Camino de ti, en este breve instante de tu hora,
voy siendo apenas esta hoja desprendida,
donde una ilusión su nido encuantra agonizando.
Esta hoja fugaz, pálida vena del destino.
Hiel. Carroña innecesaria. Veinteavo deseo
de ser un soplo vivo.
Poemas salvadoreños
A G.E. por haber ayudado a recuperarme a mí misma)
«Vamos, esto es realmente un espectaculo
que ha sacado a los muertos de sus tumbas
¡La población de los viejos cementerios
de las colinas, corre a verlo!
¡Fantasmas! Fantasmas innumerables en los flancos
y en la retaguardia».
A Edmundo Barbero, mi padre
Cuánto diera por saber lo que tarda el agua
en convertirse en agua viva.
Plena de musgo, de algas, de trasparencia oscura al ojo
no avezado en la meteria.
Y cuánto diera de mí en el sabroso desgaste
hacia lo humano.
Mariposa
arrastrada por un viento.
Por este viento vacío
que se durmió hace
años.
Arena movediza
en un pantano
desierto,
donde las aves cantan
despertando sueños.
El amor,
es del color
de mis sandalias.
¿Sabes?
A veces,
es raro sentirse:
¡Voy descalza!
Evito luciérnagas
caminantes,
piedras gritonas
a hombre
¿Sabes?
El amor,
es del color
de mis sandalias…
¡Voy descalza!
Y vino Dios un día
a jugar conmigo.
Juntos fuimos al Hombre.
Recorrimos al hombre.
Gozamos en el hombre.
Mi ser ya no podía con su
infancia abierta,
ni Dios con su cansancio.
Nos miramos.
Nuestros pies
unieron las piedras
y así formamos
un cementerio
sin cruces.
La primera brasa que tuve
se llamaba Aída.
Tenía el pelo alegre
como un trigal sembrado en una perla,
y unos ojos de fiesta donde el cielo
nacía diariamente.
(Ella fué la culpable de que yo empezara
a escribir garabatos sobre las espaldas
de lejanas estrellas)
…los dos éramos hijos de mecánicos,
los dos éramos hijos
de esa clase de hombres sudorosos
que aman la paz y aman el trabajo
y que al acariciar manchan de grasa.
Los soldados,
señorita,
son tan humanos como usted.
Ellos también tienen sueños,
anhelos
y esperanzas.
No, no están hechos de odio.
Están hechos de amor
como de amor está hecho el bello cuerpo
que usted usa con gracia cotidiana.
María Twist era alegre, muy alegre,
reía, cantaba,
y nada tenía para ella
el más mínimo valor.
De punta a punta en la noche bebía
y no tenía penas,
sólo risa y placer.
En busca de dinero y diversiones
se fue a Puerto Cortés.
Señorita:
Usted es una primavera
total,
definitiva.
Si en la vida todo el mundo se pareciera a usted,
no existiría la miseria
ni el dolor, ni el hambre.
Los arados cantarían una canción de frutos y la tierra
al sentir los pasos de la aurora
sobre su piel morena
se despertaría llena de optimismo
y más deseosa de ser madre
de sonoros vegetales.
Tú estás segura de que yo te amo.
Pero también estás segura de otras cosas
que nos amarran, que nos detienen, que nos alejan,
que nos lanzan por caminos extraños
Unos caminos que son tuyos y otros que son míos,
totalmente distintos entre sí.
A veces me parece que no debo
continuar navegando en tu marea,
que con furia la proa me golpea…
Y mi gran osadía desapruebo.
Ante tu oleaje inmenso me conmuevo.
Al sentir de tus aguas la pedrea,
comprendo la locura de mi idea
y a seguir adelante no me atrevo.
Señorita:
Yo viví en un país que cantaba.
Cantaba con los fuertes brazos
y los desnudos pies de sus indígenas.
Con el sudor de los obreros
y con las manos
de las madres que veían en cada hijo
-floridas de caricias-
una espiga
creciendo de la tierra a las estrellas.
Encontré el soneto sobre mi cama.
Un olvido, aparentemente.
Lo he leído a algunos amigos
y me dicen que no lo publique,
que en realidad no esmío,
que no puede serlo,
que lo será algún día…
Aseguran que me estoy plagiando.
