Este largo día

este largo día desvelado y de estiércol

donde las moscas engordan su gangosa flaqueza

parecido a una danza de tempestad sinuosa

este día herido de vértigo de náusea

pronunciando un ruido del tamaña del horizonte

este d1a absorto y pusilánime de pájaros y lagartijas

este día muerto de hipo y de insomnio

como un espejo caído como herida que disgrega la sangre

y hace un himno de tumbas y desfiladeros

de imágenes desvanecidas y de gusanos sobre los ojos

hay maleza en la vista hay la mascarada de un puro herrumbroso

hay un agua sin cópula sin esperma prismal

sin óvulos anidados al hechizo nupcial

ah este día quemado en sus raíces en su discurso sensible

que pierde su forma de círculo

y cojea en el lodo de las hohas del follaje

ah este día que perdió su puntuación de río o sangre inagotable

ah este turbión que sacude la retina de la tinta

y tartamudea otra caligrafía y resuella otro combate

de infinitas piedras desmoronadas

ah este largo día respirando huesos y segundos agónicos

como si se tratara de una procesión de ceniza bajo la lluvia

como si ese río se desvaneciera inminentemente.

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Este mundo es así

Perseo:
Este mundo es así —dice el subconciente.
Palabras a veces sin sonido:
Noche que se hace carne sin posesiones.
Erramos en el blanco sin volver los pasos.
No hay voluntades independientes:
La noche, o el día nos acechan
y quedamos en su velo:
boca de falacias y sofismas.

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Felices los normales

[acerca un tema de Roberto Fernández Retamar]

Felices los normales
Porque jamás han atravesado la nada
Como pájaros en el olvido
Los que nacieron con la luz
De madre y padre
Los que no han comido migajas
Y se esconden en la noche
Los que jamás han sentido la vida desgajada
Ni han sido perseguidos como torcazas
Felices los normales
Que tiran su cuerpo en buen lecho
Y no en el frío lunar de las piedras
Los que no escriben ni una tarjeta postal
Los que no escriben sobre muros
Aunque después los derriben
Los que no escriben sobre el caballo de sus emociones
Felices los normales que ignoran el exilio
Y la lluvia que cae sobre el lomo de los perros
Los que nunca han sido asediados por el silencio
Los que no han bebido pinos de luz
En pezones de trementina transparente
Felices los normales que no saben las palabras
Que se pierden en las alcantarillas
Y en las tumbas de los muertos
Los que navegan y navegan sin fatiga
Hasta desembarcar en ese viejo muelle de la muerte.

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Formas de la duda

A veces todo es noche
Abismo
Oscuros círculos
Relojes desconcertantes
Noches sin más límites
Que las ventanas
Calles donde pasa la brisa
Crujiendo entre los brazos
A veces pasa el silencio
Con su acústica de vidrio
La oscuridad estática
Absoluta
Final
El cuerpo muriendo
Amontonando su cansancio
Abriendo el cuerpo de los grises
Evaporándose la luz
Disecando el sudor
En las alforjas de Dios
Para conquistar mendrugos
De sosiego
O decapitar recuerdos
Que al fin terminan
Siendo piedras
Cuchillos
Lanzas
O simples cerrojos
De semanas procreadas
Por el viento

A veces la vida se hace páramos
Grito descarnado en el azogue
De los astros
Un espacio sin párpados
Donde se cuela
El infinito

A veces la memoria calla
Como los mausoleos
Sin itinerario
Vela orugas y retablos
Abre polvo…

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Haberes

Es como si estuviera en medio de una niebla espesa…
José Saramago: Ensayo sobre la ceguera

Hay historias para no contarse nunca
Hay encuentros al final de un túnel
Miedos
Vacíos
Golpes
Papeles sonrisas obtusas
Hay lenguas reducidas a astillas
Días encapuchados
Hay días que pasan como trenes
Dejando sólo una estela
Humo
Amontonado sobre rieles
Hay tiempos en que el sueño
Sólo tiene lugar en las postales
En las caravanas
En las ofrendas patrióticas
En la bandera nacional
Hay asilos para cementerios
Y fotógrafos para la última hora
Hay ventanas lentas
Como moscas sorbiendo
El aire de los sueños
Hay paciencias con caries en la memoria
Ecos prehistóricos respirando
Silencios fatuos
Insectos de papel reptando en el sol
Hay sábanas como rejas
Vacíos que succionan la sangre
Hay manos en la plaza
Y ojos y sueños y esqueletos
Que el viento dispersa como polvo
Hay puertas sin destino y no llevan a ningun sitio
Hay vitrinas y vidrios y vidas
Sin idioma
Piedras silenciosas
Hay círculos donde se aprenden
Las partituras de medianoche
Y aguas tornando en ceniza los sueños
Hay noches sucesivas con ventanas ciegas
Flores oscuras
Esperando en el balcón de la Esperanza
Hay pájaros sin alas
Y sin embargo esperan que amanezca
Hay balcones y olvidos
Llaves enterradas
Cunas desvencijadas
Hay sombras en la puerta
Con un alud de mariposas muertas
Y una espesa niebla de espadas…

