¿Cómo se rompió, de pronto,
el puente que nos unía
al deseo por un lado
y por el otro a la dicha?
¿Y cómo en la mitad del puente
que a pedazos se caía
tu alma rodó al torrente
y al cielo subió la mía?
¿Cómo se rompió, de pronto,
el puente que nos unía
al deseo por un lado
y por el otro a la dicha?
¿Y cómo en la mitad del puente
que a pedazos se caía
tu alma rodó al torrente
y al cielo subió la mía?
La primavera de la aldea
bajó esta tarde a la ciudad,
con su cara de niña fea
y su vestido de percal.
Traía nidos en las manos
y le temblaba el corazón
como en los últimos manzanos
el trino del primer gorrión.
No nos diremos nada. Cerraremos las puertas.
Deshojaremos rosas sobre el lecho vacío
y besaré, en el hueco de tus manos abiertas.
la dulzura del mundo, que se va, como un río…
Tarde se descubre la primera arruga.
Tarde, demasiado tarde,
cuando demasiado es un don en lo fugaz.
Tarde es en la nuca
de quien se recuesta para morir profundo
sobre el pecho de su tumba.
los músicos del aire son las flores
que flotantes semejan señoritas
vestidas con un manto de pájaros
en el parque donde la gente el domingo
deambula soñando castillos de crispetas
y caminan como si viajaran
en alfombras de mariposas
para que los poetas se inspiren
mientras un caballo
sacude con el rabo
las moscas del aburrimiento
a veces dudo que pueda ver en technicolor
más bien
creo que el color no es más que una idea
y todo lo que veo
sufre mientras no sucede
una larga metamorfosis
el día menos pensado
la vida saldrá corriendo de mis ojos
y no podré alcanzarla
altar de luna
penetración cervical
visión envejecida por mis
ojos
la luz celebra tus ceremonias
en este cuarto en ruinas
un hombre
con un saco de agujas
destruye
el símbolo de la noche
se rebela
contra la eternidad inmóvil
de un dios oscuro
que sujeta su cuerpo
a un crucifijo
amuleto de gente descalza
y sonriente
tengo pesada la presencia
por eso espanto
dejo sentado al que fui
con la multitud que he sido
¿hasta cuándo se agotará mi ceniza?
a todos los que no se
angustian desde temprano
no comen en media hora
y piensan que la felicidad
es un trabajo estable
congratulaciones
dejaste únicamente nuestros
cuadros de mercurio
(que aún se mueven)
extraño las opacas tardes
que dedicamos a la violencia
tus discos de peter gabriel
y lunas lentas del jueves
me quedo deteniendo
estos cuadros de mercurio
(que aún se mueven)
el instante congelado
de voces extrañas
el siglo doloroso que habitamos
el ruido que anduvimos
noche rápida
donde olvidamos el sueño
pelearemos los objetos
arrebatados por los años breves
la palabra estará más sola que nunca
sábana del sereno agujereada
por la luz
junto a conchas y alacranes
tu alma me dará asilo
sin la contusión letal del
recuerdo
dejaremos la placa
conmemorativa de nuestra alegría
para los futuros coleópteros
inadaptados
que conspiran contra la
tristeza
malditos sean los lunes
con sus labios muertos
con sus devaluaciones y fragmentos
con el agua envenenada de tiempo
con la tierra estremeciéndonos los huesos
el lunes
es el día favorito de los acreedores y las plagas
perfecto para asesinar por dinero
para colgar de los buses
y subrayar los periódicos
la ciudad es un eterno lunes podrido
se vive para asolear la sangre
para ser regañado/atropellado/eliminado
me hice en el silencio
de horas junto a nadie
esperaba
no sé a quién
sólo esperaba
no decía nada
todo sucedía a mi alrededo
por la ciudad
caminan vacíos y solos
sin eso que hicieron existir
a fuerza de silencios rotos
para apoderarse de una promesa quieta
un pájaro muerto
un pez
una palabra capaz de cerrar
este libro doloroso
preso en una bomba de nylon
el olor de ciertos callejones húmedos
despierta en mi memoria viejas plegarias
sitios perforados por el tiempo y su lógica
la guerra y mi madre
la televisión respirando en la sala
y todos bebiendo café
como si nada ocurriera
también existe
eso otro
largas temporadas en el infierno
sin saber dónde
se encuentra
me encuentro
nos encontramos
y allí soy asesino
jesucristo
judas iscariote
todos aparentemente reales
un héroe son diez mil
soldados muertos
y una ballena hundida
tenemos derecho al pasado
(la traición es una opción innegable)
pero tener la cara cruzada
por la verdad
cubre de vergüenza los parques
el monumento es
simplemente
endurecer la muerte
frente a una carretera silenciosa
universo al negativo
que estalla en algún océano
o en una pupila que se refleja
en sí misma
estrella líquida
que bebe la noche inmensa
Con los frutos del enebro
y las hojas
prenderé, amada luz mía,
este crepúsculo
tus labios
en mis lóbregos labios de incienso.
