Bebo la oscuridad del incrédulo
del vaso de tu boca. Tomo por hueso
el beso, que es desnudo y es del muerto
el habla, y es del vivo adorno, es rulo,
verdad, afeite, máscara y desnudo.
Recibo del abrazo el rasgón.
Diccionario inventario
lista número preciso
cómputo de un idioma
que no podemos entender
Digo que no existe el olvido;
hay muerte y sombras de lo vivo,
hay naufragios y pálidos recuerdos,
hay miedo e imprudencia
y otra vez sombras y frío y piedra.
Querido Lobo:
Llego aquí después de cruzar el mar abierto del bosque,
el mar vegetal que habitas,
el abierto de ira en la oscuridad y la luz que lo cruza
a hurtadillas,
en su densa, inhabitable noche de aullidos que impera
incluso de día o en el silencio
mar de resmas de hojas
que caen y caen y crecen y brotan, todo al mismo tiempo,
de yerbas entrelazadas,
de mareas de pájaros,
de oleadas de animales ocultos.
Vivimos como de prestado
vivimos como sin querer
vivimos en vilo y nuestro destino es la espera
vivimos fatigados de tanto sinvivir
Huí, es cierto.
Huir es un naufragio,
un mar en el que buscas tu rostro, inútilmente,
hasta convertirte en náufrago de sal,
cristal en el que brilla la nostalgia.
El hilo olvida,
pierde la memoria que le dicta la postura de sus hilazas y se descompone.
No sabe cómo curvarse para tener la forma del carrete.
El hilo se deshila y entra, indócil, como traspasando
el filo de un grueso cuchillo, en la sabana densa,
en las guías de las hojas del guayabo, en el tallo tranquilo
que se convierte en raíz sin subordinarse, silencioso
y tenaz hasta alcanzar la caña, hasta ser la húmeda tierra.
Aturdidos de tanto saber
y de no entender nada
las cenizas de la memoria
se esparcen en el aire
Una cucharada más de polvo,
tan sólo otra cucharada de nostalgia.
Abre la boca, niña, come y calla.
Cruel alimento es la nostalgia,
naufragio desolado de la vida,
espejo injusto e insaciable.
Allá va la hierba que creció sin tocar tierra.
Va la que no conoció el lodo ni el seco craquelar sin lluvia.
Pasa en flor,
sobre la ráfaga.
Pasa silbante.
Blandida o aventada como arma o herramienta.
No sabe pesar porque nunca ha pesado.
Estas ruinas que una vez fueron carne y voz
están hoy abandonadas a nuestro cuidado
somos los responsables de su eternidad
Después de cocinar el adobe
llegó la alegría de los muros
y el aliento de las ventanas
caía la tarde
como por la cuchara resbala la miel
atardecía despacio
dándonos tiempo para entender la noche
descendían las horas
en la desnudez del aire
el viento aromaba las sombras
caída la tarde
el miedo no tenía nombre
1
Trato de oscurecer con mi sombra la tierra del exilio, mi
tierra, ocultarme a la memoria vacía.
No tengo origen.
Formo con mis hermanas un muro inabordable.
Nos cegamos a la tierra que alarga el día de luminoso júbilo,
a sus ojos brillantes donde brotan ciruelas jugosas
y dulces, los animales cálidos y huidizos;
al día de paredes traslúcidas, de corrales abiertos y campos
poseídos por el secreto que han murmurado las semillas al abrirse
He llegado al término de mi sombra: el día tiene abiertos los
muslos y se entrega al gozo insaciable de los hombres.
El fuego,
otra vez fuego,
el fuego junto a la lumbre,
en el piso,
subiendo por los sillones,
cruzando las ventanas,
y tras él el fuego,
solamente el fuego.
El fuego otra vez,
¿No lo ven?
Tu cuerpo pulsado por sí mismo
es en mis oídos viento claro y fresco,
sonido límpido del cobre y del aliento:
eres tus labios rezumantes de lima,
eres tus ojos recubiertos de bruma,
eres tu mano fina ciñéndose cierva:
porque en ti anida el mar, eres su guía,
y de ti la más torpe raíz bebe su espina:
porque tú eres el viento
y eres también la boca virgen
que muchos metros ocultan.
En el puerto, un bosque de containers reemplaza a las gaviotas,
y los perros husmeando en los basureros,
a los osos, atados a una cuerda,
bailando al tambor también esclavo.
¿Dónde están las prostitutas que los marinos buscan,
las meretrices de espaldas desnudas, balanceando sus cabellos teñidos?
En torno de una mesa de cantina,
una noche de invierno,
regocijadamente departían
seis alegres bohemios.
Los ecos de sus risas escapaban
y de aquel barrio quieto
iban a interrumpir el imponente
y profundo silencio.
El humo de olorosos cigarrillos
en espirales se elevaba al cielo,
simbolizando al resolverse en nada,
la vida de los sueños.
¡Hora de bendición, hora de calma,
cuánto places al alma!
