Noche y nieve

Me asomé a la ventana y en lugar de jardín hallé la noche
enteramente constelada de nieve

La nieve hace tangible el silencio y es el desplome de la
luz y se apaga

La nieve no quiere decir nada: Es sólo una pregunta que
deja caer millones de signos de interrogación sobre el
mundo

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Otoi que j′eusse aimée

Y ahora una digresión Consideremos
esa variante del amor que nunca
puede llamarse amor

Son aislados instantes sin futuro
En la ciudad donde estaré tres días
nos encontramos
Hablamos cien palabras

Pero un brillo en los ojos un silencio
o el roce de las manos que se despiden
prende la luz de la imaginación

Sin motivo ni causa uno supone
que llegó pronto o tarde
y se duele
(‘no habernos conocido…’)

E involuntariamente ocupas tu fiel nicho
en un célibe harén de sombra y humo

Intocable
incorruptible al yugo del amor
viva en lo que llamó De Rougemont
la posesión por pérdida

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Tratado de la desesperación: los peces

Siempre medita el agua del acuario
Piensa en el pez salobre y en su vuelo
reptante
breves alas de silencio
El entrañado en penetrables líquidos
pasadizos de azoque
en donce hiende
su sentencia de tigre
su condena
a claridad perpetua
o ironía
de manantiales muertos tras dormidas
corrientes de otra luz
Claridad inmóvil
aguas eternamente traicionadas
o cercenado río sin cólera
que al pensar sólo piensa en el que piensa
cómo hundirse en el aire
en sus voraces
arenales de asfixia
Ir hasta el fondo
del invisible oleaje que rodea
su neutral soledad
por todas partes

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Carta de un suicida

no fue el dardo que dio en el centro
tampoco el veneno ni la mariposa que traía en la punta
no fue un golpe de suerte
quizá un poco de paciencia y claro
un blanco débil
no se culpe a esta mujer de haberme volado la cabeza
de traer hasta mis labios la canción de su cintura
no se le tome venganza
no se me tome cariño
tampoco la detengan es su descarnizada pasión al desnudarse
sólo prendan las velas
súbanle a la música
que no falte queso ni vino
en invierno
las catástrofes requieren sutileza
hoy el asunto es otro: como confiar en el azar si es un padrote

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De pronto New York se quedó sin Joseph Brodsky

pasan las risotadas de un carro antiguo
un tipo tembloroso te ofrece lo que quieras
las prostitutas en abrigo se cubren el viento entre ellas
unos uniformados salen de un bar completamente ebrios
un vagabundo extiende la mano
al final de la calle se enciende la tortea
de una patrulla de policía que despacito vira hacia la derecha
una pareja sale del teatro
dos negros conversan
y en el aparador de enfrente
cuelgan silenciosas
un par de medias de seda
que parecen ser más imprescindibles que nosotros

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Helpless

(and in my mind I still need a place to go)

sobre esta cama donde se acostó el mar
y se guardaron las cenizas de alejandría
y las hormigas almacenaron las provisiones durante el verano del holocausto
y la más despreciable hechicera escribió su recetario para exterminar el mal de amor
en la mismísima cama donde la maja y las venus posaron
donde juana la loca veló a felipe el hermosos por siete provincias
donde el espíritu santo fecundó a maría
aquí en la única cama traficada por fenicios
que sirvió de mapa para barbarroja
y fue alfombra mágica del príncipe ishtar
en la auténtica cama donde parió la primera elefanta en cautiverio
donde charly parker tocó por última vez el saxofón y a una mujer al mismo tiempo
y –años antes— jesús meditó su discurso del monte de los olivos
es donde entiendo que cada cama es un país que no existe

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MUERTE SIN FIN

Conmigo está el consejo y el ser;
yo soy la inteligencia; mía es la fortaleza.
Proverbios, 8,14.

Con él estaba yo ordenándolo todo;
y fui su delicia todos los días,
teniendo solaz delante de él en todo tiempo.
Proverbios, 8,30.