E impuestas en tus ojos
mis manos serán fértiles
y será
la oscuridad un verso
de piedra
por la sangre acariciada.
Nada importa sino el signo,
el símbolo de lo inconcreto,
el nombre que te di a oscuras
contemplando el retorno de la miel.
Nada importa,
ciertamente, sino el limo
y el aceite del vocablo bien trazado
como un labio de aurora
hecho poro o línea.
Son los últimos días del invierno,
desapacibles.
La luz ilumina dolorosamente,
sin fuerza
las ventanas, el corazón,
las alfombras.
Y apenas ha caído lluvia en tus ojos
y en tu pelo
durante las últimas noches.
Y con tan poca cantidad de agua
recogida en el último otoño
y con tanta ausencia de luna
en los labios
quizás no sea fácil ¿Tú que crees?
que lleguen a tiempo las próximas caricias.
La cúpula dorada,
los portones de hierro,
arcángeles,
legiones.
Este intento
de vivir
la historia condenada.
No más tu piel,
ni piedra de templo,
ni grano que germina.
Nunca mármol tallado,
ni lápida de héroe;
sólo mosca en el ojo del asno,
ojo del tiempo,
vida en el cielo trazada.
Fui un viejo juglar, y conté historias.
Mi nombre os es indiferente.
Sólo dejo constancia de mi oficio
porque fue oficio quien dictó mis versos
no la pequeña vida que viví
ni su dolor ni su insignificancia:
ella murió conmigo y aquí yace,
desnuda como yo, bajo esta piedra.
DÉJAME ser el huésped de tu boca,
la lentitud con que el calor recorre tu desnudo.
Soy como el frío de una noche desierta,
pronto a buscar cobijo en los derrumbaderos
donde hace el nido la melancolía.
Hay tanto resplandor, la luna es tanta
que me deslumbras con la calidez
de tu silencio, y me sumerjo en ti.
Cada nuevo clima
es, al cabo,costumbre, y yo, extranjero.
El día ha caducado
y va a empezar la oscuridad.
Déjame que me oculte junto a ti,
en el frondoso bosque de unos ojos
donde no cesa de llover.
Acurrucado entre sus matorrales,
aguardaré a que tu pasión me señale el camino.
DESCUBRIR los motivos de la aurora
es otra forma de pensarte,
asomado a la baranda del anochecer.
En cuanto a mí, no sé,
¿qué más puedo decirte?
Sólo que por tu causa
casi tuve el proyecto de durar.
APAGA las estrellas,
desconecta el sol.
Quiero adentrarme a tientas
por los acantilados de tu piel,
reconstruir sobre tu boca
las letras, una a una,
con que dar nombre al fuego,
a la locura de saber que he visto
el cielo tan de cerca, o no, tan mío
que mi país se llama medianoche.
Como quien bajo un árbol se guarece
de la lluvia. Y se cala. Y así la lluvia entra
lloviendo en el paisaje de su espíritu
y hace su carne lo existente: el mundo.
Luego, al lucir del sol, su pensamiento
en íntimo arcoiris lo deslumbra
más poderoso que la luz de fuera,
y translúcido siente que le acosa
la realidad y la pasión, la vida.
Aquí, tranquilamente,
voy a decirte una palabra,
la última palabra
donde quedó tu corazón antiguo…
Aquí, tranquilamente:
Dios era carne entonces
y tú lo recreabas en tu espíritu.
