El hombre respira
con su pecho de alambre:
arterias de cobre como fuego joven
venas de fierro adelgazadas
por el oxígeno negro de la asfixia
tubos obturados por mantecas de sangre
espinas huecas con su mensaje de ácidos gases
pelos de acero oscurecidos por las flemas
filamentos rígidos como coágulos de esperma
hilachas pegosteadas entre espumas y glándulas
estambres revolcados encima de sórdidos gargajos
redes de seda como calcinantes roncares.
Poemas uruguayos
La piel de esta bestia posible
acumula deshojadas láminas
y un hálito herrumbrado
se apega a sus raíces.
Esta piel que cruje así
entre ínfimas tormentas de sal
viene quizá
desde las primeras respiraciones
de una larva enroscándose
en sutiles gelatinas.
(para Pilar Cabrera)
Aquel hombre sostenido
por su rostro de ciego completo
sufridamente iluminándose
en la carnal oscuridad:
¿le adjudicamos estos versos
un cuenco de arroz
unas monedas pálidas?
Aquella sirvienta
o costurera de a sesenta centavos
o hembra leprosa pariendo
o negra nada más
o puta de a una piastra
picándose las várices:
¿le ofrecemos otros versos
agua fresca en las manos
preservativos píldoras proyectos?
¡Qué porquera es la vida! ¡Puro dirse’n amagos!
Nos pasamos los años enfrenando esperansas,
que soltamos despiadas, a lo largo’el camino,
sin poder apariarnos a la dicha desiada.
Cuando semos gurises, de ganosos por criarnos
pa ser libres y dirnos po’ande quieran las ganas,
nos parece qu’el tiempo march’a tranco’e tortuga
y que nunca yegamos a la edá’mbicionada.
Pa dentrarme’en el alma juiste artera y mañosa.
M’engrampastes a juersa de tarimba y carpeta.
Con dispacio y baquía, como quien cincha’l monte,
preparaste la trampa pa embretar mi soncera.
A ocasiones mansita como yegua’e piquete
y a ocasiones lo mesmo que un venao de matrera;
di a ratitos tristona, redetida en suspiros,
y otras güeltas beyaca, negadora y perversa;
rebenquiando ese cuerpo cimbrador com’un’unco
-and’hicieron tuitas mis miradas querencia-,
y enyenando’e promesas esos ojos dañinos
que almarean más juerte que la mesma giñebra,
pecho adentro, di a poco, te me juiste ganando,
sin temor de qu’el güeso se pudiera dar güelta,
pues jugándola en vaca con mandinga, ¡dejuro!,
cualquier cancha te sirve y ande quiera echás güena.
:dos se miran uno al otro
hasta que son irreales
entonces cierran los ojos
y se tocan uno al otro
hasta que son irreales
entonces
guardan los cuerpos
y se sueñan uno al otro
hasta que son reales
que despiertan:
dos se miran…
Para simplificar
pienso en tu sexo
El cuerpo de los cuerpos – lo que fueron
entre los dos y olvidaron
a veces los recuerda
En una ausencia simultánea
se interrumpen entonces
en sus lugares separados
Y no saben que viajan
como dos soledades que se citan
en alguna memoria ajena
que andan sin frentes y sin ojos
como el viento o los ríos
Y no saben si están van a estar o estuvieron
En sus lugares separados
ambos pierden sus cuerpos
– sin molde el alma flota –
mientras el olvidado encuentro dura
mientras el encuentro los recuerda.
En el jardín que recuerdo
sopla un viento que mueve las hojas
del jardín donde ahora estoy escribiendo
En el jardín que imagino
sopla un viento que mueve las hojas
del jardín que recuerdo
Y en el jardín donde ahora
estoy escribiendo
sopla un viento que mueve las hojas
sin jardín:
armisticio
de fronda imaginaria y de fronda recordada
pero tabmién las hojas verdes
del jardín donde escribo
pero también las hojas blancas
en que estoy escribiendo
y nace otro jardín
En su cuarto blanco,
entre blancas sábanas
se ha dormido
y sueña
que duerme y que sueña
en su cuarto blanco
Se sabe soñando
porque de su cuerpo
a su cuerpo cae
infinitamente
y sin movimiento
Y de pronto llega
al fondo del cuerpo
y entonces despierta
en un cuarto rojo
dentro de su sueño
Sabe que despierta
dentro de su sueño
porque es rojo el cuarto
rojo todo blanco:
sábanas y cuerpo
Y otra vez se duerme
en su sueño
y sueña
que en su cuarto blanco
dormido se encuentra
soñando que está
en un cuarto rojo
donde duerme y sueña
Se sabe soñando
porque de su cuerpo
a su cuerpo cae
y del blanco al rojo
y del rojo al blanco
infinitamente
y sin movimiento
Y de pronto llega
al fondo del cuerpo
al fondo del sueño
al sueño sin fondo
a las familiares
sábanas de frío
al sueño de nadie
Ando como liberta por la calle,
sin marca, sin collar y sin el nombre
de mi dueño, clavado a sangre y fuego.
