Andamios en el viento

Yo edifiqué este amor.
Con fragmentos de oscuras inocencias,
con torpes esqueletos de caricias,
con harapos de sueños,
con astillas de heridas sin cerrojos,
con retazos de olvidos,
con silencios,
con este terco corazón obrero
enhebrando
una a una
las miradas
hasta llegar al beso.

 » Leer Mas…

Desde todo el silencio

Después de tanta furia compartida,
después de tanta angustia,
de horarios de oficina,
de olores de frituras,
de tantos desencuentros.
Después de tanto ocaso sin jazmines
y caballos de lava derretida
y látigos de fuego.
Después de tanta muerte a la deriva,
de tantas cicatrices en el alma.

 » Leer Mas…

Detrás de las urdimbres

Aquí estoy,
zurciendo con esmero
este andrajo de amores eventuales
que encontré dobladito
entre la impunidad de los bolsillos
donde encierras los sueños.
Oculto en punto atrás cada mentira,
cada caricia y luna y juramento.
Cubro la luz de su mirada herida
con filamentos negros,
asiento planchas tibias
sobre la orografía de su cuerpo…
Pero me cuesta.

 » Leer Mas…

Juan Migaja

Afuera,
en el linaje de la noche,
las fauces de la luna desangran transparencias en las arterias místicas del agua
y suspende en la urdimbre de las hierbas
filamentos de escarcha.
Adentro,
en la tibieza,
el leño trasfoguero fosforece su vigilia quemada
-duende azul de ceniza enlutando senderos de hojalata-.

 » Leer Mas…

La espera

Junco de soledad en el rocío,
brizna de hierba clara…
hilvanando la ausencia del espinel maduro
por la trama de hogueras y tinieblas que ciñe lejanías a su pequeña torre sin campana,
la Ramona Gamarra esmerila la sombra
desde cajones huérfanos,
desde escamas,
desde agudos silbidos que no llegan,
desde puñales negros y cenizas,
desde espumas amargas.

 » Leer Mas…

Nocturno del miedo

Es de noche.
Tú sabes…
Hay ojos amarillos
edificando negras soledades
en extrañas esquinas.
Y hay corazones ciegos
suplicando mendrugos de palabras
ante espaldas dormidas.
Y hay hombres revolviendo en la tristeza
para encontrar un eco,
un trozo flaco,
las hilachas desnudas de una risa.

 » Leer Mas…

Callar es necesario

Amanecen memorias
saltan desde la noche
sin regreso / la certeza rompe las yemas de los dedos.

Callar es necesario.

La sombra se despide del pasado
el cielo aclara / señales luminosas
revelan misterios de ausencias/
la palabra no sirve / apaga el fuego
lluvias descienden del alba/
dan nombre a la desnudez / negación de heredades.

 » Leer Mas…

Cráteres (0)

Sobre la dura camilla
con una goma que rodea la cabeza y mantiene mi boca abierta,
después de haber sentido náuseas tantas veces,
el médico y la enfermera bromean sobre la forma
de mantener a una mujer sin emitir palabra.

El monitor en colores muestra imágenes
que semejan instantes
de la película ‘2001.

 » Leer Mas…

Insomnio

Dentro de mí hay una fuente
Me estoy ahogando en ella.

El insomnio ha llegado. Siempre llega.
Aturde.
Se levanta como un fantasma gigante
cubre con su sombra lo que toca.
Fabrica pájaros de vidrio
se deja caer entre letras entrelazadas.

 » Leer Mas…

Lunes

I

Amanezco entre nieblas de jabón perfumado
y visito los cuartos.
Allí el sueño espía entre dos pétalos pequeños
y una boca perfecta
sonríe
quien sabe a qué duende secreto y misterioso.
Y también aquel otro
donde la frente pálida
esconde sus abismos
caminos que suelen bifurcarse
y que huelen a hierbas.

 » Leer Mas…

Marzo

El otoño está cerca
nadie calla las chicharras/
el mediodía se desliza en fuego
desde la espuma nacen lágrimas redondas
pequeños rubíes encendidos.

