Ruiseñor que volando vas,
cantando finezas, cantando favores,
¡oh, cuánta pena y envidia me das!
Pero no, que si hoy cantas amores,
tú tendrás celos y tú llorarás.
¡Qué alegre y desvanecido
cantas, dulce ruiseñor ,
las aventuras de tu amor
olvidado de tu olvido!
Poemas españoles
Cuentan de un sabio, que un día
tan pobre y mísero estaba,
que sólo se sustentaba
de unas yerbas que cogía.
«Habrá otro», entre sí decía,
«más pobre y triste que yo?»
Y cuando el rostro volvió,
halló la respuesta, viendo
que iba otro sabio cogiendo
las hojas que él arrojó.
Cuando la fama en lenguas dilatada
vuestra rara hermosura encarecía,
por fe os amaba yo, por fe os tenía,
Leonor, dentro del alma idolatrada.
Cuando os mira, suspensa y elevada
el alma que os amaba y os quería,
culpa la imagen de su fantasía
que sois vista mayor que imaginada.
Viendo el cabello, a quien la noche puso
en libertad, cuán suelto discurría,
con las nuevas pragmáticas del día
a reducirle Cintia se dispuso.
Poco debió al cuidado, poco al uso,
del vulgo tal la hermosa monarquía;
pues no le dio más lustre que tenía,
después lo dócil, que antes lo confuso.
Sueña el rey que es rey, y vive
con este engaño mandando,
disponiendo y gobernando;
y este aplauso, que recibe
prestado, en el viento escribe,
y en cenizas le convierte
la muerte, ¡desdicha fuerte!
¿Que hay quien intente reinar,
viendo que ha de despertar
en el sueño de la muerte?
¡Ay mísero de mí! ¡Ay infelice!
Apurar, cielos pretendo,
ya que me tratáis así,
qué delito cometí
contra vosotros naciendo;
aunque si nací, ya entiendo
qué delito he cometido;
bastante causa ha tenido
vuestra justicia y rigor,
pues el delito mayor
del hombre es haber nacido.
Éstas que fueron pompas y alegría,
despertando al albor de la mañana,
a la tarde serán lástima vana,
durmiendo en brazos de la noche fría.
Este matiz que al cielo desafía,
iris listado de oro, nieve y grana,
será escarmiento de la vida humana:
¡tanto se emprende en término de un día!
El género humano tiene
contra las fieras del mundo,
por más que horribles le cerquen,
su libertad afianzada,
como a sustentarse llegue
de aquel Pan y de aquel Vino,
de quien hoy es sombra éste…
Nadie desconfíe.
¿Ves esa rosa que tan bella y pura
amaneció a ser reina de las flores?
Pues aunque armó de espinas sus colores,
defendida vivió, mas no segura.
A tu deidad enigma sea no obscura,
dejándose vencer, porque no ignores
que aunque armes tu hermosura de rigores,
no armarás de imposibles tu hermosura.
Ahora es mi turno, cuando cierro los ojos
y me olvido de ti, de tu salvaje higuera y tus higos salvajes,
cuando tu carne, como un libro de cuentos, resplandece en la noche
a la luz de un hogar mediterráneo;
y me dejo cegar por el brillo solar de la memoria
mientras mi cuerpo entero se quema en un chispazo.
Estás triste, los desnudos no te afectan
y sus caricias resbalan por tu dorada piel.
Salidos de una piscina de sangre diluida,
estos ángeles rojos no te afectan y en ellos sólo ves bronce,
Pollajuolo, Cristo.
Su llamada es lejana e insistente;
están maquillados con dureza y ellas muerden sus labios.
I. Geschrei
Geschrei (clamor)
el rey del bosque, único
hombre del bosque y rey
waldgeschrei ( clamor del bosque )
rey de la voz
voz del bosque es el hombre
voz cuando el bosque se cierne
freudengeschrei (alegre clamor)
risa del bosque, bosque sin palabras
bosque es palabra del rey: palabra del silencio
ein stilles leben (una vida en silencio)
por ser habla del bosque
y por ser bosque ein stilles leben ist es
( entonces el silencio es vida)
del bosque por la voz del rey.