Los recuerdos de un bien desvanecido
ha largo tiempo ya, su faz doliente
levantan de los muros del olvido
y a reposarse vienen en mi frente.
Dulce, inocente, bella y amorosa,
sueño feliz de juvenil deseo,
entre las nubes de topacio y rosa
de mi primer amor la imagen veo.
Recuerdos de aquélla edad
de inocencia y de candor,
no turbéis la soledad
de mis noches de dolor:
pasad, pasad,
recuerdos de aquélla edad.
Mi prima era muy bonita,
y no sé por qué razón
al recordarla palpita
con violencia el corazón.
Al llegar a la página postrera
de la tragicomedia de mi vida,
vuelvo la vista al punto de partida
con el dolor de quien ya nada espera.
¡Cuánta noble ambición que fué quimera!
¡Cuánta bella ilusión desvanecida!
¡Sembrada está la senda recorrida
con las flores de aquella primavera!
Si a veces silencioso y pensativo
a tu lado me ves, querida mía,
es porque hallo en tus ojos la armonía
de un lenguaje tan dulce y expresivo.
Y eres tan mía entonces, que me privo
hasta oír tu voz, porque creería
que rompiendo el silencio, desunía
mi ser del tuyo, cuando en tu alma vivo.
El ojo vigila y comparte el conjuro
de las seminales trompas
esculpidas en la frontera:
La difama
Contra el diáfano suspiro
el monte la monta
montándola la flamea:
A media asta percal
Marcial lamento de las horas
transito por un rostro
sin marcas ni pliegues
simulando tus labios
ese gesto
Los ojos vueltos
en el viento escrito: Ondas
La mar pues bramando: Llama
al ojo que le sonríe
por el ojo que dice
al otro ojo
porque los ojos fueron sacados
mamita
para que nunca vieran
1
La química sirve para todo,
hasta para borrar manchas históricas
2
Si Dios me dice ¡Hola!
Yo le contesto:
¿Y dónde estabas tú,
antes que el infierno lo devorara todo
dándose un opíparo festín?
Desnuda la maldecida
nosotros sangrante vulva: Mueca
Mimética la rojita
se acerca
sangrantecercadalasangran
Eran hartos
me lo hicieron
me amarraron
me hicieron cruces
y bramaban
como la ma
De dónde esta mueca
Esta boca este rostro
Esta máscara este abrigo
De dónde esta locura
De acompañarte por las noches
Con este negro y este rojo
Esta bufanda que es una bufonada
Y esta vitrina que devuelve esta pirueta
Esta artesanal pinta hecha a la medida.
Piel que pora no podría ser otra piel de durazno negro;
pigmento oscuro no otro, más que oscuro, no otro.
Crin sufroso el sayo que lo cubre y tizna,
si aquél blanco horadara negro piel, o la negrura espesa
el corazón tensara rojo piel blanca y por blanca virgínea,
verrugosa la oruga sedara el silencio de aquél vellocino.
Mi carne para su goce
Mi orgullo para su látigo
Mi protesta para su cárcel
Mi infierno para su edén
Mi amuleto para su suerte
Mi locura para sus sueños
Mi muerte para su vida
Venid a verme como sufro
Venid a verme los malditos
Los gusanos abren sus mandíbulas
Esparcen mi cuerpo y yo gozo
Las luces llameantes del sol
Entreabren sus rayos los labios
Vertiendo el calor sobre mi cuerpo
Dejándolo vivir ardiéndolo de a poco
Venid a ver este arder.
Alguno que otro día
me amanece el deseo de invitarte un café,
de abrazarme a la certeza
con la que me nombraste para siempre.
Quiero escuchar como respira en vos el universo
y descubrirme en el milagro sin edad de tus pupilas.
Raso amarillo a cambio de mi vida.
Los bordados doseles, la nevada
palidez de las sedas. Amarillos
y azules y rosados terciopelos y tules,
y ocultos por las telas recamadas,
plata, jade y sutil marquetería.
Fuera breve vivir. Fuera una sombra
o una fugaz constelación alada.
Esta dama ironiza
en las implicaciones de su beso.
Huella el patio de armas con el Príncipe Azul,
y al ingeniar fruición
lo escuchamos croar en su inquieto regazo.
Y si ella es portadora del hechizo,
¿dónde hallar escarpín para su zarpa?
¿Qué no me encuentras?
¡Si es que no me has buscado!
Búscame tras tu sombra
o en las retinas de tus ojos claros.
Búscame entre tus dedos
o en tu boca de sándalo.
Yo soy un soplo vivo
a tu vida arraigado.
Durante muchos años la casa se asentó en tierra firme
estrechándola bajo su peso, y creció con ella,
y la tierra cuarteada en estío por el desplome de sus
músicas
miraba entre torrentes de luz derramarse las fuentes;
así al mirarla desde lejos surgía en la memoria
el despliegue de las horas pasadas, la sucesión
de las habitaciones y los objetos con su historia.