Ese grano de sal resuelve eternidades/
la pequeñez se derrama
diluvio de amanecer
cardumen que remonta la vida.

 » Leer Mas…

Natural

‘Hay momentos en que la vida es
una bruma que no se puede navegar’
Juan Gelman (‘Valer la pena’)

Intentó ser historia amó lo natural
llenó el vacío/ creó un destino
conquistó el abismo de la grieta
y dudó de la huella.

 » Leer Mas…

Pequeña

‘El perfume nocturno instala su cuerpo
en una segunda perfección de lo natural.’
Joaquín Giannuzzi (‘Poemas’)

Está sin nombre / es el cuerpo quien habla/
gesticula humanidad / expresa miradas en gemidos/
enuncia incomprensión / susurra soledad/
atrapa palpa se anuncia/
reconoce los olores/
reclama la piel tibia/
adentra música en palabras/
bebe la miel descubre las opciones/
y elige
la esperanza se muda a una botella
con marcas y medidas.

 » Leer Mas…

Al pie de la letra

El tribunal es alto, final y sin fronteras.
Sensible a las variaciones del azar como la nube o como el fuego,
registra cada trazo que se inscribe sobre los territorios insomnes
(del destino.
De un margen de la noche a otro confín, del permiso a la culpa,
dibujo con mi propia trayectoria la escritura fatal, el ciego testimonio.

 » Leer Mas…

Amor, ch′a nullo amato-amar perdona

No con lechos viscosos ni con instrumentales de tortura,
no con esas aviesas escaleras que te devuelven siempre
al enemigo prometido,
ni con falsos paneles ni laberintos circulares,
y aun menos con la llama inextinguible que te devora
y te preserva indemne
-¡ah la intolerable prestidigitación del escarmiento!-,
sino con aquel día que se adhirió a la dicha como un
color, como una enredadera,
fabricaste tu infierno.

 » Leer Mas…

Andante en tres tiempos

Más borroso que un velo tramado por la lluvia sobre los ojos de la lejanía,
confuso como un fardo,
errante como un médano indeciso en la tierra de nadie,
sin rasgos, sin consistencia, sin asas ni molduras,
así era tu porvenir visto desde las instantáneas rendijas del pasado.

 » Leer Mas…

Aun menos que reliquias

Son apenas dos piedras.
Nada más que dos piedras sin inscripción alguna,
recogidas un día para ser sólo piedras en el altar de la memoria.
Aun menos que reliquias, que testigos inermes hasta el juicio final.
Rodaron hasta mí desde las dos vertientes de mi genealogía,
más remotas que lapas adheridas a ciegas a la prescindencia y al sopor.

 » Leer Mas…

Cantata sombría

Me encojo en mi guarida; me atrinchero en mis precarios
bienes.
Yo, que aspiraba a ser arrebatada en plena juventud por un
huracán de fuego
antes de convertirme en un bostezo en la boca del tiempo,
me resisto a morir.

 » Leer Mas…

Cantos a Berenice (I)

Si la casualidad es la más empeñosa jugada del destino,
alguna vez podremos interrogar con causa a esas escoltas de genealogías
que tendieron un puente desde tu desamparo hasta mi exilio
y cerraron de golpe las bocas del azar.
Cambiaremos panteras de diamante por abuelas de trébol,
dioses egipcios por profetas ciegos,
garra tenaz por mano sin descuido,
hasta encontrar las puntas secretas del ovillo que devanamos juntas
y fue nuestro pequeño sol de cada día.

 » Leer Mas…

Cantos a Berenice (VII)

Aún conservas intacta, memoriosa,
la marca de un antiguo sacramento bajo tu paladar:
tu sello de elegida, tu plenilunio oscuro,
la negra sal del negro escarabajo con el que bautizaron tu linaje sagrado
y que llevas, sin duda, de peregrinación en peregrinación.

 » Leer Mas…

Cantos a Berenice (XIII)

Se descolgó el silencio,
sus atroces membranas desplegadas como las de un
murciélago anterior al diluvio,
su canto como el cuervo de la negación.
Tu boca ya no acierta su alimento.
Se te desencajaron las mandíbulas
igual que las mitades de una cápsula inepta para
encerrar la almendra del destino.

