Apoyada en mi sangre

Apoyada en mi sangre,
observas el vuelo regular de los insectos
y quiero desgajarte;
repetir este gesto que descubre
tu ya mil veces vista desnuda piel
de abedul tambaleante.

No duermas. Una vez más,
merodeador nocturno, encuentro
tus secretos resortes de delicia.

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Un largo, lento aprendizaje

…aprender a morir ya estar muerto.
Platón

Me dañará, lo sé ya desde ahora,
la nostalgia. Se ha cerrado
el ciclo de toda destrucción y el amor
y el amor se combaten. Nos hemos desgarrado
como quien tercamente, hora tras hora,
regresa al mismo sitio por tocar
animales destruidos o muecas disecadas.

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Sombra

Matamos lo que amamos.
Oscar Wilde

¿Podremos dar acaso lo que somos?
¿Jamás? La carne, la mano misma
con la que yo me doy, se vuelve
dulcemente acero, y al durazno
del día -que mastico, goloso-
lo carcome la sombra.

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Límite

Para saber hasta qué límite en mi sangre,
para que las manos reconozcan
el hueco azul que horadaste en el aire
y que se queja, a diario, por tu ausencia,
para que la memoria de hoy me diga dónde,
hasta dónde, en la carne, me eres necesaria,
necesito que prescindas de mí,
necesitas pensar que estoy ya muerto.

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Voces

¿Dónde, en verdad, nace el idioma?
¿En la garganta o en la piel?
¿En el hoyo más denso, más
amargo y profundo de la historia?
Lengua y palabra somos, pregunta
acaso, el grito ya voraz, hambriento,
seco, súbita voz de ronca arquitectura,
aire que rasga el árbol,
de la raíz hasta la suave
explosión de la semilla.

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Me voy

Me voy
a Beulah
a Beulah
me voy
a mirar
al viejo
rabí
bailar
alrededor
del castaño
alrededor
del pozo
del aprisco
del lecho
de Betsabé:
fuente
de luz
fuente
de piedad,
zarza
ardiente
su pelo,
zarza
ardiente
los ojos:
ya va a
girar.

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Señor, de la enramada broten cocuyos

Señor, de la enramada broten cocuyos brote flor de cerezo un cuenco de cere-
zas a la mesa una mesa de cerezo un mueble consola doce cuencos
multiplicados para los comensales de la comarca (Señor) el
cerezo aún cuajado para las bandadas interminables de paros
carboneros herreruelos gorriones.

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Un campo de achicoria

Un campo de achicoria.

La vaca pastando la vaca pastando.

El campo agostado un último ramillete de achicoria en el florero de casa.

Círculos en derredor de sí misma el aura tiñosa.

Secos los campos muerta la flor de achicoria en el florero.

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Una escalera de caracol

Una escalera de caracol

A manera de símbolo me rapo la cabeza.

Una postura de loto intermedia (respiración) diez minutos.

Guadalupe me trae una taza de anís estrellado.

El ajuar de los reyes las arras de príncipes, potestad de las crines.

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Canto pagano

Yo que he estado donde he estado-
Yo que he ido donde he ido-
Yo que he visto lo que he visto-
cómo podría nunca competir
otra vez con la terrible vieja Inglaterra,
casas a ambos lados de la calle,
cercas a los dos lados del camino,
en medio el sacerdote y las gentes de buena familia,
si nos encontramos, tocan mi sombrero-
¿Yo que he visto lo que he visto?

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El vampiro

1897

Un idiota había que rezaba
(igual que tú y yo)
a un trapo y a un hueso y a un mechón de pelo
(le llamábamos la mujer despreocupada)
pero el idiota te llamaba su dama perfecta-
(igual que tú y yo)

Oh, los años perdidos.

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Gehazí

1915

¿De dónde venís, Gehazí,
figura venerable,
de escarlata y armiño
y cadena de oro de Inglaterra?
«De seguir a Naamán
y decirle que está bien todo,
por ello mi celo me ha nombrado
Juez en Israel.»

Bien hecho, bien hecho, Gehazí.

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Las mujeres

De donde la he encontrado mi diversión he tomado;
granuja he sido y en mis tiempos he arrasado,
he tenido mi botín de dulces corazones,
y cuatro entre ellos de primera clase.
Una era una viuda casi casta,
otra, una mujer en Prome,
otra, la mujer de un jefe de cuadras
y es otra una muchacha en donde vivo.

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Si

Si puedes mantener la cabeza cuando todo a tu alrededor
pierde la suya y por ello te culpan,
si puedes confiar en ti cuando de ti todos dudan,
pero admites también sus dudas;
si puedes esperar sin cansarte en la espera,
o ser mentido, no pagues con mentiras,
o ser odiado, no des lugar al odio,
y -aun- no parezcas demasiado bueno, ni demasiado sabio.