El pentotal paqué
Oliverio Girondo
Me dan los dados, dicen: ¿tiras o la muerte?
con ellos juegas con su juego vives
donde nace la fórmula te haces
donde se rompe acabas.
Y si te dan los dados te dirán: ¡juega la vida!
Literatura es la forma de historia
como si hacer poesía fuera la leyenda de una sola palabra
monasterios helados la tinta fue sacada con pólvora
desde el puente de mando o ante las ruinas
nadando para cruzar el río o unidos a naciones extrañas
meditativos -la aristocracia es la esencia de la literatura-
al borde del río y del sepulcro.
Mientras de mi clepsidra se destila
un nuevo no man’s land
la piel se resquebraja
pierde su liso color pálido Anglada Camarasa
cuando a través de la laguna de cigüeñas
los picos de metal deshacen tristes fríos peces
fríos peces.
un guardia va de rojo
Se avecina la muerte va a empezar el deshielo
y mira al Este.
Del bosque bajan las ardillas los pinzones
en tierra dejan caer sus plumas.
Mira al Este ¿sabes
que empieza ya el deshielo?
La niña de diez años, allí, bajo el sombrajo
(una vela de cruz, luminosa y salina)
con el racimo en alto me pareció Judith
y su presa Holofernes con zarcillos azules.
Del automóvil blanco, de sus puertas abiertas
al aire abrasador y la luz cenital,
llegó un recuerdo blando de alquitrán o betún
que me hizo apoyar la mano en el tabanco.
De poco corazón poco elegíaco cansado de la ciencia
no leídos los tristes libros las oraciones ambiguas
embarcado sin reloj de pulsera desconociendo las estrellas
cansado de la sabiduría el astrolabio es un nominativo.
También el movimiento cansado y arrastrado
metronómico por ser numeración no nombre
el tren recorre el puente y luego cae.
Silbando su tonada hacia la izquierda
con el tren bajo las nalgas de melocotón
el pecho atravesado todavía por una dentadura
y desdén de la pierna por la media de nylon
camino de la ventilación de un asunto amoroso
se lanza al mar y pide dos horchatas
brindando con el aire «¡salud salud!»
se acerca entonces el bruñido atleta
«sé lo que pasa y que tu weltanschauung
la voluntariedad, quiero decir;
él en cambio -plagiando a Scott Fitzgerald-,
es escolástico hasta en la compra de tabaco».
guevara
La gente dijo de él que fue muy frívolo
juventud amor y muerte: la flor entre los huesos.
La gente dice que su muerte es bienvenida
pero muchos lloramos, la célebre experiencia
el sereno final.
Le rezamos rodeando el catafalco y observando
cuervos ansiosos por besar su carne.
power
El oro tiene tantos significados
cuando tu mano pueblan los anillos
o perforando el labio
el largo clavo dobla las comisuras
¿qué peso lo transforma?
El color hace la piel más negra
porque peso y color son para ti lo mismo
un peso blando un color puro
hacen la máquina para los sacrificios
dan la orden de que se inicie el rito.
Lenín piensa en Finlandia
Las fauces del tigre están llenas de sangre
el hombre libre merca sus lágrimas de plata sus gestos
suena un pistoletazo en el barrio judío
una conciencia más que explota dice el Führer
No tengo carros ni munición ¡aguantad como podáis!
Con gozo de alfarero te he entrañado
mujer, que sólo un barro preferido
busqué entre mis amores sin olvido
por ver de revelarme en lo encontrado.
Cantando mi dolor habla anhelado
sosiego a mi pesar, mas no el rendido
tributo de tus cuencas, ni el cumplido
prodigio que mi angustia ha superado.
Llegado marzo, esposa,
no sosiega la tierra.
El corazón avanza
nutrido por el gozo.
La dicha que marcea
como una gota fértil,
quiera colmar de anhelo
la clara sed del valle.
Llegado marzo, esposa,
los pulsos como fuentes
saltan, y salta el río,
y salta en la verdura
un latido sembrado
por la lluvia en los muertos,
que confían en marzo
como en la prima vera.
