Serpentina

En mis sueños de amor, ¡yo soy serpiente!
gliso y ondulo como una corriente;
dos píldoras de insomnio y de hipnotismo
son mis ojos; la punta del encanto
es mi lengua… ¡y atraigo con mi llanto!
soy un pomo de abismo.

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Sobre una tumba cándida

«Ha muerto…, ha muerto…», dicen tan claro
que no entiendo…

¡Verter licor tan suave en vaso tan tremendo!…
Tal vez fue un mal extraño tu mirar por divino,
tu alma por celeste, o tu perfil por fino…

Tal vez fueron tus brazos dos capullos de alas…
¡Eran cielo a tu paso los jardines, las salas,
y te asomaste al mundo dulce como una muerta!

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Supremo idilio

( Boceto de un poema )

En el balcón romántico de un castillo adormido
que los ojos suspensos de la noche adiamantan,
una figura blanca hasta la luz… Erguido
bajo el balcón romántico del castillo adormido,
un cuerpo tenebroso… Alternándose cantan.

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Tu amor

Tu amor, esclavo, es como un sol muy fuerte:
jardinero de oro de la vida,
jardinero de fuego de la muerte,
en el carmen fecundo de mi vida.

Pico de cuervo con olor de rosas,
aguijón enmelado de delicias
tu lengua es.

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Tu boca

Yo hacía una divina labor, sobre la roca
creciente del orgullo. De la vida lejana
algún pétalo vivo voló en la mañana,
algún beso en la noche. Tenaz como una loca,

seguía mi divina labor sobre la roca,
cuando tu voz que funde como sacra campana
en la nota celeste la vibración humana,
tendió su lazo de oro al borde de tu boca;

-¡Maravilloso nido del vértigo, tu boca!

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Tú dormías

Engastada en mis manos fulguraba
como extraña presea, tu cabeza;
yo la ideaba estuches, y preciaba
luz a luz, sombra a sombra su belleza.

En tus ojos tal vez se concentraba
la vida, como un filtro de tristeza
en dos vasos profundos… yo soñaba
que era una flor de mármol tu cabeza;…

Cuando en tu frente nacarada a luna,
como un monstruo en la paz de una laguna
surgió un enorme ensueño taciturno…

Ah!

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Ven

Ven, oye, yo te evoco.
Extraño amado de mi musa extraña,
ven, tú, el que meces los enigmas hondos
en el vibrar de las pupilas cálidas.
El que ahondas los cauces de amatista
de las ojeras cárdenas…
Ven, oye, yo te evoco,
extraño amado de mi musa extraña!

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Vida

A ti vengo en mis horas de sed como a una fuente
límpida, fresca, mansa, colosal…
y las punzantes sierpes de fuego mueren siempre
en la corriente blanda y poderosa.

Vengo a ti en mi cansancio, como al umbroso bosque
en cuyos terciopelos profundos la fatiga
se aduerme dulcemente, con música de brisas,
de pájaros y aguas…
y del umbroso bosque salgo siempre radiante
y despierta como un amanecer.

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Visión

¿Acaso fue en un marco de ilusión,
en el profundo espejo del deseo,
o fue divina y simplemente en vida
que yo te vi velar mi sueño la otra noche?

En mi alcoba agrandada de soledad y miedo,
taciturno a mi lado apareciste
como un hongo gigante, muerto y vivo,
brotado en los rincones de la noche
húmedos de silencio,
y engrasados de sombra y soledad.

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OTRA ESTIRPE

Eros, yo quiero guiarte, Padre ciego…
Pido a tus manos todopoderosas
¡su cuerpo excelso derramado en fuego
sobre mi cuerpo desmayado en rosas!

La eléctrica corola que hoy despliego
brinda el nectario de un jardín de Esposas;
para sus buitres en mi carne entrego
todo un enjambre de palomas rosas.