Circulo libre por el cuerpo que amo,
sin limitar el tiempo ni el espacio.
¿Necesitas mi hálito de vida,
fue suficiente pagar con el impuesto
de los años indefensos y tiernos,
de los oscuros pozos llenos de amor
a todo trance, de héroes desnudos
que me amaban aún sin esperanza?
Hay que encerrarse en la caligrafía
atribuirle al nombre un número,
soportar con paciencia la etiqueta
y no inventar el mundo cada tarde.
Hay que aceptar al general en jefe,
hay que encogerse si la cama es corta.
Dormir de lado si la ves estrecha,
estrujarse los pies en los zapatos.
Tú pasas por la vida sin rozarla,
que no te toque el hierro del esclavo
que con cualquier limosna se alimenta.
Tu vida es un convite para nadie,
tu corazón un bote salvavidas
sólo para pasajes de primera.
Tu cuerpo amante vive hipotecado
sobre cualquier prebenda medieval,
sin embargo de sesgo me contemplas
siento latir tu sangre precintada
ese alazán que va a romper la cincha
que se horroriza de los mausoleos
y que quiere vivir, a tu pesar.
Anda un amigo en medio de la noche.
Han cerrado los bares. Las persianas
de acero bajaron con estrépito. Los gatos
deslizan apetitos. Anda la luna
por ahí, velada. Pasan coches y luces;
sobreviene, después, un silencio
que mueve la plantita en la cornisa;
silencio que hace un chambelán
de un grillo -del canto de ese grillo-.
El poeta envejece.
No ve la línea,
la delgada silueta
que, antes, veía.
La escritura le baila
una polkita;
se le van los matices,
las golondrinas.
Pero se puso lentes
y oh maravilla
se dibujaron netas
las golondrinas.
a Nené
-«Estás igual..» No. -Claro que envejeces;
-horrible fuera: sola y detenida,
mientras brotan y siegan a las mieses,
y el tren se va y el corazón trepida…
«Si universo y si tiempo nos sobrara…»
-Lo dijo Marvell- en un nomeolvides
si «La púdica amada» titubeara…
Ronsard lo reiteró y hoy Benavides.
Cuando se vive al borde
de una ciudad de conmovidas piedras-
a la que obviaron un destino
de naufragio y ceguera
y el invierno -que agobia oscuramente-
es la pared de su verdín cubierta,
no es fácil Garcilaso
ni la Egloga;
-aún el helado visitante filtra
su humor entre las piedras-
mírenlo -alumnos de poesía- y miren
el vaticinio de las quemas…
No es fácil ver
ando la calle llega
con sus volados árboles y muros
y entre hojas y lágrimas nos ciega.
vamos a escuchar las voces
sus diferencias
a oír
ponga el jilguero lo suyo
y el pirincho lo haga así
pero vamos a entendemos
que lo que quiero decir
no es opinión sobre gustos
dura tarea
o feliz
como un borracho que muere
ahogándose en un barril
yo vengo de un fondo viejo
con Berceo a la nariz
y endulzó la villanesca
el agrio son del país,
pero un puente de guitarra
fue lo que me trajo a mí
por eso no se sorprendan
si contrapuntean aquí
la guitarra de Gabino
y el arpa del rey David.