Usted quédese amando al prójimo
A mí la que me gusta es la prójima
Toda próxima
la prójima me gusta más porque sonríe
porque quiere y no quiere con los joos
porque se aprieta el pecho con soltura
y cierra las piernas con codicia
Usted quédese amando al prójimo
Yo prefiero a la prójima que mira
que sabe que toca que prueba
samaritana
magdalena
repentina
la sin piedras
la de nunca por si acaso
la que enseña a dudar de verdad
en salones repletos de prójimos
Quédese pues
usted
amando al prójimo
que yo seguiré a la prójima
prófuga
próxima
pródiga
Hay que mandar como Dios manda
que en eso es un experto el tal Dios
porque nunca nadie le mandó crearnos
y sin embargo le dio por sacarnos del polvo
y por quitarnos la famosa costilla
y echarnos a dormir en jardines
al lado de mujeres y culebras
que nos enseñaron a vernos desnudos
y al final saber del bien y del mal
y ponernos a sudar
y a las mujeres parir con dolor
y darnos hijos que se matan de envidia
y libres albedríos
y platos de lentejas
y 7 mil plagas
y circos romanos
y hogueras y bulas
y cruces y guerras
y guerras y todo…
Yo no sé qué piensen ustedes
pero cuando Dios manda
manda!
Aunque es alto Su nombre,
me ha dado, aquí en el pan,
un informe secreto.
Claudia Lars
El pan habla desde las mesas.
Nadie habla cuando él habla.
Puto es el hombre que de putas fía
y puto el que sus gustos apetece,
puto es el estipendio que se ofrece
en pago de su puta compañía.
Quevedo
¿Que reír no podemos con poesía?
¡Aquí estoy yo para mirar contrario!
Esta danza que salvan las liturgias
Este concepto inoculado hoy
Esta perpetuación de la inminencia
Este andar sin las huellas necesarias
Este pedir que se contagie un alce
Esta oportunidad de ser pequeño
Este imaginar párpados gigantes
Esta mancha de amor en las costillas
Esta vid Este ver este detalle
Esta legión de hormigas Este apero
Este mágico tren a la amapola
Ya nunca sin mis ojos estas cosas
Jamás tanta agonía sin mis dedos
Sin mi vértigo nunca tanto sueño
Le pedí a esta silla que te esperara.
Disculpa si permanece fiel a mi desgracia,
si la encuentras firme como un soldado.
Ella no quiso dejarme solo.
Le hablé de ti con más pasión que la polilla.
Tuvo a bien agradecer con calma,
con resignada paciencia y con fricciones
-la casi inaudible voz de su madera-.
Necesita una hora de llanto
el niño perdido en el bosque
para vengarse toda la vida.
PASIÓN
Porque sabe que hemos venido
a aplastarla nuevamente,
la hierba se pone amarilla al vernos.
ARA
Ponedle un caso en las ramas,
amarradle una pistola al tronco,
cubridle de espeso carmín las hojas,
vendadle cada una de sus raíces…
Y ni por esas
se parecerá al hombre.
I
Para beber con saña en tu mirada,
bastar?con mirarte sin abismo:
mirarte de una vez, sin espejismo,
con la lágrima firme y habitada.
V
La vida es un conjunto de atisbos.
El hombre
es un destello en el acaso…
XII
He dejado dormidas
las metáforas oscuras…
No es ningún pecado
que me entiendan.
Yo no quiero saber de otro lirismo
que no sea liberación.
Manuel Bandeira
Hay poetas que huelen a gemido,
y esconden dos tijeras en el traje.
Hay poetas que mienten su mensaje
y lo dan de inmediato por perdido…
Hay poetas de nombre y apellido:
¡los que saben que un verso es un pasaje!
Mujer de dimintuas compresiones:
Seas conmigo.
Dama inocente de huracanes perfectibles:
Seas conmigo.
Niña amapola de caricias sobornadas:
Seas conmigo.
Onza de acrobacia con desnudez aprendida:
Seas conmigo.
Mujer por siempre de esta noche:
No te vayas, no te vayas sin mí
al infinito.
Como si quemara
la pones en el centro de tu mano.
Con la uña de tu dedo medio,
suave y ardorosamente,
le quitas su olor a semántica,
de forma que logres desnudar su espalda.
No olvides hablarle quedo,
sin engaños,
alabando su determinación
o su pereza,
hasta que ella misma deje de moverse
como una lombriz de tierra.