 » Leer Mas…

Desdoblamiento en máscara de todos

Lejos,
de corazón en corazón,
más allá de la copa de niebla que me aspira desde el fondo
del vértigo,
siento el redoble con que me convocan a la tierra de nadie.
(¿Quién se levanta en mí?
¿Quién se alza del sitial de su agonía, de su estera de zarzas,
y camina con la memoria de mi pie?)
Dejo mi cuerpo a solas igual que una armadura de intemperie
hacia adentro
y depongo mi nombre como un arma que solamente hiere.

 » Leer Mas…

Después de los días

Será cuando el misterio de la sombra,
piadosa madre de mi cuerpo, haya pasado;
cuando las angustiadas palomas, mis amigas, no repitan
por mí su vuelo funerario;
cuando el último brillo de mi boca se apague duramente,
sin orgullo;
mucho después del llanto de la muerte.

 » Leer Mas…

Detrás de aquella puerta

En algún lugar del gran muro inconcluso está la puerta,
aquella que no abriste
y que arroja su sombra de guardiana implacable en el
revés de todo tu destino.
Es tan sólo una puerta clausurada en nombre del azar,
pero tiene el color de la inclemencia
y semeja una lápida donde se inscribe a cada paso lo
imposible.

 » Leer Mas…

Día para no estar

Vete, día maldito;
guarda bajo tus párpados de yeso la mirada de lobo
que me olvida mejor;
camina sobre mí con tu paso salvaje, simulando un
desierto entre el hambre y la sed,
para que todos crean que no estoy,
que soy una señal de adiós sobre las piedras;
cierra de para en par, lejos de mí, tus fauces sin crueldad
y sin misericordia,
como si fuera ya la invulnerable,
aquella que sin pena puede probarse ya los gestos de
los otros;
y tiéndete a dormir, bajo la ciega lona de los siglos,
el sueño en que me arrojas desde ayer a mañana:
esta escarcha que corre por mi cara.

 » Leer Mas…

Duro brillo, mi boca

Como una grieta falaz en la apariencia de la roca, como un
sello traidor fraguado por la malicia de la carne, esta boca
que se abre inexplicable en pleno rostro es un destello ape-
nas de mi abismo interior, una pálida muestra de sucesivas
fauces al acecho de un trozo de incorporable eternidad.

 » Leer Mas…

El obstáculo

Es angosta la puerta
y acaso la custodien negros perros hambrientos y
guardias como perros,
por más que no se vea sino el espacio alado,
tal vez la muestra en blanco de una vertiginosa dentellada.
Es estrecha e incierta y me corta el camino que promete
con cada bienvenida,
con cada centelleo de la anunciación.

 » Leer Mas…

El pródigo

Aquí hay un tibio lecho de perdón y condenas
-injurias del amor-
para la insomne rebeldía del Pródigo.
Sí. Otra vez como antaño alguien se sobrecoge cuando
la soledad asciende con un canto radiante
por los muros,
y el aliento remoto de lo desconocido le recorre la piel
lo mismo que la cresta de una ola salvaje.

 » Leer Mas…

El retoque final

Es este aquel que amabas.
A este rostro falaz que burla su modelo en la leyenda,
a estos ojos innobles que miden la ventaja de haber volcado
(a ciegas tu destino,
a estas manos mezquinas que apuestan a pura tierra su ganancia,
consagraste los años del pesar y de la espera.

 » Leer Mas…

El sello personal

Estos son mis dos pies, mi error de nacimiento,
mi condena visible a volver a caer una vez más bajo las
(implacables ruedas del zodíaco,
si no logran volar.
No son bases del templo ni piedras del hogar.
Apenas si dos pies, anfibios, enigmáticos,
remotos como dos serafines mutilados por la desgarradura
(del camino.

 » Leer Mas…

Entre perro y lobo

Me clausuran en mí.

Me dividen en dos.

Me engendran cada día en la paciencia

y en un negro organismo que ruge como el mar.