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Desvelos al pie del laberinto

Menos la mónada de los himnos al hado dando
holgada la verdad con edad de libro y ludibrios
al revés de las circunstancias en que otra lengua
toca tu bezo y yo me desmenuzo al lamer el mar
que moja el fundillo de la inoportuna vestimenta
con su vislumbre por el bidet, pero tras la puerta
anunciando la postración del dedo junto al apero
y en la rotación de las bragas el mecanismo del
monte que a su vigilia con tanta aspereza aturde
por más oda o empolvadura que acabe diciendo
sí, que era el barquero quien a flote mostraba el
furor de atar al glande sobre el forro disfrazable
que a duras desdeñaba una pérdida de palinodia
en cuya escasez iban los amantes la noche antes
refregando el óxido del sextante y en el escozor
del corzo polvos de lisonjero o un tacto total de
mínima musa que no pasa al posar para víctima
celestial vestida a veces de ceremoniosas sedas
y por eso de moda no pasas con el talle de falda
donde escrita dirás que la belleza tiene siempre
dieciocho años y si exagero que al pulso vuelva
el ampo de los ópalos como suelen los números
o un dozavo a la altura de soledumbre llenando
de felicidad a mi tercera mano que termina una
tregua cuando abreviada y distraída se enturbia
por quitarse el barro del comienzo y de la boca
la paja impostada de su divo delante del espejo
que no sé con qué sed de adoncelados juntando
en la alta lombriz a la luciérnaga que al tararear
de la miserable musiquilla por los patios rediga,
que vaya ella con cal llena como en las películas
a continuar la fuga final de su ficción hogareña
y si así lo haces toma en mí casa un alma nueva
la que pongo en la puerta para que rápida pases
pero hay otro y la sé y me quemo en los lienzos
que entrampan la razón del deseo al desvestirte
las enaguas y hacia el echarpe de leches para el
mando que a borrar mi baba viene cansado ante
lo telúrico de quien arrastrado del ojo al badajo
dejará en el cráter su mancha lamosa de aldabas
que por olas lamilan como miles que la hicieron
y por saberlo, en la rima de traspasar el pasmo
siguiendo los cercos que hueco y larva separan
he debido posponer el no al revés de la derrota
hasta que la indivisible desarrope los destellos
gorjeantes a conjugar al augur según los ajenos
y al gajo dejar la niebla por ser o el helado lago
halagando en el logos la fe del alfa y el omega:
la felicidad que refracta, del principio al delfín.

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Enamorados sólo por esparcimiento

De la escritura que a tu ostra todo atrae
retardando esta inmensidad de materias
aparecidas como clima a quien reparten
por la entera estima de tropas tristes que
dudan desovar el estreñimiento a través
de berenjenas en el perdurar del frutero
que al chirle destripa pelón por el diván
donde sierva mutua de mi verbo junto a
la jaula dormirás aliviada de la ligereza,
porque melodioso soy el desmemoriado
que no canta de la historieta lo pasado y
no sé si fue anoche o pasmado mañana
como aquel revés de mi resma entrando
por las comisuras de las lacas en tu caca
que salpicabas como cal por el gallinero
de igual manera hasta la perdigonada en
el pijamas cuando a dormir se acomoda
restregando el gamulán por los orificios
que a su beneplácito al belfo adormelan
o dime si es mía memoria la que miente
y esas cosas que pasaron dejaron de ser
la tamaña tropa de hetairas cuando eran
tan bien dos cuerpos del otro por detrás
del celofán donde melaza marrón arreas
en los resabios de la vejiga al aguardar
debajo de la pirámide la dudosa verdad
que al buche del entenado se le parezca,
porque causas encuentran a lo ocurrido
por ensimismar el órreo o la semejanza
entre los resquebrajos la penúltima vez
en que pegados del rabo al despeñadero
pues como cae la caspa caen los reinos
por la resolana mejorada donde silba la
belleza traída al momento de los demás
que a su cerco devuelvan aquella noche
en que los desaseados purgaban iguales
a la garcha hinchando el apocado plano
del castrapuercas por la frez enamorada
que mustia vaya, de la orilla a!