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PRELUDIO

Esa palabra que jamás asoma
a tu idioma cantado de preguntas,
esa, desfalleciente,
que se hiela en el aire de tu voz,
sí, como una respiración de flautas
contra un aire de vidrio evaporada,
¡mírala, ay, tócala!
¡mírala ahora!

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PRESENCIA Y FUGA

[Fragmento]

IV.

¡Agua, no huyas de la sed, detente!
Detente, oh claro insomnio, en la llanura
de este sueño sin párpados que apura
el idioma febril de la corriente.
No el tierno simulacro que te miente,
entre rumores, viva; no, madura,
ama la sed esa tensión de hondura
con que saltó tu flecha de la fuente.

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SE ALEGRA EL MAR

A Carlos Pellicer

Iremos a buscar
hojas de plátano al platanar.

Se alegra el mar.

Iremos a buscarlas en el camino,
padre de las madejas de lino.

Se alegra el mar.

Porque la luna (cumple quince años a pena)
se pone blanca, azul, roja, morena.

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La fuente de Ojozarco

Sonora, limpia, transparente, ondosa,
naces de antiguo bosque, ¡oh sacra fuente!
En tus orillas canta dulcemente
el ave enamorada y querellosa.

Ora en el lirio azul, ora en la rosa
que ciñen el raudal de tu corriente,
se asientan y se mecen blandamente
la abeja y la galana mariposa.

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HAIKAIS

Tierno saúz,
Casi otro, casi ámbar,
Casi luz…

Por nada los gansos
Tocan alarma
En sus trompetas de barro.

Pavo real, largo fulgor,
Por el gallinero demócrata
Pasas como una procesión…

Aunque jamás se muda,
A tumbos, como carro de mudanza,
Va por la senda la tortuga.

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NOCTURNO ALTERNO

Neoyorquina noche dorada
Fríos muros de cal moruna
Rector’s champaña foxtrot
Casas mudas y fuertes rejas
Y volviendo la mirada
Sobre las silenciosas tejas
El alma petrificada
Los gatos blancos de la luna
Como la mujer de Loth

¡Y sin embargo
es una
misma
en New York
y en Bogotá

La Luna…!

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Brazos de mar

Todo enmudece. Tal vez sólo aprestándose a rayar… La
mar sin una arruga semeja un cuévano del que colgaran
mondas lucientes de piel de niño…

Delante de los bohíos hay una hilera de atarrayas que
escurren todavía cuando un anciano sin dientes,
ayudado de una hueca brizna de papayo, se alista
a beber en su hamaca el agua de un coco.

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Entre dos piedras

Para Manuel y Lourdes

Entre dos piedras
la salamandra
espía
en el jardín cerrado

Pasan dos aves por la fuente
casi rasándola
Se inclina la cabeza
el cielo
para beber

La claridad escancia
el agua de las mesas
al pie de los icacos
florecidos

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Estanque

Para asumir un gesto
vas ante aquel espejo
que guarda tu primera dicha.

Aún es claro. Y puedes
ver entra las monedas
que lanzaste a sus aguas
la que muestra su rostro adverso.

Una mujer de ti ya se retira
paso a paso
como la niebla
de un trópico desierto.

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Mi madre

Mi madre
algo tiene de maga y de palmera
Se arrodilla ante mí
Me unge los párpados

Entre los senos
Asoma su amuleto

Gotas de púrpura
Deslíe
Por un doble desfiladero
Hacia el fragante valle

Con su fuente de espíritus
Su corza herida
Y su lecho de malva
Entre dos sauces

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Planto de dársenas (I)

…Plaintes de femme sur l’arène, rales de femme dans
la nuit ne sont que reucoulements d´orage en fuite
sur les eaux. Ramier d’orage et de falaises, et coeur
que brise sur les sables, qu’il est de mer encore dans
le bonheur en larmes de l’Amante!…

Saint-Jonh Perse

Con alborozo de puerto tu frente explaya
un lienzo de cal viva donde manos menudas
mudan, a contraluz de un quinqué,
movedizas criaturas de la sombra.