¡Y tú que eres el que temes. Tú el que juras
un día de fracaso, que no avanzas!…
Tú el que te desesperas, cuando alcanzas
el límite fatal en que maduras.
Tú quien desdeña a veces las más puras
virtudes de su ser: tus alabanzas
Tú que cantando alumbras esperanzas
en pechos de difíciles ternuras…
Cálmate amigo, amansa la tristeza,
y vuelve a repasarte cual el día
sencillo, con sus noches y mañanas.
Alma, buscarte has en Mí,
y a Mí buscarme has en ti.
De tal suerte pudo amor,
alma, en mí te retratar,
que ningún sabio pintor
supiera con tal primor
tal imagen estampar.
Fuiste por amor criada
hermosa, bella, y así
en mis entrañas pintada,
si te perdieres, mi amada,
Alma, buscarte has en mí.
Ya toda me entregué y di
y de tal suerte he trocado,
que es mi amado para mí,
y yo soy para mi amado.
Cuando el dulce cazador
me tiró y dejó rendida,
en los brazos del amor
mi alma quedó caída.
Ayes del destierro
¡Cuán triste es, Dios mío;
La vida sin ti!
Ansiosa de verte
Deseo morir.
Carrera muy larga
Es la de este suelo,
Morada penosa,
Muy duro destierro.
¡Oh dueño adorado,
Sácame de aquí!
La pobreza es el camino
el mismo por donde vino
nuestro Emperador al suelo,
hijos del Carmelo.
Caminemos, caminemos,
Caminemos para el cielo
Hijos del Carmelo
Caminemos caminemos
para el cielo
No dejar de nos amar
nuestro Dios y nos llamar,
sigámosle sin recelo,
hijos del Carmelo.
Si el amor que me tenéis,
Dios mío, es como el que os tengo,
Decidme: ¿en qué me detengo?
O Vos, ¿en qué os detenéis?
-Alma, ¿qué quieres de mí?
-Dios mío, no más que verte.
-Y ¿qué temes más de ti?
Dichoso el corazón enamorado
que en sólo Dios ha puesto el pensamiento,
por Él renuncia todo lo criado,
y en Él halla su gloria y su contento.
Aún de sí mismo vive descuidado,
porque en su Dios está todo su intento,
y así alegre pasa y muy gozoso
las ondas de este mar tempestuoso.
Ya toda me entregué y di
y de tal suerte he trocado,
que es mi Amado para mí,
y yo soy para mi Amado.
Cuando el dulce Cazador
me tiró y dejó rendida,
en los brazos del amor,
mi alma quedó caída.
Sea mi gozo el llanto,
sobresalto mi reposo,
mi sosiego doloroso
y mi bonanza el quebranto.
Entre borrascas mi amor
y mi regalo en la herida,
esté en la muerte mi vida
y en desprecios mi favor.
En Cristo mi confianza
en su imitación mi holganza
en Cristo mi confianza
y en su imitación mi holganza.
En la cruz está la vida…
y el consuelo
y ella sola es el camino
para el cielo.
En la cruz está el Señor
de cielo y tierra
y el gozar de mucha paz
aunque haya guerra.
Pues el amor
nos ha dado Dios,
ya no hay que temer,
muramos los dos.
Danos el Padre
a su único Hijo:
hoy viene al mundo
en pobre cortijo.
¡Oh gran regocijo,
que ya el hombre es Dios!
Nada te turbe;
nada te espante;
Todo se pasa;
Dios no se muda;
la pacïencia
todo lo alcanza.
Quien a Dios tiene,
nada le falta.
Sólo Dios basta.
Gloria a Dios Padre,
gloria a Dios Hijo,
igual por siempre
gloria al Espíritu.
Véante mis ojos, dulce Jesús bueno;
véante mis ojos, muérame yo luego.
Vea quién quisiere rosas y jazmines,
que si yo te viere, veré mil jardines,
flor de serafines; Jesús Nazareno,
véante mis ojos, muérame yo luego.
No quiero contento, mi Jesús ausente,
que todo es tormento a quien esto siente;
sólo me sustente su amor y deseo;
Véante mis ojos, dulce Jesús bueno;
véante mis ojos, muérame yo luego.