Cuando la sangre corre por las venas
rocosas del volcán que ti despierto,
es un trance de amor sacarme muerto
del fondo a la pasión que me condenas.
¿Es que tu gracia no resiste penas
y las sufres, mujer desde mis plintios?
A Karina
Tus iniciales le harían un favor a la gramática,
pero t?no te envaneces.
Tu lengua sería Byron de poder cojear,
pero t?no te ufanas.
Tu piel sabría mudarse a un barrio más tranquilo,
pero t?no te jactas.
Nadie le habla porque saca la lengua a la menor provocación.
¿Quién podría soportar sus caprichos,
su salada fruición de niña?
Es larga, tácita, sepulcral (me refiero a su lengua).
Nadie quierr ser víctima de sus movimientos espontáneos.
Por mucho que lo desee,
no puedo librarla de su propia falacia.
Para callar no necesito mi silencio.
Me muevo.
Se mueve la hoja que cae y no lo sabe.
El aire es la denuncia natural del tiempo.
Para callar no necesito mi silencio.
No puedo remover una pestaña
sin tocar un rostro.
Vivir es adaptar nuestros antojos
al ritmo del temor a la ventaja,
y vive aquel que marcha tras la paja
que pesa como viga en sus dos ojos.
Mas saber de ignorancias y de abrojos
en nuestra candidez no hace rebaja:
Corremos de ambición por la migaja
¡sin hambre de verdad y siendo cojos!
Dos notorias promesas en tus senos
vislumbra quien recorre tu fachada,
pues no existe tan torpe una mirada
que no tropiece en ellos…cuando menos.
Pero tú que en los prístinos terrenos
del amor no has caído aprisionada,
esquivas todavía la punzada
del ansia que termina en desenfrenos.
Frustrado al ver tus senos formidables
confiados sin piedad a tu grueso paño,
no alcanzo a descubrir si es un engaño
lo que hay tras tus escotes insociables.
No sé si de misterios insondables
prefieres hoy cubrir tu pecho huraño
temiendo que su réprobo tamaño
te lleve a situaciones lamentables.
Para Yania,
espléndida flor cubana
¿A quién le brindas sin pudor tus ojos?
¿A quién tus brazos y tu sed de amores?
¿A quién otorgas tu edredón de ardores?
¿A quién la gama de tus mil antojos?
¿A quién rechazas con tus besos flojos?
Nota: Para la composición de este soneto
se utilizaron los más geniales argumentos
que el autor ha escuchado, a manera de exculpación
en los círculos literarios de El Salvador.
La vida en sociedad es un trapecio
que juzga a los que mal se contradicen:
‘-Si soy como prefiero, me maldicen;
si soy como ellos quieren, me desprecio.’
Mentiras y verdades tienen precio
(un precio que suplica le revisen),
y al socio-torpe ritmo en que se dicen,
resulta de buen gusto ser tan necio.
A un poeta que anda por ahí
Es bello tu poema. Las musas te han dotado
con la sed del Parnaso y el trino de Castalia:
Erato y Calíope, las luces de Tesalia
-en ansias por el verbo-sin recatos te han dado.
a D…
Invitación a ver lo que no veo.
Desafío que ampara mis locuras.
Razón de mis atléticas posturas.
Todo origen si origen deseo.
Premura constipada que a Teseo
dirige nuevamente a las oscuras
entrañas del misterio.
Es verdad -ya lo sabes-, no me entrego.
No soy la luz en este claroscuro…
Verte desnuda asombra: No es tan duro
verte asomada a la pasión del juego.
Mas para cuando veas ue no llego
a la penetración, puntual, seguro,
demuestra lo que sabes: del apuro
sácame.
I
Hermoso lobo blanco,
Ángel viejo,
Mi padre:
Ahora que los días están idos
Y que un rubio verano me acompaña,
Es tiempo de una carta.
¡Hay tantas cosas que no quedan dichas!
¡Hay tanto amor que siempre nos negamos
por humanos y débiles,
por hombres confundidos!
I
La media noche
Detuvo sus andares
Junto a un leve murmullo de pupilas.
Después
Un buceo lentísimo,
Un sondeo profundo en aguas verdes,
En verde clorofila
Poseedora de una luz magnífica.
Un viaje lento, de canoa suave,
Hacia las luminosas oquedades del espíritu.