Me recortan después con las tijeras de la pesadilla

y caigo en este mundo con media sangre vuelta a cada

lado:

una cara labrada desde el fondo por los colmillos de la

furia a solas,

y otra que se disuelve entre la niebla de las grandes

manadas.

 » Leer Mas…

Ésa es tu pena

Ésa es tu pena.
Tiene la forma de un cristal de nieve que no podría existir si no existieras
y el perfume del viento que acarició el plumaje de los amaneceres
que no vuelven.
Colócala a la altura de tus ojos
y mira cómo irradia con un fulgor azul de fondo de leyenda,
o rojizo, como vitral de insomnio ensangrentado por el adiós de los amantes,
o dorado, semejante a un letárgico brebaje que sorbieron los ángeles.

 » Leer Mas…

Esfinges suelen ser

Una mano, dos manos. Nada más.
Todavía me duelen las manos que me faltan,
esas que se quedaron adheridas a la barca fantasma que me trajo
y sacuden la costa con golpes de tambor,
con puñados de arena contra el agua de migraciones y nostalgias.

 » Leer Mas…

Esos pequeños seres

En un país que amaba ya estará anocheciendo.
Coronados por sus mustias guirnaldas,
esos pequeños seres creados cuando la oscuridad
vuelven a poblar con sus tiernas músicas,
a golpear con sus manos de brillantes estíos
ese rincón natal de mi melancolía.

 » Leer Mas…

La cartomancia

Oye ladrar los perros que indagan el linaje de las
sombras,
óyelos desgarrar la tela del presagio.
Escucha. Alguien avanza
y las maderas crujen debajo de tus pies como si
huyeras sin cesar y sin cesar llegaras.
Tú sellaste las puertas con tu nombre inscripto en
las cenizas de ayer y de mañana.

 » Leer Mas…

La casa

Temible y aguardada como la muerte misma
se levanta la casa.
No será necesario que llamemos con todas nuestras lágrimas.
Nada. Ni el sueño, ni siquiera la lámpara.

Porque día tras día
aquellos que vivieron en nosotros un llanto contenido hasta palidecer
han partido,
y su leve ademán ha despertado una edad sepultada,
todo el amor de las antiguas cosas a las que acaso dimos, sin saberlo,
la duración exacta de la vida.

 » Leer Mas…

Las muertes

He aquí unos muertos cuyos huesos no blanqueará la

lluvia,

lápidas donde nunca ha resonado el golpe tormentoso

de la piel del lagarto,

inscripciones que nadie recorrerá encendiendo la luz

de alguna lágrima;

arena sin pisadas en todas las memorias.

 » Leer Mas…

Les jeux sont faits

¡Tanto esplendor en este día!
¡Tanto esplendor inútil, vacío, traicionado!
¿Y quién te dijo acaso que vendrían por ti días dorados
(en años venideros?
Días que dicen sí, como luces que zumban, como lluvias sagradas.
¿Acaso bajó el ángel a prometerte un venturoso exilio?

 » Leer Mas…

Mientras muere la dicha

He visto a la dicha perderse gritando por un umbrío y
solitario bosque,
donde el último día pasaba, silencioso,
olvidando a los hombres como a gastadas hojas que
una lenta estación sostiene todavía.

Nunca más, desdeñosa entre las tardes, su máscra
dorada,
las luminosas manos conduciendo los sueños a un
sediento vivir,
el fugitivo manto,
su reflejo engañoso entre la hiedra que los recuerdos
guardan como un reino perdido.

 » Leer Mas…

Mujer en su ventana

Ella está sumergida en su ventana
contemplando las brasas del anochecer, posible todavía.
Todo fue consumado en su destino, definitivamente inalterable desde ahora
como el mar en un cuadro,
y sin embargo el cielo continúa pasando con sus angelicales procesiones.
Ningún pato salvaje interrumpió su vuelo hacia el oeste;
allá lejos seguirán floreciendo los ciruelos, blancos, como si nada,
y alguien en cualquier parte levantará su casa
sobre el polvo y el humo de otra casa.

 » Leer Mas…