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Hechizo de las palabras

Hierbas como lámparas
Tragando luz
Pájaros azules
Absorbiendo
Los mástiles del viento
Geografía donde anido mi pecho
Y nombro la memoria
Diosas comulgando siempre
Palabras que inventan distancias
Palabras que encienden los párpados
Palabras que desvisten los poros
Palabras que abren el delirio
Palabras que nos llenan de sed
Arcas
Oleajes
Golpes
Rayos
Laberintos
Poyetones del sueño
Palabras que nos ciegan
Cristales que nos miran
Diosas que cercenan lo íntimo
Vapores que aspiran la piel
Manos que prolongan
Espesas anatomías
Acorralan
Ocultan
Plumas persiguiendo hormigas
Garganta de fosforescencias
Tragando peces rojos
Extrañas como las manos
Como los barcos que se queman
En la espuma
Secretas
Extrañamente secretas
Como el hechizo de las semillas
Susurran en el fuego
Erótico del follaje
En el bosque de la cópula
Atestiguan las tinieblas
Lágrimas
Extrañas trampas del abismo
Donde la combustión de los cuerpos
Parece una maquinaria
De erizados
Sobresaltos
Burbujas
Labios constelados
Relámpagos de vértigo
Sentidos sacudidos sobre el césped
Al filo de la piel desnuda

Las palabras
Fugitivas chiltotas
Cuchillos y brasas
Pétalos miserablemente perseverantes
Mártires anónimos
Aliento transparente del cierzo
Donde humea el musgo
El temblor de los fantasmas
La paciencia que nos sobrevive
El hocico invulnerable de las rocas

Las palabras
Plantaciones de luciérnagas
Multiplicando la epifanía
El exorcismo de la hierba
Horizonte de huesos
Retablos del tiempo
Aliento que a ciegas beben los cuerpos
Cuando pasan sobre la sal de los muelles.

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Jinetes

Bajo una vieja casa
De impecables paredes
Tabanco y azogue
La lengua del cielo
Como una vieja isla
Tartamudeando en su nocturno secreto
Mientras al otro lado del espejo
Los jinetes pasan
Cabalgando en fuego
Van tras la luz en la luz
De un puñado de sueños:
Cuerpos de exilio en el silencio.

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Lázaro

Venía ya con el ataúd

de la muerte

con el ojo que presiente

el hollín de los fantasmas

dejó caer su boca seca

su diálogo con el soplo del silencio

descendió por los huesos el umbral del fuego

la lámpara febril del viaje

y olvidado de la sed

la agonía de uñas largas

fue creciendo hasta caer en el vacío

había otras almas con sus bocas mudas

había noches quitando tejas de las veredas

había cánticos rodando como sacos de harina

había gritos tiritando en el suelo

había una luz palpitando

a los oídos de alguien que dijo

levántate y vete

sal

sal de aquí antes que el hambre

o alguien te ponga un cuchillo en el cuello

y el hombre caminó

para vivir otros calvarios

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Mundo visible (XI)

Ni el mar ni los ríos desfiguran sus aguas

eternos e inmensos en su empeño

nunca en acecho nunca persiguiendo

están allí en su límpida fluidez

más interminables que caracoles nocturnos

yo me adhiero a ellos conmovido

pero también porque pertenezco a su grito:

a esa voz de estrépitos y desplomante

de hoguera líquida

de olas

de retumbos

yo me adhiero a la locura de la libertad

con su lenguaje de furtivos sueños

con sus piernas chapoteando en todos los sitios

hasta ser definitiva comida para todos.