¡Aborreced la suerte, cuya mano
le premia su egoísmo al opulento,
y le allana la senda al miserable,
y lleva a las alturas al perverso!
¡Aborreced la suerte que levanta
una muralla al paso de los buenos,
y abre una sima a la virtud y ahoga
el corazón más noble entre sus dedos!
¿Qué te falto al respeto?
¿Cuándo y a qué respeto pudo faltar amor?
Amor no hace antesala, ni se calza los guantes,
Ni hace genuflexión.
No quiere cortesías;
Ni lleva más vestido que alas para volar,
Ni tarjetas… se anuncia con acerada flecha
De las de su carcaj.
Oye: desde los bosques
Trae al soplar la brisa, ruidos, besos, pasión,
Y lleva enjambres de arpas, bandadas de preludios,
Himnos para el amor…
Oye: de las montañas
Los imponentes robles se mueven al compás,
Y cuenta hoja por nota, árbol por sinfonía
Que arrastra el huracán.
Pues qué mientras aturde
Dulcemente la música y se arrastran los pies,
Aquel beso a hurtadillas, que no vio ni oyó nadie,
Nadie… que fue así… un rápido, un pequeñito edén?
¡No, no!; eso es de mal gusto:
la etiqueta prohibe amor al natural;
amor viste desnudo… y tiene alas tan blancas
que es preciso cortar.
Ya la naturaleza
Borra en su inmenso libro esto: lo natural;
Se mete en los salones, y sale con humitos
Y con tufos… de gas.
¡Muy bien! Ya tus canarios
no volarán sin trabas cuando los dejes ir;
no; tomarán su sastre, y se irán afeitados
de donde Peregrín.
El Duque: ¿Cuál fue su historia?
Vila: Una hoja en blanco, Alteza:
no revel?jamás su amor…..
………………………………………….
…Y en negra, pálida pesadumbre,
asemejábase a la paciencia
sentada sobre un sepulcro
y sonriendo al dolor…
La noche de reyes, Shakespeare
T?me puedes decir que yo amo a otra,
Aunque hace mucho tiempo que no la amo;
Hacer memorias de mis noches largas
Cuando por otra suspiraba en vano;
Decir que el corazón que yo te ofrezco
De amar y de sufrir est?gastado,
Y que me vuelvo a ti en la hora tremenda
De la desilusión y el desencanto.
Yo era un bramán conocedor del Veda;
Yo me vestía mi ropón de seda,
Y en concurso de santos y de sabios
Oía, cual rumor de la arboleda,
Toda la inspiración, la ciencia toda,
Manar, al escaparse de mis labios,
Los versos de Valmiki en la pagoda.
¡Los sistemas!…Sucede que el pensador, hallando
Absorto, una cualquiera calidad del Supremo
Ser, del Ser invisible e ignoto, -como cuando
Se inflama el rayo súbito que de no al otro extremos
Del espacio, ilumina la cmbre, el cielo el llano,
La cabaña y el bosque, la aldea, el horizonte,
Y el viajero que errante buscó su senda en vano,
Y teme las tinieblas, las sombras, la quimera,
Ve a su luz cumbre, cielo, bosque, cabaña y monte,-
El pensador, he dicho, hallando una cualquiera
Cualidad del Gran Todo ¡una luz de una cumbre!,
Entonces…lo ve todo del color de esa lumbre.
Sabe que es el espíritu un abismo
Y el corazón un mar:
Así es que dentro llevo de mí mismo
A la vez una y otra inmensidad.
Mis nervios, arpa viva, en el ramaje
Cuelgan del árbol de mi cuerpo y dan
Un gemido al pasar por su cordaje
La tempestad.
Centro América duerme
silenciosa e inerme.
El sueño del olvido de los mundos:
Sus pueblos son estériles llanuras,
Zarzales infecundos.
Temerosas y agrestes espesuras
Que hincha de negra savia el egoísmo
Por esta selva lúgubre y sombría,
Su horrible paso en las tinieblas guía
Leñador infernal, el despotismo.
¡Cómo el ardor del entusiasmo engaña!…
Y tú, soñando, con audacia loca,
Intentabas salvar de roca en roca,
La sombría altitud de esa montaña…
Aquí el súbito escarpe, allí la huraña,
Honda caverna de espantable boca;
Mucha la asperidad, la fuerza poca…
¡Y subir apoyado en una caña!