Romance de la voz en la sangre

Fue hacia la tercera luna
cuando lo sintió en los centros.
Estaba sobre la hierba,
tumbada de cara al cielo
-viendo la tarde morirse
sobre sus ojos abiertos-
cuando notó en la cintura
como un pájaro pequeño,
que aleteó por lo oscuro
de su vientre unos momentos,
y luego vino a pararse
sobre su talle, en silencio…

Fue hacia la tercera luna
cuando lo sintió en los centros…
Un ¡ay!

 » Leer Mas…

Oda a Don Felipe Ruiz

¿Cuándo será que pueda
libre de esta prisión volar al cielo,
Felipe, y en la rueda
que huye más del suelo
contemplar la verdad pura sin duelo?

Allí, a mi vida junto,
en luz resplandeciente convertido,
veré distinto y junto
lo que es y lo que ha sido
y su principio propio y escondido.

 » Leer Mas…

Oda a la vida retirada

¡Qué descansada vida
la del que huye el mundanal ruido
y sigue la escondida
senda por donde han ido
los pocos sabios que en el mundo han sido!

Que no le enturbia el pecho
de los soberbios grandes el estado,
ni del dorado techo
se admira, fabricado
del sabio moro, en jaspes sustentado.

 » Leer Mas…

Ahora que la noche me susurra

Ahora que la noche me susurra que la noche me susurra que ella y el agua son una misma
presencia, ahora que la voz del agua vuelve y nos invade, ahora que en esa religión del agua
he olvidado hablarte y hablarme y por tanto nombrar al mundo y sus gestos, tú deberías
insistir, para que recuerde decir «tus manos» por ejemplo, o «mi lengua», para que no olvide
que es con los labios, la lengua y los dientes del origen con los que velamos sobre nuestros nombres, más allá de esa boca asustada, dormida y por todos olvidada, acaso por el recuerdo
de esa saliva y de esos dientes en tu boca, que lamen con ansiedad tu lengua, para que ella me diga, para que ella descanse conmigo en el agua sin fluido, y no recuerde que el agua y la
noche son dos ausencias que crecen sobre un mismo nombre.

 » Leer Mas…

Cuenta el bosque

Corteza de árbol el vestido de novia,
fantasma blanco de resina.
Los días nacen de las noches,
no entre pliegues de luz,
una colina es sólo fango endurecido,
el nacimiento una lejana estrella,
y el poema únicamente voz.
Caza nocturna de sueños,
fisura en la mirada ajena.

 » Leer Mas…

Desnudos, asomados

Desnudos, asomados
a un pasaje colmado de pinturas,
donde, vueltos de espaldas,
las figuras parecen mirar
hacia el interior de cada cuadro
las nubes, un tronco, unas piedras.
Olvidadas de sí, sus miradas
habitan el cuerpo del retrato:
una piedra, esa desvencijada puerta,
aquel sendero que llega,
pasos en la página que elude guarecerlas,
donde la palabra quizás escucha
un viento brusco en las horas
y de golpe el silencio:
solos sus ojos
al mirar de soslayo
un pájaro aleteando,
deseo de percepción;
el frío, su figura en lo azul,
nuestra sola cosecha.

 » Leer Mas…

El daño

Del cordón umbilical de las preguntas
sólo tira hacia afuera lo que quema,
una apuesta sostenida,
un color remoto y dócil que se fue.
Perdimos incluso el rastro de la rabia
en mundos insomnes.
La noche y la humedad
llenaron de polvo tu canto,
y ahora acoges el pálido silencio
que acerca el eco a lo sagrado.

 » Leer Mas…

En horas insomnes como rocas

En horas insomnes como rocas
veo tu frente herida por el aire,
tu espalda que el aire descubre y explora,
tu boca entreabriéndose y tus manos huecas
oreadas en la densidad de la noche.
Te escucho arder en gestos desvelados, largos,
veo tus muslos tensos que guardan para sí
su piel más fina y secreta;
me quedan solos tus ojos cerrados al misterio del aire.

 » Leer Mas…

Leyendo a Alejandra Pizarnik

I
Sólo un nombre se murmuraba Alejandra a sí misma en 1956, el año en que yo fui concebida. Cuarenta años más tarde leo el nombre en minúscula «alejandra», en boca de quien poseyó la muerte como la niña que en vientos grises espera la otra orilla, y escribe:

«debajo estoy yo
alejandra»

A su lado otra, enamorada de la niebla, dice no creer en el cuerpo que nunca existió.

 » Leer Mas…

Los dos sueños

Un haz frente a la costa
y un fuego que arde en el espejo,
ambos guardan los recuerdos:
el primero enturbia el viento que encrespa
al mar contra las calles nocturnas,
región de plegarias susurradas
por nuestros ahogados,
sueño de vastedades y caídas
con anhelos de escapar o dolerse,
callado como un buril puliendo la arena.

 » Leer Mas…

Si yo fuera Alejandra la fugaz

Si yo fuera Alejandra la fugaz,
de bellos ojos enquistados en la fiebre,
ojos que dibujan su forma,
cansados de leer palabras
que nombran y hacen
sombras sin carne,
sabiendo que se trata de eso,
de hacer la ausencia;
si yo fuera su fiebre,
su fruto mordido, su único
pájaro en el viento
o sus brazos, follaje mortecino,
transparencias a la luz del cielo,
amorosos restos de una biografía.