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Planto de dársenas (II)

Esteros y canales mezclan su cenagosa sanguaza
a la linfa que fluye de los rastros mientras
la chema y los lagartos de la bocana
se espabilan lentamente…

Y el viejo Capitán, como un osario zarandeado
a dos manos, busca el ademán preciso
con que hará frente a la loada convención
que se dice vida…

Tieso en su rictus, al despertar hace
esfuerzos de megaterio preso en un
iceberg de las grandes glaciaciones… ¡hasta
que consigue cuartear aquel hialino capullo!

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Planto de dársenas (V)

…Hela aquí con nosotros, noche que entreabre
con delicadeza la corola del convólvulo
violáceo y las puertas del lupanar.

Las rameras son sordas como chacones
escurriéndose entre las grietas de la tapia,
pero llevan entrañados como canteras
un gesto y una belleza de estatua.

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Río

Invente. Il n′est fête perdue
Au fond de la memoire

Robert Ganzo

I

Y entonces veíamos desde la palmera el cerro, desde
el tejado del más alto tendejón, desde la quebrada
con bultos de cactus donde anidan los patos buzos,

desde la arena de una sirte, que en mayo se descotaba
a medio río,
el trazo dulce de los veleros en el agua azul pizarra…

Era un atardecer en la ribera.

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Silva

¿Por qué nace tan llena de alegría
la sonrosada aurora,
y el sol que las paredes
de la morada mía
desde el Oriente con su lumbre dora,
luce en mi corazón? ¿Por qué las aves
del cielo pasajeras
con trinos más suaves
su música me dan tras las vidrieras
de mi estrecho aposento;
y la flor que respeta
el sol canicular que el cielo inflama,
solo bien del poeta
que por humildes a las flores ama,
se mece a la merced del blando viento?

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La vuelta de la aldea

Ya el sol oculta su radiosa frente;
melancólico brilla en occidente
su tímido esplendor;
ya en las selvas la noche inquieta vaga
y entre las brisas lánguido se apaga
el último cantar del ruiseñor.

¡Cuánto gozo escuchando embelesado
ese tímido acento apasionado
que en mi niñez oí!

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A Laura

(Antes de su partida)

¡Mísera flor!, te arrancará el destino
de mi doliente y cariñoso seno,
y el mundo cruzarás, de azares lleno,
en alas de estruendoso remolino;
o tal vez hallarás en el camino
otro sol y otro campo más ameno,
y halagada del céfiro sereno
ostentarás tu encanto peregrino;
o tal vez, entre estériles abrojos
irás a marchitarte, flor querida,
o entre ruinas y fúnebres despojos.

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Amor y desdén

Fuego sutil circula por mis venas
al contemplar tus seductores ojos,
y la sonrisa de tus labios rojos,
y la gracia gentil con que enajenas.
A tus palabras, de dulzura llenas,
de mi estéril desierto los abrojos
convertiste en edén, y por despojos
quedó mi alma de amor en tus cadenas.

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Así

Elevóse en la orilla del arroyo
blanco jirón de gasa,
y al llegar a lo azul, desvanecióse,
cayendo en gotas de agua.

Mi esperanza de amor se alzó ligera
como esa nube blanca,
flotó un punto en el cielo de la dicha,
y se deshizo en lágrimas.

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Contraste

Sobre los troncos de las encinas
paran un punto las golondrinas
y alegres notas al viento dan:
¿Por qué así cantan? ¿Qué gozo tienen?
Es porque saben de dónde vienen
y a dónde van.

En este viaje que llaman vida,
cansado el pecho y el alma herida,
tristes cantares al viento doy:
¿Por qué así sufro?

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Intimas

Yo valgo más que tú, yo pulo el verso
y sé cantar en la florida aurora
y en la noche callada la sonora
palabra de verdad, el universo.

Me fue la vida cual puñal perverso
que se clavó en mi carne gemidora,
me fue la joven ilusión traidora
y amé tu nada.