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Oración

Perdón por los insectos

y los pájaros que mueren

la hojarasca

la luna en el estío

el crepúsculo colgado de las ramas

los niños barriga de lombrices

plagicidas en las burbujas de los féretros

perdón por los platos que no almuerzan

tuzas en las camas masticando la piel

fososíntesis de mora

en el taburete

alfiler del hambre los pechos que ya no viven

perdón

perdón

perdón

perdón

perdón don condón tentación

perdón fornicación

introvertido vértigo de advenimiento

perdón por la risa perdida

por el espejo que transcurre

apuñalado en la garganta

perdón por los célibes que se toman otro mundo

perdón por este mundo

que crece grotescamente en números

perdón por la calidez del insomnio

el terror y el lento fuego de la miseria

perdón por las palabras

por el diccionario que reverbera de fósiles

perdón por el bosteza de cansado reloj

por los ojos bizcos que miran de soslayo

por los senos que se ausentan como trenes

por esos después ya no vírgenes

por el que gime sin sábanas en el alma

por la noche que extiende su oscuridad como embudo

por los rostros y los cuerpos que beben la neblina

por el demonio que se posesiona

en espiral hasta llegar a la tristeza

por las telarañas que ciegan las ventanas

por el que escupe cuando sale a la calle

perdón por los amuletos de la buena suerte

que abrigan esperanzas

por el que duerme como póstuma estatua

por el rojo del guiño y las rocolas

perdón por mis zapatos sin afeites

perdón por aspirar tanto espejismo

perdón por mis pies que no saben de botiques

perdón por este sueño que llama a Heráclito

perdón

perdón

perdón

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Paseo nocturno

Tal vez el mundo sea bello,
cuando el sol claro lo ilumina,
pero yo sé que hay hombres tristes
como la lluvia gris y fría.
Carlos Bousoño: La tristeza

Al final del día
Todo va quedando inerme
La noche está ahí como una calle
Intransitable:
Musgo sin espejos
Humus sin puertas
Pero verdad latente

A lo lejos
Luces
Gallos insomnes
Sombras de la ciudad el paisaje

Duele todo lo que se deja
Todo lo que perdemos de vida
Todo lo que nos gana la muerte

Bajo esos hilos de oscuridad
Hasta la luna tiene diademas
De indiferencia

Sobre los pensamientos
Duerme la soledad del mundo
Mientras los ojos se pierden
Sobre la superficie de las paredes

Al final del día
Hay imágenes irrestañables
Reflejos desvalidos
Una ciudad que calla
Cansancios
Nubes silenciosas
Plazas sin murmullos
O si a caso
Una canción perdida
En el hocico de los perros

¡Poco a poco se nos va el tiempo!

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Pienso en mi cuando te sueño

En ese horizonte hundido
Por la brisa del anhelo,
Y por la esperanza helada
Que te escucha, te sueño:
La conciencia desnuda,
Se dilata en confesiones,
Y el campo riega sus esencias
Con los suspiros del monte…
Ella me piensa cuando sueño
Con un quedo de ramas por subir:
Ella que es la memoria
Cuando pienso en las arboledas…
Ella, la fuerza natural
De la lluvia, el fuego y la tierra.

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Signos del arcano

Fierros líquidos que se diluyen
En ecos subterráneos
Para decir que allí
Nos reencontramos
Con el vestido de otra noche.

Ahora, desnudo y solo,
Pienso en los trenes…
En esos fugitivos durmientes
Que sorprenden
Por su risa esquelética
Y por su duro ser
De promesa incumplida.

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Tiempo no es tiempo

Es mucho el heroísmo
De soportar el tiempo:
Esperar a nadie en el río
De la ventana y al borde
De las estaciones. Esperar
Bajo cielo y la nube densa
Del destino. Esperar
Entre las zarzas del oscuro
Anhelo y besar la médula
Del fuego, con cierto gozo
De ingenua ignorancia.

