado,
ni en el gesto de elegir el menú,
ni en la sonrisa que alivia
los completos de los subtes,
ni en los libros prestados
ni en el hasta mañana.

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El niño bueno

No sabré desatarme los zapatos y dejar que la ciudad me muerda los pies
no me emborracharé bajo los puentes, no cometeré faltas de estilo.
Acepto este destino de camisas planchadas,
llego a tiempo a los cines, cedo mi asiento a las señoras.

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Encargo

No me des tregua, no me perdones nunca.
Hostígame en la sangre, que cada cosa cruel sea tú que vuelves.
¡No me dejes dormir, no me des paz!
Entonces ganaré mi reino,
naceré lentamente.
No me pierdas como una música fácil, no seas caricia ni guante;
tállame como un sílex, desespérame.

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Happy New Year

Mira, no pido mucho,
solamente tu mano, tenerla
como un sapito que duerme así contento.
Necesito esa puerta que me dabas
para entrar a tu mundo, ese trocito
de azúcar verde, de redondo alegre.
¿No me prestas tu mano en esta noche
de fin de año de lechuzas roncas?

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Nocturno

Tengo esta noche las manos negras, el corazón sudado
como después de luchar hasta el olvido con los ciempiés del humo.
Todo ha quedado allá, las botellas, el barco,
no sé si me querían y si esperaban verme.
En el diario tirado sobre la cama dice encuentros diplomáticos,
una sangría exploratoria, lo batió alegremente en cuatro sets.

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Para leer en forma interrogativa

Has visto
verdaderamente has visto
la nieve los astros los pasos afelpados de la brisa
Has tocado
de verdad has tocado
el plato el pan la cara de esa mujer que tanto amás
Has vivido
como un golpe en la frente
el instante el jadeo la caída la fuga
Has sabido
con cada poro de la piel sabido
que tus ojos tus manos tu sexo tu blando corazón
había que tirarlos
había que llorarlos
había que inventarlos otra vez.

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Podemos vivir sin el pajarito mandón

En el centro de la hostia una pestaña,
esto afecta al sacerdote, pero no, en realidad
nunca pareció más blanca, como el vello
de un vientre lo empurece en designio.

Manchas de pantera el tiempo corre
con batallas, cismas , y la cicatriz
de Ruán: Así se lo distingue
de la tapioca eterna, esa perfecta sopa de estrellitas,

cada cosa en su lugar y un lugar
para nada, el Señor como un árbol
desparramando el exacto número de hojas
y la semana tiene siete días
justos, quién lo discute.

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Tala

Llévese estos ojos, piedritas de colores,
esta nariz de tótem, estos labios que saben
todas las tablas de multiplicar y las poesías más selectas.

Le doy la cara entera, con la lengua y el pelo,
me quito uñas y dientes y le completo el peso.

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Te amo por ceja

Te amo por ceja, por cabello, te debato en corredores
blanquísimos donde se juegan las fuentes
de la luz,
te discuto a cada nombre, te arranco con delicadeza
de cicatriz,
voy poniéndote en el pelo cenizas de relámpago y
cintas que dormían en la lluvia.

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Una idea

Una idea incandescente se me vino esta mañana
una antorcha que flameaba en lo alto de mi mente
pero sola y sin refuerzos talvez pierda la batalla
ya librada de hace tiempo por tu brillo y un cobarde

un cobarde que vacila entre el olvido y tras la nada
que vacila tras tus pasos y tu melódica mirada
que se pierde encandilado tras el grito de tus ojos
que se aturde enceguecido tras el brillo de tu nombre

que se esconde tras las letras de algún otro nombre
y aún así no se atreve a gritar de quien se esconde
que hace frente tan valiente a enredadas tempestades
y se escapa como un niño al descubrirse a tu lado

que amanece al medio día y se duerme al despedirte
que susurra tan potente y que grita tan despacio
que camina tan de prisa y con los ojos bien cerrados
sin valor por la cornisa que conduce a tu palacio

Una idea de coraje se me vino esta mañana
de sentarnos frente a frente y quitarme el camuflaje
de soplar mis emociones y transformarlas en palabras
en palabras que te expliquen como cae el agua helada

Una idea tan sublime como tantas que me diste
tan tardía y predecible como tantas he tenido
pero sola y sin refuerzos de valor y otros aliados
ha perdido la batalla
ya es de noche
ya te fuiste.

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Zipper sonnet

de arriba abajo o bien de abajo arriba
este camino lleva hacia sí mismo
simulacro de cima ante el abismo
árbol que se levanta o se derriba

quien en la alterna imagen lo conciba
será el poeta de este paroxismo
en un amanecer de cataclismo
náufrago que a la arena al fin arriba

vanamente eludiendo su reflejo
antagonista de la simetría
para llegar hasta el dorado gajo

visionario amarrándose a un espejo
obstinado hacedor de la poesía
de abajo arriba o bien de arriba abajo

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A Miguel Trafipán

Aparceló su corazón
en diez tremendos corazones
y los trasladó
por el río bueno
de sus brazos
hasta ese mar
de madera y cuerdas
que resuena
en la luna hueca
de su centro.
Será por eso
que las yemas
de sus dedos
y sus uñas
—armaduras sensibles—
Laten, gritan,
lloran, ríen…
Ya no distingo
cuerpos,
formas,
sólo siento a Miguel,
madera nuestra.

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