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La ola

Recuerda el tiempo que en la playa sola,
al ver la ola
que alumbraba el sol,
tú me dijiste que la mar un día
se acabaría
antes que tu amor.

Hoy que te busco por la playa sola,
no está la ola
que alumbraba el sol;
las olas mueren y tu amor no existe;
¡qué mal supiste
comparar tu amor!

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Abril en Cipango

Lo demás es palabra

Palabra que palpita
en esa cumbre
en aquella brizna
en la vana música del gorrión
y en la techumbre donde posa
palabra que me llama y me asiste
en el renglón de este trazo pasajero

No importa cuan lejos esté el mar
porque está aquí la palabra mar y su sirena

Tu nombre me atrapa con su malla
sortilegio sonoroso

que me asalta desde las vírgenes fauces
de algún numen oculto

en la inocencia de esta fronda
esta galaxia fresca
presta a la caricia de mi mano

(¿Y si de pronto
brota el dios de esta guija
de esta fuente?)

Nada quita
el silencio de un recuerdo
el silencio aún mayor y seco del papel
donde leo estos racimos
amasijo de pétalos
anunciando la inminente palabra-rubí
palabra-joya: Cerezo

Me queda el jardín de Kenrokuen
me queda la luz y la palabra

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La geisha y el dragón

Porque la distancia no existe
(y si existe no significa nada)
estoy ahora en tu alcoba
mónada en la espesura de Asakusa
Tokio abandonada al farol y la tiniebla

No voy a decirte cómo
pero debemos creer en los dragones
y si no es el dios saurio
lo que se traga tantos kilómetros

es porque el animal está en mí
dicho (y hecho) por las fauces de fuego
y la ausencia de alas (en el tronco)
y sin embargo se mueve

porque estoy ahí
aquí
contigo
y se me parte el cardiograma
y me concedes (antediluviana) tu mano
tu arte de bordar el cielo y la delicia
con la seda transparente de tus dedos
mariposas
y tus labios floreciendo en las maneras
de tu cuerpo
gozan de mí y en mí
hasta brotar los destellos del clímax
Sé que tú también vives este júbilo extraño
tú y tu piel
sabia en advertir el grano de arroz
bajo el muelle océano de plumas

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Treno a la mujer que se fue con el tiempo (fragmentos)

In memoriam Bertha S. Zacatecas
…quare mors inmatura vagatur?
Lucrecio, De rerum natura

empiezo por tu historia de los últimos días
el rictus como de alas en la ciega levadura o el deseo
en la espalda el velamen con su rumbo a los cielos
y ahí sí desatar las partículas o cardúmenes del tiempo

levar de un cuerpo cada vez más tierra y agua
aspersión del músculo en aves como átomos e incierto plumaje
cresta secreta en el lomo-luz de la galaxia
elemento y sólido tal vez pero de otro modo que materia

ya brotan las cifras o cenizas por tu cuerpo
son otros ojos otros oros aunque artífices grises del no-ser
otros cauces otras fauces también otros trances
en pos de las palabras que te hicieron y también desmenuzaron

tu luz en aquel instante fue abandonar la luz
pero no sólo porque ya sabías que el infierno son los rostros
el mirar a tu otro con esa visión herida
cuando buscabas hasta en mis ojos otros otros más transparentes

también porque aprendiste muy rápido tu muerte
algo vasto y éter algo con demasiado abismo por delante
algo como cáliz de un néctar que ya sabías
puro aire abandonado por la luz o sea la dura sombra del ser

puerto ya para la nave hiriente de las horas
te viertes en granos por la única tierra a todos prometida
ya no el pulso sino el eco de los pulsos idos
cuando germina en ti otra carne que vive para matar su carne

vueltas que da la muerte sí para ser tu muerte
respirar por fin el fin (un murmullo como si trizas del cielo)
y ya no es tierra o mar lo que guarda tu horizonte
ni es tampoco horizonte lo que ahora te ofrenda el horizonte