(Versos nacidos del fuego del amor
de Dios que en sí tenía)
Vivo sin vivir en mí,
y de tal manera espero,
que muero porque no muero.
Vivo ya fuera de mí
después que muero de amor;
porque vivo en el Señor,
que me quiso para sí;
cuando el corazón le di
puse en él este letrero:
que muero porque no muero.
Vuestra soy, para Vos nací,
¿qué mandáis hacer de mí?
Soberana Majestad,
eterna sabiduría,
bondad buena al alma mía;
Dios alteza, un ser, bondad,
la gran vileza mirad
que hoy os canta amor así:
¿qué mandáis hacer de mí?
Absorbió
la llama
la estancia y mi yo.
* * *
Almendros en flor.
cielo azul.
¡Qué lindo traje mi amor!
* * *
Linda sonata.
Rubio fruto.
La brisa en tu pelo se amansa.
La playa ¿es orilla
de la mar o de la tierra?
Conseja bizantina.
La orilla del bosque
¿es su límite o del llano borde?
¿Qué frontera separa
lo tuyo de lo mío?
¿Quién acota la vida?
¿Vives hoy o mañana?
Uno es el odio y el amor
-Juan, Pedro, la tierra, el sol-
que lo otro, lo mío, es un pozo
mudo, ciego, manco, sordo,
a lo topo,
con su música interior
que ve sin ser visto,
habla sin ser oído,
anda sin ser sentido
y para quien todo es amor.
Viento loco, tierra seca,
boca sedienta, sediento.
Mundo ciego, arena en el cielo.
Polvo, tormenta, tormento.
Vuela y entierra y aúlla
la arena de duna en duna.
Tierra que aterra y entierra
en cielo vuelto y revuelto.
1
Igual que en amor,
lo que dieras, doy.
Después de haber dado
por nubes su nieve,
campo, espejo fiel,
por azul da verde.
Igual que en amor
lo que dieras, doy.
2
Julio dará su mies
al sol que más caliente,
voluptuosa miel
que al viento ondula y cede.
Edición de Pascual Mas i Usó
Ed. Visor 2008
La obra consiste, al igual que Antología Traducida de 1965, en una recopilación de poemas creados
por falsos autores, es decir, heterónimos que selecciona y traduce Max Aub, y que tienen en común,
en este caso, su participación como soldados en la llamada Guerra de los Seis Días, que sucedió en el
Oriente Medio, entre el 5 y el 10 de junio de 1967.
Mordehai Mendil Ha-Leví, enfermero durante la guerra y aun meses después, periodista,
me dio este texto. Vive en Jerusalén, trabaja ahora en un ministerio. Nunca quiso decirme nada
acerca del autor. Estos fragmentos estaban escritos en inglés en una hoja tamaño oficio,
doblado en cuatro sin que se pudiese saber dónde empezaban.
Evidentemente, porque estaba escrito en idioma clásico y perfectamente
caligrafiado. No sé más; me lo dieron en Genezaret.
¿Sabrá alguien qué quiere decir judío?
Ni tu ni yo…
-No es como ser francés, polaco o ruso;
Ser judío es como ser apátrida.
¿Cómo se llamaría en su juventud? No lo sé. Al llegar a Israel los judíos cambian nombres
y apellidos para no aparecer como Rosenthal, Weisman, Mayer, Meyer, Kohn, Suderman, etc.
Inventó poetas como aquel esclavo Abu Gosh. Tenía pocas ideas.
Alemán de hecho y derecho, peleó en las Brigadas Internacionales, en España,
internado en Francia, deportado a Alemania, fue liberado por el ejército soviético.
En 1949 emigró a Israel. Fue profesor de idiomas en Tel Aviv. Como traductor,
formó parte del Estado Mayor.
20 años, nacido en Berlín, llegado a Tel Aviv en 1952, con sus padres, tenderos
de ropa íntima de mujer; poco ortodoxos y de honradez dudosa. Infancia difícil,
inglés deficiente. Se hizo regañar no pocas veces por ello.