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Una canción en la tormenta

1914-18

Asegúrate bien de que a tu lado peleen
los océanos eternos, aunque esta noche
el viento en contra y las mareas
nos hagan su juguete.
A fuerza de tiempo, no de guerra,
en medio del peligro nos guiamos:
Sea bienvenida entonces la descortesía del Destino
dondequiera que aparezca
en todo tiempo de angustia y también
en el de nuestra salvación,
el juego vence siempre al jugador
y el barco a su tripulación.

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La caravana en el desierto

1
¡Despertad! Que ya el sol desde el remoto Oriente
dispersó las estrellas de su sesión nocturna,
y al escalar de nuevo el cielo iridiscente
la regia torre ciñe con su lazada ardiente.

2
Antes que el brillo fatuo del alba se extinguiera,
oigo una voz que dentro de la taberna grita:
-«Si el altar todo en luces para la fiesta espera,
¿por qué el tardo devoto duerme en la sombra afuera?»

3
Canta el gallo, y el grupo que a la intemperie queda,
-«¡Ea, abridnos, pues!

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Lo fugitivo y lo eterno (13-26)

13
¡Cuántos la gloria buscan en este mundo vano!
¡Cuántos van tras los goces futuros del Profeta!
¡Oh! tu oro, poco o mucho, asegura en tu mano…
Ni te seduzca el eco de ese tambor lejano.

14
Si locura no fuese, cual la araña en su nido
cuidarías la tela de tu vida presente:
¿Y a qué, si nadie sabe si el aliento absorbido
puede volver al aire de donde fue bebido?

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Ayer, hoy, mañana

27
A aquellos que en el hoy aguardan su ventura,
y a los que en el mañana fijaron su esperanza,
un muezín les grita desde la Torre Oscura:
-«¡Locos! ni aquí, ni allí, vuestra paga es segura!»

28
En sueños, otra voz, que me repite, advierto:
-«La flor abrirá al beso de la nueva mañana»;
mas un rumor que pasa, me dice, ya despierto:
-«La flor que ayer abrió, dio su aroma y ha muerto».

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El gran secreto

34
Por la séptima puerta, sidéreo peregrino,
volé y fui a sentarme de Saturno en el trono:
Muchos cerrados nudos desaté en mi camino,
mas no el nudo maestro del humano destino.

35
Y allí estaba la puerta cuya llave no vi;
y allí se alzaba el velo que lo ocultaba todo:
Un vago murmurar cerca de Ti y de Mí
se escuchó… y después nada, ni de Mí ni de Ti.

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La magia de la viña

55
¡Oh!, no más te atormente lo humano o lo divino,
y que el mañana solo desate su madeja:
¡Hunde tus dedos muelles en el ébano fino
de las trenzas de alguna flexible Hada del vino!

56
Y tu hora no malgastes, ni en la conquista ociosa
de este o aquel engaño te empeñes ni disputes:
Alégrate más bien con la uva generosa,
que ir en pos de una fruta, o ausente, o venenosa.

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El vuelo del alma

67
Y caso extraño ¿no? De las vidas aquéllas
que primero pasaron tras la cortina oscura,
ninguna aquí retorna a mostrarnos sus huellas,
para abrir nuevas rutas por entre las estrellas.

68
Y las revelaciones del sabio y del devoto,
que profetas ungidos en llamas difundieron,
¿qué son sino consejos de un ensueño remoto,
dichos y al punto vueltos a su dormir ignoto?

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El coloquio de las ánforas

89
Oye más: una noche, entre el rumor postrero
del Ramazán, y antes que la luna se alzara,
quedéme solo dentro de un taller de alfarero,
por su pueblo de arcilla rodeado y prisionero.

90
Y esta vez, entre todos, la voz desvanecida
circula cual si fuese el chirrido medroso
de cenizas de alguna lengua ha tiempo extinguida,
que mi oído excitado devolviese a la vida.

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El ocaso del astro

98
Ah! reanimad con la uva mi marchitada vida;
ungidme en sus aromas si es ya mi último sueño;
y envuelto de hojas frescas en túnica florida
dejadme entre las frondas de una huerta escondida;

99
Para que, reviviendo por la vernal tibieza,
pueda enviar mis adioses a los viejos amigos,
en la rama que al muro se inclina y se adereza
para verter sus flores por sobre su cabeza;

100
Para que mis cenizas, como el vástago altivo
de la viña, el espacio en espiral escalen,
y así, el buen creyente, si pasa pensativo,
no quedará enredado por absorto o esquivo.

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Corazón

Más que cien Kaabas hechas de agua y tierra
vale en la vida un noble corazón;
en los países del mañana aferra
cuantos puedas al propio corazón,
y en las tierras del hoy, de un puro amigo
adhiérete por siempre al corazón.