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Trampatojos

Uno es un ser
Con toda la soledad que lo habita
Uno es uno
Con la sal del sol en la cara
Uno es uno piedra insondable
Carne donde supura Dios con sus evangelios y salmos
Con sus yerbas y antibióticos
Uno es uno ráfaga recurrente
Entre huracanadas espinas
Uno es uno entre pájaros coloreados
En el cuarto del baño
En el retrete imaginando cuadros de Chagall
De Picasso o Joan Miró o Magritte
Uno es uno pese
Al cemento y las autopistas
Pese a que llevamos el hambre en las pupilas
Uno es uno entre costureras
Sastres
Albañiles
Carpinteros
Rateros
Oficinistas
Estafadores
Traficantes
Comunistas
Uno es uno entre el sol
Que dora los calcañales
O la sombra que embosca la conciencia
Uno es uno entre
Capitalistas
Demócratas
Fascistas
Burócratas
Uno es uno hundiéndose en apariencias
Tecnócratas
Ambientalistas
Corredores de bolsa
Agiotistas
Neoliberales
Contratistas
Banqueros
Vendedoras del mercado
Billeteros
Huelepegas
Pupuseras
Jornaleros
Buhoneros
Dormilonas
Diputados
Uno es su propio duelo
Sacudiendo los pensamientos en la almohada
Uno es espejo
Espejo frente a los analistas políticos
Que quieren tener el entrecejo de Sherlock Holmes
O la bella historia del inmigrante
Extraviado en la ebriedad de la noche
De las fronteras…
Uno es espejo
Frente a los cineastas o teatreros
Que flotan en irisados abismos…
Mascullando mundos inauditos
Uno es espejo frente
Al pájaro sin alas tras polarizados barrotes
Uno es espejo fragmentado
Estertor desgarrado
Zumbido asoleado de las moscas
Herida donde pulsa la luz
Uno es uno
Por eso me defino campesino
Mi dui campesino
Mi Nit campesino
Mi Licencia campesina
Mi Profesión campesina
Mi Titulo académico campesino
Mi origen Chalateco campesino
Mi Estado civil campesino
Entretenimiento campesino
Mi Gracia campesina
Mi Religión campesina
Mi Filiación política campesina
Mi Genealogía campesina
Mi salario mensual campesino
Uno es uno escarbando en abismos irisados
Uno es uno cuando surca húmedas tristezas
Uno es uno queriendo que el mundo abdique en una ciénega
Uno es uno queriendo coser la esperanza con anguilas
Uno es uno simulando ser persona de este mundo
Jí jí jí
Uno es uno en el bosque de ray bradbury
Uno es uno aunque la noche lo fusione con los muertos…

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Vértigo

A menudo me toca jugar
Con la soledad o el olvido
Da igual cerrar las puertas
Abrir las ventanas
Hacer puentes donde no hay ríos
Cobrar un sueldo y pagar los impuestos
Ir a misa
O escuchar un discurso presidencial

Salir a la calle
O pegarse un tiro en la cama

A menudo uno se encuentra
Con enjambres
Con ídolos que subastan sus propias cataratas
Y beben en su propia taberna
Arco iris de mostaza
Territorios prometidos sin peones

A menudo quisiera derrocar el alfabeto
Darle golpe de estado a las vocales

Botar las cáscaras de las consonantes
Darle amnistía a los adjetivos

Y beber la clorofila de los verbos
Desnudarlos
Habitarlos de principio a fin
Diseminarlos en felpas de aserrín
Vomitar el destino en el mar

Llevar el silencio a vitrinas póstumas
Deshacer el nudo de las encíclicas

Remover los sepelios y las sombras de las miradas
Habitar la memoria
Despedirse diariamente del mundo
Quemar los anticuarios
Disfrazar el óxido de la melancolía
Ignorar la piedra pómez de las ofertas electorales

Excavar en el agua
Hasta sorber en su totalidad

La ebriedad del planeta…

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Vocación del tiempo

Para Blanca Mateos, por sus desvelos e insomnios;
Por hacer de la poesía panes repartidos.

1
El tiempo. El tiempo. El tiempo.
A cada paso estamos librándonos de sus abrazos
Oímos masticar sus aguas asfixiantes
Imaginamos su risa y callamos…
De repente toca los balcones de la duda
los poros del temblor en las costillas
y las sienes.

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Ya es otro día el rocío

1
Ya es otro día el rocío
Que sangra en el vientre;
La creación es una fascinación de alas
Que invento cada veinticuatro horas;
Buceo con un pedernal inagotable,
Hasta que un collar de mariposas verdes,
Se posa en los pilares de mi casa
Para animar la hermosa fantasía del alba
Que viene ardiendo en los párpados del sol.

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El escriba

Entre ruidos y signos electrónicos
caminaste bajo el talco del tiempo.
Tu mascarilla fue teatro sin espectadores,
pusiste flores para alegrar la mesa,
pero en tu casa había muerto la historia.
Solo,
terriblemente solo
te arrastraste como un robot desorientado,
leíste con avidez los símbolos
y la computadora bestial de tus programadores
repetía: ‘Para la soledad motel’,
‘Para la angustia diez grageas’.