Pensando en vos,
amigo-amigo, tengo
el corazón en re-menor…
Y guitarras se vuelven,
cables, antenas, ramas,
en el mundo exterior…
Una milonga suena
en tu voz tenebrosa
y le nace una rosa
a la mísera antena…
Canta una vidalita
la medianoche tensa
y el mundo entero grita
por esa voz inmensa…
Pensando en vos,
amigo-amigo, tengo
el corazón en re-menor…
Las hojas de los plátanos
susurran tus canciones
en el mundo exterior…
Un candombe entristece
lonjas de la Cuareim…
Un “lundu” lastimero
pregunta por “meu bem”…
Un pajarito ciego
canta hacia donde nace
el sol, el sol de todos,
cantando se deshace…
Pensando en vos,
hermano-hermano, tengo
el corazón en re-menor…
Y guitarras antiguas
trabajan en mis venas
en el mundo interior…
Pensando en vos…
supo jugar el ajedrez con el Diablo
sin abandonarle jamás ninguna
pieza grande.
Sir Thomas Browne
Necesito saber (Fausto, Sir Thomas)
sin influencias de Madona Luna;
sin la alquímica busca de fortuna;
sin salamandra o piedra en las redomas;
Esta hoja verde, el hueso recubierto
de fina piel y carnes deleitosas;
el grito desolado en aquel huerto:
¿sólo negras simientes de las fosas?
Escrito a la edad de setenta y cinco años
por mí
antaño Hokusai
hoy Sakio Rojin
el viejo loco
del dibujo.
Dibuja lo que quieras
-no lo que sepas
(ya vendrán a enseñarte los maestros)
-pero se contradice-
el viejo loco del dibujo.
Cuerpos desesperados del estío.
Con el sexo vibrando en las cigarras;
en úes de torcazas y guitarras
y en las fogatas alumbrando el río.
El ojo que descubre lo prohibido,
el halcón sobrevuela la ventana
y ve el flanco de púber porcelana
o de pura obsidiana..
Probablemente, cuando su amigo
le sacó esta instantánea,
el trovador pensaba en inscripciones
de lápidas hebreas,
cisnes, bueyes perdidos.
Sentado en una silla,
lee un libro no determinado;
el cuerpo levemente en arco,
lentes de carey grueso, el pelo
corto (período de vacas flacas)
el buzo y pantalón -acaso- grises
(en el gris dominante de la toma).
Deodoro pisó el marco
de la puerta y allí quedó, tieso.
En la penumbra de la sala vislumbró
las visitas: ropas oscuras (faldas)
y, de pronto, (aparecida) vino hacia él
y le besó en la mejilla, una niña
vestida de blanco (zapatos, medias,
falda) de pelo renegrido (en trenzas)
y ojos como azules.
Esa calle es la misma
con la persiana verde
con el jardín sombrío
por las altas paredes
y el piano que malrota
sonatas de Clementi
esa calle es la misma
tiene una gata y tiene
la misma luz de otoño
los árboles de siempre
esa calle
no digas
que es la calle de siempre
ni es su jardín rotoso
ni su persiana verde
reseca y carcomida
ni sus viejas paredes
a veces suena un piano
pero muy pocas veces
no es la misma esa calle
que es otra
indiferente
sembrada como todas
de pisadas estériles
esa calle
no digas
que es la misma
no sueñes.
El tiempo está en los otros.
Al acecho.
(Y el tiempo no es un tigre de papel)
Hasta que salta de un rostro conocido
Y como quien revela una fotografía
lo vamos descubriendo (sin espejo).
El tiempo está en nosotros.
Puesto entre pitonisas y modernos;
entre aguafiestas y entre barreminas;
entre paces huidobros y esterlinas;
entre caretas y entre posmodernos..
Como en un cuadro de Ensor o Solari
sumido en un bestiario junto al Bosco,
vas, entre muros derruídos, hosco,
en un café bebiéndote un Campari..
El poeta es un apóstata,
inevitablemente. Está
marcado para la apostasía
Su búsqueda incesante
le obligará a colgar
más de una fe en el perchero
(ni a César lo que es del César
ni a Dios lo que es de Dios)
Traspasará las puertas
de marfil 0 de cuerno
las del cofre-fort
las de la cabina telefónica
de la cabina espacial.
1
Soy un viejo que fía en sus neuronas,
un calamar sañudo, un nigromante;
mientras tiemblan las mitras y coronas
en la noche del lobo y del mutante.
2
Borges no puede verse en el espejo
porque se enfrenta al marco de un retrato.
¿Cómo te sientes, entre tantas cosas,
súbitamente, vueltas diferentes?
Mas, tú no las cambiaste. Si, ominosas
o justicieras, descubrieron dientes,
mordiendo, líderes o presidentes;
ayer cantados bajo palio y rosas.
Hablo de corazones y de gentes,
de muros derribados y de prosas.