 » Leer Mas…

Todo se dio en el pulso

Todo se dio en el pulso,
en un forcejeo celoso,
medianoche de agujeros de odio
que ahogan tus dedos de alga,
niños compitiendo como faros;
sin embargo hubiera sido fácil
en esta insaciabilidad
el verano de la risa,
la red tendida ante la ruina,
ceñida tela para exorcizar
la locura, el dopaje,
Todo se dio a medianoche.

 » Leer Mas…

Voces

Primero te vi al final del túnel, a ti, a quien el polvo rebasa. Con lenguas de fuego
lames nuestros deseos, eres el alimento que palpita sobre un tronco hueco y sin nidos,
la llamada que en amplios pasillos de nuestra voz persigue palabras largamente acunadas.-
En manos que anuncian la lluvia nace el final del polvo.

 » Leer Mas…

Alba de no entender nada

El horizonte salta a los ojos de su amor
arrastrando consigo la esperanza de sobrevivirse
en este olvido sonrosado de carne y de sí mismo
se está lejos de ser puro
en mi vida te veo
desleída inasible
los brazos se buscan los brazos se alargan
imaginarios
desde una a otra orilla de la llama

Quisieran matarme
pensando volver a verte
no hallarían de ti más que la esperanza de estar desnudo

 » Leer Mas…

Aunque bajo el temor

En el fondo estas mujeres necesarias del frío
estas mujeres sin recuerdos más allá de los abedules
palidecen sin saber por qué

El cielo en cambio está enfermo de pizarras
y sus cabellos caen como pozos de mina

El cielo el cielo ingeniero amigo mío
construirás un velero con el soplo que me anima
puesto que el reloj hace el dragado de nuestros fastidios
y su círculo viene a ser nuestra corona a menudo de espinas

Sobre el horizonte de ciego que la hora mojada tentalea
los pichones se conducen como segundas intenciones
empleando hasta el final la mano de obra del otoño

Auque la tarde haga sus víctimas
si tú no temes el deterioro de los mares
ven con tus párpados hinchados por un aire familiar
ven a expandirte como los autores de cartas anónimas

Sol de las cumbres sol

 » Leer Mas…

Brisa loca

Un esplendor sin velos en el hueco del aire
¿quién no ama a las gaviotas que desprenden tus buenos modales?
quemando impaciencias en el corazón del mar
deja ondear el ritmo de una veleta altanera
por otra parte nada es más digno de ti que
el pudor de un párpado humedecido

(pero tú te equivocas de
tristeza y de lámpara
soñadora
pequeña casa gris
tristeza de la lámpara
de las abnegaciones en el fondo marítimas
por una extraña coincidencia
camisa gris apenas
con toda el alba esencial de una botadura de barco
me deslizo camisa
hacia el infinito
me deslizo
camisa
con placer)

 » Leer Mas…

Carne de mi carne

Entre lirios de falsa alarma
la insistencia de una avispa deja adivinar tu cuerpo
el ardor ahoga una presa demasiado mía para ser fingida
nodriza de dos filos sobre su lecho de convidado
el ardor deshace el nudo de la marisma viviente
donde el amor te esparce y se retira

El ancla de tu palidez se sumerge
hasta la detención de las formas es aquí
donde la lluvia se pinta de azul el corazón
y furtiva una corriente de aire
desmiente ese gesto que significa ignoro
el bello blanco que ofrezco

El ojo lava su párpado al borde confuso de la duda
y descompone tu cabeza en siete ruiseñores mórbidos
lo hay ya necesidad de apagar nuestras heridas
espacio por sí mismo se olvida para plegarse a tus alas

Traducción de Gerardo Diego

 » Leer Mas…

El corazón viene a encallarse en su forma habitual

La transparencia viaja a lo largo de sus brazos
la transparencia prolonga una vida sin amargura
es en el lecho de su lago
un pedazo de ella misma de ella misma rodeada
centellear de las sombras alud inimitable
el ámbar desnudo de la vida ya no ofrece resistencia

(Una mirada nos separa
un día hermoso nos enluta
porque edificas tu casa
con todo lo que de mí mismo ignoro)

Traducción de Carlos Barral

 » Leer Mas…

El mar en persona

He aquí el mar alzado en un abrir y cerrar de ojos de pastor
He aquí el mar sin sueño como un gran miedo de tréboles en flor
y en postura de tierra sumisa al parecer
Ya se van con sus lanas de evidencia su nube y su labor
A la sombra de un olmo nunca hay tiempo que perder

Crédula exquisita la oscuridad sale a mi encuentro
Mi frente abriga la corteza del pan que llevo adentro
cortado a pico sobre un pájaro inseguro

Y así me alejo bajo la acción del piano
que me cose a las plantas precursoras del mar
Un ciervo de otoño baja a lamer la luna de tu mano
Y ahora a mi orilla el mundo se empieza a desnudar
para morirse de árboles al fondo de mis ojos.

 » Leer Mas…