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El llamamiento

Me está llamando el ángel pendenciero
y debo encender en la consola
de mi corazón solitario
la lámpara de noche
que me acompaña en las vigilias
que compara el canto de los gallos
con un embudo roto
en el pubis de la madrugada
Me está provocando el insolente bribón
y él sabe que si no extiendo mis manteles
y grabo en ellos mis jeroglíficos
no he de continuar a gusto
por los túneles del sueño
y mañana cuando camine
por el tablero de la ciudad
he de ser una pieza incontrolable
y he de echar a perder la siesta de la multitud
porque sin duda me agarrará de pelear con él
hasta que le quiebre las alas
le despenique las plumas
y sólo quede en las baldosas de las plazas
como una mancha bochinchera
su compulsiva antipoesía

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El puchero

Qué cólera siento al verme solo
Egoísta y tenaz es mi bolero
Ella se va Yo valgo menos
Vaya ego pende’g’o el que revelo
Tímida y zalamera ella me invade
Adicto a su portal tiendo cobija
y en su tela mis dados siempre pierden
Lo hizo la primera vez
Lo sigue haciendo
Un día ya no volverá
La casa está más larga más vacía
De comedia a tragedia está mi jaula
Pasa la noche La madrugada es un divieso
La mañana llega y el vacío se acrecienta
Pero de pronto ella aparece
le quita las cortinas a su mármol
me entrega su campana
y el puchero termina en un gorjeo

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El último round

Y termina el último round
¡oh! criaturas monosilábicas
Termina el último round
y al filo de las doce
sonarán las campanas
las matracas
los ventosos de pólvora
Tonathiú estará con su bisturí
diseccionando parentelas
Nemile buscará en limoneros
la sonrisa de su amada
Amauta arrullará osos y lámparas
y alguien la contemplará arrobado
tras las rejas de las parsimonias
Nacxit llenará papeles de relojes mudos
de interjecciones sacadas a golpes de martillo
Y Ligia y yo
sin romanticismos
ni sentimentalismos de cliché
jugaremos con nuestras redondas geografías
con la obesidad de los años
animados por los aplausos de mamá y papá
quienes gritarán al unísono
¡Qué pareja más cachimbona!

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La confesión

La confesión de los poetas
inunda más que el diluvio de Noé
Es como decir en el buen sentido
‘El que se pique que se rasque’
Cada quien es un río interminable
en un texto universal
Los poetas saben estas cosas
y no ignoran que detrás del cancel
donde ellos exprimen sus uvas
hay otros llenos de claustrofobia
ensamblando su helicóptero azul

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La confesión del juglar

Mucho paquete para vos Amanda
Primero el perverso polimorfo el machista al cubo
el sembrador de demonios en tu cuerpo
el zaguán abierto para las maldiciones
el asta asesina de tu alma de tus sentimientos ingenuos
el rompedor de tu vitrina llena de cívica y moral
el violador de tu castidad
el semáforo en rojo de tu familia
el conquistador de tu dignidad
la hiel del mero infierno
el bohemio cruel revolcándote a la medianoche
como un lobo feroz que arrancó a puras dentelladas
las últimas defensas de tu pureza y de tu luz
En vos vino a dar el río de aguas negras de mi corazón
Te hiciste una con el malvado con la bendición del cura
Pero después surgió el milagro
y aunque siguió mi lucha contra el canibalismo
un hombre nuevo se te arrimó a la vida
para seguir siendo uno con la blancura de tu ser
Inmaduro en la inédita ruta de mi sensatez
(aquí vale el engolamiento de la retórica)
mordí el anzuelo de tu sujeción fingida
y comencé a escribir el poema de la pasión domesticada
Te amé con inciensos de pureza
con catecismos para apagar mi vieja brama
y vivir enamorado de ti como un adolescente tímido
como un escolar que pide permiso
para poner la regla en cada milímetro
de tu posible necesidad sexual
Me fui volviendo un místico
te levanté altares en los valles y en los montes
y te volviste una diosa veleidosa
Por eso me embriagué herido por tus desprecios
y reviví el calvario de mis primeros amores

