La muerte es una madre nuestra antigua

La muerte es una madre nuestra antigua,
nuestra primera madre, que nos quiere
a través de las otras, siglo a siglo,
y nunca, nunca nos olvida;
madre que va, inmortal, atesorando
–para cada uno de nosotros sólo–
el corazón de cada madre muerta;
que esta más cerca de nosotros,
cuantas más madres nuestras mueren;
para quien cada madre sólo es
un arca de cariño que robar
–para cada uno de nosotros sólo–;
madre que nos espera,
como madre final, con un abrazo inmensamente abierto,
que ha de cerrarse, un día, breve y duro,
en nuestra espalda, para siempre.

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Vivir

Lleva el placer al dolor
y el dolor lleva al placer;
¡vivir no es más que correr
eternamente alrededor
de la esfinge del amor!

Esfinge de forma rara
que no deja ver la cara…;
mas yo la he visto en secreto,
y es la esfinge un esqueleto
y el amor en muerte para.

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La vida fácil

Qué fácil es vagar los días grises,
creer que nuestra vida
rebosa de la vida de otros.
Incluso suponer que nosotros seremos
el alto mundo lleno
que vivirán mañana los que vengan.
A tal extremo incita un buque, un árbol,
Alguien que oigamos al piano
a esas perspectivas de un paseo
con gentes que también van suponiendo.

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