Ay, arrodíllate,
no volverás dos veces a ser niño.
Acodada en la barra o la terraza.
me miro desde lejos como dicen
que se miran los que han estado muertos:
un fulgor en el vaso
me resume lo helado de los años.
Vértigo de un rodaje discontinuo,
fotogramas vacíos que huyen.
Enero. Sus últimas
estancias. El sol
está más alto.
Alguna lagartija asoma
entre los setos.
Brotan ya los narcisos
con la misma pasión que un día
sentí sobre mi cuerpo.
Respiro hondo. Rejuvenezco
un poco y siento
-qué contradicción dulce-
que envejezco.
Ganar, abrir, cerrar,
perder. Hoy el encuentro
feliz. Mañana la despedida.
Todo es lo mismo
y contrario. Como la luna
y el día. Todo de luz y de
sombra. Como una noche
muy llena y una casa
tan vacía.
Ven, muerte, tan escondida,
que no te sienta conmigo,
porqu´el gozo de contigo
no me torne a dar la vida.
Ven como rayo que hiere,
que hasta que ha herido
no se siente su ruydo,
por mejor herir do quiere:
assí sea tu venida;
si no, desde aquí me obligo
que el gozo que auré contigo
me dará de nueuo vida.
¿Soy mala?
¿te lastimo?
¿Rompo tus sueños
me monto en tu espalda
juego sucio
miento y olvido?
qué buscas
¿martirio?
No eres corazón
digno de este alta
La mujer
atrapada
en el espejo
hurga en la sombra
buscando
la punta
del destino perdido
Soy lapidaria
(ante todo)
con pecados
dudas
contradicciones
quiero tirar
la primera piedra
Cercano a la caducidad.
Al leño reseco de un altar olvidado.
Al secreto que quiere abolir
la intimidad en lo más viviente.
Y lo más joven, que hería,
es lo que vibra ahora con la especie alegría
cuando avanzás;
la verdadera juventud
entre los verdaderos árboles.
¡Cómo brilla en tus ojos
el brillo de tu casi niñez!
¡Cómo sumerjo en ellos
-azulceleste iridiscente-
mis años saturados de gris!
y salgo envuelto
en azulceleste.
Pobrecita la luna,
hollada y desolada:
vestal del abismo
ultrajada.
Pobrecita la luna,
doncella mancillada
en su lecho de noche.
Pobrecita la luna
ultrajada, hollada, mancillada,
abandonada.
¿Cómo ignorar, al fin,
los avisos del día,
el genio especular del día
al trazar nuestro fiel retrato
de nada o nadie,
si el frío de esta mar al juntar noche
tiene lugar para nosotros, viene
como mano de sombra al corazón,
atraviesa la destrucción que fuimos,
que nunca hemos dejado de ser?
El tacto y llama de aquel
instante, hoja de nieve
entre mis dedos,
corte y quemadura sobre
la piel. Transcurren los días
y esta herida no cierra. A menudo
vuelve el frío o imagino que vuelve,
y una voz nace al contacto.
Eres de agua
En ti
la claridad
a golpe de sí misma
se oscurece
De agua
Lo supe siempre
Eres de agua
Profunda
Transparente.
Del repecho más alto del acantilado que fue
se despeñó hasta el fondo de sí mismo.
Tardó toda su vida cayendo.
Ya llegó.
lo poco que he vivido
me ha hecho perder
demasiado tiempo
Después te dormirás
Bajo tus ojos se dormirá el sueño
La piel no duerme nunca
Me mantiene despierto
Por eso no quiero ver tus labios
en silencio
dormidos
Quisiera despertarte
Traspasar la delgada película del sueño
Habla
Que todo viva
No quiero más este apagado grito.
no es que los poetas mientan
es que los mentirosos
quieren hacer poesía
Busco en vano la puerta: no hay umbrales
todo el suelo y lugar donde solía
jugar conmigo mismo a juegos tales
que no me atrevo a recordar hoy día.
Golpeo el suelo con el puño, fuerte
y se abre un hoyo cuyo nombre es muerte.