cuando aún el mundo no me había podrido
Desde entonces la tristeza de mis años iniciales
creció de ola en ola hasta llegar a inundación
Ninguna pulgada de tierra quedó libre
de la indiferencia de tu mar
Y aquí estoy como un vigía ciego
en la azotea de la soledad
Si es invierno las lluvias me golpean
Si es verano las estrellas me miran con indiferencia
La noche me envuelve y se burla de mi desventura
Te espero y nunca llegás jamás hay lugar para mí
Tu agenda no tiene alcoba para un juglar afligido
Solitario me dejás con las musas que no tienen la hipnótica
pelusa
Las cuerdas de mi laúd no paran de sonar sus quejas
Pasión cuyo ventarrón
arrasó con tus honores
hasta volverte una esclava
Tus blasones de familia
rodaron por el camino
de mis crueles correrías
Pero venció tu cintura
me intoxicó tu estoicismo
De fiera pasé a cordero
y te volviste una loba
con tu frialdad y tu ajenjo
y yo fui el enamorado
preso en las hondas tinieblas
de la mujer domadora
siempre con látigo en mano
dándome azote de esclavo
pero nunca su ternura
Hoy no sé cómo escapar de esta red que me mata
Quisiera dejarte pero tu imán me retiene
Soy un hule que entre más se estira
regresa con más fuerza a su posición original

Feto de varón me ovillo bajo el cielo
Las nubes pasan y me escupen
Estás tan próxima pero tan lejana
Vos desconocés mi sensibilidad
Son treinta y siete años de camino
y aún no me asimilás
¡Vaya pacto de insomnios!

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La lucha de Nacxit

¿Dónde estará en esta hora la risa de Nacxit?
Trabajando con adolescentes bien alimentados,
saludables hasta el fastidio,
veo por la ventana el edifico del Hospital ‘Benjamín Bloom’.
Allí Nacxit fue examinado como un conejito.
Su pecho fue curiosidad para el pediatra
y su corazón una perspectiva
para el estudiante de medicina.

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La mesa está lista

No definas el cristal del horizonte
No la pecera del inmenso mar
Mejor confiesa el ojo que nos mira
desde cualquier lugar del universo
Es mejor sacar el fuego de la entraña
con que comienza siempre una palabra
Hay que llenar los cálices
y no dejar nada vacío en el desierto
El huerto llegará con su árbol de la vida
y la serpiente sólo será un par de sandalias
para cuidarte los pies de las espinas
No hay que definir nada
y hay que huir de los conceptos
que se vuelven veneno en la comida
en el mejor festejo de los dioses
y hay que tomar el arco iris
para tocar una canción
que haga llorar a Dios
La mesa está lista
No le falta nada
Ya pueden entrar los invitados.

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La petición

No me digas mamá que la mañana
ha llegado con las alas rotas
a poner este huevo luminoso
sobre mi mesa
Temprano me di cuenta
que venía planeando
con el corazón acelerado
por el peso de la vida
Ella no tenía otra pista para el sueño
por eso buscó mis utopías
las mismas que tú pusiste
en mis entrañas
cuando dormía en tu seno
No me digas mamá ya lo sabía
que había sido elegido por el tiempo
para llevar sus tinieblas
o sus luces
Gracias mamá por tu osadía
por tu solidaridad
pero déjame ir
por favor dame a luz

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Las araucarias

A la memoria de mi hijo
Nemile Tekij

Las araucarias saben que sus raíces
sujetan la hamaca de tierra
donde duerme el soñador
Por sus follajes baja el sol con sus guitarras
llenas de rock
Las araucarias saben que deben mecerlo
todo el tiempo
hasta que un día despierte
como un manso león

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Los espantapájaros (17)

