El goce vedado

¡Oh!, nunca lo pensaste, ¿por qué al abrir la puerta
de su rosal la aurora, canta alektrión su alerta?
Es que quiere advertirte que otro día ha pasado,
y en la misma ignorancia el nuevo te ha encontrado.

Y cuando ella te asesta la luna de su espejo
y encandila tus ojos el vívido reflejo,
es que quiere enseñarte que el instante vivido
en error y atonía, fugaz te ha envejecido.

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Eucaristía

Ora a los ojos te escondes
de tu angustiada criatura,
y en su vagar, insegura,
te llama y no le respondes;

ora en luminosas letras
fijas en tu firmamento,
y en voz, ritmo y movimiento
el Universo penetras.

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La suprema angustia

Si entre fe e incredulidad
un soplo apenas se mide
y el mismo espacio divide
al error y a la verdad;

si induciendo de esta suerte
hemos de llegar al fin
a suprimir el confín
entre la vida y la muerte;

si este lapso de un aliento
también me aparta de Ti,
sin dejarme alzar de aquí
mi vuelo por un momento;

¡Oh, Señor!, ¿qué puedo hacer
para ser uno contigo,
si de mi ser me desligo
y no puedo a Ti ascender?

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Otra versión de «Rubaiyat»

Autor desconocido

1. La aurora: felicidad y pureza. Un inmenso rubí cintila en cada copa.
Coge dos ramas de sándalo: haz con una de ellas un laúd y deja que
la otra te perfume.

2. El alba vuelca sus rosas en la copa del cielo… En el aire de cristal se
desgrana el canto del último ruiseñor… El aroma del vino es más
suave… ¡Y pensar que hay insensatos que en esta misma hora
sueñan con riquezas y distinciones!

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