cuando un falso fruto te viene minando el seno
rizoma como de cuerpo creciendo traidor dentro del cuerpo
tu última metáfora tal vez sea el árbol
y anida bultos de cáncer y entrega tus pulmones al platino

el tiempo acaba con las falsedades del tiempo
en la villa láctea de tu rostro desfallecen ya sendos iris
ahí es cuando fulges con una extraña mirada
como si un humo diamantino invadiera tus ojos desde dentro

si esa otra máscara (de falsa luz) fue tu muerte
tu vida fue volar contra el vidrio que nos separa de la vida
como sea depositas tu cuerpo en mis manos
tu piel donde el frío clava las heladas moléculas del tiempo

(algo abate las flores y los frutos
algo detiene nuestros corazones
algo los pone en mala sal y pudre
algo nos rasga hasta sangrar ceniza

y cuando nos enteramos ya es tarde

algo nos deja primero andar y andar
algo nos da hilos contra el laberinto
algo como luz que inflama la sangre
algo como olas enfermas de ilusión

y cuando dice su verdad ya es tarde

algo late sólo para minarnos
algo crece hasta otear mil espejismos
algo cual rayo y humo sin embargo
algo que inflama y al instante ahoga

y cuando raja el aliento ya es tarde

algo que se dice alma y es gusano
algo en ala de orgasmo asfixiándonos
algo rosa y cielo pero en ponzoña
algo como beso pero sin labios

y cuando nos da la palabra ya es tarde

algo que aduerme el seso y nubla el ojo
algo que parece vuelo y es sierpe
algo que derrite lava en las córneas
algo que sí está más allá de Hypnos

y cuando vemos su rostro ya es tarde)

se te agota el yo pero qué si alcanzas bien el ya
reino de un solo punto piedra (al fin) de tu nuevo fundamento
y veo que lo ves con reojo muy terso y diestro
libertad del ojo que suelta la escama indebida e intrínseca

te tientas fuera del martirio de la densidad
ya no serás la hoja madura sumida en un otoño imprevisto
tampoco el miedo rancio de animal expiatorio
y sí ciertos acentos de un frenesí un tanto quedo todavía

una aurora sin remedio por siempre casi luz
oro inconcluso de la vastedad suprime (con todo) los restos
de las tinieblas ya idas y otras alas caídas
sin desvanecer más ante ti la máscara persistente del ser

ya no es el ocaso siempre lento del ocaso
tampoco el vano donde se hunden los seres y su penosa imagen
se ve que corres no a este mar sino a la mar en sí
al relámpago de una línea que sólo los agónicos prenden

el altar de bisturíes en que te convertiste
es apenas un viático más con el beso el verso y la maniobra
en ese vuelo libre de errancia por la gracia
libre asimismo del mercurio que te infundió el alquimista aciago

aquellas sombras (sí) de tu personal boscaje
la voz que intentabas todo lo más para decir lo más y aún más
se acurrucan en la bolsa mísera del tiempo
quemaron tu nave pero la Gran Paradoja cercenó el dolor

el foco loco que cría (cuervo) tu agonía
y las minadas de agujas con su magia negra y sus punciones
son ahora inservible chatarra de corpúsculos
restos de aquella edad donde tu ser era imposible (impasible)

el timbre mudo de tus vísceras asoladas
pan reblandecido por un falso suero y encima sin retorno
no complica más tu religión de resurrección
el aleteo invisible (pero claro) brotando en tu costillar
sales hecha la luz con una sed grande de luz
la suprema llave para el último milagro así más profundo

ramos de rayos en el corazón que se queda
palabra que te crece hasta el confín de tu nuevo planeta sin fin

encuentras así tu nuevo tú en un verbo virgen
chispa y soplo son y piedra fundando un cuerpo más allá del cuerpo
falso fin de tu historia de los últimos días
última herida es pero herida enamorada del venablo solar y verdadero