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Soy así

¿Que yo del vino soy devoto ciego?
Y bien, lo soy.
¿Que soy infiel, idólatra del fuego?
Y bien, lo soy.

Cada uno de mí en su idea fía;
mas yo, dueño de mí, tengo la mía:
Soy lo que soy.

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El lenguaje misterioso

Este rubí precioso fue extraído
del fondo de una mina ignota y rara,
y esta perla purísima y sin copia
en seno oculto de la mar fue hallada…

Mas digo mal: ni mina ni océano
de otras minas u océanos se apartan:
Sólo el secreto del amor se expresa
en lengua de los hombres ignorada.

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El vino del amor

Mi pobre corazón de angustia herido
y de locura, no podrá curarse
de esta embriaguez de amor, ni libertarse
de la prisión donde quedó sumido.

Pienso que el día de la creación
en que el vino de amor fue al hombre dado,
el que llenó mi copa fue esenciado
con sangre de mi propio corazón.

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Renovación

La rueda de los cielos rauda gira
aun después de mi muerte y de la tuya;
y porque nuestra pena no concluya,
contra tu alma y mi alma ella conspira.

Ven sobre el verde césped, dulce Amor,
reposa en mí tu frente pensativa;
sólo nos resta una hora fugitiva
de descansar sobre esta hierba en flor .

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Incógnita

Sí, yo sé, mi persona toda es bella,
delicioso el perfume que ella exhala,
el rosa mío al de la rosa iguala,
mi línea al lado del ciprés, descuella.

Mas, con todo, esta incógnita me aterra:
¿Por qué mi alto Escultor me hizo de tierra?

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La hez del vino

Si de mi juventud es hoy la fiesta,
la ofrendaré del alba hasta el ocaso,
apurando a placer vaso tras vaso
el viejo vino que a soñar apresta.

Si la halláis en sus heces escondida,
no maldigáis, amigos, su amargura,
porque fue su exquisita levadura
esencia de mi sangre y de mi vida.

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El ánfora simbólica

Esta exhumada ánfora de arcilla
fue en su tiempo lo que yo soy ahora:
Un amante no amado, mas que adora,
y de fe y de pasión es maravilla.

Y estas dos asas de su cuello erguido
que al libador ofrécense, anhelante,
fueron los brazos de un feliz amante…
Y así quedó, y el vaso fue cocido…

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La copa viva

Hoy ella vió del alfarero mago
de vasos la magnífica teoría,
de toda forma y toda edad, y había
en todos ellos un misterio vago.

Su emoción al sentir, dijo el artista:
-«Todos fuimos arcilla y éstos fueron
reyes, poetas y amantes que murieron
legando al sutil polvo su conquista».

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La inquietud eterna

Amor que sólo vive en este mundo,
fulgor de pensamiento no refleja,
y como el fuego a medias extinguido
ya no enviará calor hasta las venas.

Mas el amor que vive idea y alma
y alcanza la recóndita belleza,
ese no ve en los años, ni en los meses
ni en los días y noches una tregua:

No ha de saber qué sean, ni el reposo,
ni la serenidad, ni la fe buena,
ni ha de nutrir la carne, ni habrá nunca
noche en que el sueño a las pupilas vuelva.

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Bautismo de sangre

Arrebatada por la loca rueda
de la fortuna caprichosa y vana,
que sólo a los mediocres favorece,
en angustia y dolor mi vida pasa.

Y en el jardín de las terrenas cosas
mi alma como un capullo está cerrada,
y como el tulipán de hojas de seda,
en bautismo de sangre se consagra.

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Sed inextinguible

Mi amor está en la cima de su llama,
mi amada en el zenit de su hermosura,
mi corazón desborda de ternura
y ebrio de inspiración mi mente inflama.

Siento en mi alma desbordar los ríos
de mis palabras y de mis canciones,
y al querer modular sus expresiones,
mudos siento temblar los labios míos.

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Renacimiento

Ya es la estación de las rosas:
El corazón renaciente,
anuncio heráldico siente
de libertades preciosas.

Tengo ideas primorosas,
de locuras sed ardiente,
desafiando irreverente
del Korán reglas famosas:

En la dulce compañía
de la dilecta alma mía
libar el néctar carmíneo;
y el resto, el suelo al ungir,
tapiz rojo hará surgir
para su pie apolíneo.

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Iconoclasta

¿Crees tú que en el alma del artista
que un día ideó y cinceló la copa,
puede nacer el demoníaco sueño
de verla rota ?

¡Oh! tú no crees, como yo no creo,
que la divina mente creadora
quiera destruir lo que en deliquio sacro
la mano forja.

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Agua y sal

Cuando la sed la lengua paraliza
y el sol arroja chispas de su fragua,
toda la tierra en coro diviniza
la gota de agua.

Yo aplico el labio a la impregnada greda,
bebo con ansia convulsiva y larga;
y es la última gota -la que queda-
la gota amarga.

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