Casi una hora para el mediodía
El calor abochorna los campos
los pájaros no vuelan
no hay brisa que mueva los árboles
y tú estás ahí estoico en tu hierba caliente
rodeado por el canto de las cigarras
que en vano tratan de alegrar el polvo
con sus pequeñas regaderas
Estás ahí Yo abro la ventana
para aplaudir tu actuación
Lo haces muy bien No hay otro como tú
Con los brazos abiertos y el corazón expuesto
(a la intemperie
recibes los cuchillos del sol los martillazos del
(verano
que te sacan hasta el último suspiro
El mediodía ha de llegar a su máxima estatura
entonces enfilará sus espinas sobre tu cabeza
Tú seguirás callado hablando por medio del
silencio
Yo he de seguir en la ventana atento a tu
monólogo
Pasará el mediodía llegarán las horas terribles
(de la tarde
cuando casi llegues a incendiarte
En ese momento estaré tan metido en tu
impotencia
que ya no sabré si estoy en la ventana o en tu paja
Cuando el ocaso llegue habrá sangre sobre el
polvo
Instintivamente me tocaré la frente creyendo que
es
(la mía
Ya no soportaré mirar tu martirio
entonces te he de traer a casa te curaré las
heridas
refrescaré tu corazón y al día siguiente
cuando el sol despunte para continuar el sacrificio
tú estarás en la ventana y yo en tu lugar
Cada día compartiremos la experiencia
Una vez en el campo otra en la ventana
hasta que el invierno llegue
hasta que las cigarras dejen de llorar
hasta que el sol ya no hiera
hasta que ya no haya martillazos
ni sangre sobre el polvo
Hasta que sólo quede tu resurrección
hasta que enraizado en la tierra
comiences a echar cogollos flores frutos
Hasta que seas un árbol lleno de pájaros
y tus ramas lleguen a mi ventana a ofrecer nidos
donde puedan abrigarse mis poemas

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Maestra vieja

Para Ligia

Adusta y noble traza con su lápiz
sus cuadrículas llenas de ternura
Más que una informadora es una madre
que pule el sentimiento de los niños

Maestra vieja de encaladas sienes
la miro iluminada como un rezo
como una sabia que destila huellas
para que los cachorros no se pierdan

En el aula trabaja y sigue en casa
diseccionando libros y horizontes
Prepara el pasto para sus corderos

Es un milagro si le dan buen sueldo
La estrella de su vida siempre brilla
porque nació para alumbrar caminos

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Mis poemas

Mis poemas de cafeína y de limón
Mis rumiantes poemas
que no tienen un solar donde pastar
Mis rucos poemas de bluejean y camisas desteñidas
que viven exiliados en su propio territorio
o que apenas alcanzan la viñeta
de piedrecillas lanzadas con audacia
sobre las ondas de los ríos sucios
Mis poemas sentimentales y cabrones
toda una contradicción entre lirismo y burla
entre trabajo de garlopa y un desorden de loco
No me gusta mirar el reloj cuando escribo
ese tirano que me persigue día y noche
para que yo no diga nada
y que me haga el maje con mi jaqueca existencial
Mis poemas no son tontos
y se manifiestan con libertad
sin pensar qué dirá don fulano
o si el pulpo de la ideología
me dará una palmada en el hombro
Lo importante es que salgan y los escuchen mis hermanos
adormecidos por la monotonía de la ciudad
Lo principal es que los atienda yo
y les aplauda frente al espejo
y que algunas veces los estremezca con lágrimas
Mis poemas son esos gatos de barrios enlunados
que se resisten a morir en la basura
y que mejor se toman los tejados
para decir su serenata.

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Once cincuenta

Once cincuenta vale este poema
Todo por estar cómodo
y contemplar el cerro prisionero de las nubes
1 tamal de elote frito 4 colones
1 cucharada de crema 3 colones
1 taza de café con leche 4.50 de colón
Once cincuenta vale este poema
La nostalgia me obliga a no sumar en dólares
Sé que aquí en “El Faje” siempre hay baje
pero quería contemplar el cerro San Jacinto
y repetir la adolescencia de mis hijos
sus juegos de maleza y de laderas
su asombro por el vuelo de los gavilanes
cuando todavía no me faltaba ninguno
Once cincuenta vale este poema

Julio Iraheta Santos 26-9-2002

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Salve! Patria malinche

Septiembre me domestica
con sus tangas marciales
Tanto discurso azul
pero negro por dentro
como el luto de los enjambres
desde 1821
Tanta pastilla ruin
trampa de dormilonas
¡Oh! mi patria Malinche
sigues siendo la misma
Al conquistador le bailabas
con tu refajo recortado
Hoy lo haces
para tus nuevos opresores
Sólo un pelito te falta
para la Barra Show
Sin embargo te amo
y te invito a la cama
Globalicémonos para adentro
Es mejor que enloquezcas
con tu muñeco de Ilobasco
Amén

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Siete

Después de las hogueras
quedará la ceniza
y todavía nuestros ojos
llorarán por los muertos
Larga será la cicatriz en las banderas
y durante mucho tiempo
no esconderán el luto
Después de las hogueras
el humo habrá partido
pero en nuestro corazón
y en nuestra historia
quedarán las estatuas derribadas
las campanas rotas
y las calles minadas

Tomado de Poemas sin rumbo, 1985,
inédito

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