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Imágenes de Guernica en un cuarto de hotel

I

De diadema incierta por quimera que mudara
lo que tanto antes y de día jadeante afeitando
al fileno que por encima sigiloso merodeaba
la alcoba y al cabo del día la inclinación veía
como las bragas rasgando con íntimo pánico
de oso hundido en un tarro de miel elemental
della que pasaba por mariposeante en pavura
de folganzas tan bien ululadas hacia el tálamo
donde dormido el destello con furor de humo
fofo, de sombroso obús en espejo de bofes y
de cifras que sumaban la espesura del monte
de quienes aliados a sus estrépitos hilaban la
res al himeneo entre cifras fusiladas que oían
la penúltima desaparición de la luz al secarse
y si por cuernos pusieron mote a los amantes
fue de ellos rondar la espesura y supieron de
pasos de pájaro en el tejado del enamoradizo
de un alud continuo y no duermen ni Picasso.

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Razón de todas las cosas

De tal manera imaginaria, las cosas sucedían
para que todo fuera donosura en lo desusado:
la racha entrometida del dedo en el deshabillé,
la sevicia por la blusa azul al soltarla basta el
desacato de desabotonar de las polainas a las
bragas en remedo de ilusiones todo lo demás,
y así el pulso, la unción en marcha él y el final.

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decir ahí es una flor difícil

decir ahí es una flor difícil
decir ahí es pintar todo de pájaro
decir ahí es estar atraído
por la palabra áspera
cardo
y por el cardenal cardenal
decir ahí es decir todo de nuevo
y empezar por el caballo:
el caballo está solo
ahora está solo
no hay ahora oscuro
no hay ahora de silencio
no hay ahora de palabra
no hay ahora de silencio contra la pared:
el caballo está solo es decir está negro
saltó por encima de la blanca
purísima realidad

el caballo está ahí
fuga
por las hendiduras del día
florescencia
como la luna fluye

el caballo salta por encima de su sombra
salta por encima de su silencio
salta por encima de la realidad
salta por encima
de un universo todavía negro
antes de la suma
antes de la cima
de los colores:
montaña verde sobre cielo azul

la silueta del caballo es colorada
colorada de sol cuando se oculta
ahora se oculta
ahora se hunde en el caballo
moneda de sol
no hay ahora de silencio
no hay ahora de palabra
no hay ahora de caballo

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No fallen los caballos del encabalgamiento

No fallen los caballos del encabalgamiento
que abren los sentidos, los sentidos
que se abrieron en cuatro como a Túpac
Amaru. No digan los sentidos encabalgados
en su locura lo contrarío a lo que quiero:
la precisión del sentido, no el desbocamiento
de esta falsa totalidad que presentimos, atentos
a ese amargo amago de completud.

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Todo está ligado

A Eduardo Vázquez
A José Álvarez

Todo está ligado
como para separar el pájaro
del aire y condenar al aire
como irrespirable. Todo está
ligado: toda la ciudad es un templo
-se refiere José a Sarajevo-, no sólo
las iglesias.

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Afrodita

Y está triste
como una silla abandonada
en la mitad del patio azul
Los pájaros la rodean
Cae una aguja
Las hojas resbalan
sin tocarla
Y está triste
en mitad del patio
con la mirada baja
los pechos alicaídos
dos palomas tardas
Y un collar
sin perro
en la mano

Como una silla ya vacía.

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Ca fosgari

Te amo como mi semejante
mi igual mi parecida
de esclava a esclava
parejas en la subversión
al orden domesticado
Te amo esta y otras noches
con las señas de identidad
cambiadas
como alegremente cambiamos nuestra ropa
y tu vestido es el mío
y mis sandalias son las tuyas
Como mi seno
es tu seno
y tus antepasadas son las mías
Hacemos el amor incestuosamente
escandalizando a los peces
y a los buenos ciudadanos de este
y de todos los partidos.

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