(no es sólo muerte la llamada muerte
no es hiel pura abandonada de la miel
no es ceniza sola sin luz ni sangre
no es perra exenta de vital delicia

pero sólo lo sabes si te toca

no es puro vacío como no es nada
no es humo de carne con pneuma sin más
no es falsedad ajena a una gran verdad
no es la puta reñida con la diosa

pero sólo lo aprendes si te alcanza

no es más demonio que sufrido ángel
no es la pura oscuridad la vil no-luz
no es la gravedad libre de levedad
no es improbable sima sin su cima

pero sólo no notas si te abrasa

no es vida (no) pero tampoco nada
no es seno seco ayuno de semillas
no es mera salmuera y cremación no más
no es simple tumba sino también vergel

pero sólo se revela cuando te ataca

no es un frío privado de todo sol
no es pozo ciego si es fuente a su modo
no es gusano solo sin mariposa
no es silencio sino gracias al verbo

Pero sólo lo intuyes cuando mata)

estarás en las sonrisas que alumbró tu boca
en eso arde un símbolo y se intuye la mirada en el crepúsculo
como el oro escondido pero vivo en el brumal
cintilar de ondas por billones en el oro otro del reflejo

nada de bramar y ansiar parcas como los tristes
recuerde pues el seso (ya no dormido) cuan presto vendrá el placer
más lenitivo una vez en plan de antimateria
calma o tigre igual será la fuerza por fin cumplida del deseo

qué tal cuando esplendas diosa y rayo en el solsticio
nadie ni siquiera omnipotente te asestará un juicio final
te hallaré en el aroma de las ninfas por venir
como el piélago en el cántaro endeble pero firme del silencio

será un mar de ardentía la niña en tus mil ojos
tú como piedra primera y más honda de la línea y el cimiento
la casta del óleo en el gran altar del misterio
oh fuente sin fin y embrión así en la gleba como en la sal y nube

señoreas en el paso muelle del felino
te gesta y pare la matriz temblorosa de la ola y la corriente
así como el canto rodando de labio en labio
o los aullidos tarahumaras y la hojarasca que siempre nada

claro que tus signos abandonarán su costra
leeré tu santo y seña en la estrella y en la niebla o en el semen
y el tumulto de granos vertido por la espiga
dirá de ti como el sol crío en los marfiles del hermano lobo

serás el seno y sino en la causa y el efecto
lloverás nevarás y posarás como césped sobre tu polvo
desaparecerás del concepto de naufragio
sin cometer el terror de poner la llaga en la uña y en la flama

fragor (aunque discreto) en los astros y úteros
me abrazarás con la onda ecuménica de tu cuerpo nuevo y sin fin
ideal para que nada te separe de nada
absolución de la materia inmune así a la enfermedad del tiempo

extraño ardid la muerte para innovar tu vida
te infiltrarás igual en el calor de la mano que en el glaciar
eso sin tocar la joya en que te convertirás
el suelo-luz que soñará el horizonte para ser horizonte

se acabó la distancia entre tu nombre y el mármol
ya eres el paraíso con su errancia y su ingenuo afeite de tiempo
de una vida sólo puede nacer otra vida
me aguardarás con labios de alba cuando me llegue la hora del viaje

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Hojamarga

Hija del campo
y de la luz/
vientre de piedra
sollamada/
nunca
se elevó
tan bajo
tu hambre/
tu sombra sin
su cuerpo/
la impostura/
la ceniza
de tus trojes
quemadas/
el látigo/los nadies
de la sed…
-qué sé yo qué!-

Y a punto
de salpicar
está
la sangre estando
fraternal
estaba
y doliente
dolida

La muerte
entona
entonces
zancudona
mente
una canción
de cuna
a donde el sol
camina

Perdida
a lo lejos
no puedo asir tu mano seca
como un río
Sé que vives: ven
– no sé dónde – sé
que vives / van
a acudir /
vendrán
todos tus hijos: las mujeres
y los hombres murciélago /
los cigarra
y los hormigas/
también
los pobladores de las Siete
Cuevas/
son los hombres de
maíz
con su rostro de limo

Dime
qué ves/vuelve
la cara/
gira/
danza
alrededor
de nuestro Árbol
de la Vida

Sordomuda
(no se dice tu nombre
se respira)

Habla
me
aunque es de noche
no tardes en llegar
oh Patria amarga:
Acompaña
me
Acompaña
nos
aunque es de noche

En tierra de acahuales
andamos andando
Bailemos
Bailemos

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Mutaciones

Un Coyote Emplumado es más
que un lobo sin manada

es menos
que un árbol sin raíces

es más
que el aire sin ninguna fronda

menos que esa puerta que
la cierra el viento
es más que un río arrastrando
troncos y animales

menos
que un ciervo yugulado en la espesura

es más
que cualquier fruta
que no la come
el hambre
si la ve

También
es una tinaja sin grito
peregrinando
entre el cabello doloroso
de la hoguera

***

NORTE OESTE ESTE SUR
Nómada de la Aurora Boreal
con su carne vidriada
aúlla sobre un pantano hirviendo

Es la primera piedra parlante
‘llegué hace un rato
ya que soy la última araña de granizo’

Es el único entumecimiento
después del frenesí errabundo

el primer Sol de Huesos dejando tan nunca fluir
el río de agua quemada que roe
la eternidad en un grano de arena

Mira su reflejo en la corriente

difícil saber dónde nace el ojo de agua

dónde se dio el primo gesto del río
—gota a gota— de todo lo que existe
cuándo
el coyote aún sin plumas —casi encía de piedra
aulló a la Vía Láctea

cuándo extendió sus alas con un peso de nubes
con el paso de una sombra de eclipse
con su lasca hojosa enorme
y el oleaje de serpiente en la hierba

En danza
da el cielo
lo bonito
para mostrar el mundo
—dice el Balam que lee
las estelas—
la luz
una vez se va
y una vez vuelve
una vez se queda y una piensa
y una vez descansa
y una vez su fuerza hace que se quede
dentro de su casa
para que la busquen

Donde pisa la luz
quedan los surcos
Espera que llegue el agua
hasta la piedra /
que sabe toda la verdad

Norte
Sur
Poniente
Oriente

cuatro veces la nube camina
cuatro rumbos

Montañoso
no envejece

Insondable
no
no duerme:

El Coyote Emplumado
está vivo
—late su corazón
en mi palabra.

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Perversidad de la separación

Desautorizo
mi ternura /
vuélvanse
mis ojos
turbulencia /
pido castigo ejemplar
a mis palabras.
al alba
quito la escalera
para que ninguna luz
suba a las ventanas /
que sea
irreflexiva
como un perro
mi bondad
que en los charcos
sean glorificados
mis instintos
que la vida tropiece
y su pie herido
sea mutilado.

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El duelo

Callar, callar ahora
el silencio tiene un espacio en nuestra lengua
deja que al paso de la noche
permanezca con los labios abiertos en tu espalda
mientras mis dedos se alargan al tocarte
ternura nueva

Busco tus huecos
me deslizo en tus grietas
toco fondo / me impulso
humedezco los labios para hablarte
es inútil / es silencio
es tan pronto tan largo este deseo

Tu piel escucha el lenguaje cifrado de mis dedos
mi piel responde
erizada / uniforme
mi cuerpo humedecido / transparente
derramando los muslos por los bordes
rebasando los bordes con los muslos

Callar, callar ahora
que al paso de la noche
terminaremos juntos este duelo.

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La piel de humo

Con esta ortografía de palabras insomnes
desde la piel te escribo
en el desorden

Desde la boca que inventó tu boca
lanzo señales de humo
para alcanzar tu oído que dormita
el lenguaje nocturno de la almohada

Te estoy hablando desde la piel del humo
el humo que me estalla en los pulmones
el grito
el vaso de jerez que se derrama

Escribo desde las cicatrices de mi historia
rodeada de fantasmas prescindibles
los símbolos/los nombres
la distancia precisa con los mitos

Te estoy hablando desde la piel desnuda
desde la piel del humo
desde la piel
te escribo.

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